Textos breves y respuestas objetivas.

Porto Alegre (RS), Patio de vehículos completamente inundado/ Foto: Rafa Neddermeyer/ Agência Brasil
Whatsapp
Facebook
Twitter
Instagram
Telegram

por GÉNERO TARSO*

Los gestores de los órganos de reconstrucción y construcción de alternativas a lo que hay no pueden ni deben perseguir objetivos electorales con sus actos de Gobierno en la crisis

“Un animal o un dios no puede caer en la barbarie, porque el animal, puro instinto, o un dios, pura razón (…) están por debajo o por encima del humano. Sólo el hombre (…) hecho de razón y entendimiento, puede dejar espacio libre a los impulsos destructivos de su ser o dominarlos en una obra de civilización”. (JF Mattei, la barbarie interior, P. 58).

1.

Rehacer el concepto de “civilizado”, barbarie y empatía es una necesidad histórica y moral para reconstituir los mejores legados de la modernidad.

“Es hora de textos breves y respuestas objetivas”, les he dicho a mis amigos de todas las ideologías y de todo el espectro político democrático, que se proponen debatir y escribir sobre la superación de la catástrofe que azota a Rio Grande do Sul desde dentro de la primera fase de respuestas. – ayuda humanitaria, aceleración de la protección social por parte de todos los niveles del Estado y parcheo de calles y carreteras – ahora está surgiendo una segunda fase.

Las líneas generales de la segunda fase están ahí: recuperación de la estructura viaria y de los servicios destruidos por la “inundación”, que renacerá para normalizar el mantenimiento del muro, la circulación urbana, el transporte interurbano y el tránsito de mercancías. La primera y segunda fase restablecen la vida normal, pero no cambian las perspectivas de futuro ni promueven una comunión amistosa, una producción y una vida en común, con la naturaleza en rebelión. Esto es lo que debería ofrecer la tercera fase.

Las dos primeras fases permanecerán integradas hasta el final de la reconstrucción de Rio Grande do Sul y se fusionarán en la reconstrucción de las ciudades y de la región, con la recuperación de agencias estatales, científicas y técnicas, para impulsar la formación de un país más desarrollado. , más igualitarios y ambientalmente reformados. Si el Gobierno federal tiene –y creo que la tiene– la capacidad, a partir de la tragedia presente en la catástrofe, de moldear el crecimiento con sostenibilidad ambiental.

2.

La tercera fase es la más compleja y difícil: construir, no sólo reconstruir lo destruido, lo que significa que, a partir de Río Grande, podemos inspirar un nuevo modelo de desarrollo para todo el país, con altas tasas de crecimiento, que combine energías limpias producción, la sostenibilidad medioambiental de la industria y la agricultura, con la reducción de las desigualdades regionales y sociales, no sólo sean más fuertes, sino también más justas.

La gestión cualitativa, la definición de objetivos, el cálculo de costes y la definición del “capital humano” –necesario para completar las fases– se oponen a la espontaneidad supuestamente “liberal” de quienes quieren dictar normas de comportamiento político en el desastre. Ahora bien, esta gestión de la gestión pública es una política de Estado y quienes la promueven, si no pueden, no deben interferir en los procesos electorales, deben estar profundamente politizados, en el sentido que le da el Preámbulo de la Constitución Federal. Antes de decir tonterías, lea al menos su Preámbulo.

El liberalismo marchito afirma que “la política debe quedar al margen” de cualquiera de las fases de recuperación de la ciudad o de la región, tal vez porque no quiere identificar a los responsables, no del cataclismo (que es efecto del conjunto de desregulaciones globales), sino porque sus “liquidadores” no tomaron las medidas técnicas e institucionales que deberían haber tomado para mitigarlos.

Lo que definirá los pasos, reclutará personal, buscará financiamiento y pondrá al Estado a trabajar con calidad y sin partidismo, es precisamente la gran política. Los gestores y dirigentes de la “recuperación”, de cualquier partido del campo democrático, son quienes estructurarán las políticas de Estado, opuestas a las políticas que lleva a cabo la mayoría del mundo, que multiplicaron los efectos de la tragedia climática y nos ha llevado a esta situación de desastre.

Los gestores de los órganos de reconstrucción y construcción de alternativas a lo que hay no pueden ni deben apuntar con sus actos de Gobierno a objetivos electorales en la crisis, pero, si dejan de ser políticos en el sentido ético-moral y grandilocuente del término, podrían ser simplemente cronistas impasibles de la barbarie. O loros del liberalismo seco, adoptado por esos grandes que odian que el Estado cumpla sus funciones públicas, pero que son siempre los primeros en exigir no millones, sino miles de millones, del Tesoro federal y estatal, para recuperar sus grandes negocios. pies.

* Tarso en ley fue gobernador del estado de Rio Grande do Sul, alcalde de Porto Alegre, ministro de Justicia, ministro de Educación y ministro de Relaciones Institucionales de Brasil. Autor, entre otros libros, de utopía posible (Arte y Artesanía) [https://amzn.to/3ReRb6I]


la tierra es redonda hay gracias a nuestros lectores y seguidores.
Ayúdanos a mantener esta idea en marcha.
CONTRIBUIR

Ver todos los artículos de

10 LO MÁS LEÍDO EN LOS ÚLTIMOS 7 DÍAS

Ver todos los artículos de

BUSQUEDA

Buscar

Temas

NUEVAS PUBLICACIONES

Suscríbete a nuestro boletín de noticias!
Recibe un resumen de artículos

directo a tu correo electrónico!