Sea como sea

Imagen: Claudio Mubarac / Jornal de Resenhas
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por LINDBERG CAMPOS*

Comentario al libro más reciente de Roberto Schwarz

El libro Sea como sea –recopilación de entrevistas, retratos y documentos de Roberto Schwarz– parece, al mismo tiempo, presentar y representar la forma en que la dialéctica afirma su relevancia precisamente a través de la fuerza desmitificadora que puede desatar.

Tratemos de explicar lo que entendemos por la fuerza desmitificadora de la dialéctica a través de un ejemplo. Fredric Jameson, en un ensayo titulado “Persistencias de la dialéctica: tres sitios”, dirige nuestra atención a tres lugares de pertinencia de la dialéctica, a saber, Hegel y su contribución a las cuestiones de “reflexividad, o pensamiento mismo”; Marx y los “problemas de causalidad y narrativa histórica y explicación” que plantea; y, finalmente, Brecht y su “énfasis en la contradicción como tal” [1].

Inspirándome en esta pista, diría que el libro de Schwarz, así como los materiales y experiencias a los que se dedica, forman una constelación de intervenciones que pueden enmarcarse con seguridad como un locus de persistencia de la dialéctica, precisamente en vista de que plantearía preguntas inevitables.

Intentemos, de ahora en adelante, demostrar tal afirmación comenzando por centrarnos en este libro, pero teniendo en cuenta una de las lecciones que trae justo en el prólogo: no es hoy que no sabemos quién nos lee, así que siempre debemos tener cuidado de no enseñar demasiado.

Realizadas estas primeras pinceladas para establecer los contornos de la tapicería y el sentido más general de la colección, ahora podemos avanzar hacia una imagen mejor acabada de la lista de materiales que componen la configuración técnica de Sea como sea.

Un vuelo a baja altura sobre la lancha nos permite contemplar las siguientes coordenadas de la maquetación del libro: un prólogo (documento perspicaz, aunque a menudo tragicómico, sobre el ensayo “Cultura y política, 1964-1969”); una primera parte que contiene veintiuna entrevistas y un escrito para un debate ya publicado; una segunda parte donde encontramos once textos y cuatro homenajes, o retratos; y, por último, un texto inédito, que perfectamente podría entenderse como un epílogo epistolar, donde narra los hechos relativos a las tribulaciones durante el proceso de defensa de su doctorado sobre las novelas anteriores a la Las memorias póstumas de Bras Cubas (1881), de Machado de Assis, y Dama (1875), de José de Alencar.

En este sentido, es posible especular si la expresión –“sea lo que sea”– sugeriría una actitud, a la vez, reflexiva y de alejamiento de los supuestos de una situación dada. Luego de examinar y criticar las posiciones en juego, indicaría un movimiento hacia un cambio en los mismos términos en que se habría consolidado la problemática en debate, entre otras razones porque señala el conocimiento previo de al menos dos posibles candidatos al cargo. de eficacia: “teniendo en cuenta los escenarios a, b o c, creo que, en cualquier caso,…”. Es decir, la formulación del título del libro presupone consideraciones previas sin estar constreñido por sus límites, y esto sugiere cierta fluidez de reflexión.

Probablemente este título tenga que ver con la alusión a la perennidad del pensamiento que se piensa, pues, desde un punto de vista semántico y estilístico, no niega ni avala, sino que busca avanzar sin desconocer posiciones contrapuestas de una determinada discusión. Quizás más que eso: desde el mismo título, esta obra indica una aceptación y superación de la estabilización de lo mejor que ya se había pensado sobre un tema determinado, que ha sido objeto de interés de la crítica dialéctica. Es decir, puede ser que la formulación “sea como fuere” ya apunte a una llamada a algo más o menos equivalente a lo que se buscaba en cierta “crítica de la razón dualista” [2], dado que es poco más que lo que indica un complejo trabajo de mediación.

En definitiva, la manera más fácil de pensar este título, y en consecuencia el volumen en su conjunto, es a través de una unidad de opuestos muy particular que tiene un extraordinario poder de clarividencia no sólo porque supera el conocimiento aproximado de la lógica formal o pensamiento positivo, sino pero fundamentalmente porque respeta e incorpora la rebeldía de la realidad.

Cambiando un poco de tema. Vale la pena mencionar de antemano que, debido a que Sea como sea presento dos documentos completamente inéditos, me dedicaré únicamente a ellos. Creo que es un buen comienzo en el camino de la lectura colectiva de este libro sobre temas tan variados. Además, hay cuestiones espaciales, ya que el sentido común editorial, implícito o explícito, dicta siempre que una reseña debe tener un máximo de cinco páginas.

Dirijamos, por lo tanto, nuestra atención al primer documento que abre este volumen, y al que me referí anteriormente. Se trata de una especie de archivo bibliográfico, en forma de delirante informe policial, realizado por la dictadura militar-empresarial a través de uno de sus aparatos de terrorismo de estado denominado DOPS (Departamento de Orden Político y Social), que clasifica el ensayo “Cultura y política, 1964-1969” (1970) como una “técnica de agitación de los círculos estudiantiles a través del teatro, el cine, la literatura, la radio y la televisión” (2019, p. 11). Es bastante curioso cómo el agente de la inteligencia militar pudo percibir la productividad de la crítica dialéctica, pues, si bien el ensayo presenta innegablemente un punto de vista muy entusiasta y crítico sobre la cultura política de la época, así como sus impasses, fue leer como una pieza conmovedora.

De hecho, la productividad de lo negativo –una marca indeleble de la crítica dialéctica– también puede encontrarse en su atención a la procedimentalidad y la incompletud de los acontecimientos, que ciertamente puede al menos leerse como un llamado a la continuidad del acto mismo de pensar. . El representante de la Santa Inquisición brasileña de ese período parece haber entendido con astucia e intuición la fuerza de esta invitación en medio de un régimen, no sólo, aunque ciertamente, basado en la censura del pensamiento. En otras palabras, la censura fue perspicaz al identificar el poder concreto de la reflexión que rechaza falsos giros y sugiere caminos aún no recorridos; no hace falta decir que este tipo de meditación es una condición previa objetiva de la acción práctica verdaderamente opuesta al poder establecido:

El presente ensayo nos parece altamente intelectual (…) cuya traducción al inglés ya se encuentra en los archivos especializados de la CIA (…) Es una exposición abierta, que parece cínica (pero que no lo dice todo), de las diferentes planes desarrollados por la izquierda y sus subgrupos, en un intento de desmoralizar las instituciones existentes, los valores tradicionales de la sociedad: familia, religión, sexo, dinero, personalidad, etc., etc. Es una filosofía pirata (…) El presente texto, que no necesita mayores correcciones para quedar perfecto, debe ser puesto a disposición de elementos altamente intelectuales de nuestra Escuela Superior de Guerra, para los debidos estudios, conclusiones y contraplanificaciones. policiales, ni policiales-militares). La penetración en los pensamientos no disimulados contenidos en el texto podría ser aprovechada por cualquiera que tuviera un interés real en utilizar las revelaciones (…) en beneficio de un orden constructivo, a pesar de sus esfuerzos en sentido contrario. (Ibíd., págs. 12-13)

Desde este ángulo, la crítica materialista de Schwarz llevaría a cabo una especie de procedimiento de desolidificación y licuefacción del proceso, de tal manera que se tornó altamente subversivo precisamente porque abrió algunas compuertas y anticipó ciertas tendencias latentes. El rechazo productivo de caminos ya recorridos suele tener este resultado a corto o largo plazo, ya que, en el peor de los casos, se convierte en un mensaje en una botella para otras generaciones. Es como si el agente hubiera desplegado la perspicacia necesaria para captar la fuerza creadora de lo negativo; En última instancia, la crítica de Schwarz se metamorfosearía en una de las condiciones de posibilidad de una conciencia social capaz de enfrentarse al régimen del capital.

Quizás este fue un componente de la reflexión que llevó al autor a llamar a este prólogo un Sea como sea de “backstage”, sobre todo porque un documento de esta categoría no deja de suscitar conjeturas desde las más fantasiosas hasta las más lúcidas sobre las relaciones de producción, distribución y recepción de la obra del escritor: en cierta medida, restituye la unidad entre producción y distribución, precisamente porque representa las relaciones prácticas que unen producción y distribución en una determinación mutua. Es decir, el clima de crisis de la sociabilidad capitalista y la tensión política están presentes en el proceso de su producción crítica y en el circuito de su distribución, que incluye también su recepción por parte de la ingeniería de administración estatal de las poblaciones.

Aunque se podrían decir tantas otras cosas de este documento –como, por ejemplo, las sorprendentes similitudes con el discurso de la extrema derecha contemporánea y las especulaciones sobre la efectividad de estas políticas de contraacción y contrainformación recomendadas por el intelectual en el servicio de preservación de un régimen dictatorial-, algo que no se puede descuidar: la inserción de este documento, dentro del conjunto de este libro, efectúa una preservación práctica de la memoria de una etapa de la persecución del pensamiento, ya que nos devuelve una momento, por así decirlo, análogo a los innumerables esquemas de control y vigilancia que los sistemas de dominación utilizan a diario y especialmente en momentos en que se torna intolerable; o, para usar términos más adornianos, estamos ante un momento ilustrativo de la racionalidad técnica como la racionalidad de la dominación misma.

Pasemos finalmente al último documento de Sea como sea. Miremos un poco más de cerca la transcripción de una carta del joven Schwarz a un maestro, que llamamos el epílogo. Por cierto, otra razón que podría justificar limitar esta reseña a los dos documentos inéditos se encuentra explícitamente en la solapa sin firmar del libro: el informe y la carta encuadrarían a Tupiniquim y al oscurantismo galo. Recordemos que esta carta de Schwarz -cuyo destinatario no se revela, pero se supone que es el profesor Antonio Candido- cuenta las historias de su defensa doctoral y de un profesor antimarxista en el marco del Instituto de Estudios Portugueses de la Universidad. de París en 1976.

Así, si se yuxtaponen el prólogo (“Backstage”) y el epílogo (“Peripecias de um PhD”), no sería de extrañar que expresaran un encuadre de las circunstancias en las que se articuló y recibió la obra crítica de Schwarz. Esta selección y exposición de pasajes de la trayectoria de nuestro autor tiene todavía la ventaja de no permitirnos entender el proceso de autorreflexión de su producción como ingenuo o completamente ajeno a las meditaciones brechtianas sobre la organización de la gloria y el escándalo [3].

Entre otras razones por las que Schwarz parece haber organizado su última publicación en torno a la actitud intervencionista y desde el punto de vista de la legitimidad y provecho del conflicto: la defensa de la tesis tenía todo por protocolar, pero, por su constitución, se combatió precisamente porque se colocó en la frontera del saber y perturbó el saber consagrado en la silla francesa. Al preparar el terreno para sacar consecuencias materialistas de lo que hasta entonces parecía un mero problema formal, Schwarz, como les ha sucedido a tantos, incluidos Marx y Benjamin, tuvo un enfrentamiento que seguramente fue aprovechado de alguna manera. Sin embargo, como notamos al leer la carta, el episodio pudo haber sido muchas cosas, pero ciertamente heroico no es una de sus características, ya que la bufonada de los profesores admitiendo sin mucha vergüenza que ni siquiera habían terminado de leer su análisis de la adaptación. de la novela La experiencia europea del siglo XIX en Brasil es, cuanto menos, reveladora sobre el grado de mezquindad que puede alcanzar el debate intelectual.

Tal vez esta selección y organización indique algo aún más fundamental, a saber, el imperativo de no doblegarse al consenso ya la burocratización del conocimiento. bueno, uno sesenta y ocho Ya decía que la censura, especialmente en los tiempos que vivimos, nunca ha sido tan perfecta, puesto que no opera sólo a través de la prohibición, sino, sobre todo, a través de argumentos de autoridad, la saturación de lo banal, la personalización de la crítica, la mística de la adulación, la celebración de las apariencias y el despotismo de lo que circula con mucha facilidad. La propia reflexión de Schwarz en el fragor del momento no deja dudas al respecto:

Fue un ciudadano impulsivo, autoritario y de mente cerrada, que ante la primera dificultad de comprensión, encontró el colmo y se enojó con la tesis. Cantel, en cambio, que por cansancio, pereza u otra razón había adoptado el juicio del otro sin leerlo, ahora lo había leído y estaba enojado con su compadre (...) En lugar de la oposición que esperaba, entre los intelectual de derecha y el profesorito intimidado, estaba la oposición entre el pendejo matón y el burócrata reincidente. (…) También aproveché para explicar que, dada mi manera de exponer, el significado de las oraciones no estaba contenido en su totalidad dentro de cada una de ellas, y que era necesario seguir el movimiento general del razonamiento (…) Continúa Teyssier : mis maestros me enseñaron me enseñaron que la nobleza del pensamiento está en la sencillez y la claridad (...) El animal sudaba buena voluntad y preocupación por los más humildes, y parecía un ángel del cielo. (...) Le dije que la dificultad de la exposición estaba relacionada con la dificultad del tema, y ​​que esa era mi manera de exponer (Ibíd., p. 435-437).

Como vemos, el caso francés puede ser potencialmente incluso más grave y peligroso que el brasileño, ya que se trata de una actitud naturalizada y arraigada que se exterioriza; una especie de “corazón de las tinieblas” justo en el centro de una institución que se suponía iba a irradiar luz a la sociedad en su conjunto. Aparentemente, tal desaprobación de la reflexión crítica, que conlleva la necesaria dificultad para su comprensión desde su elaboración formal, es menos ideológica que un velado desdén por el movimiento inherente al orden de las cosas; este es el conservadurismo más difícil de combatir, ya que surge de la cristalización y el dogmatismo, de derecha a izquierda del espectro político, que no acepta no conocer los resultados de antemano o que los rechaza independientemente de su grado de contundencia.

Más: aunque quienes pretenden frenar o neutralizar el proceso reflexivo dialéctico y el exigente quehacer artístico se esconden tras el argumento autoritario disfrazado de democrático (hay que escribir de forma que todos puedan entenderlo), en realidad lo que se pone en el tema es el aprisionamiento de las ideas en sus formas más familiares y, en consecuencia, más inofensivas, porque son redundantes y vacías de su poder de clarividencia y contestación de las apariencias. El poder de la dialéctica, en definitiva, pasaría justamente por su capacidad de hacer aflorar lo inesperado y eso es algo imperdonable para quienes están comprometidos con el estado actual del mundo. Por supuesto, esto no es lo mismo que decir que toda producción formalmente más compleja se vuelve desapasionada o que toda fuerza de expresión más evidente es necesariamente tranquilizadora, sino que esta anécdota recuerda el contenido sociopolítico de las formas, porque, como Es posible ver aquí y en el trabajo de Schwarz en su conjunto, la restricción estilística nunca es meramente estilística.

En todo caso, esperamos haber logrado añadir al menos un ladrillo al desvelamiento de las innumerables dimensiones que puede contener una crítica cultural de sesgo materialista y dialéctico. A pesar de haberme concentrado en los elementos más generales y en sólo dos escritos de esta colección, creo que fue suficiente para ayudar a avivar la curiosidad de los votantes sobre esta experiencia de persistencia de la dialéctica en Brasil.

*Lindberg Campos es candidato a doctorado en letras en la FFLCH-USP.

 

referencia


Roberto Schwarz. De todos modos – entrevistas, retratos y documentos. São Paulo, Editora 34, 448 páginas.

Notas

[1] JAMESON, Federico. Persistencias de la dialéctica: Tres sitios. En: Valencias de la dialéctica. Londres y Nueva York: Verso, 2009, p. 279-290.

[2] OLIVEIRA, Francisco de. Crítica a la razón dualista / El ornitorrinco. Sao Paulo: Boitempo.

[3]PASTA, José Antonio. la obra de brecht. 2ª edición. São Paulo: Librería Dos Ciudades / Editorial 34, p. 47-107.

 

 

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