stf en la prensa

Imagen: Lara Mantoanelli
Whatsapp
Facebook
Twitter
Instagram
Telegram

por GUILHERME SCALZILLI*

Las animadoras de Lava Jato siguen trasladando la sospecha de Moro a Lula, incriminándolo exactamente con la prueba anulada

Después de la decisión a favor de Lula, hubo una erosión sin precedentes en el apoyo que el STF disfrutaba entre los círculos responsables de la popularidad de Lava Jato. El fenómeno pudo comprobarse, a través de las manifestaciones de columnistas y fuentes especializadas de los medios corporativos, en los espacios regulares de los vehículos y en los perfiles de las redes virtuales.

La gran prensa se enamoró del STF en el juicio del llamado “mensalão”, Acción Penal 470. Joaquim Barbosa, entonces presidiendo el tribunal, lanzó el modelo ético de periodismo que pronto abrazaría el Cruzada Anticorrupción: indignado, mesiánico, adepto a un pragmatismo selectivo con una virulenta inclinación punitiva.

Este perfil se difundió en la apoteosis de Lava Jato, marcando la propia identidad enunciativa de sus seguidores. El “exencionismo”, el germen inicial de la truculencia fascista, reflejó la cobertura noticiosa de los escándalos, en particular su demonización global de la esfera política como una tapadera para el evidente sesgo partidista de los cruzados.

Desde el juicio político a Dilma Rousseff hasta la conspiración que impidió que Lula derrotara a Bolsonaro, el STF sirvió como garante institucional del discurso mediático anti-PT. A cambio, perfiles elogiosos, entrevistas suaves y comentarios elogiosos dieron notoriedad positiva a los responsables de normalizar las decisiones de Lava Jato.

Mientras que Los recursos de Lula fueron rechazados, los vehículos neutralizaron las denuncias de sus defensores, tratando los despropósitos como “polémicos”, dando falsas equivalencias al delirio y al sentido común. Aunque en ocasiones lamentaron los abusos de Sérgio Moro, nunca se quejaron de la continua omisión del STF en este sentido.

Una vez garantes de la criminalización de Lula, los ministros ya no pueden dar fe de su inocencia. Elogiados como rígidos e imparciales cuando ignoraron los derechos del expresidente, se volvieron parciales al rescatarlos. Podrían menospreciar el riesgo de Bolsonaro, pero deben ser responsables de prevenir daños a Lava Jato.

Dos vicios se asemejan a la crítica tardía de la prensa y los ataques fascistas contra el STF. Primero, el negacionismo La multitud de Lava Jato sigue trasladando la sospecha de Moro a Lula, incriminándolo exactamente con la prueba anulada. Intenta descalificar al tribunal pretendiendo que sus decisiones son simplemente “narrativas” contradictorias.

Más grave es actuar como si la sentencia no revelara algo sobre el proceso histórico que estamos viviendo, comenzando por los roles del propio STF y de la prensa en el origen de la actual tragedia humanitaria. Es actuar como si fuera posible borrar las ilegalidades de Moro con su incompetencia. Como si la maniobra, aunque viable, cambiar los hechos.

En segundo lugar, la mentira. Artículos publicados en periódicos. Folha de São Paulo e estado de Sao Paulo, por ejemplo, acusó a la ministra Cármen Lúcia de cometer un delito de responsabilidad al cambiar su voto. La falacia ha sido desacreditada sólo después de circular en internet, con el aval de reconocidos profesionales del derecho.

Los nuevos debates en la actualidad jurídica pisotearon la percepción de estos episodios, pero no dejaron de revelar la diferencia en el trato dado a los ministros con posiciones antagónicas sobre Lava Jato. Además, ningún voto alineado con Bolsonaro provocó tanta agresión como los que restauraron los derechos políticos de Lula.

Tal vez fueron éxtasis fugaces. Pero suena extraño cuestionar la legitimidad del STF para imponer frenos al bolsonarismo en los tribunales inferiores cuando recibe un mandato informal para frenar al propio Bolsonaro. Al menos esa era la costumbre en la época en que la corte supuestamente afirmó la resistencia de las instituciones democráticas del país.

*Guilherme Scalzilli Doctora en Medios y Procesos Audiovisuales por la Unicamp.

Publicado originalmente en Observatorio de Prensa.

Ver todos los artículos de

10 LO MÁS LEÍDO EN LOS ÚLTIMOS 7 DÍAS

El complejo Arcadia de la literatura brasileña
Por LUIS EUSTÁQUIO SOARES: Introducción del autor al libro recientemente publicado
Forró en la construcción de Brasil
Por FERNANDA CANAVÊZ: A pesar de todos los prejuicios, el forró fue reconocido como una manifestación cultural nacional de Brasil, en una ley sancionada por el presidente Lula en 2010.
El consenso neoliberal
Por GILBERTO MARINGONI: Hay mínimas posibilidades de que el gobierno de Lula asuma banderas claramente de izquierda en lo que resta de su mandato, después de casi 30 meses de opciones económicas neoliberales.
Gilmar Mendes y la “pejotização”
Por JORGE LUIZ SOUTO MAIOR: ¿El STF determinará efectivamente el fin del Derecho del Trabajo y, consecuentemente, de la Justicia Laboral?
¿Cambio de régimen en Occidente?
Por PERRY ANDERSON: ¿Dónde se sitúa el neoliberalismo en medio de la agitación actual? En situaciones de emergencia, se vio obligado a tomar medidas –intervencionistas, estatistas y proteccionistas– que son un anatema para su doctrina.
El capitalismo es más industrial que nunca
Por HENRIQUE AMORIM & GUILHERME HENRIQUE GUILHERME: La indicación de un capitalismo de plataforma industrial, en lugar de ser un intento de introducir un nuevo concepto o noción, pretende, en la práctica, señalar lo que se está reproduciendo, aunque sea de forma renovada.
El editorial de Estadão
Por CARLOS EDUARDO MARTINS: La principal razón del atolladero ideológico en que vivimos no es la presencia de una derecha brasileña reactiva al cambio ni el ascenso del fascismo, sino la decisión de la socialdemocracia petista de acomodarse a las estructuras de poder.
Incel – cuerpo y capitalismo virtual
Por FÁTIMA VICENTE y TALES AB´SÁBER: Conferencia de Fátima Vicente comentada por Tales Ab´Sáber
El nuevo mundo del trabajo y la organización de los trabajadores
Por FRANCISCO ALANO: Los trabajadores están llegando a su límite de tolerancia. Por eso, no es de extrañar que haya habido un gran impacto y compromiso, especialmente entre los trabajadores jóvenes, en el proyecto y la campaña para acabar con la jornada laboral de 6 x 1.
Umberto Eco – la biblioteca del mundo
Por CARLOS EDUARDO ARAÚJO: Consideraciones sobre la película dirigida por Davide Ferrario.
Ver todos los artículos de

BUSQUEDA

Buscar

Temas

NUEVAS PUBLICACIONES