¿Un balneario en Gaza?

Franja de Gaza/Reproducción del telegrama
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por GÉNERO TARSO*

Un balneario en Gaza es un monumento criminal a la democracia y la libertad, que sólo podría ser concebido por quienes hacen de la necrofilia un deporte de alto rendimiento.

1.

El gran poeta norteamericano Walt Whitman cuenta la historia de cómo, desde 1862 y “sin descanso” hasta 1865, visitó a los enfermos y heridos en los campos de batalla de la Guerra Civil, siguiendo de cerca la barbarie, la cobardía y, sobre todo, el heroísmo de los hombres y mujeres comunes que lucharon, murieron y sobrevivieron, en la construcción de la nación que luego se convertiría en un poderoso país colonial-imperial, un hito en la escena política y militar del mundo, hasta nuestros días, con su impresionante fuerza derramada sobre el mundo durante los dos últimos siglos.

En un episodio narrado en una crónica,[ 1 ] Walt Whitman relata que el 27 de marzo de 1865, el sargento Calvin Harlowe, del 29º Regimiento de Massachusetts, fue protagonista de “un ejemplo singular de heroísmo y muerte” (…) “Digo heroísmo” – escribe Walt Whitman – “¡de la vieja y grandiosa estampa!” Con tan sólo 22 años, Harlowe se enfrentó a la elección de decir las palabras “me rindo” a sus captores confederados o morir, como ejemplo para los demás prisioneros, también soldados de la Unión.

Harlowe era “demasiado grande de mente” para pronunciar las palabras “me rindo”, y por eso pronunció sus últimas palabras heroicas ante el oficial confederado, que una vez más le reprochaba no rendirse y alentaba así a sus soldados a resistir: “Nunca mientras viva”, dijo Harlowe, disparando a su enemigo, que respondió al fuego. Y ambos cayeron. Ambos murieron. Walt Whitman dijo que este episodio marcó su vida para siempre y generó sus conceptos y emociones sobre cualquier Guerra y que, cuando pensaba en ellos, “veía la figura del joven Calvin Harlowe, en medio de la noche, negándose a rendirse”.

“Mi amor, ellos están en marcha: cabezas hacia adelante, ojos desorbitados, el resplandor rojo de las ciudades en llamas (…) / cultivos pisoteados, huellas interminables y gente masacrada (…). Amor mío, a veces perdí mi libertad, mi pan y a ti / pero nunca mi fe en los días por venir / surgiendo de la oscuridad, los gritos y el hambre / llamando a nuestra puerta con las manos llenas de sol.” Es un poema desde la prisión, del gran poeta turco Nazim Hikmet, un revolucionario que pasó la mayor parte de su vida en las cárceles de la Turquía dictatorial.

¿No volverán jamás hombres como Harlowe y Nazim Hikmet, mujeres como Rosa Luxemburg, como Sophie Scholl –una joven estudiante de la resistencia fusilada por los nazis–, como Olga Benário? De esto está seguro Donald Trump, con su arrogancia visceral, característica de los seres humanos para quienes “todo lo humano es profundamente ajeno” y que prepara, con sus palabras y sus armas, un Holocausto general de la Humanidad, que todavía lucha valientemente por sobrevivir.

2.

Está surgiendo un nuevo período en el mismo orden mundial. Aún no se sabe si se trata de un cambio que viene de la esencia o si es una apariencia que aún no ha definido su destino. La poca importancia de la Unión Europea, los movimientos cautelosos de China, y aquí, las respuestas de México, Canadá y Colombia, así como las inteligentes precauciones de Brasil, configuran en las Américas los polos de confrontación democrática en el Continente, contra el totalitarismo “trumpista”. Estos países están pisando un terreno fértil para intentar protegerse del neofascismo naranja que asola al mundo.

Donald Trump está organizando un “golpe de Estado” progresista contra los protocolos de coexistencia imperial-colonial de la segunda mitad del siglo XX, que alcanzará su apogeo en 2025: es la combinación del neoliberalismo, que declina las funciones públicas del Estado, con la depreciación de la crisis climática, integrada con la defensa del negacionismo de la salud, lo que crea una nueva “situación revolucionaria”. Esta vez, sin embargo, para dar lugar a una “contrarrevolución fascista”, que vincula a lo peor de las élites empresariales con las clases altas rentistas y a estas con los excluidos de todo tipo, asombrados por la impotencia de la República para superar sus crisis.

Esta impotencia se está superando parcialmente aquí en Brasil. Sólo en parte es cierto, no sólo porque tenemos un gobierno legitimado por un proceso electoral complejo que eligió un cuadro político que sabe lidiar con situaciones extremas de la política, sino también porque la mayoría de la sociedad brasileña apoya la democracia y confía en Lula. Y lo hace porque sabe, sobre todo, que es un hombre del juego democrático y que defiende los derechos de los excluidos y oprimidos, sin olvidar a los demás sectores sociales que también hacen que Brasil funcione y crezca. Sin embargo, en los estrechos pasillos de la historia, docenas de “Trump” contemplan sonrientes la crisis de la democracia liberal.

El increíble discurso de Donald Trump, cuando dijo que podía entrar en Gaza y que el ideal para la región –después de desarraigar a dos millones de palestinos y llevarlos a Egipto y Jordania– sería transformarla en una Riviera, es el anuncio de una fase que, si prospera, nos conducirá a la más profunda oscuridad. La declaración del presidente norteamericano no es sólo una burla y una improvisación, sino sobre todo un proceso de naturalización de la barbarie para que podamos –pronto– desear que todo lo que sea un poco menos de lo que es, sea ya un retorno a la civilización.

Donald Trump es ya el fin de la distopía como concepto y el comienzo de un nuevo tipo de barbarie, después de este conjunto de siglos que empieza con el Renacimiento y llega hasta las Revoluciones francesa y americana, para devorarlas por completo. Sólo el espíritu de héroes, como el del soldado Harlowe, y la valentía de muchos poetas, como Nazim Hikmet, nos salvarán del destino que promete Donald Trump con un balneario en Gaza: una tumba criminal, monumento a la democracia y a la libertad, que sólo podrían concebir quienes hacen de la necrofilia un deporte de alto rendimiento y convierten a la humanidad en un espacio para la disposición de sus deseos más perversos y asesinos.

* Tarso en ley fue gobernador del estado de Rio Grande do Sul, alcalde de Porto Alegre, ministro de Justicia, ministro de Educación y ministro de Relaciones Institucionales de Brasil. Autor, entre otros libros, de utopía posible (Arte y Artesanía). Elhttps://amzn.to/3DfPdhF]

Nota


[1] Walt Whitman. Días ejemplares. Buenos Aires, Corregidor, 2013.


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