por BERNARDO JOÃO DO REGO MONTEIRO MOREIRA*
El papel del Estado en el capitalismo neoliberal y sus desplazamientos en la actual crisis provocada por la pandemia
En este ensayo se explorarán las críticas de Anselm Jappe y sus colaboradores en Capitalismo en Cuarentena: apuntes sobre la crisis global (2020) a la tesis del retorno del Estado en la pandemia del Covid-19. Buscaré articular el análisis de Jappe et al con otros referentes teóricos como Nicos Poulantzas, Louis Althusser, Gilles Deleuze, Félix Guattari, Bruno Latour, Guy Debord y la Internacional Situacionista, además de complementar estas tesis con otros análisis coyunturales de la pandemia, como los de Andityas Matos y Francis Collado (2020), Coletivo Chuang (2020) y Alysson Leandro Mascaro (2020).
En Poder político y clases sociales, Nicos Poulantzas (2019) se propone criticar las interpretaciones instrumentalistas e historicistas del Estado en la teoría marxista, buscando llevar a la ciencia política una lectura guiada por el marxismo estructuralista de Louis Althusser. Articulando interpretaciones de textos de Marx, Engels y Lenin, Poulantzas define la función del Estado como la función de constituir el factor de cohesión de las diferentes instancias de formación social. Para asegurar tal balance A favor de la dominación de clase y de la reproducción de las relaciones de producción capitalistas, el Estado moviliza sus funciones específicas (políticas, económicas, jurídicas, ideológicas) a través de sus aparatos represivos e ideológicos. Mientras loci a partir de la condensación de las contradicciones de la formación social, el Estado organiza sus aparatos y funciones específicas a través de la articulación concreta de sus índices de dominación. De esta manera, es posible descifrar que instancia ocupa el rol dominante de la unidad de una formación social, considerando el rol de determinante último de lo económico (Poulantzas, 2019; Althusser, 1996). Partiendo de la producción teórica de Althusser y Poulantzas sobre la teoría del Estado, podemos construir un análisis a nivel macro del papel del Estado en su forma neoliberal y las implicaciones de este modelo en la emergencia de la pandemia de la Covid-19.
Como afirma Poulantzas, el Estado que se caracteriza por una no intervención específica en la economía mantiene su papel como factor de cohesión en la unidad de la formación social como Estado policial, es decir, definiéndose por el dominio de la función propiamente política. . De esta forma, su papel como factor de cohesión de la unidad no implica intervencionismo ― el Estado concentra sus funciones dominantes para mantener su equilibrio inestable (por los desfases de las instancias) a través de su práctica política de mantener la cohesión de la unidad, sus funciones burocráticas -jurídica para garantizar el funcionamiento y la reproducción de las relaciones de producción capitalistas (organización, vigilancia y dirección general del proceso de trabajo) y así, manteniendo la dominación política de clase, asegura la valorización del valor: motor del modo de producción capitalista (Poulantzas , 2019; Jappe et al., 2020).
El papel del Estado como factor de cohesión es explorado por Jappe et al (2020) en la relación Estado-economía o Estado-mercado como relación de complementariedad hostil u hostilidad complementaria. En el período neoliberal y pandémico, el Estado se afirma como el último salvador del capitalismo por su papel de acreedor (inyectando billones para salvar la economía) mientras que la crisis de valoración conduce a una crisis de legitimidad de sus instituciones políticas. Tal crisis de valoración, que viene desde antes de la pandemia (ya en la década de 60 con el quiebre estructural del capitalismo), se caracteriza por la crisis de acumulación. La acumulación capitalista entra en crisis por una desustancialización de su sustancia, el trabajo abstracto. Hay, por tanto, una disminución absoluta de la explotación de la plusvalía real debido a las transformaciones del proceso de producción por el avance de las fuerzas productivas, resultando en un régimen de acumulación sin sustancia: multiplicación de capital ficticio con crédito, especulación financiera y endeudamiento basado en una anticipación de la futura producción de plusvalía (Jappe et al, 2020).
Las montañas de deuda surgidas de las sucesivas crisis de burbujas especulativas colocan al régimen neoliberal de acumulación en una relación sostenida por el papel del Estado como último acreedor de la industria financiera, que negocia un futuro socavado por los problemas internos del capitalismo y sus consecuencias ecológicas y sociales. Con una deuda que triplicaba el PIB mundial justo antes del inicio de la pandemia, Jappe et al (2020) argumentan que la pandemia de Covid-19 no fue la causa, sino solo el acelerador de la crisis general del capitalismo. Ante tal exposición sobre el papel extremadamente activo del Estado en su modelo neoliberal, podemos entender lo que sucede con el capitalismo en cuarentena.
Antes de criticar directamente la tesis del 'retorno del Estado', es necesario reflexionar sobre el estatus del virus en relación con la sociedad capitalista. Este no es un invasor externo: la crisis del virus es una crisis del capitalismo; o como afirma Mascaro (2020), “el modo de producción capitalista é la crisis". No hay un “afuera” biológico, la pandemia es socionatural; la crítica a la separación hombre-sujeto y naturaleza-objeto demuestra cómo tal separación es el resultado de la relación de explotación material engendrada por el capitalismo (Matos, Collado, 2020) que resuena en la crítica de Bruno Latour (2009) a la compartimentación del saber en modernidad que no permite pensar los encuentros entre lo político, lo natural y lo discursivo. Como afirma el Colectivo Chuang (2020), la crítica al capitalismo se empobrece al estar separada de las ciencias exactas. Con base en esta contribución crítica, es posible atestiguar una coincidencia entre la geografía del virus y la geografía de los flujos de capital (Jappe et al, 2020; Latour, 2009; Mascaró, 2020; Colectivo Chuang, 2020).
En su análisis de la pandemia en China, el Coletivo Chuang (2020) moviliza la exposición del biólogo Rob Wallace (movilizada también por Jappe et al) sobre esta relación para demostrar la historia de las pandemias con la agroindustria y el capitalismo global, que van desde las epidemias en Inglaterra en el siglo XVIII, hasta las pandemias resultantes del imperialismo en África y la proletarización en la Primera Guerra Mundial. De esta manera, es posible relacionar la pandemia de Covid-19 con la tesis de Chuang sobre las relaciones socionaturales: “ya no hay desierto”. Al enfatizar la subordinación de lo 'natural' a las cadenas totalizadoras y globales del capitalismo, se expone una importante relación con el aparente 'afuera' de estas cadenas: el fenómeno de los grupos que, por la expansión agroindustrial, se ven obligados a profundizar a los bosques para sobrevivir aumentando los contactos propensos a la proliferación de patógenos y parásitos zoonóticos. En medio de la globalización y la crisis ecológica, el virus es el detonador de la bomba – pero no es el virus el que interrumpe la máquina de explotación y valorización del valor, sino la reacción político-estatal: pone en cuarentena al capitalismo (Coletivo Chuang, 2020) ; japón et al, 2020).
La reacción político-estatal indica un cambio en el índice de dominio de la formación social; lo que no implica, sin embargo, un 'regreso del Estado': nunca se fue. Por el contrario: el Estado, como factor de cohesión de la unidad de formación social, pasó por períodos de reorganización de sus funciones sobredeterminadas, guiado por la hostilidad complementaria en la polaridad Estado-mercado. De esta forma, se analiza la reacción político-estatal de poner en cuarentena al capitalismo como un mecanismo de supervivencia (contradictorio y antagónico) para salvar la máquina de explotación de la sociedad capitalista, en la que el Estado traslada a la función dominante tanto el papel de acreedor en el última instancia y el papel de salvador en última instancia guiado por la razón sanitaria y por las funciones represivas e ideológicas de control político-jurídico-burocrático. Tal relación de polaridad es también un determinante de qué estrategias de salud se adoptan, condicionando qué aspectos serán dominantes en la estrategia: estado vigilante autoritario o estado indiferente (que, además de movilizar una razón 'ética' de salud de sacrificar lo menos útil en favor de la masa que puede ser explotada, que muera ― exterminio indirecto). Entre el confinamiento total y el laissez-faire del virus, reina el darwinismo social sacrificado al fetiche del capital global (Jappe et al, 2020).
La supervivencia se sitúa entonces en un escenario ya trazado por los situacionistas de los años 60 y 70: una inédita mediación de la imagen. Entre las espectaculares tecnologías de la vigilancia y el consumo, la vida se vuelve remota y las subjetividades aún más reprimidas. El control de los cuerpos supera las pesadillas más oscuras de la biopolítica con mecanismos Big Data (Jappe et al, 2020). Y ya lo advertía Debord: “la producción circular del aislamiento” es uno de los fundamentos del modo de producción capitalista; “el espectáculo reúne mientras se separa”; la sociabilidad separada, remota, mediada por la imagen es el fulcro de la supervivencia expandida del capitalismo (Debord, 1997), elevado a la enésima potencia en tiempos de pandemia. También en la Internacional Situacionista está Raoul Vaneigem, para quien “el espectáculo es el lugar donde el trabajo forzado se transforma en sacrificio consentido” (Internacional Situacionista, 2002). La crisis del capitalismo, por lo tanto, no se limita al posfordismo neoliberal: la crisis económica conduce a crisis de formas institucionales (jurídico-políticas) y crisis de formas de subjetividad. El escenario es de acumulación disfuncional, de movilización de instrumentos institucionales intervencionistas y de ruptura social que conduce a una crisis de sociabilidad, una crisis estructural que abre posibilidades, desde la desesperanza desintegrada de las masas hasta el surgimiento de movimientos de protesta (Mascaro, 2020)
La crítica de la forma-obra como inseparable de la lógica autotélica de valoración del valor guía la Wertkritik y el situacionismo, al demostrar la importancia de no recaer en el discurso obrero de la izquierda social-liberal 'altercapitalista', de los partidarios del decrecimiento, de la “restauración del orden” al estilo Biden-Kamala y de algunos sectores del marxismo tradicional. Tales sectores claman por el derecho al trabajo y por el Estado como baluarte de la higiene pública, soñando con instrumentalizarlo y desconociendo su relación polar con el mercado, su papel como entramado de recursos e infraestructura para el proceso de valorización y su función estructural como factor de cohesión de la unidad social para la reproducción de las relaciones de producción capitalistas; apuesta por salvar únicamente los cadáveres biológicos de los trabajadores para que sirvan de combustible a la máquina de recuperación ― y que en la “post”-crisis ya deja entrever un sacrificio más en favor de la “recuperación económica”. Frente a este enfrentamiento con el “sujeto automático” del capital por la crisis de representación y la normalización del estado de excepción, la izquierda se enfrenta a una lucha que puede orientarse hacia una revolución con contramodelo o una ruptura social anómica incontrolable. (Japón et al, 2020; Poulantzas, 2019).
Como afirman Deleuze y Guattari (1996), “toda política es a la vez macropolítica y micropolítica”, y así, “la administración de una gran seguridad molar organizada tiene como correlato toda una microgestión de los pequeños miedos, toda una permanente inseguridad molecular ” . Las transformaciones a nivel macro del capitalismo global coexisten y están en una relación de presuposición recíproca con las transformaciones de las subjetividades (Deleuze, Guattari, 1996).
Estas nuevas formas de subjetivación producidas por el espectacular y virulento capitalismo en cuarentena traen consigo una serie de implicaciones para la lucha política. Con la irrupción del virus y su intrusión totalizadora e inconmensurable en la rutina del planeta, Matos y Collado (2020) introducen el concepto de 'bioarquia(la política del médico-sacerdote como figura que dicta el tiempo de la vida y el tiempo de la muerte, personificación de la razón sanitaria como polo complementario de la razón económica). El fascismo biotecnológico, la sumisión de la vida singular en nombre de una abstracción de 'Vida' (supervivencia espectacular) y una necropolítica neoliberal sostienen la máquina de explotación del capital. Estas políticas se construyen a través de una semiótica del miedo y la obediencia que moviliza códigos significantes y no significantes (las figuras de bioarquia ― mascarillas, médicos, batas blancas, estadísticas), dando lugar a la aceptación de nuevas formas de teletrabajo, mecanismos de control y estructuras de poder (Matos, Collado, 2020).
En este ensayo buscamos presentar algunos aportes al debate político en la pandemia del covid-19 a partir de lecturas de Wertkritik, situacionismo, marxismo estructuralista y posestructuralismo deleuziano. Haciendo hincapié en el papel del Estado en el capitalismo neoliberal y sus desplazamientos en la crisis actual, insistimos en criticar la tesis del 'retorno del Estado', considerándola como un análisis que desconoce la relación de complementariedad hostil Estado-mercado y el mercado global. función del Estado como factor de cohesión de la unidad de formación social. También señalamos cuestiones macropolíticas y micropolíticas, enfatizando la importancia de diferentes ámbitos de análisis. El virus ignora las fronteras artificiales de la naturaleza-cultura, que exige a la izquierda superar el actual sistema político-económico que impide que esta división se rompa: de una reconciliación con Gaia, tendremos una reconciliación con nosotros mismos (Matos, Collado, 2020 ).
*Bernardo Joao do Rego Monteiro Moreira es estudiante de ciencias políticas en la Universidad Federal Fluminense (UFF).
Referencias
ALTHUSSER, L. “Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado (Apuntes para una Investigación)”. En: ZIZEK, S. (org.). Un mapa de la ideología. Río de Janeiro: Contrapunto, 1996.
COLECTIVO CHUANG. Contagio social: el coronavirus y la lucha de clases microbiológica en China. São Paulo: Véneta, 2020.
DEBORD, G. La Sociedad del Espectáculo. Río de Janeiro: Contrapunto, 1997.
DELEUZE, G.; GUATTARI, F. Mil mesetas – Capitalismo y esquizofrenia (vol. 3). Río de Janeiro: Ed. 34, 1996.
SITUACIONISTA INTERNACIONAL. Situacionista: teoría y práctica de la revolución. São Paulo: Conrad Editora do Brasil, 2002.
JAPÉ, A. et al. Capitalismo en Cuarentena: Apuntes sobre la Crisis Global. Sao Paulo: Elefante, 2020.
LATOUR, b. Nunca hemos sido modernos: ensayo sobre antropología simétrica. Río de Janeiro: Ed. 34, 2009.
MASCARO, AL Crisis y Pandemia. São Paulo: Editorial Boitempo, 2020.
POULANTZAS, N. Poder político y clases sociales. Campinas: Editora da Unicamp, 2019.
SOARES, A.; COLLADO, F. El virus como filosofía, la filosofía como virus: reflexiones de emergencia sobre el Covid-19. São Paulo: Ediciones Glac, 2020.