por MARIANA LINS COSTA*
Psicografía de “Los Demonios” en Brasil
“Aunque somos provincianos y por lo tanto, por supuesto, dignos de lástima, sabemos, sin embargo, que hasta ahora nada tan nuevo ha sucedido en el mundo como para hacernos llorar” (Dostoievski, Os demonios).
Es cierto que cuando Dostoievski afirmó que su época era la más literaria posible, justificó su diagnóstico al darse cuenta de que la división interna y externa que entonces se veía en la sociedad era en realidad una expresión de una sed general de convicción y dirección moral.[i] En otras palabras: si su época fue la más literaria posible, fue también porque las propias convicciones y la dirección estaban a punto de crearse de nuevo, lo que a su vez implicaba que ya se estaban creando efectivamente, en ese mismo momento, en las calles. Lo cual, como no podía ser de otra manera, abrió el camino a todo tipo de sinvergüenzas y estafadores.
“Todavía quedan muchas huellas en los periódicos de la inesperada falta de firmeza en las convicciones, lo que lleva a la práctica de los actos más terribles” – escribió en una carta, en el momento en que redactaba Crimen y castigo.[ii] Una falta de firmeza en las convicciones que, por un lado, era visible en los hechos relatados en los periódicos. Y por otro lado, en la forma misma en que ellos, los “hechos”, eran informados, ya que los periodistas no siempre permanecían fieles a la causa de la verdad fáctica, ya sea por la falta de cuidado en la verificación de las fuentes, o porque la distorsión misma fue lo que efectivamente hizo posible una "buena" historia.[iii]
Que la “buena historia” pudiera llevar a la destrucción de vidas y reputaciones, como el más atroz de los hechos denunciados, ¡pues eso era precisamente lo que garantizaba que fuera una buena historia! Y es que fue precisamente allí, donde el escritor vislumbró el “verdadero horror” que se anunciaba en su momento: “La posibilidad de considerarse –y en ocasiones serlo– una persona honorable mientras se comete una villanía evidente e innegable”.[iv]
Habiendo leído esta paradoja a través de los lentes absurdos de nuestro triste año 2021, parece bastante sorprendente que Dostoievski llegara a tales conclusiones sin conocer el Brasil de hoy. Refiriéndose a uno de los casos más recientes, el acompañamiento mediático de la búsqueda del asesino y violador, Lázaro Barbosa, somos testigos de que hechos atroces moldeados en “buenas historias” son capaces no solo de transformar a un miserable en una especie de anti- héroe digno de Hollywood, cómo, precisamente por eso, hacer espectacular su actuación –que, a pesar de haber logrado romper el cerco de la invisibilidad estadística, por otro lado, cada día que pasa, se vuelve tan banal e inmemorable como un superproducción. Revelación de tanta miseria nuestro de convicción y dirección moral, lo que hace pensar más amablemente en la grotesca declaración del grotesco “Abe” Weintraub de que sólo la “Pena de Muerte puede devolvernos la esperanza”;[V] benevolencia, porque si se diera el caso de tener que elegir entre un coliseo de alta tecnología repleto de estrellas en medio del aula remota de los niños, en un momento en que ya no es posible distinguir quién es una bestia y quién es un gladiador- y la asepsia de una muerte indolora, programada y privada, con derecho a una última comida y un cura o pastor para arrepentirse de los pecados si se quiere... la verdad es que todo iría mal.
Pero Dostoievski va más allá. Así, resulta aún más sorprendente que este magnánimo hombre hubiera, ya en su tiempo, previsto que entre los más variados ejemplares de estafadores y estafadores, el caos absoluto y la atrocidad podrían haber abierto caminos deliberadamente, cuando no sólo los hechos denunciados eran cada vez más atroces en sí mismos , pero cuando sus relatos, en forma de “buenas historias”, tenían los mecanismos necesarios para difundirlos por los cuatro costados de manera suficientemente contradictoria hasta el punto de generar incredulidad y desorientación tan absolutas que se transmutaban en perplejidad, cuando no desesperado. Aunque el Noticias falsas, hoy se nos presentan a muchos de nosotros como una amarga novedad, sus métodos ya están descritos en Os demonios, hace exactamente 150 años. Y más que sus métodos, también encontramos allí sus fines: el caos absoluto como preparatorio de un régimen político de dominación hasta ahora inédito y que, como se postula en Os demonios, vendrá simplemente porque es “orfebre” y “cosa del futuro”.[VI] ¡Quizás Brasil sea realmente el país del futuro! Aunque en un sentido muy diferente al previsto por Stefan Zweig que, en cualquier caso, visto hoy, como si por predicción se suicidara.
¡Para confirmar el viejo dicho apocalíptico “Quien tenga oídos para oír, que oiga”! – es el caso de espiar un extracto precisamente de Os demonios: “— Hasta donde pude entender, […] usted mismo, al principio y más de una vez después, desarrolló […] una imagen de Rusia cubierta por una red infinita de nudos. A su vez, cada uno de los grupos en acción, al hacer prosélitos y desplegarse en infinitas secciones laterales, tiene la tarea de desacreditar constantemente, a través de una propaganda sistemática de denuncias, la importancia del poder local, generando perplejidad en los pueblos, engendrando el cinismo. y escándalos, el descreimiento total de lo que existe, la sed de lo mejor y, finalmente, el recurso al fuego como medio predominantemente popular, en el momento determinado de hundir al país hasta en la desesperación en caso de necesidad. ¿Son estas palabras que traté de recordar literalmente tuyas o no son tuyas? ¿Este programa de acción es tuyo o no, comunicado por ti como representante de tal comité central, todavía absolutamente desconocido y casi fantástico para nosotros hoy?
"Así es, solo estás tardando demasiado".[Vii]
No fueron pocos los intelectuales y estudiosos, como Charles Taylor y Albert Camus, que vieron en el ideal político presagiado en Os demonios lo que luego se denominó totalitarismo y en los medios para tal ideal una cierta sistematización de lo que, poco tiempo después de la publicación de la obra, se denominó terrorismo. En Os demonios, asistimos a la textura de la relación entre terrorismo y totalitarismo como si fueran pasos sucesivos de un mismo baile. Como si fuera método y fin. Si el fin no es inmediatamente alcanzable, no significa que el método no pueda causar suficiente daño como para incluso abrir el camino para el futuro establecimiento de ese fin.
Es sorprendente observar lo consciente que estaba Dostoievski de que el colapso total de una sociedad era preparatorio para el fanatismo y la dominación. Como se ilustra en el extracto anterior, las tácticas terroristas presentadas en Os demonios ya incluía, además del propio derramamiento de sangre, sobre todo la desestabilización psicológica y social proporcionada a través de la “propaganda sistemática” “por una red infinita de nosotros” con la “tarea” de “desacreditar constantemente”, como si fuera un esbozo de la cartilla allí.de la guerra híbrida con su Opsis, incluso antes de su existencia.[Viii]
Y que cuando el escritor vivía en una sociedad zarista y no podía, según los hechos, siquiera sospechar que el terrorismo en lugar de grupos clandestinos de jóvenes radicales sería llevado a cabo por el propio Estado –ayudado deliberadamente o no por los llamados Grandes Techs - con el fin de extender el poder de ciertos estafadores hasta el punto de hacer necesario reducir a la mayoría, si no a la muerte, a la condición más abyecta. La insistencia con la que el teórico del totalitarismo en la novela, o, en sus palabras, el teórico “de la organización social de la sociedad del futuro que sustituirá a la actual”, asegura que ya no hay otra solución posible para la “fórmula social” es terrible.” – “¡Ne-nhu-ma!”, deletrea.[Ex]
Partiendo de la libertad ilimitada que han pretendido alcanzar todos los estafadores de todos los tiempos (y no sólo ellos, seamos realistas) llegaremos, nos garantiza, por lógica necesidad, finalmente al despotismo ilimitado; y si “rebajar el nivel de la educación científica y del talento” sería una de las primeras acciones necesarias, la verdadera dificultad que enfrentó fue la de no disponer, en su época, de medios efectivos para promover la muerte masiva. Al fin y al cabo, resume uno de sus entusiastas, si “es imposible curar el mundo por mucho que lo tratemos”, cortar “cien millones de cabezas” sin duda lo facilitaría todo.
Ante tal incurabilidad, el teórico asegura que no propone ninguna infamia, sino “el paraíso terrenal”.[X] O nuevamente, como grita quien dijo que supo dar el primer paso para transformar la teoría en plan y acción: “Sin ciencia hay material suficiente para mil años, pero necesitamos organizar la obediencia. Solo falta una cosa en el mundo: ¡obediencia!”.[Xi] Sí, desde tal perspectiva, nuestro ex Ministro de Educación, a pesar de su kafta, ni siquiera sabe qué cosa tan profunda logró vaticinar.
Si se tratara no sólo de entender la vida como literatura, sino de interpretarla a la luz de la literatura, incluso una lectura superficial de Os demonios sería difícil, al experimentar el gobierno de Bolsonaro, no unirse a las filas de quienes aclamaron a Dostoievski como profeta; una aclamación que, en todo caso, en nuestro caso, implica asumir que el gran circo de los horrores orquestado por el presidente (o del que es representante de un casi fantástico uniformado absolutamente desconocido para nosotros) está quizás por venir.
Porque, si por un lado, la desestabilización social (acompañada de muertes masivas) ha sido llevada a cabo, en múltiples frentes, con maestría por su gobierno, recién reunido con la CIA,[Xii] esta misma desestabilización es alimentada por constantes amenazas de golpe de Estado –como la del 19 de marzo, cuando el presidente presentó ipsi litros el camino previsto en Os demonios cuando afirmó que “un terreno fértil para la dictadura es justamente la miseria, el hambre, la pobreza, donde el hombre necesitado pierde la razón”.[Xiii]
Y que Bolsonaro parezca excesivamente grosero o demasiado estúpido para algo así como un golpe, quizás un motín, en nuestro país pospresal, eso también está previsto en la novela, en el discurso de lo que podría entenderse como su doble literario, el personaje Pyotr Stepanovich Vierkhovensky: “bueno, finalmente decidí que lo mejor es que hablemos, y precisamente por la mediocridad, es decir, demasiado, demasiado, demasiado, apresurarse demasiado para manifestarse y siempre terminar enredándose en tus propias demostraciones, para que el oyente siempre se aleje de ti, sin saber que decir, pero es mejor encogerse de hombros. […] Disculpe, después de esto, ¿quién sospechará que tiene intenciones misteriosas? Sí, cualquiera de ellos se ofendería si alguien dijera que tengo intenciones secretas. Además, a veces hago reír a la gente, y eso es precioso. […] Me acosarán y volveré a mentir. Todos ya me han dejado de lado; “Es capaz, dicen, pero cayó de la luna”.[Xiv]
Y he aquí, además de los hechos transmutados en buenas historias, al mirar nuestra realidad a través del lente de Os demonios, parece que nos acercamos al momento señalado en el que este país nuestro, que ya está desesperado, será arrojado a otra clase de desesperación. Pues lo confirma el pronóstico que ofrece la novela de que el fenómeno Bolsonaro no terminará con su ansiado derrocamiento, ya sea vía juicio político o derrota en las próximas elecciones. Y por si acaso otro analista político surrealista y más optimista llega a gritar “¡Lula presidente en 2022!”, basándose en eso, además de encuestas de intención de voto, incluso al final de la novela, dado que el pueblito en que suceden los terribles hechos narrados en la obra, aparentemente vuelve a la normalidad – como nos informa el narrador en las últimas páginas: “Hoy, tres meses después de aquellos hechos, nuestra sociedad está en paz, se ha recuperado de su enfermedad, goza de su ocio" -;[Xv] nosotros, por nuestra parte, recordaríamos lo que advertía su teórico político: “Si pierden el momento, se verán perjudicados, porque luego inevitablemente volverán al mismo tema”.[Xvi]
Así, en medio de esta falta de convicción y dirección que nos aplasta y divide a todos, el grito de “¡Lula presidente en 2022!” responderíamos, más agresivamente (para estar a la altura de los tiempos), con el grito de “¡Dostoievski, paradójico!”. Quién vislumbró el significado más profundo de la muy comentada declaración de Bolsonaro, cuando aún estaba tranquilo, con Steve Bannon, en 2019, en una cena en Washington: “Brasil no es una tierra abierta donde pretendemos construir cosas para nuestra gente. Tenemos que deconstruir muchas cosas. Deshacer mucho. Entonces podemos empezar a hacer. Que sirva para que, al menos, pueda ser un punto de inflexión, ya estoy muy feliz”[Xvii]
*Mariana Lins Costa es becario postdoctoral en Filosofía en la Universidad Federal de Sergipe.
Notas
[i] Dostoievski citado Moser, CA “Dostoievski y la estética del periodismo”. Los estudios de Dostoievskivol. 3 y 1982.
[ii] Dostoievski citado franco, j. Dostoievski: Los años milagrosos, 1865-1871. São Paulo: Edusp, 2003, pág. 75.
[iii] Moser, CA “Dostoievski y la estética del periodismo”. Los estudios de Dostoievskivol. 3 y 1982.
[iv] Dostoievski. El diario de un escritor. Volumen uno 1873-1876. Evanston, Illinois: Northwestern University Press, 1994, págs. 286-287.
[V] https://www.correiobraziliense.com.br/politica/2020/08/4871753-weintraub-defende-pena-de-morte—pode-nos-devolver-a-esperanca.html
[VI] O como diría Piero Leirner: reiniciar. http://www.ihu.unisinos.br/610493-projeto-bolsonaro-e-finito-mas-e-preciso-ficar-atento-aos-militares-entrevista-especial-com-piero-leirner
[Vii] Dostoievski. Os demonios. Trans. Pablo Bezerra. São Paulo: Editora 34, 2004, pág. 532-533.
[Viii] Es inevitable que pensemos aquí en cuántas “narrativas” han rotado –y aún rotan entre teléfonos inteligentes y farmacias – en torno al fármaco hidroxocloroquina; Qué, por otro lado, también nos hace pensar que además de Bolsonaro, sus representantes y el Sigue el dinero (ahora casi olvidado con la nueva historia de Covaxin), no solo el Dr. Nise Yamaguchi (hasta junio de este año, médico del Hospital Albert Einstein), como parte significativa de la clase médica significativa, se adhirió activamente (o de manera autónoma) a la recomendación del “kit”, como es el caso nada menos que de la Federal Consejo de Medicina. Un detalle que trae cierta perturbación a la historia verdaderamente inspiradora de la ciencia contra el genocidio contada, hasta el otro día, en el CPI del covid, cuando las dos cosas de la Historia misma, la de la H mayúscula, por así decirlo, en general, siempre hemos estado juntos...
(https://www.diariodocentrodomundo.com.br/esencial/cfm-nao-nos-representa-diz-nota-da-rede-de-medicos-populares-e-medicos-pela-democracia/)
[Ex] Dostoievski. Os demonios, PAG. 391;392.
[X] Ídem, pág. 395.
[Xi] Ídem, pág. 407.
[Xii] https://oglobo.globo.com/mundo/em-visita-ao-brasil-diretor-da-cia-se-encontra-com-ministros-de-bolsonaro-1-25085980
[Xiii] https://www.correiobraziliense.com.br/politica/2021/03/4912817-bolsonaro-o-caos-vem-ai–a-fome-vai-tirar-o-pessoal-de-casa.html
[Xiv] Dostoievski. Os demonios, pag. 222; 227.
[Xv] Ídem, pág. 649.
[Xvi] Ídem, pág. 392.
[Xvii] https://noticias.uol.com.br/colunas/rubens-valente/2020/05/24/reuniao-bolsonaro-governo.htm