por JOSÉ RAIMUNDO TRINDADE*
Comentario crítico sobre un libro de Immanuel Wallerstein
libro de texto de Immanuel Wallerstein titulado Análisis de sistemas mundiales: una introducción contiene una presentación amplia e inteligente de la llamada “teoría del sistema mundial”. El trabajo, sin embargo, no se limita al propósito introductorio, el autor logra ir más allá estableciendo un rico mosaico por la amplitud, vitalidad y síntesis de problemas que envuelven este aporte teórico.
Conocer esta interpretación ecléctica pero coherente es importante para que mantengamos diálogos entre formulaciones que, de manera integral, busquen dialogar con las construcciones sistémicas y la ruptura con el capitalismo. La breve reseña que haremos es un diálogo con el autor, desde nuestra propia percepción, tanto crítica como fundamentada en formulaciones propiamente marxistas, sin dejar de apreciar los ricos elementos que se deben aprehender de la teoría del sistema-mundo.
Este trabajo introductorio fue desarrollado por Immanuel Wallerstein a partir de una serie de seminarios en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, en España. El seminario titulado “Análisis de los sistemas mundiales” brinda un importante ejercicio didáctico para que no solo podamos abordar el aporte teórico antes mencionado, sino comprender sus debilidades y dialogar críticamente con la obra.
El libro está organizado en cinco breves capítulos: (1) Orígenes históricos de los análisis de los sistemas mundiales; (2) El sistema-mundo moderno como una economía mundial capitalista; (3) El surgimiento de los sistemas estatales nacionales; (4) La creación de una geocultura y; (5) El sistema-mundo moderno en crisis.[ 1 ] Además, presenta un interesante glosario de términos, muy útil para quienes se inician en los estudios. Inicialmente, vale la pena hacer una breve contextualización metodológica e histórica sobre el origen de la teoría del sistema-mundo.
Considerando que se trata de un aporte teórico ecléctico, Wallerstein identifica las fuentes de sustento para el desarrollo teórico del sistema-mundo, en el formato de cuatro debates históricos que el autor considera centrales en la segunda mitad del siglo XX (1950/1970) : (el ) el debate en torno a las raíces del desarrollo no convergente expresado en el análisis centro-periferia de la CEPAL y profundizado críticamente por las teorías de la dependencia; (b) el debate enunciado por Marx y abordado recién en la segunda mitad del siglo XX sobre el llamado “modo de producción asiático”; (c) el debate entre marxistas europeos y estadounidenses sobre la transición del feudalismo al capitalismo; (d) finalmente, las tesis presentadas por Fernand Braudel, en continuidad con la “Escuela de Analles”, en formato de crítica a la historiografía convencional y al aislamiento de las ciencias sociales, denominadas “ciencias nomotéticas”, es decir, “ciencias en búsqueda de leyes perennes”, y que, siguiendo a Braudel, el autor consideró la necesidad de la completitud e integración entre ellas, se refiere explícitamente a la economía, la sociología, la ciencia política, la antropología y la geografía, que compondrían una ciencia social más amplia denominada “ciencias”. .histórico social”.
Metodológicamente, se establece una formulación donde el sistema -como una totalidad integrada por formas estatales localizadas- existe como un conjunto complementario y bajo constante disputa geopolítica y presión para expandir la acumulación de capital. El autor define el capitalismo como un sistema basado en la “acumulación incesante de capital”, es decir, “significa que las personas y las empresas acumulan capital para acumular más capital, en un proceso continuo e incesante” (p. 40-41) . Esta definición contiene elementos presentes en la ya establecida por Marx quien, sirviéndose de Aristóteles, observó que la acumulación de capital sería un “arte crematístico”, es decir, algo que “no tiene límites en su finalidad”, siendo el movimiento de capital algo “sin medir”.
La interpretación de esta reciprocidad metodológica a partir del “continente histórico”, como bautiza Althusser los aportes de Marx en La capital, se añaden los elementos de totalidad histórica desarrollados por Fernand Braudel, especialmente la noción de “historia a largo plazo” (lejano durée), así como la influencia interpretativa del capitalismo como sistema de acumulación en estructuras desiguales y amorfas, donde la relación centro-periferia tiene como esencia el traslado de excedentes de la periferia al centro (intercambio desigual) y el continuo “desarrollo”. del subdesarrollo”. Esta amplia percepción teórica consolidó una interpretación de la lógica capitalista basada en cuatro características sistémicas y estructurales:
(i) El capitalismo constituye la primera forma económica que hace posible el desarrollo de un sistema-mundo complejo y de existencia continua en el largo plazo histórico, siendo su totalidad una economía-mundo; (ii) esta economía-mundo se establece en ciclos de predominio y hegemonía de una relación ambigua entre las empresas monopólicas y el sistema estatal, donde ya se habrían establecido tres ciclos, con diferentes poderes hegemónicos de los Estados capitales (Holanda, Inglaterra y EE.UU.) ; (iii) la existencia de una gradación centro, periferia, semiperiferia, establecida tanto en forma de estados con soberanía fuerte y frágil, como por la transferencia continua de riqueza de un polo a otro; (iv) finalmente, los largos ciclos de ascenso y crisis (Kondratieff) determinarían, a partir de condiciones específicas de caída de la rentabilidad del capital y fragilidad económica, el tránsito a un nuevo ciclo de poder con un nuevo centro hegemónico.
El sistema-mundo es definido por Wallerstein (p. 42-43) como “una amplia región espacio-temporal que atraviesa innumerables unidades políticas y culturales, integrada por actividades económicas e institucionales que obedecen reglas sistémicas”. Esta definición es objetivamente la extensión de la economía-mundo capitalista. Vale la pena señalar que Marx ya había establecido el capitalismo como una totalidad sistémica y en expansión mundial, algo que la versión teórica del sistema-mundo parece seguir.
Wallerstein señala que la división internacional del trabajo resultante de la estandarización de la producción está comandada por empresas multinacionales, convertidas en actores centrales del nuevo orden económico mundial. Las principales características del orden actual muestran una economía mundial dominada por procesos productivos de regulación flexible que acompañan a la revolución de las tecnologías de la información y la comunicación. Esta división internacional del trabajo mantiene las características de la concentración tecnológica, que permanece centrada en algunas partes del planeta; observándose una cierta dispersión de la base productiva de recursos naturales con destino al centro y nueva semiperiferia capitalista. El mayor cambio es quizás la ampliación de estas semiperiferias, tanto con la participación de economías y sociedades que, hasta la década de 1990, formaban parte del antiguo bloque socialista, como, y principalmente, la gran expansión capitalista en el continente asiático, con la integración de más de mil millones de personas al ejército industrial de mano de obra.
La idea de historia a largo plazo de Braudel presenta una doble interacción crítica que es importante para la interpretación contemporánea: por un lado, el análisis histórico tendría que considerar largos ciclos de desarrollo capitalista, tanto en términos de sus formas culturales y sociológicas, como en en términos de aspectos económicos y sociales, de apropiación de la riqueza que se daría de acuerdo con un patrón centro-periferia, componiendo la permanente disputa social entre clases sociales, pero también una configuración de formas de capitalismo central, periférico y semiperiférico.
Por otro lado, las crisis serían coyunturales o sistémicas, la primera en el sentido de que el capitalismo existe con la causalidad permanente de las crisis coyunturales, cuya solución se desarrolla internamente al sistema, pero la segunda forma de crisis sistémica implica la imposibilidad de solución. en el marco del propio sistema, en términos de Wallerstein (p. 105-106): “son las que no se pueden resolver en el marco del sistema, sólo se pueden resolver más allá del sistema histórico vigente”. Así, en el contexto actual, la economía-mundo capitalista estaría ya enfrentando una crisis sistémica cuya solución no se vislumbra en el horizonte y que duraría períodos del orden de “25 a 50 años”, produciendo “súbitas oscilaciones de todas las estructuras y procesos que saben inherentes al sistema-mundo actual”.
Los aportes del trabajo, aparte de los problemas teóricos que puedan tener, y las críticas a este aporte son muchas, como lo reconoce el propio autor y que conviene analizar por separado. Sus formulaciones, sin embargo, son fundamentales para que pensemos la actual transición en la que se encuentra el capitalismo, incluso por los enormes riesgos civilizatorios que plantea.
Como se señala al final de este excelente tratado introductorio, un “período de transición de un sistema histórico a otro es un período de grandes luchas e incertidumbres (...)”, durante el cual necesitamos “comprender claramente lo que está sucediendo”, establecer “la dirección en la que queremos que se mueva el mundo” y, finalmente, actuamos para que “las cosas se muevan en la dirección que nosotros preferimos”. Aquí nuevamente Wallerstein se acerca a Marx y Engels quienes ya habían considerado que los “filósofos” no sólo tienen que interpretar el mundo, “sino que lo importante es transformarlo”.
*José Raimundo Trinidad Es profesor del Instituto de Ciencias Sociales Aplicadas de la UFPA. Autor, entre otros libros, de Crítica a la Economía Política de la Deuda Pública y al Sistema de Crédito Capitalista: un enfoque marxista (CRV).
referencia
Emmanuel Maurice Wallerstein. Análisis de sistemas mundiales: una introducción. México: Siglo XXI, 2005.
Nota
[1] 1. Orígenes históricos del análisis de los sistemas mundiales: de las disciplinas de las ciencias sociales a las ciencias sociales históricas; 2. El sistema-mundo moderno como economía-mundo capitalista: producción, plusvalía y polarización; 3. El surgimiento de sistemas estatales: estados-nación soberanos, colonias y el sistema interestatal; 4. La creación de una geocultura: ideologías, movimientos sociales, ciencias sociales; 5. El sistema-mundo moderno en crisis: bifurcación, caos y opciones.