por FRANCISCO EDUARDO DE OLIVEIRA CUNHA*
El mecanismo esencial en la relación social de la producción capitalista, en el mantenimiento de sus altas ganancias
Se admite que la categoría que mejor caracteriza la peculiaridad del capitalismo dependiente –a la luz de la teoría marxista de la dependencia– es la sobreexplotación de la mano de obra.[i] Por lo tanto, en el desarrollo teórico de Ruy Mauro Marini,[ii] la superexplotación de la fuerza de trabajo se presenta como parte de un mecanismo de compensación en el que se utiliza el capitalismo dependiente para hacer frente a las transferencias de valor al capitalismo central.
Ruy Mauro Marini parte de la tesis de los intercambios desiguales, que se refiere a mecanismos disfrazados que permiten transferencias de valor entre las diferentes regiones productivas (países), eludiendo las leyes cambiarias determinadas por los precios de producción y expresadas en precios de mercado. En efecto, la interrelación de regiones periféricas y centrales (desarrolladas y subdesarrolladas/dependientes) – con menor y mayor productividad laboral, respectivamente (o entre productores de materias primas y bienes manufacturados), deja claro el proceso de transferencia de valor (o plusvalía), ya que la discrepancia entre las composiciones de capital del centro y la periferia, amplía la brecha de productividad laboral entre ambos espacios productivos, condicionando a los países periféricos a mantener su condición de subdesarrollados y dependientes del centro, basados en la integración global (como determinación de la división internacional del trabajo).
Sin embargo, la lógica de mantener este sistema de intercambio, aunque desigual y desventajoso para los países dependientes, es sumamente viable desde la perspectiva del capital y su reproducción (ya sea central o periférica), ya que las naciones desfavorecidas por el intercambio desigual no buscan corregir este desequilibrio. (lo que implicaría un esfuerzo redoblado para aumentar la productividad del trabajo), pero liderados por sus burguesías, buscan “compensar la pérdida de ingresos que genera el comercio internacional mediante el recurso de una mayor explotación del trabajador”.[iii]
Esto nos permite deducir, por lo tanto, que los capitalistas que operan en economías dependientes, impacientes tal vez por la realización de sus ganancias, prefieren reducir los salarios que aumentar sus capacidades productivas con inversiones, por lo que competirían por el aumento de la composición orgánica del capital (aumento de la productividad del trabajo). Sobre todo porque, al producir hegemónicamente en el exterior, sus demandas son independientes de los salarios practicados (y consumidores) internamente.
Dicho esto, la superexplotación del trabajo significa la caída de los precios de la mano de obra, por debajo de su valor, lo que implica un mayor desgaste y una reducción de la vida útil del ser humano trabajador. En términos generales, puede entenderse que representa “una forma de explotación en la que no se respeta el valor de la mano de obra”,[iv] entendida, por tanto, como una transgresión de la ley del valor en Marx.
Aunque se levantan críticas, la citada tensión entre el valor de la fuerza de trabajo y su transgresión no fue dejada de lado por Karl Marx. Sin embargo, el elemento de mayor ataque crítico contra el filósofo alemán se dirige a su teoría de la explotación, que se refiere a la condición de la remuneración del trabajador por la venta, o renta, de su mercancía fuerza de trabajo. Con base en Marx, es posible considerar, por el principio de equivalencia de valor, que la tasa de salario (W*) remunera las condiciones de reproducción física, psíquica y moral del trabajador, y, por tanto, se concibe que el valor de fuerza de trabajo (Vft) es monetariamente igual al salario (W*), por lo que se observa, en las condiciones generales del capitalismo central, que W* = Vft[V].
Con base en esto, Alfredo Saad Filho[VI] desarrolla una crítica al enfoque de Marx sobre la concepción de equivalencia entre salario y valor de la fuerza de trabajo, que confirma la transgresión de la ley del valor (aunque no es el centro de su crítica), a partir de tres puntos. Primero, porque parte de una pobre lectura de Marx, es decir, poco desarrollada en profundidad teórico-empírica. En segundo lugar, porque no logra explicar la composición de la canasta de bienes asalariados ni la tasa salarial, ni las diferencias entre salarios en distintos segmentos del mercado laboral.
Finalmente, el citado autor entiende que esta interpretación oscurece el carácter mercantil de la fuerza de trabajo, es decir, niega implícitamente el pago de salarios monetarios, y confunde a los trabajadores con los bienes que consumen o, alternativamente, confunde los gastos de los trabajadores con los “tecnología de producción” de la fuerza de trabajo, “como si esta capacidad humana se produjera con fines de lucro”[Vii].
En contraste con estas posibles deficiencias teóricas de Marx, Saad Filho presenta un enfoque alternativo para definir el valor de la fuerza de trabajo como la participación de los salarios en el ingreso nacional. Según dicho autor, el valor de la fuerza de trabajo es el dominio sobre el trabajo abstracto que reciben los trabajadores a cambio de su fuerza de trabajo en forma de salario monetario. Y agrega que “los trabajadores en la sociedad capitalista no negocian ni reciben una canasta de bienes como pago por su fuerza de trabajo, reciben una cantidad de dinero, el salario monetario”, por lo tanto, la moneda no puede desaparecer como elemento mediador del proceso. ”.[Viii]
A través de esta interpretación, Alfredo Saad Filho trae el dinero al debate y muestra la especificidad de la explotación en el capitalismo como apropiación de plusvalía en forma de dinero. Esta interpretación deja claro el reconocimiento del papel de los conflictos distributivos en la determinación de los salarios, así como la evidencia de que, a diferencia de otras mercancías, el valor de la fuerza de trabajo no se justifica (o limita) sólo por elementos de naturaleza física, sino sobre todo por elementos de carácter histórico y social.[Ex]
El carácter transgresor de la ley del valor también es explorado por Luce[X], cuando presenta la sobreexplotación de la fuerza de trabajo como una determinación negativa del valor contenido en la ley del valor. En ese sentido, contribuye a la comprensión de que la corporeidad viva de la fuerza de trabajo está sujeta a un desgaste prematuro, o sea, la sustancia viva no se repone en condiciones normales, lo que conduce a una disminución de su valor. En efecto, el autor busca explorar la esencia de la sobreexplotación, asumiéndola como una determinación negativa del valor de la fuerza de trabajo contenida en el ámbito de la ley del valor, pues plantea que “La ley del valor es simultáneamente la asunción y la negación de valor. Es a la vez el intercambio de equivalentes y su negación. Es simultáneamente el pago de la fuerza de trabajo cercana a su valor y el pago por debajo de su valor”. Y añade que “es tanto el consumo de la fuerza de trabajo en torno a su valor, como su consumo acelerado, agotándola prematuramente.
La sobreexplotación es, por tanto, la exacerbación de la tendencia negativa, inscrita en la ley del valor.[Xi]. De esta forma, Luce aclara que al mismo tiempo que la sobreexplotación está sujeta a la ley general del valor, también lo está a sus determinaciones más específicas. Por tanto se entiende también como “transgresión del valor contenido en la ley del valor”[Xii].
Con lo anterior, se reitera que la sobreexplotación de la fuerza de trabajo es, por tanto, una ley de compensación que consiste en flexibilizar el consumo (eufemismo de sobreexplotación o sobreconsumo) de la mercancía fuerza de trabajo, como condición de supervivencia en esta competencia. desigual global, entre capitales. Como resultado, la sobreexplotación exige que el mercado laboral brasileño mantenga condiciones estructurales de “flexibilidad”, imponiendo una presión constante para reducir el salario real y mantener condiciones precarias permanentes para la reproducción material (y fisiológica) de los trabajadores, como se observa en el Gráfico 01, donde en los últimos años se ha producido una intensificación de la brecha entre el salario medio en Brasil y un apoderado del valor de la fuerza de trabajo asumido por el salario mínimo exigido, según estimación del DIEESE (2022).
Gráfico 01. Contraste Ingreso promedio real efectivamente recibido de todos los trabajos x salario mínimo requerido[Xiii]
Fuente: Encuesta Nacional por Muestreo de Hogares Continua Trimestral (IBGE, 2022)[Xiv] y DIESE (2022)[Xv]
En esta dinámica, América Latina y específicamente Brasil, al tiempo que contribuyen al aumento de la tasa de plusvalía y de la tasa de ganancia en los países industriales centrales, corroboran el empobrecimiento de los trabajadores del mundo, considerados como meras mercancías sobreconsumidas por el capital. La transgresión del valor basada en la sobreexplotación de la fuerza de trabajo se configura, por tanto, en la continua agresión contra los sujetos humanos, donde la acción reiterada es vista como un mecanismo esencial en la relación social de la producción capitalista, en el mantenimiento de sus altas ganancias.
*Francisco Eduardo de Oliveira Cunha Profesor del Departamento de Ciencias Económicas de la Universidad Federal de Piauí (UFPI).
Notas
[i] Ruy Mauro Marini en Dialéctica de la dependencia. En: Germinal: Marxismo y Educación en Debate, Salvador, v. 9, núm. 3, pág. 325-356, diciembre. 2017; Jaime Osorio en Dependencia y sobreexplotación. MARTINS, Carlos Eduardo et al. (Org.). América Latina y los Desafíos de la Globalización. São Paulo: Boitempo, 2009; Mathias Seibel Luce en Teoría marxista de la dependencia. Problemas y categorías: una descripción histórica. São Paulo: Expresión Popular, 2018.
[ii] Cf. Marini, cit. (2017, pág. 331).
[iii] IDENTIFICACIÓN Ibíd., pág. 332.
[iv] Cf. Osório, cit. (2009).
[V] MARX, K. El capital: una crítica a la economía política. Libro 1. 17ª ed. Río de Janeiro: Civilización Brasileña, 1999.
[VI] SAAD FILHO, A. Salarios y explotación en la teoría marxista del valor. Economía y Sociedad, Campinas, (16): 27-42, jun. 2001.
[Vii] IDENTIFICACIÓN Ibíd., pág. 33.
[Viii] IDENTIFICACIÓN Ibíd., pág. 34.
[Ex] ROSDOLSKY, R. Génesis y estructura del Capital de Karl Marx. Río de Janeiro: EDUERJ, Contraponto, 2001.
[X] Véase Luce, cit. (2018).
[Xi] IDENTIFICACIÓN Ibíd., pág. 155.
[Xii] IDENTIFICACIÓN Ibíd., pág. 155.
[Xiii] Estimación realizada por el Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos (Dieese), salario mínimo necesario para mantener una familia de cuatro.
[Xiv] IBGE. Instituto Brasileño de Geografía y Estadística. (2022). Encuesta Nacional por Muestreo de Hogares Continua Trimestral/PNADCT. Disponible: .
[Xv] DIESE. Departamento de Estadística y Estudios Socioeconómicos de Interunion. (2022). Salario mínimo nominal y obligatorio. Disponible: .