Trabajadores bajo el capitalismo vigilado

Imagen: Thomas Windisch
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por FERNANDO NOGUEIRA DE COSTA*

Algoritmos monitorean a los trabajadores digitales a través de tecnologías basadas en la recolección y análisis de datos

En las líneas de montaje de automóviles con robótica todavía hay trabajadores, pero en menor número y con funciones cambiadas. Normalmente realizan tareas de supervisión, mantenimiento, control de calidad y ajuste técnico. Además, hay operadores especializados e ingenieros con educación superior, responsables de programar, monitorear y gestionar la automatización, que reciben salarios más altos. La automatización ha reducido la cantidad de trabajo manual repetitivo pero ha aumentado la demanda de habilidades técnicas y conocimientos específicos.

En la era digital, la remuneración por la prestación de servicios varía ampliamente. Adopta diferentes formas, según la naturaleza del trabajo y la relación entre contratista y proveedor.

Entre los principales modelos retributivos, también se encuentra el salario fijo según el modelo tradicional. Los trabajadores, por ejemplo, desarrolladores o analistas contratados por empresas, en sectores donde existe una relación laboral formal, como empresas de tecnología o servicios corporativos, tienen contratos formales con remuneración fija mensual. Ofrecen beneficios laborales dependiendo de la legislación del país).

Otra forma es la “remuneración por proyecto” (porcentual o fija), cuando los proveedores de servicios reciben una cantidad negociada por llevar a cabo un servicio o proyecto específico. Puede ser un porcentaje del presupuesto, es decir, una porción proporcional al costo total del proyecto.

El valor fijo se establece en función de la complejidad y el alcance. Este tipo de remuneración basada en proyectos es popular en profesiones autónomas o freelance en diseño, programación, consultoría, dirección de vídeos publicitarios, etc. por ejemplo, un diseñador gráfico cobra el 10% del presupuesto por una campaña publicitaria.

Otra modalidad es el pago por hora o tarea, común en plataformas digitales o en contratos temporales. La remuneración se calcula en función del número de horas trabajadas o del número de tareas realizadas. Por ejemplo, los desarrolladores cobran por hora o los traductores cobran por palabra traducida.

También existe el “modelo de suscripción” o anticipo. Los proveedores reciben una cantidad periódica fija (mensual, trimestral) para brindar servicios continuos.

La relación es menos formal que el empleo tradicional, pero ofrece estabilidad para ambas partes. Este es el caso de un marketing digital contratado mediante suscripción para gestionar redes sociales.

Otra modalidad es el pago en función de resultados o comisiones. La remuneración está directamente ligada a los resultados obtenidos, como ventas, leads. o metas alcanzadas.

Es común en sectores como ventas, marketing de afiliados o gestión de publicidad digital. Por ejemplo, un administrador de tráfico pago recibe el 15% de los ingresos generados por los anuncios.

La economía de plataformas (Gig Economy) utiliza trabajadores (conductores, repartidores, autónomos) remunerados por los servicios prestados, sin relación laboral directa. Las plataformas digitales definen tarifas, que pueden incluir tarifas adicionales para momentos o regiones específicas. Este es el caso de los conductores de aplicaciones cuando ganan por carrera.

Finalmente, también existe la participación en los beneficios o equidad. Profesionales en startups o proyectos colaborativos reciben parte de los beneficios o acciones de la empresa a cambio de servicios. Por ejemplo, un programador acepta equidad (participación accionaria) en lugar del pago inmediato en un inicio emergentes

En la era digital, los modelos de remuneración son flexibles y adaptables a las condiciones del mercado y la naturaleza del trabajo. Si bien en las grandes empresas aún predominan los empleos formales con salario fijo, la economía digital ha abierto espacio para formas alternativas, como el pago por proyecto, firma o resultados, ofreciendo más opciones a proveedores y contratistas.

En este nuevo mundo laboral hay una cuestión clave: los algoritmos monitorean a los trabajadores digitales a través de tecnologías basadas en la recolección y análisis de datos. Su objetivo es medir la productividad, el logro de objetivos y los estándares de comportamiento. Las formas más comunes incluyen:

Las plataformas de trabajo digitales como Uber, Amazon Mechanical Turk y Upwork monitorean a los trabajadores en tiempo real registrando sus actividades (tiempo en línea, clics, entregas o tareas realizadas) y la geolocalización (seguimiento de ruta y ubicación) como en el caso de conductores o repartidores. Las tasas de aceptación/rechazo se utilizan para realizar un seguimiento de las tareas aceptadas o rechazadas.

Hay software seguimiento empresarial. Las empresas utilizan herramientas como Time Doctor, Hubstaff o Teramind, capaces de monitorizar el uso del ordenador en capturas de pantalla, uso de aplicaciones e historial de navegación.

Comprueban el tiempo de inactividad, cuando hay periodos sin movimiento del ratón o del teclado. Evalúan las comunicaciones analizando correos electrónicos, mensajes y llamadas.

Ciertos sistemas utilizan algoritmos para evaluar a los trabajadores en función de métricas como las tasas de productividad, es decir, el número de tareas o entregas completadas. Tenga en cuenta también el realimentación del cliente con valoraciones y comentarios.

Los datos se utilizan para predecir el rendimiento o incluso el riesgo de rotación. Es una conducta predictiva y/o preventiva.

Además del seguimiento algorítmico, otras prácticas de vigilancia en el trabajo digital incluyen la vigilancia biométrica con tecnologías de reconocimiento facial, la lectura de huellas dactilares y el seguimiento ocular para controlar el acceso a sistemas y equipos y monitorear la asistencia a reuniones o tareas.

La vigilancia también se realiza a través de dispositivos como cámaras, micrófonos y sensores instalados en ambientes de trabajo o equipos proporcionados por la empresa. Para complicar aún más las cosas, existe una autoevaluación obligatoria: a menudo se exige a los trabajadores que rellenen informes o reuniónes XNUMX:XNUMX o check-ins regulares Vigilancia algorítmica automática y complementaria.

Algunas empresas incluso monitorean perfiles públicos en redes sociales para evaluar el comportamiento u opiniones de sus trabajadores.

El capitalismo de vigilancia es un modelo económico en el que las empresas recopilan, procesan y venden grandes volúmenes de datos personales, a menudo sin el pleno consentimiento de los individuos. Esta práctica se basa en la explotación de los datos como principal recurso económico.

Las empresas recopilan información detallada de usuarios y trabajadores (comportamiento, preferencias, ubicación). Estos datos se analizan para predecir comportamientos e influir en decisiones, como el consumo o la productividad.

Los datos también se venden a anunciantes o se utilizan internamente para optimizar procesos y maximizar las ganancias. Ejemplos de prácticas en el capitalismo de vigilancia incluyen plataformas como Facebook e Instagram que monitorean las interacciones para ofrecer anuncios personalizados.

En las plataformas de trabajo, empresas como Uber utilizan los datos de conductores y pasajeros para ajustar tarifas y rutas. También existen dispositivos inteligentes como Alexa y Google Home: recopilan datos de los usuarios de forma continua.

Para los trabajadores digitales, el monitoreo constante crea sentimientos de vigilancia opresiva, presión y ansiedad. Las evaluaciones algorítmicas automatizadas dan lugar a recortes injustos o sanciones arbitrarias con relaciones laborales precarias y pérdida de privacidad. Los datos personales y de comportamiento a menudo se explotan sin transparencia.

Para la sociedad, las grandes empresas tienen un enorme poder sobre los datos y las decisiones sociales. Las comunidades marginadas están más expuestas a la explotación algorítmica. La manipulación de comportamientos y elecciones limita la libertad individual y reduce la autonomía de cada persona.

Los algoritmos y tecnologías de vigilancia han transformado radicalmente el trabajo digital, haciéndolo más monitoreado y controlado. Si bien estas herramientas prometen eficiencia, más bien plantean cuestiones éticas y críticas al capitalismo de vigilancia. Se basa en la explotación de datos con fines de lucro a expensas de la privacidad, la libertad y la dignidad de los trabajadores.

*Fernando Nogueira da Costa Es profesor titular del Instituto de Economía de la Unicamp. Autor, entre otros libros, de Brasil de los bancos (EDUSP). Elhttps://amzn.to/4dvKtBb]


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