por THIAGO BARISON*
La anulación de las decisiones de Moro y su sospecha en el caso Lula: Savonarola se va a Roma.
Hace casi cinco años, después del juicio político a Dilma Rousseff, pero mucho antes de la detención e inhabilitación electoral de Lula, el profesor emérito de la Unicamp, Rogério Cezar de Cerqueira Leite, escribió “Desvelando a Moro”, en el que lo compara con Girolamo Savonarola: el dominicano cuya la predicación moralista contribuyó a debilitar el poder de la Florencia renacentista y que, después de cumplir ciertos objetivos, es atraído por el Papa a Roma y se encuentra víctima de la Inquisición. El ejemplo histórico molestó a Moro en su momento. Como se ve hoy, con razón[ 1 ].
La decisión no anunciada de uno de los ministros Lava Jatista del STF, Edson Fachin, de reconocer la incompetencia territorial de la Sala Penal en la que actuó Sérgio Moro (HC 193.726) y, al día siguiente, la reanudación del juicio por sospecha por parte de ese mismo magistrado en los casos contra Lula (HC 164.493) con la publicación de los votos de los garantes Gilmar Mendes y Ricardo Lewandowski inscribió indeleblemente estas 24 horas en la historia de la justicia brasileña.
No solo porque es la continuidad del juicio a lo que se anunció como “el esquema de corrupción que conmocionó al mundo”[ 2 ], ni por involucrar a un presidente de la República de origen popular, ni por el hecho de que los hechos político-procesales precedieron a una de las mayores crisis políticas e institucionales vividas bajo la Constitución de 1988: lo que registra estas sesiones de juicio del STF en la historia del poder judicial es el hecho de la autorrevelación estatal. Una autorrevelación, además, hecha a tiempo para producir efectos políticos relevantes para las fuerzas en disputa y para el propio aparato estatal.
Desde un punto de vista institucional parece una especie de autofagia. El Poder Judicial es un órgano cohesionado, cuyos miembros han sido socialmente tamizados con el máximo rigor, su funcionamiento está protegido por sólidas garantías materiales y su actuación se realiza siempre bajo la apariencia y el guión producidos por el papel que juega el Estado en la macroestructura social. Ante ello, era imposible no quedar perplejo ante la auto-revelación por parte de este organismo estatal de haber estado violando sus principios al servicio de intereses políticos y de clase.
Se puede argumentar: la cúpula del poder judicial está identificando arbitrariedades perpetradas por órganos inferiores y, así, reafirma su monopolio sobre la ley y restablece la salud del sistema. En el mismo sentido dirán los liberales e institucionalistas: el sistema maduró, las instituciones tardaron, pero, al final, funcionaron.
Sin embargo, si bien esta autorrevelación puede fortalecer al poder judicial, es innegable que no tenía por qué suceder así, “en vida”. Y todo, como decíamos, hacía creer que no sucedería hasta mucho tiempo después, convenientemente, cuando la verdad ya no produjera efectos prácticos más allá del registro historiográfico.
Los entusiastas del eslogan “las instituciones funcionan” deben decir que no fue pura casualidad, la constante aleatoriedad en que los hackers accedieron ilegalmente a los teléfonos de los miembros del grupo de trabajo, y lo hicieron por razones ajenas a la búsqueda del liderado por Lava Jato, las instituciones difícilmente funcionarían por sí solas, si no en el sentido en que han venido funcionando: participando en las medidas judiciales y políticas que llevaron al poder al frente neoliberal y, más recientemente, buscando aminorar los daños que la idiosincrasia neofascista puede causar a la estabilidad de esta nueva hegemonía[ 3 ].
La difusión de diálogos entre jueces y fiscales de Lava Jato reveló la existencia de una auténtica organización política de clase media, cuya acción va más allá de los límites marcados por la ley. Por suerte, o por desgracia, según se mire, estas conversaciones comprometedoras llegaron a salvo a periodistas expertos y sectores de la prensa convencional. A partir de entonces prevaleció la negligencia de los lavajatistas y también cierta imposibilidad de actuar de otra manera; después de todo, ¿cómo puedes negar lo innegable? ¿Cómo intentar contrarrestar tan amplia pluralidad de informaciones detalladas a confirmar por cientos de diferentes agentes que fueron objeto de conversaciones (periodistas, partidos, abogados, etc.)? El libro Vaza Jato — detrás de escena de los reportajes que sacudieron Brasil, por Leticia Duarte[ 4 ], muestra cómo los periodistas se dieron cuenta de la veracidad del contenido del material: encontraron referencias a ellos mismos y hechos en los que participaron en la cobertura de la Operación entre las conversaciones de los fiscales. Como dijo posteriormente Gilmar Mendes, “O estamos ante una obra de ficción fantástica que merece el Premio Nobel de Literatura, o estamos ante el mayor escándalo judicial de la historia de la humanidad”.[ 5 ]. La vergüenza, en este lugar del escenario, es inevitable. El protagonismo llegó con la investigación penal abierta contra los piratas informáticos —Operación Spoofing— en la que el material obtenido fue examinado por la Policía Federal.
Pero más importante, y con ello concluimos, si es cierto que la autodescubrimiento estatal de los crímenes Lava Jato se produce a tiempo de producir efectos políticos e institucionales, y todo indica que lo hará con el cambio de régimen electoral escenario, es igualmente cierto que el poder judicial como cuerpo, por lo que importa, desde Curitiba hasta el STF, participó activamente en un nuevo tipo de golpe de Estado, que involucró persecución judicial ilegal, producción de héroes mediáticos, suministro de banderas de batalla, un discurso ideológico y una línea de acción coyuntural a las masas burguesas contra la corrupción, y todo ello con miras a un objetivo político muy preciso: destruir la representación política del frente neodesarrollista y allanar el camino para el ascenso , fuera de las urnas, de la hegemonía neoliberal[ 6 ]. El mismo Gilmar Mendes que ahora nos revela “el mayor escándalo judicial de la historia” participó en un momento culminante de esta trama: la medida cautelar, emitida tras la revelación de una interceptación ilegal por parte de la Presidencia de la República —asombrosamente— contra la candidatura de Lula a la presidencia la Casa Civil, este acto lo alejaría inmediatamente de la vista de Sérgio Moro.
Hoy sí hay una victoria de la democracia: una gran farsa judicial se desnuda ante el pueblo. Pero estaríamos equivocados si olvidáramos el hecho de que no fueron las personas quienes la desvistieron. Un rey fue reemplazado por otro. Girolamo Savonarola es enviado a la hoguera en una plaza pública, pero por manos, quién diría, del propio Santo Oficio.
*Thiago Barison Tiene un doctorado de la Facultad de Derecho de la USP. Autor, entre otros libros, de La Estructura Sindical del Estado en Brasil y el control judicial después de la CF/88 (LTr).
Notas
[ 1 ] Rogério Cezar de Cerqueira Leite, “Desvelando a Moro”, Tendencias & Debates, Folha de S. Paulo, 14/10/2016.
[ 2 ]Este es el subtítulo de la importantísima obra de Malu Gaspar, “La organización” (São Paulo: Companhia das Letras, 2020). El subtítulo ciertamente forma parte de la lista de deslices que no invalidan el serio trabajo realizado, lo que, para el buen observador, revela que la corrupción político-corporativa es muy antigua, monopolios y agentes de países con diferentes grados de desarrollo económico y social. participó en él, es suprapartidista y que integra umbilicalmente todo el sistema político brasileño.
[ 3 ] De eso tratamos en artículo publicado en el Jornal Brasil de Fato, “O neofascismo e o Partido Lava Jato”, el 25/4/2020: https://www.brasildefato.com.br/2020/04/25/artigo -o- el neofascismo-y-la-fiesta-del-lavado-de-autos
[ 4 ]DUARTE, Leticia; Intercepción Brasil. “Vaza Jato: detrás de escena de los reportajes que sacudieron Brasil”. Río de Janeiro: Morula, 2020.
[ 5 ]Sentencia pronunciada en la sesión de juicio de la Querella 43.007, el 9/2/2021. Cf. https://www.redebrasilatual.com.br/politica/2021/02/gilmar-mendes-sobre-os-dialogos-de-moro-na-lava-jato-obra-ficcional-ou-o-maior-escandalo- judicial-de-la-humanidad/
[ 6 ] BOITO JR., Armando. “Reforma y crisis política en Brasil: conflictos de clase en los gobiernos del PT”. Campinas: Ed. Unicamp, São Paulo: Ed. Unesp, 2018.