Tina Modotti

Tina Modotti - Arte: Marcelo Guimarães Lima
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por ANDREA FRANCINE BATISTA & YURI MARTINS-FONTES*

Entrada del “Diccionario de marxismo en América”

Vida y praxis política

Assunta Adelaide Luigia Modotti Mondini, o Tina Modotti como se la conoció, nació en una familia de trabajadores italianos. Sus condiciones de vida la obligaron a trabajar con su madre, Assunta Mondini Modotti, como costurera en una fábrica desde temprana edad. Su padre, Giuseppe Saltarini Modotti, trabajaba como fabricante de bicicletas de bambú en un pequeño pueblo de Austria, pero en 1906 emigró a los Estados Unidos, en busca de trabajo, mientras la familia permanecía en Italia.

De niña, Tina estuvo cercana a las luchas sociales: su padrino de bautismo, Demétrio Canal, era miembro del círculo socialista de Udine; y su padre, como ella afirma, era un “socialista” y “un partidario acérrimo de las causas sindicales”, una vez la llevó a una movilización del 1 de mayo.

Conoció la fotografía con su tío Pietro Modotti, que tenía un pequeño estudio que visitaba con frecuencia. A la edad de 16 años, en 1913, viajó para encontrarse con su padre, que vivía en San Francisco (EE.UU.); aterrizó en el país, precisamente en un momento en que crecía la hostilidad hacia la migración italiana, declarándose estudiante y ajeno al movimiento anarquista. Giuseppe asumió el nombre de Joseph y trabajó en sociedad en un estudio fotográfico, mientras que Tina y su hermana Mercedez hacían trabajos de costura.

Encantada por el arte, Tina comenzó a asistir a teatros y exposiciones. Fue así como, en 1915, entabló una relación con el pintor y poeta Roubaix de L'Abrie Richey –conocido como Robo–, con quien se casaría. Se mudaron a Los Ángeles, donde actuó como actriz en obras de teatro, óperas y cine; su debut en la industria cinematográfica fue en la película el pelaje del tigre.

Con el paso de los años y la ajetreada vida artística, su relación con Robo entró en crisis. Fue cuando conoció al fotógrafo Edward Weston, con quien aprendería el arte de la fotografía, iniciando así su carrera en este ámbito. Tina y Weston construirían una relación cercana y duradera, tanto amorosa como laboral.

En 1921, Robo, por invitación de la Secretaría de Educación de México, se trasladó a ese país, llevándose las obras de Tina para montar una exposición. En febrero de 1922, iba a encontrarse con Robo, pero recibió la noticia de su muerte por viruela; luego se comprometió a completar la muestra que había iniciado, en la Academia Nacional de Bellas Artes, en la Ciudad de México. En marzo del mismo año muere su padre, lo que la obliga a regresar a Estados Unidos.

Poco tiempo después, en 1923, Tina y Weston deciden partir de Estados Unidos rumbo a México, emocionados por las posibilidades de encontrar allí un ambiente más propicio para desarrollar su creatividad artística e incluso su relación afectiva. Afincados en la capital del país, comenzaron a frecuentar los círculos de artistas socialistas, conociendo pronto al pintor muralista Diego Rivera (1886-1957). En 1924, Tina posó para Weston, en un ensayo fotográfico de desnudos -cuyas imágenes serían luego utilizadas por Rivera en alegorías de sus pinturas monumentales (en el edificio central del Secretario de Educación Pública, Ciudad de México).

Por esa época, Tina comenzó a trabajar en proyectos fotográficos, junto al mexicano Manuel Álvarez Bravo (1902-2002), además de contribuir a las campañas solidarias construidas por la Internacional Comunista (IC) -en las que actuó especialmente contra la condena de Nicola Sacco y Bartolomé Vanzetti (anarquistas italianos ejecutados en la silla eléctrica, en EE.UU.), y en el Comité en Defensa de Nicaragua (contra la invasión estadounidense).

En 1927, Weston decidió regresar definitivamente a los Estados Unidos; Tina se quedó en México. Ese mismo año se unió definitivamente al Partido Comunista Mexicano (PCM), colaborando con fotos y traducciones para su periódico. El Machete. Consideró la actividad política con gran seriedad y conciencia de sus responsabilidades. Comprometida con la lucha revolucionaria, su fotografía tomó una perspectiva de clase, documentando la vida cotidiana de los trabajadores, las luchas campesinas y las movilizaciones sociales. Se convirtió en la principal fotógrafa del Movimiento Muralista Mexicano, documentando obras de sus principales representantes -y también militantes socialistas: Diego Rivera (quien, a su vez, la retrataría en sus murales), José Clemente Orozco (1883-1949) y Xavier Guerrero (1896-1974). En su casa sostuvieron reuniones informales para discutir el papel del arte y la literatura en el proceso revolucionario.

Fue en ese contexto que, en 1928, conoció a su futuro compañero Júlio Mella (1903-1929), líder del Partido Comunista de Cuba, exiliado en México; la relación duraría hasta el asesinato del marxista, al año siguiente, por agentes del dictador cubano Gerardo Machado. En medio de las tensiones políticas que caracterizaron el período, Mella fue asesinado una noche de enero de 1929, mientras caminaba para encontrarse con Tina, luego de una reunión en la Sección Mexicana de Socorro Vermelho Internacional (SVI), una organización que apoyaba a perseguidos y presos políticos. , vinculado a IC. En medio del ambiente anticomunista de la época, además de las diferencias entre los propios comunistas, el asesinato implicó muchas especulaciones; los periódicos locales incluso acusaron a Tina de la muerte, pero pronto fue absuelta después de una investigación policial. Incluso ante el agotamiento emocional y político, ella seguiría con firmeza su militancia en el partido.

En 1929, Tina Modotti se involucra intensamente con la fotografía. En la Biblioteca Nacional realizó la “Primera Exposición Revolucionaria en México”. Al mismo tiempo, aumentaron las persecuciones anticomunistas, imponiendo la clandestinidad al PCM; la sede del partido y el diario El machete fueron cerrados y varios líderes expulsados ​​del país. Tina fue vigilada regularmente por la policía hasta que, en febrero de 1930, fue deportada. El gobierno de Mussolini intentó extraditarla a Italia, por subversiva, sin embargo, por acción del SVI, ella desembarcó en Alemania -justo en el momento en que se producía el ascenso del Partido Nazi y había una participación masiva de la población en mítines de Adolf Hitler. En Europa se dedicó a acciones en defensa de los presos políticos y realizó trabajos clandestinos para el CI, con el fin de contener el avance nazifascista. Tenía la intención de regresar a Italia, sin embargo, tras un reencuentro con el italiano Vittorio Vidalli, militante comunista que había conocido en México, se trasladó a Moscú (1931). Allí suspendió sus actividades fotográficas y se dedicó incansablemente a la labor de traducción en la sede soviética de Socorro Vermelho, para la que también escribió artículos.

Tina Modotti se convirtió entonces en una importante líder revolucionaria, comunista e internacionalista. Entabla relación con la alemana Clara Zetkin (1857-1933), líder socialista y feminista, y conoce a la comunista mexicana Concha Michel (1899-1990), quien se encontraba en Moscú, en 1932. En 1936, Tina (bajo el seudónimo María Pidal) y Vidalli (bajo el seudónimo Carlos Contreras) salió de Moscú para luchar en la Guerra Civil Española (1936-1939), apoyando la lucha antifascista. En el conflicto, Tina formó parte del batallón femenino, trabajando especialmente en misiones clandestinas y en hospitales, habiendo apoyado a luchadoras revolucionarias y víctimas de masacres. También trabajó con el médico comunista canadiense Henry Norman Bethune (1890-1939), uno de los primeros defensores de la medicina socializada (que luego contribuiría a la Ejército Rojo en China, participando en la Guerra Sino-Japonesa, desde 1938).

En 1937, Tina fue nominada por el SVI para participar en el II Congreso Internacional de Escritores por la Defensa de la Cultura, que tuvo lugar en Madrid (España). El evento tuvo lugar en plena Guerra Civil, y contó con el apoyo de la Alianza de Intelectuales Antifascistas. Entre los participantes, que, entre otros temas, abordaron el papel del escritor en la sociedad, estuvieron el chileno Pablo Neruda (1904-1973), el cubano Nicolás Guillén (1902-1989), la alemana María Osten (1908-1942) y la española Margarita Nelken Mansberger (1894-1968).

Con la derrota en la Guerra Civil, Tina pasó a ser, en 1939, la encargada de proporcionar asilo político a los refugiados. Se retiraron cientos de militantes a lo largo de la frontera entre Francia y España. Junto con Vidalli, regresó a México (bajo el seudónimo Carmen Ruíz Sánchez) y, a través de sus articulaciones políticas, logró obtener asilo en suelo mexicano para varios combatientes involucrados en el conflicto. A su regreso, colaboró ​​con la traducción de artículos para la Associação Antifascista Garibaldi; trató de no retomar sus antiguos contactos y trabajó mucho, aunque rara vez salía de la residencia donde vivía con Vidalli.

En enero de 1942, Tina y Vidalli fueron invitados a cenar en casa de Hannes Meyer, un arquitecto comunista suizo; allí pasaría entonces Tina sus últimos momentos acompañada de prosa y vino; Vidalli, informando de una cita en el diario El Popular, se había retirado poco antes; Tina, de madrugada, tomó un taxi rumbo a su casa, sin embargo, murió en el camino. Las causas de su muerte aún son inciertas (ya sea asesinato, suicidio o problemas de salud). Sin embargo, ante las especulaciones, el informe médico indicaba una congestión visceral generalizada y falla multiorgánica -que pudo haber sido causada por un infarto (recurrente en la familia Modotti), o por una intoxicación por una sustancia desconocida.

Tina fue enterrada al son de Internacional. Acompañado de lirios, militantes y líderes, su funeral llevó la hoz y el martillo entrelazados. Viviendo plenamente sus convicciones, su obra -tanto política como fotográfica- es un testimonio documental de las condiciones de la clase trabajadora mexicana y juega un papel importante en la difusión de los ideales socialistas en América Latina.

Aportes al marxismo

Tina Modotti fue ante todo activista comunista y fotógrafa, además de periodista, traductora y actriz. A través de sus composiciones fotográficas registró imágenes de la realidad cotidiana de los trabajadores. Ingresó a la PCM, donde trabajó en diarios como El Machete, y participó en el SVI, en apoyo a los perseguidos y presos políticos, actuando también en las brigadas de agitación del Partido Comunista Alemán y en la Guerra Civil Española.

Intensamente vívida, Tina Modotti no ha rehuido los desafíos de su tiempo. A través del fotoperiodismo, buscó converger estético e revolución. Su fotografía se posicionó como un instrumento ético de investigación social y batallas políticas. Documentó la cultura, los males y las luchas sociales. Aportó con la memoria visual de personalidades, militantes y dirigentes, así como acciones políticas y culturales de la época. A través de sus composiciones fotográficas articuló objetividad e subjetividad – en la búsqueda de la emancipación humana. Produjo fotografías que tienen un valor documental de la realidad social vivida –de la lucha de clases de su tiempo–, expresando en imágenes una relación intrínseca entre arte y política. Retrató la identidad y las luchas de los trabajadores, campesinos e indígenas en México; grabó murales mexicanos, difundió la perspectiva comunista de transformación social y pidió sensibilidad necesario para entender la vida social. Además, dio un énfasis fundamental a la mujer en su obra.

En una dirección similar al movimiento muralista mexicano, innovó en la fotografía, destacando las interfaces entre la estética de Marx y la lucha revolucionaria. Diego Rivera, en su artículo “Edward Weston y Tina Modotti” (1926), afirmó que Tina, su musa y compañera, produjo una fotografía de “sensibilidad maravillosa”, tanto a nivel “abstracto” como “intelectual”.

A Tina le resultó desagradable que su trabajo fotográfico fuera tratado como arte; argumentó que las fotografías deben producirse sin el uso de manipulaciones o efectos artificiales. Consideré la cámara herramienta, como el pincel es para el pintor. Entendió que la fotografía, en sus múltiples funciones, era un medio importante para registrar el presente. Sin ahondar en el debate sobre si la fotografía es o no arte, resaltó la importancia de distinguir los buen trabalho fotográfico, en el que se aceptan las limitaciones de la técnica fotográfica y se aprovechan todas las posibilidades que ofrece el medio; ya el mal trabajo sería aquella en la que se recurre a trucos para complacer ciertos gustos. Es un debate que impregna la relación entre arte y política, basado en una estética marxista, aunque el autor no utiliza esta terminología. La fotografía, como producto social, puede componer procesos de alienación y fetichismo, pero también puede expresar y evidenciar las contradicciones de la vida material de un momento histórico dado, contribuyendo a las conexiones y síntesis del proceso de toma de conciencia emancipadora.

Tina buscó relacionar, a través de la fotografía, elementos de la vida cotidiana con la lucha política, dándole a la noción de “arte” este significado específico. Pero, en cierto momento, su cámara se volvió insuficiente para enfrentar la dureza del ascenso nazi-fascista. En un cambio de rumbo, se enfocó en fortalecer a Socorro Vermelho, convirtiéndose en su líder. Creado en la década de 1920, el SVI operaba en dos formatos: como una organización de masas; y en la composición de comités, que actuaban en la asistencia jurídica y material de los presos y exiliados políticos. Estas acciones fueron fundamentales para salvar y preservar la vida de innumerables militantes que se habían convertido en perseguidos políticos, como los brasileños Laura Brandão (1891-1942) y Octávio Brandão (1896-1980), exiliados en la URSS en la década de 1930 (existen registros de la defensa de Tina a la Sección Soviética del SVI para reconocerlos como exiliados). Entre los líderes de esta organización estaban Clara Zetkin y la rusa Elena Stásova (1873-1966). Además de traducir artículos para periódicos vinculados al SVI, Tina también escribió sobre temas como: la reforma agraria mexicana y la situación de las viudas y los hijos frente al fascismo. Sus pocos artículos demarcan una posición antiimperialista y la perspectiva social comunista. También llevó a cabo tareas clandestinas, que fueron esenciales para la consolidación del movimiento comunista internacional.

Conoció al cineasta soviético Sergei Eisenstein (1898-1948), quien, a su vez, aseguró haber sido influenciado por las fotos de Tina y Weston (en su película “Que viva México!”, 1932). Convivió con Pablo Neruda, Frida Kahlo, Diego Rivera, Augusto César Sandino, Alexandra Kolontai (embajadora en México de 1925 a 1927), y con la revolucionaria española Isidora Dolores Ibárruri Gómez (conocida como La Pasionaria, famoso líder comunista).

Tina Modotti fue una mujer comunista, internacionalista y feminista que transgredió las costumbres de su época. En sus relaciones buscó la autonomía necesaria para mantener su compromiso y convicciones revolucionarias. Actuó entre la estética y la política, entre la libertad y el compromiso, y se definió como alguien que aspiraba a respetar todas las posibilidades que ofrece la existencia humana.

Comentar la obra

La obra escrita de Tina Modotti consta de textos escasos, artículos publicados en revistas y periódicos, así como correspondencia, entre los que comentamos algunos de los más destacados.

En marzo de 1930 escribe un artículo para la revista peruana amauta (n. 29) titulado “la contrarrevolución mexicana”, donde denuncia la persecución (arrestos y asesinatos) de los comunistas, y acusa a las autoridades del país de haber perdido cualquier “modestia” en su “sumisión a los capitalistas de Wall Street”, además de crear un “estado psicológico histérico-sentimental” en la opinión pública, inventando ficciones que van desde “complotaciones” hasta “planes terroristas”, pero que no son más que farsas destinadas a “complacer a los lectores de la prensa burguesa”, que aceptan “tonterías de todo tipo”, confundiendo “comunistas con terroristas”, y “antiimperialistas con fabricantes de bombas destinadas a matar presidentes en toda América Latina”. Poco después de esta publicación, Tina se exilió del país.

Su rol directo en la organización del SVI fue revelado en dos cartas a Manuel Álvarez Bravo (25 de marzo y 9 de julio de 1931), que pueden leerse en el portal de la Centro Internacional de las Artes de las Américas en el Museo de Bellas Artes (ICAA) de Houston (disponible: https://icaa.mfah.org). En este último, comenta el “suicidio” de una conocida común, a la que considera el “prototipo de la clase parásita (y por tanto decadente)”: una mujer sin “inquietudes materiales” que, por “inquietudes espirituales”, se convirtió en si “tan complicado hasta el punto de patológico”; una gran “tragedia”, pero no menor que la de los que “se suicidan por hambre”, como estaba ocurriendo en EE. . colectivo". Además, le cuenta que no podía dedicar tiempo a la fotografía ante el ritmo “bolchevique” del trabajo militante, y que se le había hecho imposible hacer las dos cosas, sobre todo cuando ambas eran tan importantes. De hecho, durante este período, rara vez utilizó la cámara, y siempre para fines muy específicos.

Como ponente de las secciones regionales del Secretaría del Caribe (Nueva York), y el Secretaría Sudamericana (Buenos Aires), se preocupó especialmente por leer correspondencia y reportajes, así como periódicos y materiales político-sindicales que le permitieran comprender la situación político-económica de los países, para luego establecer puentes con el SVI, traduciendo los contenidos a un lenguaje accesible, popular, para las publicaciones de la organización. Como ejemplo, podemos mencionar el artículo “Los niños y el Socorro Rojo”, publicado en Revista Alemana Red Help, en marzo de 1931.

Aún en este período, cuando era secretaria del Comité Antifascista del Caribe, escribió el folleto “El Socorro Rojo Internacional en los países de Sudamérica y el Caribe"(1933).

En el periodicoayuda", publicación editada por la Sección Española del SVI durante la Guerra Civil Española, Tina escribía artículos bajo el seudónimo carmen ruiz. En el texto “En defensa de nuestros niños” (Madrid, 3 de marzo de 1937), afirma que uno de los principales problemas a los que se enfrentaba el avance fascista era la cuestión de la “infancia”, tema que el SVI, por su espíritu humanitario , colocado como una de las tareas principales. Al fin y al cabo, después de cientos de muertos, ya no se trataba de recoger a los niños de los combatientes o evacuados, ni de organizar guarderías o de entregar ropa y comida, pues allí ya no había un lugar seguro. Ante ello, señala la necesidad de enviarlos al exterior, donde organizaciones antifascistas de todo el mundo les ofrecieron hospitalidad -desde comités especiales que recibían a hijos de combatientes o de caídos en defensa de la causa-, hasta que los conflictos se apaciguaran. resuelto. . Para ello, sería necesario realizar una amplia labor de publicidad y convencimiento de madres y padres, para que pudieran entender la propuesta.

La correspondencia de Tina con Weston es extensa y se ha recopilado en publicaciones como: Vita, arte e rivoluzione: carta a Edward Weston (1922-1931) [org. Valentina Agostinis] (Milán: Feltrinelli, 1994); Es Una mujer sin patria: las cartas de Tina Modotti a Edward Weston y otros papeles personales [org. Antonio Saborit] (Ciudad de México: Cal y Arena, 2001). Entre las cartas contenidas en las colecciones, hay una (25 de febrero de 1930) en la que Tina le dice a su pareja que fue acusada de haber participado en el intento de asesinato del presidente electo Pascual Ortiz Rubio, que resultó en su deportación, luego de haber pasó 13 días en la cárcel, bajo la acusación de ser “terrorista”.

La correspondencia de Tina expresa frecuentemente sus sentimientos, sus pensamientos en relación al arte, la vida, las relaciones y la lucha política. En una de estas cartas a Weston, fechada en 1926, afirma que siempre buscó respetar “las múltiples posibilidades del ser que está en todos nosotros”, frente al “trágico conflicto entre la vida, que cambia continuamente, y la forma, que lo fija inmutablemente”. En otra, del mismo año, escrita con motivo del cuarto aniversario de la muerte de Robo, afirma que, habiendo vuelto a sus viejas cosas, decidió que se quedaría sólo con las que tenían que ver con la fotografía, y que el resto de las cosas “concretas” que tanto amaba serían sometidas a una metamorfosis que las transformaría en “abstractas”, para poder tenerlas siempre en su corazón.

En cuanto a la fotografía, esta fue la actividad a la que Tina Modotti dedicó la mayor parte de su tiempo. hacer político. Sus primeros trabajos fotográficos, todavía bajo la influencia de los dibujos de Weston, se publicaron en la revista El Maestro Rural (México). Su obra visual se encuentra principalmente en el diario El machete, órgano oficial del Comité Central del PCM, y en Revista Costumbres Mexicanas, donde trabajó como editora y fotógrafa.

En este último, publicó el manifiesto “Sobre la fotografía” (Costumbres Mexicanas, No. 4, 1929) – texto disponible en el citado sitio web de la ICAA. En el ensayo destaca el papel de la fotografía como registro documental de una época, afirmando que, tal como se realiza en el momento presente, a partir de lo existente objetivamente frente a la cámara, la fotografía sería una forma perspicaz de registrar las manifestaciones de la vida real. Entiende que la sensibilidad y el conocimiento de las diferentes dimensiones de la realidad, junto con la comprensión de la posición que ocupamos en el proceso histórico, otorgan a la fotografía un lugar valioso en la producción social, a la que todos debemos contribuir. El manifiesto comienza señalando que el uso de las palabras “arte”, o “artística”, en relación con su obra fotográfica, le despertó una “impresión desagradable” por el “mal uso y abuso que se hace de ellas”. Si sus fotos eran consideradas diferentes a las producidas por otros fotógrafos -reflexiona- es porque buscaba “producir no arte, sino fotografías honestas, sin trucos ni manipulaciones, mientras que la mayoría de los fotógrafos siguen buscando 'efectos artísticos' o la imitación de otros”. medios de expresión gráfica". Acercándose a la reflexión de Rivera sobre el tema, considera que muchos en su tiempo aún no habían logrado aceptar las "manifestaciones de nuestra civilización mecánica", afirmando que, para él, el mérito de la fotografía es el de ser la "vía más elocuente y directa de registrar el tiempo presente”. Además, dice Tina, “no importa si la fotografía es arte o no”, sino “distinguir entre buena y mala fotografía”: por “buena” se debe entender aquella que “acepta todas las limitaciones inherentes a la técnica fotográfica y aprovecha todas las posibilidades y características que ofrece el medio”; por “mala fotografía”, se debe entender aquella que se toma con “una especie de complejo de inferioridad”, que no permite apreciar “lo que la fotografía tiene de propio, de suyo” –llevando a recurrir a “imitaciones”, “falsificaciones ”. La fotografía, dice Tina, “precisamente porque sólo puede producirse en el presente, ya partir de lo que existe objetivamente frente a la cámara”, se impone como “el medio más satisfactorio para registrar la vida objetiva en todas sus manifestaciones”; por tanto tiene un gran “valor documental”, al que, si se suma “sensibilidad” y “comprensión” del tema abordado”, además de, sobre todo, claridad en cuanto al “lugar” que tal imagen debe ocupar en el “ desarrollo histórico" - puede resultar en "algo digno de ocupar un lugar en la producción social, a la que todos debemos contribuir".

Como puede verse en estas reflexiones, la concepción estética marxista de Tina Modotti está atenta tanto al aspecto objetivo del acto de fotografiar (mientras registrar de la realidad), así como su aspecto sensible (la sensibilidad necesaria para ubicar el testimonio imaginístico en el contexto de la historia, en el todo que constituye la realidad).

Entre 1927 y 1928, Tina Modotti fue invitada a participar en el proyecto de creación Escuelas Gratuitas de Agricultura. El comunista indio Pandurang Khankhoje (1884-1967) fue el responsable del experimento, que comenzó con clases “ambulantes”. Tina tomó una serie de fotografías de la investigación sobre la producción de maíz realizada por Khankhoje cuando se construyeron estas escuelas. Tales imágenes muestran actividades campesinas en el municipio de Texcoco (1927-1928), y una asamblea campesina en Chipiltepec, donde se Escuela de Agricultura Emiliano Zapata. Algunas de estas fotografías se conservan en la Fototeca Nacional de México, una producción políticamente activa que fue testigo de la organización de los campesinos, con el objetivo de impulsar la lucha social revolucionaria. Su foto “Hoz, canana y mazorca”, de 1928, inspiró la construcción del escudo de estas Escuelas.

Otras imágenes, de mediados de la década de 1920, retratan al pueblo en el contexto del proceso de industrialización, como: “Hilos telegráficos” (1925); “Hombre cargando una viga” (1927); y “Manos de mujer lavando ropa” (1926). También fotografió la lucha político-económica comunista, como en: “Marcha de los trabajadores” (1926) – en la que retrata a campesinos marchando por la reforma agraria; “Sombrero, hoz y martillo” (1927); “Campesinos leyendo El machete(1928); “Mujer con bandera” (1928); el fotomontaje “La elegancia y la pobreza” (1928); y “Cantando corridos en Chiconcuac” (1928), que registra a Concha Michel tocando la guitarra para campesinos.

Tina también retrató a varias personalidades de la lucha política de su época, como Julio Mella, su compañero, quien pronto sería asesinado; Conmocionada, decidió entonces recorrer el estado de Oaxaca, registrando su cultura. A su regreso, fotografió movilizaciones, como se ve en “Diego Rivera y Frida Kahlo en la manifestación del Primero de Mayo de 1929”. En Alemania, sin embargo, se conocen pocas de sus fotografías; destacamos: “Una vez más” (1930), que muestra el vientre de una madre embarazada con un niño en brazos.

Como actriz, Tina Modotti participó en películas estadounidenses, tales como: el pelaje del tigre [El abrigo del tigre], 1920 (dirigida por Roy Clements); Es Cabalgando con la muerte [Cabalgando con la muerte], 1921 (dirigida por Jacques Jaccard).

Tina también fue retratada en varios murales de Diego Rivera, habiendo posado para las obras “Tierra virgen” (1926), “La tierra abundante” (1926) y “Germinación” (1926-1927), entre otras. No destacado mural “En el arsenal” (1928), da Secretaria de Educação Pública (Cid. México), ela aparece pintada, junto a Frida Kahlo, distribuindo munição ao povo e olhando fixamente para Júlio Mella, com Vittorio Vidalli (1900-1983 ) al lado.

*Andrea Francine Batista es profesor de la Universidad Federal de Paraná. Autor, entre otros libros, de Movimiento campesino y conciencia de clase: la praxis organizativa de la Vía Campesina Internacional en América Latina (UFRJ).

*Yuri Martins-Fontes es escritor, docente y periodista; Doctorado en Historia Económica (USP/CNRS). Autor, entre otros libros, de marx en america (Avenida).

Publicado originalmente en el Núcleo de Praxis-USP.

Referencias


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CASANOVA, Rosa. “Huellas de una utopía: las fotografías políticas de Tina Modotti”. Alquimia (Sistema Nacional de Fototeca): Tina Modotti, archivo inédito, año 17, n. 50, Ciudad de México, Impresora y Encuadernadora Progreso, Ene-Abr. 2014.

MULVEY; WOLLEN et al. Frida Kahlo y Tina Modotti. Documental (29 min.). Producción: Arts Council of Great Britain/Modelmark (Reino Unido), 1983.

GANCHOS, Margarita. Tina Modotti, fotógrafa y revolucionaria [Trans. V. Whateley; H. Lanari]. Río de Janeiro: José Olimpio, 1997.

JEIFETS; Lázaro; JEIFETS, Víctor. América Latina en la Internacional Comunista (1919-1943): Diccionario biográfico. Buenos Aires: CLACSO, 2017.

MARTINEZ DÍAZ (derecha) et al. Tina Modotti: el dogma y la pasión. Documental (53 min). Coproducción: FONCA/CINEMAZERO (México/Italia), 2012. Disp.: https://vimeo.com.

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MELA, JA. “Carta a Tina Modotti” (1927). En: GUANCHE. Mella: textos seleccionados. La Habana: Ed. La Memoria/Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, 2017.

MUZARDO, Fabián. “Tina Modotti y los periódicos mexicanos de los años veinte”. Arte y Sensorio: Rev. Artes Visuales Interdisciplinarias Internacionales, Curitiba, v. 6, núm. 2, 2019.

PONIATOWSKA, Elena. muy bien. Ciudad de México: Ediciones Era, 1992.


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