por PAULO CAPEL NARVAI*
Sen ella nuestras inmensas dificultades para asegurar el ejercicio del derecho a la salud serían aún mayores.
Con cerca de 15 millones de casos confirmados oficialmente y más de medio millón de muertes por covid-19 en el horizonte epidemiológico a corto plazo, el SUS cumple 33 años el 17 de mayo de 2021. Algunos sienten vergüenza cuando se trata de celebrar este aniversario de una manera tan macabra escenario, bajo un gobierno que esparce dolor, sufrimiento y muerte por todo el país. Pero quienes confían sólo en el SUS no dudan en celebrar la existencia del sistema, porque sin él nuestras inmensas dificultades para garantizar que todos gocen del derecho a la salud serían aún mayores. En muchos municipios, el SUS es prácticamente la única institución nacional disponible para la población. No es poco, aunque no es suficiente.
Son muchas las críticas al SUS, y justas, como, entre otras, las que denuncian las colas, la mala calidad de la atención, el desprecio por las personas, la precariedad de los profesionales de la salud (que aún no tienen Carrera-SUS , multidisciplinario e interfederativo), la burocratización de la gestión y las barreras al control popular efectivo de los servicios de salud, previstas en la Constitución de 1988. Si bien no es correcto ni adecuado generalizar, es preocupante que estos problemas aún persisten en la mayoría de los municipios en la actualidad. Pero no debemos perder de vista que fue precisamente contra situaciones como estas que se creó el SUS en 1988. Desde entonces, el compromiso y la lucha de miles de ciudadanos y trabajadores de la salud en todos los rincones del país no ha cesado ni un minuto. único día. , para construir, consolidar y fortalecer nuestro sistema universal de salud.
Sin embargo, desde que se creó el SUS, los principales protagonistas del proceso político que lo originó han sido destituidos paulatinamente de sus órganos de gobierno, en todos los niveles, bajo la servil complacencia del Congreso Nacional, que nada hace para crear la Carrera - SUS, ni impedir que los cargos públicos de gestión y asesoramiento sigan siendo ocupados por personas sin calificación profesional, solo para atender todo tipo de nepotismo y clientelismo. Por el contrario, la mayoría de los diputados y senadores se benefician del resquicio legislativo, aprovechándolo para postular subalternos a los alcaldes de su base electoral. Sin embargo, la construcción social del SUS avanzó, tal fue la fuerza de la energía creativa que estuvo en su origen (la campaña 'Diretas Já' y los movimientos municipalista y de Reforma Sanitaria) y que impidió la extinción del sistema. Hasta ahora, al menos.
La actuación del SUS en la pandemia de covid-19, mitigando la negligencia administrativa de la Unión y de la mayoría de los estados y municipios, hizo que la mayoría de la población reevalúe lo que piensa de esta institución pública. En la capital paulista, por ejemplo, por primera vez en los últimos años, el SUS fue considerado, en abril de 2021, el mejor servicio público de la ciudad, junto al Metro, multicampeón a los ojos de São Paulo. Según Datafolha, el SUS obtuvo el 2% de los votos en 2015, el 6% en 2020 y el 13% este año(1). La aprobación resulta de un sentimiento de apego al sistema y la percepción de que es un servicio público en defensa de la ciudadanía, como se ha demostrado ante la pandemia.
Pero el golpe de Estado de 2016 y, sobre todo, la elección de Bolsonaro, aceleraron sin precedentes los ataques al SUS, que, a sus 33 años, está bajo un feroz ataque. Es cierto que en los primeros años, el sistema hizo un esfuerzo hercúleo para resistir la violencia que le infligió el gobierno de Fernando Collor (1990-92). Baste mencionar que Collor hizo todo lo posible por no celebrar, en 1990, la 9ª. Conferencia Nacional de Salud, que impulsaría el proceso de municipalización, habiendo tenido un éxito parcial, ya que esa conferencia se realizó solo dos años después, en agosto de 1992. Luego, con Collor fuera del gobierno, se aceleró la descentralización del SUS, estableciéndose finalmente una nueva escenario institucional en la salud pública brasileña.
En el actual contexto histórico, en medio de la consigna “¡Bolsonaro fuera!”, el SUS se enfrenta a un doble y gigantesco esfuerzo: por un lado, enfrentar y vencer la pandemia de la covid-19; por otro lado, resistir la desorganización del Ministerio de Salud, que lo comanda a nivel nacional y que, debilitado, es muy vulnerable a la rabia privatista que tiene al ministro Paulo Guedes como su principal mentor en el ministerio de Bolsonaro.
El día que el Senado Federal instaló (27/4/2021) una Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) para investigar las acciones y omisiones del gobierno federal en el control de la pandemia de covid-19 en Brasil, Guedes asistió a una reunión del Consejo de Investigación Suplementaria. Salud. En el encuentro reiteró puerilidad sobre la génesis del SARS-CoV-2 (“los chinos inventaron el virus Covid”) y la transición demográfica (“todo el mundo quiere vivir 100 años, 120, 130 años”) y explicó, en un igualmente infantil, porque es muy importante que el gobierno de Bolsonaro ataque y, si es posible, destruya el SUS: Brasil gastaría “demasiado” con el SUS y el gobierno que representa no es capaz de enfrentar la corrupción, ni de gestionar públicos dinero bien.
La solución, según Guedes, sería entregar todo al sector privado, viabilizando el negocio a través de vales para consultas, trámites, cirugías, medicamentos y otros servicios de salud, que "el gobierno" repartiría a la población para "salud". atención en la red privada”. Cerró el razonamiento de manera escueta, con la sentencia sumaria de la incompetencia del gobierno de Bolsonaro para coordinar, de manera compartida con las entidades federativas representadas por estados y municipios, un sistema de salud universal en una república federativa compleja como la brasileña: “ Eres pobre, estás enfermo, aquí estás tú'vale'. Ve al [hospital Albert] Einstein si quieres. Ve donde quieras, aquí está la'vale'. Si quieres, puedes ir al SUS”.(2)
Ningún niño, sin embargo, cree que alguien, teniendo un vale en la mano, será atendido en el hospital del ejemplo. Ni un solo adolescente cree que un sistema con estas características operativas y financieras tenga sostenibilidad económica en un contexto epidemiológico como el brasileño, marcado por iniquidades y cuyas necesidades de salud no están sujetas a un adecuado enfrentamiento integral, a través de comprobantes de trámites. Lo grave, sin embargo, es que Guedes es el ministro de Economía de Bolsonaro y sus decisiones involucran la vida de millones de niños y adolescentes en todo el país. Lo único cierto en todo esto es que, en rigor, ni siquiera Guedes cree en las tonterías que dice. Dice lo que dice para engañar a los incautos y complacer a aquellos a quienes sirve, que se frotan las manos, sedientos de meterlas aún más en las arcas del SUS.
Desde la importantísima base municipal del SUS,(3) La lucha contra la pandemia continúa en todo Brasil, a trancas y sin coordinación nacional, como denuncié hace más de un año, en marzo de 2020(4). Al respecto, el economista Francisco Funcia, asesor del Consejo Nacional de Salud, llamó la atención que, significativamente, el Plan Nacional de Salud aprobado para el período 2020-23 aún no establece metas anuales para el enfrentamiento a la pandemia de covid-19. . Por tanto, la apuesta inicial de Bolsonaro de “dejar morir” y, paralizado, esperar a que la naturaleza, con inmunidad colectiva, haga su parte, sigue en curso. Su tardía, vergonzosa y cínica adhesión a las vacunas es exactamente lo que parece: cinismo, con fines puramente electorales. Su cero empatía e insensibilidad ante el dolor y el sufrimiento ajeno dieron lugar, como escribió alguien en una red social, a una especie de nesciopolítica, una variante bolsonarista de la necropolítica impulsada desde el Palacio del Planalto.
Además, el hecho de que el Ministerio de Salud se haya transformado en un blanco de destrucción institucional desde el golpe de 2016, contribuye significativamente a desbaratar las operaciones para contener la pandemia. Bajo la presidencia de Michel Temer, y encabezada por Ricardo Barros, su ministro de Salud, se intensificaron los ataques al SUS ya las políticas sectoriales que el Ministerio de Salud coordina a nivel federal. Barros, cabe mencionar, fue el primer titular de la cartera de Salud que, desde 1988, abierta y descaradamente se declaró ministro anti-SUS. Otros lo fueron, pero nunca lo aceptaron. Barros, No. Siempre insistía en afirmar que él era “ministro de salud, no ministro del SUS”. Negando el valor de nuestro sistema universal, Barros se dedicó a su destrucción ya la apología de los planes de salud, que quiso que fueran “populares”, y para cuyos operadores se convirtió en un verdadero cartelón.
Bolsonaro, por su parte, se dedicó, desde su primer día al frente de la Presidencia de la República, a humillar, desautorizar públicamente, a los sucesivos ministros de Salud que le sirvieron. Lo que importa, sin embargo, son las consecuencias internas para el Ministerio de Salud y el SUS, de la forma de gobernar de Bolsonaro. La descalificación diaria del trabajo realizado por las áreas técnicas de la cartera de Salud es parte de una táctica administrativa puesta en marcha con el objetivo de destruir el SUS, matándolo silenciosamente desde arriba, ya sea debilitando políticamente al Ministerio de Salud, o estrangulándolo. o financieramente.
El principal recurso legislativo para este objetivo destructivo es la Enmienda Constitucional 95 (EC-95), aprobada en 2016, inmediatamente después de la destitución de Dilma Rousseff. La EC-95 congeló durante veinte años los recursos que financian las políticas públicas, incluida la salud. Según economistas vinculados a la Asociación Brasileña de Economía de la Salud (ABrES), desde 2018 el SUS perdió R$ 22,5 mil millones, según valores contenidos en la Ley de Presupuesto Anual de 2020. desfinanciamiento(5). Las consecuencias son igualmente desastrosas. Si actualmente el financiamiento del SUS involucra una inversión de R$ 3,79/persona/día, la previsión es que los efectos de la EC-95 para 2036 reduzcan esa inversión a R$ 1,10/persona/día, en valores de 2021. Si hoy es casi un milagro que el SUS cuente con los números positivos que registra,(6) siendo un sistema eficiente, muy al contrario de lo que afirma el ministro Guedes, ni un milagro podrá mantener este rendimiento bajo los efectos del EC-95. Es urgente revocar esta CE de 2016, ya que sus efectos destructivos en el SUS aumentan día a día.
Además del desmantelamiento sistemático de varios programas nacionales (como Inmunizaciones, Mais Médicos, Salud Mental, Farmacia Popular), la desorganización de los equipos técnicos y el establecimiento de un ambiente de trabajo hostil al SUS en el Ministerio de Salud, que comenzó con Temer, el gobierno de Bolsonaro viene desestabilizando las relaciones interfederales con estados y municipios meticulosamente construidas en las últimas tres décadas.
Haciendo uso de los ataques de los partidos políticos para tratar de ocultar su propia incompetencia administrativa, el bolsonarismo busca revertir las responsabilidades, colocando las consecuencias de sus acciones y omisiones en los gobernadores y alcaldes.(7) No duda, en estos procesos, en destruir construcciones institucionales federativas en cuyos procesos no participó, ya los que nunca aportó nada significativo. Se limita a apropiarse del trabajo arduo, minucioso y difícil de otros y, sediento de poder, comienza a destruir el SUS con notable furor ideológico, motivado por fines puramente político-electorales. Encuentra, sin embargo, opositores que reconocen en el SUS una de las principales conquistas de la ciudadanía consagrada en la Constitución de 1988.
La motivación de la rabia ideológica anti-SUS sirve, sin embargo, al propósito ultraliberal de privatizar aún más. Poco importa, para los privatizadores embriagados de ideología, que el objeto de que se trate sea un derecho social, como la salud, o cualquier otra empresa. La privatización, según esta lógica de destrucción de la propiedad pública, no admite excepciones. La privatización es solo para el deleite ideológico de unos, y los bolsillos llenos de dinero para otros, que, a veces, son lo mismo.
El 26/4/2021, víspera de la instalación del 'CPI de la Pandemia', el Ministro de Salud acudió al Congreso Nacional para hablar sobre el calendario de vacunación. Siguiendo la orientación del capo, Marcelo Queiroga repitió el mantra bolsonarista: el retraso en la vacunación sería responsabilidad de gobernadores y alcaldes, que no hacen lo que deben, creando “polémicas” por motivos políticos. Mientras continúa el juego de la rendición de cuentas entre las autoridades, los profesionales del SUS, escaldados, desconfían de la CPI, de sus direcciones y resultados.
Temen que no redunde en el fortalecimiento del SUS y que, al final, cualesquiera que sean sus efectos en los procesos políticos y electorales, el SUS y los trabajadores de la salud serán responsabilizados por la negligencia e irresponsabilidad de los líderes del Poder Ejecutivo . La señal en ese sentido la dio claramente el Ministro Queiroga en un evento en la Federación de Industrias del Estado de São Paulo (FIESP), el 3/5/2021, cuando afirmó que “no podemos aceptar que de cada 10 pacientes que son intubados, ocho mueren. Por eso tenemos tantos muertos, porque la sanidad no da la respuesta que esperamos de ella”.(8) “Cuidado de la salud” es, para Queiroga, el SUS y sus profesionales.
Por lo tanto, los profesionales del SUS tienen muchas razones para desconfiar del CPI, porque si su instalación fue motivada por la necesidad de investigar las acciones y omisiones del gobierno federal frente a la pandemia de covid-19, ese objetivo fue redirigido a otros objetivos, la solicitud y bajo Presión desde el Palacio del Planalto. La llamada “nueva política” es una ficción para engañar a los votantes distraídos. Pero los primeros días de funcionamiento del CPI, su clemencia con Pazuello, aceptando las condiciones que le impuso para declarar ante senadores, y la forma en que escuchó a los exministros de Salud bastaron para desanimar a muchas personas que vieron en esa comisión parlamentaria el principio del fin del gobierno de Bolsonaro.(9)
A sus 33 años, el SUS está en la mira del gobierno. Especialmente en las regiones metropolitanas, la red de Unidades Básicas de Salud (UBS) y Unidades de Atención de Urgencias (UPA) permanecen bajo gestión pública y constituyen un nicho para los operadores de planes de salud, ávidos de apoderarse de sus recursos. El objetivo inmediato, sin embargo, son los hospitales federales de Río de Janeiro (Andaraí, Bonsucesso, Cardoso Fontes, Ipanema, Lagoa y el Hospital Federal de Servidores del Estado). Incompetente para administrar estos hospitales federales,(10) que continúan con decenas de camas cerradas mientras el estado de Río de Janeiro instala precipitadamente hospitales de campaña, y temiendo reacciones ante el traspaso de su gestión al Estado o Municipio,(11) como las unidades fueron desechadas y perdieron cientos de profesionales en los últimos años, Bolsonaro quiere, ignorando los consejos de salud y las decisiones de las conferencias de salud, resolver los problemas de gestión “entregándolo todo al sector privado”, de acuerdo con la ortodoxia neoliberal.
Para eso, ordenó a su actual Ministro de Salud iniciar conversaciones con grupos empresariales interesados en el negocio, bajo el pretexto de “contribuir a la reforma del SUS”. El 22/4/2021, Jorge Moll Filho, fundador de la red de hospitales D'Or, fue recibido oficialmente por el Ministro de Salud. No es posible entender exactamente cómo sería su contribución a la reforma del SUS, pero vale la pena mencionar que el empresario habría, “en poco más de un año”, sumado cerca de US$ 11 mil millones a su fortuna, estimada en alrededor de US$ 2 mil millones a principios de 2020.(12)
Así ha sido en estos 33 años del SUS: sus mayores enemigos se han encargado de él. Honorables excepciones sólo confirman la regla general. Ahora, no faltan los bolsonaristas que quieren “tomar el SUS por Cristo”, culpando al sistema del abrumador fracaso brasileño para enfrentar la pandemia.(13) Pese a todo, el sistema resiste porque sus trabajadores resisten. Por eso, en el aniversario del SUS, se debe reconocer su valor incalculable a quienes, en el día a día, dan vida a nuestro sistema universal de salud. Estos, contrario a lo que se proclama en los medios y redes sociales, y también en el CPI del Senado, no son héroes, sino servidores públicos profesionales, en busca del reconocimiento, la justicia, el respeto y el trabajo digno en ambientes laborales idóneos. No es mucho. Pero todo esto les ha sido negado durante 33 años.
*Paulo Capel Narvaí es Profesor Titular de Salud Pública de la USP.
Notas
- Ferrasoli D. SUS aparece por primera vez entre los mejores servicios públicos de São Paulo. Folha de S.Paulo [Internet]. 29 de abril de 2021; Disponible: tinyurl.com/ejhznk86
- Martello A, Gomes PH. Guedes dice que el Estado “quebró” y que será “imposible” atender la creciente demanda en salud. G1 Brasília [Internet]. 27 de abril de 2021; Disponible: https://tinyurl.com/782f7cv7
- Biernath A. Covid-19: la ciudad brasileña que vio colapsar los casos después del “cierre real”. BBC News Brasil [Internet]. 11 de marzo de 2021; Disponible: tinyurl.com/2n5bbmza
- Narva PC. Terraismo plano epidemiológico. La Tierra es Redonda [Internet]. 16 de marzo de 2020; Disponible: https://dpp.cce.myftpupload.com/terraplanismo-epidemiologico/
- Funciona FR. Crónica de cuatro mil muertes diarias anunciadas (con tendencia al alza): la contribución a esta tragedia de la (sub)financiación federal del SUS durante un año de COVID-19. Domingo [Internet]. 2021;(10). Disponible: tinyurl.com/49aw69f6
- Narva PC. SUS, 32 años: este terreno tiene dueño. La Tierra es Redonda [Internet]. 2:1–8. Disponible: https://dpp.cce.myftpupload.com/sus-32-anos-esta-terra-tem-dono/
- Mourao AHM. Límites y Responsabilidades. El Estado de São Paulo [Internet]. 14 de mayo de 2020; Disponible: https://tinyurl.com/34baunke
- Simões E. Queiroga culpa a la falla en la atención médica por la cantidad de muertes por covid. UOL Notícias – Agencia Reuters [Internet]. 3 de mayo de 2021; Disponible: tinyurl.com/6bhunhu8
- Kertzman R. O el CPI de Covid termina en un juicio político o Brasil se ha ido para siempre. IstoÉ [Internet]. 14 de abril de 2021; Disponible: tinyurl.com/fek8f6sz
- CI Brasil. Covid-19: Río negocia apertura de 300 camas en hospitales federales. Agencia Brasil [Internet]. 19 de marzo de 2021; Disponible: tinyurl.com/wwpxwsm9
- Júnia R. Rio de Janeiro propone gestionar el Hospital Federal de Lagoa. Agencia Nacional [Internet]. 24 de marzo de 2021; Disponible: tinyurl.com/ebux5kfz
- Couto M. Patrimonio neto del fundador de Rede D'Or 'creció' US$ 11 mil millones en un año. Yahoo Finanzas [Internet]. 17 de febrero de 2021; Disponible: tinyurl.com/43dcabry
- Junior P. Fabio Wajngarten: “Hubo incompetencia e ineficiencia”. Véase [Internet]. 2021; Disponible: tinyurl.com/b43y6ykc