una agenda ignorada

Imagen: Luiz Armando Bagolin
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por ALICIA ITANI*

El cambio de rumbo del estado norteamericano no cambia su posición en el poder de dominación sobre los países del sur

El 20 de enero de 2021, el representante de Fiocruz anunció que no tendríamos la vacuna de China o India. La noticia conmocionó a una comunidad. Al mismo tiempo, el evento de la toma de posesión de Biden como presidente de los Estados Unidos fue mostrado en los principales medios de comunicación. La declaración del representante de Fiocruz no tuvo repercusiones. Los medios diplomáticos no estaban debidamente habilitados para la llegada de insumos para la vacuna que había iniciado este domingo 17 de enero en el país.

Los grandes medios de comunicación se adelantaron con las imágenes de la toma de posesión de Biden, con derecho a un concierto de Lady Gaga y el espectáculo de la diversidad de origen de Kamala Harris, jamaicana e india. Los motivos de los medios son claros. Interceptando las mentes de los brasileños. Imágenes de lo que podría representar diferencias con su antecesor se afianzaron en parte de la mente de los habitantes del sur global.

Se puede justificar que el comunicado de la Fiocruz no tuvo la debida repercusión, ya que no todo lo puede solucionar la vacuna contra el COVID-19. Es necesario mantener la atención de la salud de las poblaciones. Y más. Las políticas públicas tienen que mejorar mucho en este país, desde los programas de atención a diferentes grupos, hasta el cuidado de los territorios y los programas de incentivos a la renta de las poblaciones. Estas políticas estarían también en cambiar las formas existentes de producción y consumo, que incluyen permisos para ocupaciones ilegales y deforestación. Y, sin olvidar los programas de estímulo a la producción y distribución de alimentos, y que estos estén dentro de los programas de control para que se lleven a la mesa productos sanos y frescos. Y, programas de promoción y atención que permitan que haya poblaciones sanas que puedan enfrentar esta como otras pandemias. Y también pasa por un programa nacional para que la población en su conjunto pueda estar asegurada por un sistema para controlar la propagación del virus en los territorios. Como es el caso de muchos países que han logrado contener esta pandemia.

Del mismo modo, el cambio de rumbo del Estado norteamericano no cambia significativamente su posición en el poder de dominación sobre los países del sur. Se puede recurrir a un dicho popular, no muy correcto, de que no hay gran avance entre un pato y una oca. Las perspectivas de que las grandes corporaciones, así como los grandes inversionistas, continúen invirtiendo en los territorios del sur para la extracción de recursos naturales no deberían cambiar mucho. Esto significa una extracción de recursos naturales, con medidas de guerra, con la expropiación de los pueblos tradicionales de sus territorios y la explosión de sus medios de vida. Las víctimas son poblaciones con nombres y formas de vida que no son consideradas como poblaciones lixiviadas por el poder corrosivo de la mercantilización, con sofisticadas maquinarias de violencia a gran escala, como viene ocurriendo desde hace cinco siglos, como analizan Galeano (1971) y Aráoz. (2014) . Las tecnologías, modalidades y dispositivos actuales continúan haciendo que esta violencia no se configure como tal. La destrucción de territorios, como la violencia a escala industrial, todavía se considera una catástrofe natural. Las víctimas, poblaciones trabajadoras, utilizadas intensiva y extensivamente, serán consideradas incompetentes, porque forman parte de poblaciones racializadas, clasificadas como “subdesarrolladas”, como analizan Furtado (1975) y Fernandes (1971), consideradas atrasadas y, por tanto, no no tienen nombres y culturas ya que no tienen historia. Representan solo un número borroso. Lesiones y enfermedades continúan siendo parte de los informes de consultoría como “no probadas”, y las certificaciones continúan validando la usurpación.

Los medios siguen siendo financiados por las corporaciones para naturalizar la violencia de la guerra a la que están sometidos los países del sur, así como para colonizar el pensamiento.

Y, la fortaleza del mercado financiero en los estados de los países del sur también será tan importante como lo que se ha venido desarrollando en las medidas económicas. Sin olvidar ese mercado financiero, mayoritariamente de capital internacional, que fue la base de apoyo para que Biden resultara electo. No se esperan milagros así.

Las expectativas con respecto a este cambio no merecerían la atención que podría representar para la población estadounidense.

Es un hecho que el público quiere aplaudir, quiere ser feliz como decía Gonzaguinha. En medio de los números de la pandemia que agobia la cotidianidad de los hogares, el espectáculo de inauguración puede ser una posibilidad de escapar de lo que oprime la luz del día. Pero, el berimbau sigue sonando y la capoeira que es buena no se cae y llega a pelear. La producción de vida, que está siempre en la memoria del cuerpo, requiere siempre el sonido del berimbau.

Alicia Itani es profesor de sociología en el Departamento de Educación de la Unesp-Rio Claro.

Referencias


Aráoz, HM (2014). Potosí, el origen: genealogía de la minería contemporánea. Buenos Aires: Mardulce.

Fernández, F. (1973/1981). Capitalismo dependiente y clases sociales en América Latina. Sao Paulo: Zahar.

Furtado, C. (1975). La hegemonía de Estados Unidos y el subdesarrollo de América Latina. Río de Janeiro: Civilización Brasileña.

Galeano, E. (1971/2010). Las venas abiertas de América Latina. Porto Alegre: L&PM.

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