por JEAN PIERRE CHAUVIN*
La rudeza de la clase media y el embrutecimiento del pueblo
“Dans la langue, donc, servilité et pouvoir se confondent inéluctablement” (Roland Barthes, lección)
Este sábado, media tarde. Un profesor decide tomar su segundo café del día. Ponte la ropa más cómoda, calza tus tenis y dirígete a una de las pocas librerías que quedan en la ciudad. Al llegar allí, se da cuenta de que el plan inicial se ve frustrado: la sección reservada para el café ha sido tomada por un bolsillo gimnasio.
Nada que hacer más que aprovechar el viaje al recinto para mirar libros. Las voces continúan, intercalando el informe del orador y las réplicas del auditorio. Afortunadamente, la caminata no fue en vano: en uno de los estantes, en el tercer o cuarto nicho de la tienda, se encuentra el libro de Andrea Cavalletti, clase, traducido en 2022: “Tal vez esté en oferta”.
El sujeto va al cajero para confirmar el monto. A mitad de camino, al notar que hay una persona en el mostrador estrecho, decide inspeccionar nuevamente el estante de literatura brasileña. Feliz decisión, que evita presenciar más de cerca la forma escandalosa y violenta con que el cliente se dirige a la joven que tantas horas ha estado parada allí en el papel de escuchar, informar y recibir.
En cierto momento, la consumidora eleva aún más la voz: “¡Vi en internet que esta tienda tenía el libro!”. Como cajero, el encargado intenta argumentar que el sitio podría ser de la librería principal... Es inútil. La persona parece haberse ido de casa solo para ejercer el superpoder de consumo. "¡Eso es un absurdo!".
El maestro decide ir al cajero de todos modos. "Paciencia. Quién sabe, tal vez acelere la partida de esa persona inconveniente…”. Como era de esperar, la clienta se había ido enfadada, como había llegado. Cuando le toca el turno, el sujeto observa que debe ser difícil tratar con “gente tan nerviosa”. La niña y su colega insinúan que lo son, pero contienen alguna que otra protesta.
El sujeto imagina que los empleados de las tiendas están acostumbrados a “lidiar” con la rudeza de la clase media paulista: ¿un síntoma de histeria? deseo de mando? manera perversa de distinguirse socialmente?
Como de costumbre, el profesor trata a la muchacha con la cordialidad que se merece; ella le dice que tiene derecho al descuento. Va a otro cajero, donde el chico debita el monto adeudado. Ambos guardan silencio, lo que le lleva a plantearse cuánto cuesta contener la respuesta que merecen determinados clientes.
Deja el café. Tal vez sea hora de volver a casa.
A media cuadra, da paso a una persona, que no agradece la cortesía; veinte metros más adelante, casi lo atropella un transeúnte en ropa de gimnasia, que podría aparecer en el décimo episodio de la franquicia Veloces y Furiosos.
Volviendo al castillo de cincuenta metros cuadrados, el cronista se preguntará, una vez más, qué explica el embrutecimiento del pueblo.
*Jean Pierre Chauvin Profesor de Cultura y Literatura Brasileña en la Facultad de Comunicación y Artes de la USP. Autor, entre otros libros de Siete discursos: ensayos sobre tipologías discursivas.
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