por LUIZ CARLOS BRESSER-PEREIRA*
El gobierno es más ortodoxo que el FMI y los banqueros centrales
No hay ciencia más ideológica que la economía. Lo cual no es sorprendente porque se trata de reparto de ingresos, y lo que está en juego es muy grande. Esto explica por qué los economistas liberales son tan conservadores. Representan los intereses de los capitalistas. Ahora los capitalistas de hoy son fundamentalmente rentistas. Viven de intereses, rentas de dividendos; no son capitalistas emprendedores, que viven de sus ganancias y de su reinversión.
En esta ciencia ideológica, es curioso cómo las palabras cambian de significado o adquieren nuevos significados. Tomemos, por ejemplo, el tema de la emisión de dinero.
Los economistas liberales, entonces llamados monetaristas, se opusieron a muerte al tema de la moneda que, según ellos, era la causa de la inflación. No era. El aumento de la cantidad de dinero sólo sanciona una inflación que ya se ha producido.
Lo que puede causar inflación es el aumento del gasto público cuando una economía se acerca al pleno empleo. Porque entonces puede haber un exceso de demanda sobre la oferta.
Desde las emisiones masivas de divisas realizadas por los bancos centrales tras la gran crisis de 2008 para bajar los tipos de interés, se ha demostrado que A más B no provocan inflación. Las tasas de interés bajaron a cero y la inflación fue muy baja.
Entonces, cuando se hizo necesario defender las economías de las consecuencias del Covid-19, los economistas del banco central, que son mucho más realistas que los profesores de economía liberal, comenzaron a emitir aún más dinero. Tienen toda la razón.
Emiten dinero comprando nuevos bonos del gobierno; el dinero así creado se utiliza para financiar políticas de ayuda a los pobres, los desempleados y las empresas, y para financiar inversiones públicas que dinamizan la economía.
Pero, para hacer que su política sea más aceptable para una sociedad que aún cree que la emisión de dinero provoca inflación, los banqueros centrales comenzaron a llamar a la emisión de dinero “comprar bonos”. un buen nombre
Ahora, por ejemplo, leo en Valor que el presidente del Banco Central Europeo acaba de afirmar que aún es pronto para descartar la compra de bonos. En otras palabras, no es momento de dejar de emitir moneda.
Mientras tanto, en Brasil tenemos un Ministro de Economía que sigue limitando el aumento necesario de las ayudas de emergencia y no realiza las inversiones públicas necesarias también para que el país retome el crecimiento.
La excusa es que el déficit público provoca inflación, pero está más que probado que no es así. Sólo provoca inflación cuando esta emisión de moneda que financia estos gastos que provocan un exceso de demanda facilita el aumento de márgenes y precios.
Ahora bien, este no es el caso mientras la pandemia esté limitando la demanda, principalmente de servicios, y manteniendo el desempleo alto.
Realmente no se puede tener un gobierno tan incapaz como el que hay en el terreno económico. Un gobierno más ortodoxo que el FMI y los banqueros centrales.
* Luiz Carlos Bresser-Pereira Es Profesor Emérito de la Fundación Getulio Vargas (FGV-SP). Autor, entre otros libros, de En busca del desarrollo perdido: un proyecto nuevodesarrollista para Brasil (FGV)