por PAULO CAPEL NARVAI*
Carta abierta al presidente del Senado sobre la PEC de Sangre
Estimado Senador Rodrigo Pacheco,
Le escribo y permítame utilizar un tono coloquial, pero siempre respetuoso, ya que el Senado federal está a punto de cometer un error, en mi opinión muy grave, que lo marcará durante mucho tiempo. Marcar con sangre. Ciertamente me refiero a Propuesta de Enmienda Constitucional No. 10/2022, PEC-10/22, que ha sido denominado PEC de Plasma y PEC de Sangre. Este PEC-10, el Dr. Pacheco, sobre diez no hay nada, ¿sabes? Es un PEC de grado cero.
Propuesto en 2022 por el senador Nelsinho Trad (PSD/MS), el PEC-10 fue aprobado el 4/10/23 por la Comisión de Constitución y Justicia (CCJ) del Senado y ahora pasa al plenario para deliberación. En la CCJ hubo 11 votos en contra, pero 15 senadores, ciertamente equivocados, consideraron aceptable cambiar el art. 199 de la Constitución de la República, precisamente en la parte donde trajo orden y civismo a aquel salvajismo en que se había convertido el comercio de sangre en Brasil, allá por los años 1970 y 1980.
Lo sé, doctor Pacheco, en aquella época el senador Nelsinho era todavía muy joven, ni siquiera había llegado a la edad de Cristo, y no sabía de los dramas que siguieron, para muchas familias, a las transfusiones de sangre que llevaron a la muerte, o las colas de miserables que por las mañanas vendían su sangre para, con el dinero, comprar comida para el almuerzo y, quién sabe, la cena.
Pero fui testigo de todo esto y digo que con gran alegría y esperanza recibí la noticia de que la Asamblea Constituyente, en su sesión del 17 de mayo de 1988, aprobó el fin de la venta de sangre en Brasil. Por cierto, la Dra. Pacheco, se tomó esta decisión, mira que casualidad, en la misma sesión de la Asamblea Constituyente que creó el Sistema Único de Salud (SUS). Por supuesto que no fue una coincidencia, ¿verdad presidente?
Sobre vender sangre para comer, el Dr. Pacheco, no es una exageración retórica, ¿verdad? El documental Hasta la última gota, ópera prima en 1980 del cineasta Sérgio Rezende, el mismo que dirigió Guerra de paja, narra la muerte del Juvenil Navarro de Souza, quien vendió su sangre para sustentar a su familia. La película también muestra los entresijos de la comercialización de sangre por parte de los interesados en el plasma humano en los países latinoamericanos en la segunda mitad del siglo pasado. Un tiempo que, pensábamos, sólo quedaría en la memoria y la historia.
Desde aquel martes de mayo de 1988, el Dr. Pacheco, Brasil ha logrado avances notables en esta área. Cambiamos radicalmente el rumbo de las cosas y pronto la sangre empezó a tener una credibilidad antes desconocida, tal era el riesgo, hasta entonces, de recibir algo de sangre, en cualquier parte del país. Un aspecto decisivo para ello fue la prohibición de las ventas, la afirmación de las donaciones voluntarias y la organización de una red de centros de sangre en todo Brasil, con control sanitario de la sangre.
Pero en el Brasil de los años 2020, en pleno siglo XXI, el Dr. Pacheco, gente que entiende de sangre y de salud pública, está muy preocupada y advierte que el PEC-10 se justifica con hermosas promesas, pero sólo pretende servir a los intereses comerciales de empresas que desear convertir la sangre en mercancía.
Entre nosotros, doctor Pacheco, le cuento que me dijeron que la sangre de los brasileños, valorada en Europa, Estados Unidos y otros poderosos centros económicos, puede incluso ser tratada como una especie de mercancía, ¿él sabe? Puede que incluso sea un poco exagerado hablar así de glóbulos rojos y plasma, pero eso es bastante serio, ¿no?
Muchas entidades también se están pronunciando en contra de la PEC-10. La Asociación Brasileña de Salud Pública (Abrasco), enumeró siete razones para que los senadores no avancen con el objetivo de alterar el control de sangre en Brasil. Son ellos:
(i) el SUS garantiza transfusiones y otros tratamientos de forma gratuita y con total seguridad, tanto para la red pública como para la privada;
(ii) la Política Nacional de Sangre, Componentes y Productos Sanguíneos de Brasil es una referencia mundial;
(iii) Actualmente, la sangre donada en el país sirve exclusivamente a la población brasileña. Si se privatiza el servicio, el plasma brasileño se convierte en una mercancía para el mercado global;
(iv) La exportación de sangre agotará los bancos nacionales, dejando a la población brasileña más vulnerable;
(v) La privatización compromete a Hemobrás, estratégica para la autosuficiencia en la producción de medicamentos en Brasil;
(vi) La propuesta viola la dignidad humana: los sectores más vulnerables de la población serán explotados; Es,
(vii) ¡La donación de sangre voluntaria y altruista es conciencia ciudadana!
Es tan grave el problema del PEC-10, doctor Pacheco, que el 13 de abril de este año el pleno del Consejo Nacional de Salud aprobó la Recomendación N° 5/2023, lo que sugiere al Congreso Nacional el rechazo y archivo de la propuesta.
La PEC-10 propone modificar el apartado 4 del art. 199 de la Constitución: quiere que se excluya la palabra “investigación” del artículo que dice “la ley establecerá las condiciones y requisitos que faciliten la extracción de órganos, tejidos y sustancias humanas para fines de trasplante, investigación y tratamiento” . Y en cuanto a la investigación, propone su inclusión en el art. 199 de la Constitución en su párrafo 5, señalando que “la ley establecerá las condiciones y requisitos para la recolección y procesamiento del plasma humano por iniciativa pública [Sic] y privada con el fin de desarrollar nuevas tecnologías y producir productos biofarmacéuticos destinados a dotar al sistema Único de Salud”, que se escribe así en letras minúsculas. Nuestro SUS reducido, simbólicamente, con iniciales en minúscula. Significativo, ¿no?
Vea también, senador, que al Estado brasileño se le llama “iniciativa pública”. Qué cosa, ¿no es así el doctor Pacheco? Es lamentable que se ponga a la República en pie de igualdad con la “iniciativa privada”. Quizás por modestia no escribieron “Iniciativa Privada” en mayúsculas. ¿Qué dirían sobre esto, el Estado como “iniciativa pública”, entre otros, senadores como Ruy Barbosa, Caetano Munhoz da Rocha, Delfim Moreira, Felipe Schmidt, Afonso Arinos de Melo Franco, Gustavo Capanema, Paulo Brossard, ¿Lauro Campos y Mario Graves?
El problema de esta PEC-10, doctor Pacheco, es que el simple hecho de que haya prosperado hasta ahora en el Senado Federal, haya sido aprobada por la CCJ y vaya a ser votada en el Pleno, habla en contra de la institución. . Esto no pudo haber sucedido, porque si se cambia la Constitución, la Ley de Sangre (Ley N ° 10.205, de 21/03/2001) que, sancionada por Fernando Henrique Cardoso, regula el apartado 4 del art. 199 de la Constitución de 1988, simplemente serán tirados a la basura. Y fue la Ley de la Sangre la que puso orden en la casa, en este salvajismo de sangre.
Hoy, la Ley de Sangre prohíbe “la donación o exportación de sangre, componentes y productos sanguíneos, salvo en casos de solidaridad internacional o cuando exista excedente de las necesidades nacionales en productos terminados, o por indicación médica con fines de elucidación diagnóstica, o incluso en contratos autorizados por el órgano de administración del SINASAN para procesar u obtener derivados utilizando alta tecnología, no accesible o disponible en el país” (art. 14, XII, § 1).
Una vez que se rompa este cerco, Dr. Pacheco, la juerga de sangre brasileña volverá, ya que las empresas que producen hemoderivados podrán venderlos, tanto en Brasil como en el extranjero. Brasil – y ni siquiera necesito recordárselo al ilustre senador – es signatario de acuerdos comerciales que permitirán a estas empresas vender, como quieran, sin satisfacer a nadie, sus productos en el mercado global.
Vale la pena mencionar también, doctor Pacheco, que en 2004 el presidente Lula creó la Empresa Brasileña de Hemoderivados y Biotecnología (Hemobrás) con el objetivo de lograr la autosuficiencia en la producción de hemoderivados. Desde entonces, los defensores del SUS y de la seguridad sanguínea libran duras batallas para desarrollar Hemobrás, ya que los mismos segmentos que sostienen la PEC-10 hacen todo lo posible desde 2004 para hacer inviable esta empresa pública estratégica para el SUS y la salud de la población. . Pero la empresa resiste y se desarrolla y ahora recibirá recursos del PAC para nuevas inversiones, con el objetivo de asegurar, en el muy corto plazo, la autosuficiencia de Brasil en esta área, abasteciendo al costo de producción, todas las necesidades del SUS y el sector privado que actúa en salud en Brasil.
En este sector, doctor Pacheco, Brasil no necesita empresas comerciales para operar. De hecho, son más un obstáculo que una ayuda, porque como pretenden obtener beneficios, sus intereses a menudo chocan con el interés público en salud.
Según la doctora Ana Paula Soter, exsecretaria ejecutiva del Ministerio de Salud, en Entrevista al periodista Gabriel Brito, del portal Otra salud, a finales de este año “Hemobrás inaugurará una fábrica que producirá Factor VIII Recombinante, utilizando una tecnología innovadora: no será producido por plasma sino por ingeniería genética”. El factor VIII recombinante es un medicamento que se usa para prevenir y controlar episodios hemorrágicos en pacientes pediátricos y adultos con hemofilia. Aún en esta entrevista, el médico, actualmente asesor técnico del Consejo Nacional de Secretarios de Salud (Conass), habló de otra fábrica de hemoderivados, que está “en la fase final de culminar la incorporación tecnológica” y explicó que, en esta nueva etapa, Hemobrás Es una empresa estatal autosuficiente, que incluso registró un superávit de alrededor de 190 millones de reales.
Otro aspecto importante, que conecta con este PEC-10, senador, es la ruptura de la actual imposibilidad de vender órganos para trasplantes. Como no lo ignora el doctor Pacheco, la sangre es un tejido, equivalente, en términos biológicos y éticos, a cualquier otro tejido u órgano, como un riñón, un pulmón, un corazón. La posibilidad de adquirir sangre abre las compuertas a la compra de cualquier órgano. Por lo tanto, existe un alto riesgo de romper el Sistema brasileño de trasplantes, uno de los mejores, más eficaces y eficientes del mundo. Cuando pueda, doctor Pacheco, hable con Faustão sobre esto. Seguramente estará muy contento de explicar cómo fue salvado por el sistema brasileño de trasplantes, coordinado por el SUS.
No quiero abusar de su tiempo, Senador Rodrigo Pacheco, por lo que concluyo pidiéndole que tenga la amabilidad de informar esta Carta Abierta a los Senadores de la República y advertirles que la Constitución de 1988 dice, en su artículo 198, que “Las acciones de salud y Los servicios son de relevancia pública, correspondiendo al Poder Público decidir, conforme a la ley, sobre su regulación, supervisión y control”. Relevancia pública; relevancia pública, no lo olvides.
Reitero la Constitución, senador, para decir que he oído, aquí y allá, que los vampiros “vigilaban” la sangre de los brasileños y brasileñas y que el PEC-10 es “una cosa de vampiros”.
He estado diciendo que no creo eso, que los senadores no son vampiros. Por esta oportunidad, expreso mi solidaridad con el senador Nelsinho Trad, a quien aprendí a respetar durante los días difíciles de la pandemia. Esta oposición a PEC-10 no debería afectarte, ya que nunca he dudado de que tus acciones están impulsadas por el interés público, no por concesiones a los vampiros que esperan tu aprobación. Nada personal, senador Trad.
Entonces, presidente Pacheco, no permita que me equivoque. Confirmen que no, que los senadores no son vampiros, y que el Senado Federal, nuestra cámara alta, no permitirá la aprobación de esta tontería que es este PEC de tasa cero, este infame PEC de Sangre.
*Paulo Capel Narvaí es profesor titular de Salud Pública de la USP. Autor, entre otros libros, de SUS: una reforma revolucionaria (auténtico). Elhttps://amzn.to/45IhkhQ]
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