La era del error
por LUCIANO NASCIMENTO: Hay una moralidad casi superficial que impregna la idea de que, en general, en la vida cotidiana, es mucho más fácil cometer errores que hacer las cosas bien.
15/09/2024
por LUCIANO NASCIMENTO: Hay una moralidad casi superficial que impregna la idea de que, en general, en la vida cotidiana, es mucho más fácil cometer errores que hacer las cosas bien.
por LUCIANO NASCIMENTO: Una de las secuelas más perversas de la esclavitud -del racismo, por metonimia- es el embotamiento afectivo que tan comúnmente nos silencia
por LUCIANO NASCIMENTO: El racismo brasileño es tal, tan perverso y disfrazado, que corremos el riesgo de que el fondo ocupe el lugar de la figura
Por LUCIANO NASCIMENTO:
La constante sensación de riesgo inminente hace que estemos alerta, buscando todo el tiempo cualquier señal de amenaza contra nosotros.
Por LUCIANO NASCIMENTO:
Comenta el documental con Emicida como protagonista
Por LUCIANO NASCIMENTO: La educación es la fuente necesaria de cualquier posibilidad de liberarnos de la barbarie que nos rodea
Por LUCIANO NASCIMENTO: Por más absurdo y complicado que sea, es necesario encontrar formas concretas de demostrar y convencer, de una vez por todas, al mayor número posible de personas sobre la forma esférica del planeta.
Por LUCIANO NASCIMENTO:
La inversión prevista en prácticas educativas comunicacionales transculturales se construye desde una mirada que entiende el saber y el poder como resultado de múltiples construcciones discursivas
Por LUCIANO NASCIMENTO:
La mejor oportunidad de lograr, en Brasil, una forma plausible de civismo, stricto sensu, radica en la inversión real en prácticas educativas comunicacionales que sean, por principio y método, transculturales y empáticas.
Por LUCIANO NASCIMENTO: Vivimos en un país racista, sexista, homofóbico y elitista: pocos de nosotros salimos ilesos de todas estas pruebas, y esto nos parece mucho más a nuestros estudiantes
Por LUCIANO NASCIMENTO: La crisis política en Brasil es el resultado de siglos de fracasos –o éxitos, tal vez– en los diversos proyectos educativos nacionales. Estos fracasos golpean duramente, tarde o temprano, a los anónimos y a los famosos,
Por Luciano Nascimento: Es fundamental mirar las cosas como son: para una parte importante de la población, el presidente dice la verdad
por LUCIANO NASCIMENTO: Hay una moralidad casi superficial que impregna la idea de que, en general, en la vida cotidiana, es mucho más fácil cometer errores que hacer las cosas bien.
por LUCIANO NASCIMENTO: Una de las secuelas más perversas de la esclavitud -del racismo, por metonimia- es el embotamiento afectivo que tan comúnmente nos silencia
por LUCIANO NASCIMENTO: El racismo brasileño es tal, tan perverso y disfrazado, que corremos el riesgo de que el fondo ocupe el lugar de la figura
Por LUCIANO NASCIMENTO:
La constante sensación de riesgo inminente hace que estemos alerta, buscando todo el tiempo cualquier señal de amenaza contra nosotros.
Por LUCIANO NASCIMENTO:
Comenta el documental con Emicida como protagonista
Por LUCIANO NASCIMENTO: La educación es la fuente necesaria de cualquier posibilidad de liberarnos de la barbarie que nos rodea
Por LUCIANO NASCIMENTO: Por más absurdo y complicado que sea, es necesario encontrar formas concretas de demostrar y convencer, de una vez por todas, al mayor número posible de personas sobre la forma esférica del planeta.
Por LUCIANO NASCIMENTO:
La inversión prevista en prácticas educativas comunicacionales transculturales se construye desde una mirada que entiende el saber y el poder como resultado de múltiples construcciones discursivas
Por LUCIANO NASCIMENTO:
La mejor oportunidad de lograr, en Brasil, una forma plausible de civismo, stricto sensu, radica en la inversión real en prácticas educativas comunicacionales que sean, por principio y método, transculturales y empáticas.
Por LUCIANO NASCIMENTO: Vivimos en un país racista, sexista, homofóbico y elitista: pocos de nosotros salimos ilesos de todas estas pruebas, y esto nos parece mucho más a nuestros estudiantes
Por LUCIANO NASCIMENTO: La crisis política en Brasil es el resultado de siglos de fracasos –o éxitos, tal vez– en los diversos proyectos educativos nacionales. Estos fracasos golpean duramente, tarde o temprano, a los anónimos y a los famosos,
Por Luciano Nascimento: Es fundamental mirar las cosas como son: para una parte importante de la población, el presidente dice la verdad
