Tercera vía – Las lecciones de Bobbio para Brasil

Imagen: Evie Shaffer
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por Jorge Félix*

A falta de otra candidatura electoralmente viable, todo apunta a una elección que se decidirá entre Lula y Bolsonaro

Desde las elecciones presidenciales de 1994, el tema de la llamada “tercera vía” ha estado ausente del debate político electoral en el país. Ese año, el corriente principal de economía y política buscaba una alternativa entre Paulo Maluf, entonces alcalde de São Paulo (entonces en el PPB, ex PDS) y Luiz Inácio Lula da Silva (PT). En octubre de 1993, sentado en uno de los sofás de su departamento en Brasilia, el entonces ministro de Hacienda, Fernando Henrique Cardoso, junto a su amigo Sérgio Motta, y el entonces presidente del PSDB, Tasso Jereissati, escuchaban a Antônio Carlos Lavareda, entonces “gurú” de el partido en lo que respecta a las encuestas de opinión. Evaluaron el sueño del sociólogo, aparentemente sin ningún apoyo en la coyuntura, de postularse a la presidencia.

Los números enterraron el sueño de Tasso, con solo un 2% en las encuestas, con un 60% del electorado sin haber escuchado nunca su nombre. Esta situación, sin embargo, impidió cualquier conmemoración del sociólogo dentro de la feroz disputa interna dentro del PSDB. FHC estaba técnicamente empatado con Tasso. Cuanto más hablaba Lavareda y explicaba su montón de números, FHC abría los ojos, disimuladamente, a Serjão, que lo conocía lo suficiente como para entenderlo a través de sus ojos: “Salgamos de esto lo antes posible”. No decidieron de inmediato.

La opción por la llamada “tercera vía” pasó a ser el ministro de la Previsión Social, Antônio Britto. Fue el mejor puesto en las planillas de Lavareda: 15%. La razón fue su imagen comprensiva con el electorado mayor o jubilado. Britto había reducido las colas en el INSS. Periodista y exreportero de la Rede Globo, era popular. Su recordar en parte del electorado seguía siendo el vocero de Tancredo Neves, quien estuvo al lado de la nación en esos 38 días de martirio en 1985. Pero los números señalaban que la construcción de la “tercera vía” pasaba por la cuestión de la Seguridad Social, de una gestión y una discusión sobre ese “seguro colectivo”, es decir, la cohesión social. Es decir, por su capacidad de respuesta ante los temporales del día a día de la población.

A menos de un mes de la fecha límite para definir al candidato, en otra reunión, en la casa del entonces diputado Tucán Sérgio Machado (CE), la FHC llegó a decir: “Hay dos candidatos, yo y Britto. Encabezaría el ministerio si Britto acepta ser candidato”. En ese momento, la aprobación del Fondo de Emergencia Social (FSE, años después FEF, Fondo de Estabilización Fiscal, y luego Desvinculación de Ingresos Sindicales, DRU), base presupuestaria para la implementación del Plan Real, tenía una mínima posibilidad de obtener dos -las terceras partes de las dos cámaras legislativas. El programa económico con cara de candidatura presidencial fue rechazado por todos los precandidatos.

FHC dijo que se quedaría en el gobierno para aprobar Real y Britto, sorprendiendo a todos, prefirió huir de la pelea con su correligionario Orestes Quércia, y disputar el gobierno de Rio Grande do Sul. En pocos meses, la FHC se incorporó debidamente a este rol con el Plano Real, se aprobó el FSE, retirando recursos del Seguro Social, sin embargo, allanando el camino para la estabilidad monetaria. La historia, todos lo saben, convirtió al mismo FHC en el elegido, liberando al PSDB de apoyar a Lula o al ala antirracista del PMDB, las posibles alternativas. FHC terminó siendo la “tercera vía”, algo de lo que nunca más se supo hasta ese año.

La memoria de 1994 es necesaria para la discusión de un tema tan presente en la literatura de las ciencias sociales y, en ese momento, tan poco citado por políticos y prensa como si la construcción de una “tercera vía” fuera parte del menú. o la voluntad de un grupo afiliado a tal o cual leyenda. Ningún otro tema en ciencia política es más complejo que la llamada “tercera vía”, porque ella –y esto es lo que generalmente se ignora– es la construcción de la paz misma. Su surgimiento requiere la postura del magistrado más intachable y la capacidad de diseñar perspectivas concretas a favor del bienestar colectivo. Es una tarea muy compleja y, en el debate actual, ha sido banalizada o vulgarizada, de ahí sus mínimas posibilidades de éxito.

Es necesario volver a Norberto Bobbio (1909-2004) para comprender sus matices. Bobbio abordó directamente el tema en dos conferencias. El primero bajo el título “El tercero ausente”, el 30 de diciembre de 1983, y el segundo, bajo el título “El tercero en la política”, el 22 de agosto de 1986[i]. Ambos se referían a la Guerra Fría y al riesgo de un conflicto atómico entre la Unión Soviética y los Estados Unidos. El filósofo italiano comienza con el diagnóstico del momento: “La humanidad se encuentra, por primera vez en su historia, en una situación límite, más allá de la cual podría ocurrir una catástrofe sin precedentes. (…) Todos están convencidos de que hay que hacer algo con urgencia. Pero nadie sabe exactamente qué”. Y resume la situación de entonces con una frase que hoy pertenece a los interesados ​​en la “tercera vía” brasileña: “¿Quién los detiene, quién los detendrá?”. Bobbio observa que como la paz sólo se establece con la victoria de uno de los bandos o la intervención de un “tercero”, mientras éste esté ausente, el cuadro geopolítico seguiría siendo el mismo. Bobbio luego identificaría a varios terceros que terminaron la guerra fría.

En el segundo texto, Bobbio es más explícito y quizás su lección sea más útil para los contendientes de Jair Bolsonaro y Lula. Lo que hace que el “tercero” de hecho sea identificado como “tercero”, enseña basado en la “sociología del conflicto” de George Simmel (1858-1918), es una posición equidistante, superior y legítima en relación a los dos polos.

Quizás esta sea la mayor carencia de quienes postulan este rol en las elecciones del próximo año. Por ahora, según Bobbio, estamos en la etapa de “tercero ausente” y ese escenario alimenta el “estado polémico”. Seguramente Bobbio identificaría a los candidatos a tercero como “casos graves de crisis de legitimidad” o, como él los llama, “tercero aparente”: aquel que, en cuanto a posturas o propuestas, “se alinea con uno u otro de los competidores".

En el primer debate entre los precandidatos del PSDB a la presidencia, los dos principales contendientes hicieron mea-culpa por apoyar y votar a Bolsonaro en 2018. Otro candidato es señalado como parcializado por el Supremo Tribunal Federal. Y otro carece de equidistancia histórica desde el polo opuesto. Esta historia –y Bobbio señala que el pasado importa en la cristalización del tercero– aleja la pretensión de lo “neutro” de la imagen de lo que realmente es: “un tercero pasivo y frágil”.

El primer paso para la construcción del tercero, enseña Bobbio, es asumir la condición de “mediador”, el que se coloca “entre” y aquí justifica haber contado la historia de 1994. FHC dialogó con el PT y con el PMDB y , incluso con la derecha a punto de incorporarse al PFL. Bobbio afirma que, aunque la misión de romper la lógica diádica está en bancarrota, el candidato al tercer lugar primero debe demostrar el esfuerzo por equilibrar ambos lados.

La “tercera vía” en este período preelectoral, siempre siguiendo a Bobbio, se refiere a lo que el filósofo clasifica como Tercio Gaudens – el que, totalmente diferente del neutral, parece [al electorado] “querer aprovechar el conflicto” entre los dos polos, o el tercio dolens – aquel que sufrió alguna desventaja con el establecimiento del conflicto y, ahora, se arrepiente o quiere “hacerse la víctima por incapacidad o villanía”.

Bobbio remite su análisis a los clásicos de la filosofía política y del derecho internacional, que ofrecen un generoso puñado de ejemplos de la construcción del tercero en la política, su complejidad y, en general, su ausencia. Y concluye con su colega Pier Paolo Portinaro, autor del libro Il Terzo, ¿una figura política?: “Falta el único tercero que podría hacer que la sociedad internacional abandone definitivamente el Estado controvertido, el Tercero por encima de los partidos”. ¿Y qué sería eso hoy en Brasil? ¿Lo que falta?

Recordemos ahora la lección de Michelangelo Bovero, sucesor de Bobbio al frente de la cátedra de filosofía política de la Universidad de Turín, en una conversación que tuvimos, en 2014, en la casa del exministro Celso Lafer, en São Paulo. Bovero advirtió contra la epidemia de “caras vacías” en la política.[ii] O la ausencia de proyectos consistentes –y, una vez más, volvamos a 1994– que estuvieran relacionados con las necesidades cotidianas de la población, en particular la seguridad social.

Según Bovero, una de las razones por las que es difícil diferenciar candidatos es “la usurpación del medio político por parte del ámbito económico-financiero” que, en su análisis, habría homogeneizado las propuestas y provocado una crisis en el sistema presidencial y en las democracias. Esta realidad alimenta populismos de “liderazgo” o de “caras vacías”.

Tras la caída del Muro de Berlín y dos décadas de thatcherismo, el sociólogo inglés Anthony Giddens emergió como el gran formulador de una “tercera vía”.[iii] Sus valores, según Giddens, serían: igualdad, protección de los vulnerables, libertad como autonomía, no hay derechos sin responsabilidades, no hay autoridad sin democracia, pluralismo cosmopolita y conservadurismo filosófico. Sin embargo, la formulación de Giddens, encarnada en Tony Blair, fracasó por su carácter “pasivo”, “Gaudens"Y"dolientes”, sobre todo después de que se descubriera un plan para privatizar el metro –a la Thatcher– dentro de una carpeta olvidada por Blair en un estudio de televisión. Y también porque Giddens abogó por la seguridad social para producir potencialmente a Daniel Blakes, el personaje de la película de Ken Loach, a gran escala. Esta fragilidad hizo que el propio Giddens abandonara esta, digamos, línea de investigación.

Recientemente, el ejemplo más exitoso de la “tercera vía” fue el francés Emmanuel Macron, autor de la hazaña de destruir dos partidos tradicionales y derrotar a la extrema derecha. Su proyecto se construyó, sobre todo, defendiendo un nuevo modelo de seguridad social ante el envejecimiento de la población y la crisis migratoria, al que llamó “reconstrucción de Europa”. Hasta las manifestaciones de los “chalecos amarillos” funcionaron, lo que le obligó a revisar todos sus planes dejando al descubierto sus tácticas”Gaudens”. En unos meses, un Macron muy diferente afronta las urnas para presentarse a otro quinquenio demostrando otra lección de Bobbio: “Ningún movimiento político puede ser de derecha e izquierda”. La pandemia, al parecer, tiene a Macron inclinado hacia una mayor participación estatal en la economía y una mayor protección social.

Este parece ser el punto principal en este momento en Brasil. Es también la falla en la tambaleante construcción de la tercera vía en las elecciones presidenciales de este año. Los postulantes están ausentes o son incipientes en el debate sobre la seguridad social. Mientras tanto, los dos polos reafirman sus convicciones e historias o, incluso de una manera inverosímil o económicamente insostenible, intentan imitar el rediseño de la protección social frente al alto desempleo y la creciente desigualdad entre ricos y pobres, ¡y los pobres extremos! La razón de ser de la política, como enseñó Bobbio, es la igualdad y la dignidad de los hombres y para seguir este camino es necesario, ante todo, reconocer y valorar los derechos humanos.

*Jorge Félix es periodista y profesor de economía en la Facultad de Artes, Ciencias y Humanidades (EACH) de la Universidad de São Paulo (USP).

Versión extendida del artículo publicado originalmente en Revista de la USP.

 

Notas


[i] Bobbio, N. (2009) El tercio perdido: ensayos y discursos sobre la paz y la guerra, trad. Daniela Beccaccia Versiani, São Paulo, Ed. Manole.

[ii] FÉLIX, J. (2014). Rostros vacíos en acción, entrevista con Michelangelo Bovero, Caderno EU & Fim de Semana, periódico Valor Económico, disponible https://valor.globo.com/eu-e/coluna/caras-vazias-em-acao.ghtml

[iii] GIDDENS, A. (1998) la tercera via, Río de Janeiro, Ed. Registro.

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