por HUESOS DE SALVIO*
Brasil y su gente han perdido a uno de nuestros mejores traductores.
Un día antes de su cumpleaños, el compositor y escritor Chico Buarque participó en una vivir en honor al 88 cumpleaños del compositor, cantante, performer, poeta, cineasta, artista y escritor Sergio Ricardo. En esa ocasión, Chico habló de extrañar a su amigo, que estaba hospitalizado, dijo que aprendió “todo por Sergio” y arregló un encuentro entre él, Chico (Comendador Sem Vergonha), Mohamed (João Bosco) y Turco (el homenajeado de la noche) a “tan pronto como salgamos de este problema del virus y tan pronto como salgamos del problema del Presidente de la República, el trío celebrará juntos”.
Poco más de un mes después, el encuentro fue cancelado por la suerte que le costó la vida a João Lutfi, el nombre de pila de Sergio Ricardo.
Sergio Ricardo es sin duda uno de los más grandes artistas brasileños. Actuando como locutor, compositor, cantante, instrumentista, actor, poeta, cineasta, artista y escritor; Por donde pasó dejó la huella de su timbre particular y universal y participó en la construcción de una identidad nacional-popular. De las noches bohemias de piano y samba-canção; Sergio Ricardo se convirtió en uno de los precursores de la entonces innovadora bossa-nova, transitó a la música con temas sociales y reivindicativos, frecuentó militancias políticas y festivales, recreó cadencias y ritmos nororientales en acordes sureños. Sus letras y poemas conservan una fuerza y una armonía inusuales, propias de las grandes construcciones.
Sergio Ricardo compuso partituras musicales para seis obras de teatro, incluidas obras de Ziraldo y Guinfrancesco Guarnieri, y es autor de más de dieciséis álbumes antológicos, algunos de los cuales son seminales. En las artes visuales, dejó su huella innovadora en doce temas fílmicos, entre ellos los de Dios y el diablo en la tierra del sol y tierra en trance, de Glauber Rocha.
estrenó su primera película, este mundo es mio, el día exacto del Golpe Militar de 1964 y con La noche del espantapájaros, un road movie rural con toques de psicodelia, con Alceu Valença y Geraldo Azevedo, Sergio Ricardo se consagró como un gran cineasta. En sus pinturas coloridas y cotidianas se puede ver el rostro y las curvas de nuestra gente.
Son incuestionables el carácter único y transformador, la calidad y la actualidad de sus obras, así como su compromiso político-práctico con las libertades democráticas, con los intereses de los oprimidos y explotados, y con las preocupaciones que acechan a toda la humanidad. Orgánico intelectual y activista popular, sobre todo Sergio Ricardo siempre estuvo a la altura de su tiempo y, por eso mismo, marcó la historia brasileña. Consciente de su talla, Sergio Ricardo fue también un gigante del respeto, la atención y el cariño hacia sus semejantes.
Todos sentiremos la nostalgia palpitante por el pedazo de Brasil que se ha ido. Y, junto a Chico, seguiremos llevando adelante los sueños y la certeza, la indignación y la delicadeza de Sergio Ricardo. Al fin y al cabo, como él mismo nos enseñó, en la vida es necesario tener “la búsqueda como medida, / el encuentro como llegada / y como punto de partida”.
*Savio Bones, el “mineirinho”, periodista, es director del Instituto Sergio Miranda (Isem) y del Observatorio Sindical Brasileño Clodesmidt Riani (OSB-CR).
- S. Sergio Ricardo, más de una vez, habló de la composición “Do Lago à Cachoeira”:
Sé que es difícil cambiar
Cuando el rumbo es nuestra vida
Y mucho peor es si nosotros
Mira que no hay salida
Salí a buscar, no sé si el viento
O si el sonido de las olas
Hablando en los caminos
brotó en mis manos
Fuente ascendente e hinchada
sin que me dé cuenta
ocupaba todo el espacio
Y el nudo desatado de la soga
Cuando me vi sin ataduras
salí agitando los brazos
Volteé el río que rompe la presa
Que sale lamiendo la tierra
El mata la cama en el banco
solo se que ahi estaba yo
Del lago a la cascada
https://www.youtube.com/watch?v=HS1fsR2UX-I