Salud pública, imperativo de emergencia

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por RONALDO ROCHA*

El ocupante ilegítimo del Palacio del Planalto manifiesta un nivel de ignorancia e irresponsabilidad como pocos en la historia de la humanidad

El 10/12/2020, el jefe de milicias y ocupante ilegítimo del Palacio del Planalto, afirmó, en desorden ya inmune a las sorpresas, que Brasil estaría en el “pequeño final de la pandemia”, es decir, según su preferencia conceptual , en el “fin del frío”. Habla y diagnostica con base en su “reconocida capacidad clínico-epidemiológica”, debidamente asistida por el experiencia castrense del ministro Pazuello. También declaró, sin sonrojarse siquiera, que, “teniendo en cuenta otros países del mundo”, su gobierno habría sido “el que mejor lo hizo” frente al Covid-19. Duerme con tanto ruido. A la locura fundamentalista -ideológica y confesional- se suma un nivel de ignorancia e irresponsabilidad como pocos en la historia de la humanidad.

Menos de 24 horas después, el número de muertos superó los 180 y los casos diagnosticados se acercaron a los siete millones. Al mismo tiempo, el “promedio móvil” de contagiados y fallecidos había subido en casi todos los estados miembros y en el Distrito Federal. En siete capitales, la tasa de ocupación en camas para UCI, destinadas a la terrible enfermedad que azota a Brasil y al mundo, había pasado del 90% en promedio. Hoy, tales números marchan a 200 mil, el primero, ya ocho millones, el segundo. Después de pasar por una larga meseta, donde las muertes rondaban las mil por día, comenzó a descender lentamente durante unos meses, para expresar una segunda ola en noviembre y diciembre. Así fracasó la política oficial, formulada en la simbiosis del amateurismo con el negacionismo.

Tales cifras no expresan exclusivamente el tamaño de la población del país, como se afirma en una comparación empirista, descuidada y hasta astuta. Prueba de ello, además de una banal regla de tres, es la tasa de letalidad local, que se encuentra entre las más altas del mundo, por encima de las verificadas en Irán, China, Portugal, India, Turquía, Rusia y Arabia Saudita, sin mencionar naciones vecinas, como Ecuador y Perú, por citar sólo algunos ejemplos. Frente a las conocidas y bien documentadas mentiras oficiales, la macabra actuación del gobierno central puede identificarse como el resultado último de las principales determinaciones inmediatas y combinadas –objetivas y subjetivas– que operan en el marco histórico de la economía capitalista brasileña. formación económico-social, de carácter monopolista-financiero y dependiente.

Primero, la crisis coyuntural de la economía en Brasil, que patina atípicamente desde hace seis años y provoca consecuencias nefastas para el pueblo. Luego, la incidencia de la pandemia, que los hizo aún más profundos y graves. Finalmente, la política regresiva y frívola de la reacción bolsonariana, de corte darwinista social, que impuso a la situación, ya per se muy serio, un toque letal y macabro. La obstinación del Planalto, que predicó abiertamente el camino natural hacia la “inmunidad de rebaño”, independientemente de la tragedia general y del aumento de muertes, tiene que ser el blanco principal de la rendición de cuentas, ya que presentó la mayor densidad volitiva. Tal política operó autocráticamente contra el sentido común, así como contra las directrices técnicas de epidemiólogos y sanitarios.

Presionado por la opinión pública, por la comunidad médico-científica, por la sociedad política, por los conglomerados interesados ​​en la producción de vacunas e incluso por los cambios en curso en la situación mundial, el antivacunacionismo, al darse cuenta de que su base política y social se estaba debilitando, comenzó a retroceder, aunque con retraso ya costa de muchas vidas. Eso sí, lo hace en función de la repulsión apostólica y de los intereses de los laboratorios radicados en Occidente, por sumisión y lealtad a la geopolítica proimperialista. El plan de discriminar a una vacuna simplemente por su origen chino en convenio con el Instituto Butantan, una entidad pública de São Paulo, alargó el sabotaje, postergó medidas e hizo perder el tren al país. Las pérdidas humanas son irreparables.

Bolsonaro está manipulando los asuntos públicos para fines privados y de cabildeo, como confesó en una nota publicada por la influyente cumbre Anvisa el 14/12/2020, registrando sus motivaciones axiológicas: “También es necesario considerar la influencia potencial de cuestiones relacionadas con la geopolítica que puede permear las discusiones nacionales y eventualmente las decisiones de las autoridades extranjeras relacionadas con la vacuna Covid-19”. Luego, se refiere a Coronavac, que produce Butantã: “Todavía existe el riesgo de que los países pongan los intereses nacionales primero para garantizar el acceso a una vacuna para sus propios ciudadanos, creando el potencial para corromper el rigor con el que se aplican las vacunas candidatas para inmunizar. contra el Covid-19 son evaluados para autorización de uso de emergencia”.

Se incurre, por tanto, en una flagrante ilegalidad: el artículo 6 de la Ley nº 9.782/1999, que define “el Sistema Nacional de Vigilancia Sanitaria, crea la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria, y dicta otras medidas”, caracteriza, en concreto, sin margen de duda, el objeto institucional de la autarquía importante: “promover la protección de la salud de la población, mediante el control sanitario de la producción y comercialización de productos y servicios sujetos a vigilancia sanitaria, incluyendo los ambientes, procesos, insumos y tecnologías a ellos relacionados”. materia, así como el control de puertos, aeropuertos y fronteras”. Tal alcance de ninguna manera permite prohibiciones de la especie misionera, con fundamento en prejuicios fundamentalistas, idiosincrásicos y demás.

Por no hablar del desvío de funciones y el grotesco pisoteo del criterio científico de un ente que debería ceñirse a dictámenes técnicos, hay, además de una tendencia a la desmoralización, otra consecuencia nefasta: una inminente crisis federativa. Ante la conducta presidencial, cientos de alcaldes y gobernadores tratan de garantizar en paralelo las inmunizaciones necesarias. Incluso sin el aval de la organización capaz, ahora muy presionada, el primer representante de São Paulo ya declaró que espera iniciar el proceso de vacunación en enero, incluso sin prueba de residencia, lo que precipitó la disputa prevista para 2022, que ya pobló los desagradables cerebro del presidente falangista.

En la reunión de gobernadores, el 8/12/2020, Pazuello postergó la vacunación a “catimbar” y favoreció sus preferencias particulares. De inmediato, el secretario de Comunicación gritó que la velocidad sería “populismo barato y venta irresponsable de ilusión”. Sólo una personalidad presuntuosa y delirante puede considerarse capaz de impedir que las demás entidades federativas actúen por su cuenta, que el Poder Judicial les reconozca el derecho legal de hacerlo y que las masas populares busquen puestos de salud. El Gobierno Central estará obligado a seguir las normas de calamidad pública y manifestarse, so pena de autorización automática. Pronto, los temas sanitarios y federativos se convirtieron en temas de primera magnitud, traduciéndose en la lucha entre clases o sus fracciones.

Vale la pena recordar lo que dice la Constitución Federal. Artículo 24, fracción XII, modificado por la Reforma núm.o 85/2015, dispone que la salud pública es competencia de las entidades federativas, y no de una sola: “Corresponde a la Unión, a los Estados y al Distrito Federal legislar concurrentemente sobre”, entre otras materias, la “protección y defensa de los salud". Obviamente, según el artículo 200, incisos I y II, el SUS es responsable de “controlar y fiscalizar los procedimientos, productos y sustancias de interés para la salud y participar en la producción de medicamentos, equipos, inmunobiológicos, hemoderivados y otros insumos”, como así como “ejecutar acciones de vigilancia sanitaria y epidemiológica”, lo que podría incitar, en una lectura metafísica y reduccionista, al monopolio del Ministerio de Salud.

Sin embargo, las disposiciones referidas, si se combinan con el artículo 198, fracción I, adquieren un significado indiscutible: “acciones y servicios de salud pública”, aun cuando se presenten de manera “jerárquica” y constituyan “un solo sistema”, de hecho “ integrar una red regionalizada”. Las Enmiendas No.os 29/2000, 51/2006, 63/2010 y 86/2015 cristalizaron varias “directrices”, entre las que destaca “la descentralización, con una dirección única en cada ámbito de gobierno”. Por ello, con plena justificación política y jurídica, urge que los alcaldes y gobernadores democráticos y progresistas, con el apoyo de los movimientos sindicales y populares, así como de parlamentarios, partidos y amplios sectores interesados ​​en la defensa de la salud y la vida pública, refrendan la campaña de vacunación de emergencia y sin restricciones.

Este camino ya ha sido señalado por los Centros Sindicales en su balance anual conjunto, firmado por CUT, FS, UGT, CSB, CTB y NCST el 23/12/2020: “El año llega a su fin con la crisis sanitaria trayendo toda esta adversidad de contornos dramáticos, amplificada por las prácticas absurdas del Gobierno de Bolsonaro, que primero negó y luego minimizó la gravedad del Covid-19; […] Ante la crisis, […] los movimientos […] resistieron. […] A partir de ahora, exigimos que el país tenga un plan nacional de vacunación, lo más rápido posible y disponible para todos, de forma gratuita, a través del SUS, además de incentivar y reforzar todos los cuidados para reducir el aumento de contagios y fallecidos." El documento finaliza con el siguiente llamado a la acción: “¡Que venga el 2021. Estamos listos para luchar!”.

En la práctica, aun sin mayor articulación y organicidad, las fuerzas se acumulan. Incluso si la oposición continúa operando en modo de resistencia, es posible lograr victorias parciales. También es necesario buscarlos. La defensa estratégica requiere iniciativa táctica. Cuando cambia el año, con actores posicionándose para el próximo, los movimientos políticos están siendo malos para el Gobierno Federal y, en consecuencia, buenos para los sectores opositores. En varios frentes abiertos en la disputa, incluidos los relativos al plan institucional, incluso en medio de una situación de pandemia y sin grandes manifestaciones masivas, el núcleo de la reacción bolsonaria sufrió derrotas significativas, incluidos incidentes en el tema de la inmunización. Algunos episodios merecen mención.

En el ámbito internacional, cabe señalar: el reconocimiento del nuevo presidente de EE.UU. por la Corte Suprema conservadora, por el Colegio Electoral e incluso por el Partido Republicano hace que la diplomacia brasileña se arrastre en el trasero del mundo entero; la radicalización de las medidas sanitarias en gran parte del Planeta, ante la fuerte recurrencia de la pandemia, contrasta con la postura intrascendente de Brasilia; el proceso de vacunación en numerosos países, incluidos los EE. UU. y Europa, los superegos en el Mutt Complex, ataca el negacionismo y el oscurantismo; el rechazo, por parte del Senado Federal, de Fábio Marzano para delegado brasileño ante la ONU en Ginebra, envía un mensaje muy fuerte a los gobernantes, por sectores del capital latifundizado, sobre la cuestión ambiental.

A nivel nacional, se registran las posiciones del STF que determina que la PGR investigue a la institución Abin por asesorar a los defensores de Flávio Bolsonaro en el caso Queiroz y revoca la eliminación por decreto de las tasas a la importación de armas o municiones, así como prorrogarla durante 90 días las indagatorias sobre la injerencia presidencial en la Policía Federal por causa personal y los actos antidemocráticos del grupo conspirador ubicado en los pasillos del palacio. También es destacable la postura adoptada por los grupos mayoritarios de izquierda, que se aliaron tácticamente con partidos burgueses preocupados por las reivindicaciones democráticas, para evitar que Bolsonaro controlara la Cámara, manteniéndola, según la nota común, “libre, independiente y autónoma”. . .

Otro choque, que aún continúa, tiene repercusiones inmediatas y seguramente entrará en 2021. El día 13, Ricardo Lewandowski fijó un plazo de 48 horas para que el Ministerio de Salud defina el inicio y el final de la vacunación anti-ssars-cov-2 , así como clasificar en particular las distintas fases del plan. Por lo tanto, respondió a preocupaciones populares generalizadas, normas constitucionales, la carta firmada por los 36 investigadores cuyos nombres fueron incluidos sin permiso en el documento ministerial e incluso presiones de los medios conservadores – el 13/12/2020, Folha de São Paulo selló “Vacunación -Já” en el título de un editorial. A la defensiva, Pazuello acusó el golpe en el hígado y coincidió en que el plan comenzó justo después del permiso de Anvisian, con plazos.

Sin embargo, el arsenal de armas de distracción sigue estando agotado. Horas después, la Asociación Brasileña de Salud Colectiva (Abrasco) denunció públicamente que el plan ministerial contiene medidas “parciales” y “equivocadas”. Incompetencia técnica, ciertamente, pero también nuevos pretextos para crear más trabas a la salud pública, ya que Bolsonaro protagonizó entonces dos despropósitos: dijo que no se vacunaría “y punto”, queriendo cerrar el caso, además de advertir que el la inmunización requeriría un término de responsabilidad individual firmado por el interesado, además de proclamar que “si mi vida está en riesgo, es mi problema”. El invento, apenas llegó a la Cámara Federal, fue detenido por su Presidencia, en línea con la posición de los especialistas.

Concretamente, el núcleo de extrema derecha oscila entre el antivacunacionismo y la presión del capital monopolista-financiero, la fracción hegemónica en la economía y dentro de los principales órganos del Estado. El errático posicionamiento del gobierno, que alterna entre fundamentalismo y flexiones inevitables, está presionado por los conglomerados involucrados en la fabricación de inmunizadores masivos y teme perder terreno en las clases medias. Mientras tanto, incluso en una retirada desorganizada y tardía, se mantiene firme –por compromiso intrínseco, sumisión de rendición, lealtad a la geopolítica estadounidense, repugnancia ideológica y deber oficial– en la defensa de los intereses imperialistas occidentales, anunciando compras en el extranjero de varios miles de millones de dólares incluso antes de la licencias regulares.

La discriminación contra la vacuna originada en China y producida por Butantan promovió el sabotaje, postergó medidas e hizo perder el tren a Brasil. Retrocediendo, pero ahora tratando de monopolizar políticamente el papel, Pazuello admitió haber adquirido Coronavac para el SUS. Con la cabeza gacha, Bolsonaro se refirió a un “momento” propicio para la “comprensión” y la “paz”, y agregó: “si alguno de nosotros exageró, fue en el afán de buscar soluciones”. Sin embargo, el ministro sugirió que el litigio habría sido provocado por “angustia” y “ansiedad” de otros. Ante la inseguridad generada por la política oficial, las demás entidades federativas mantuvieron la búsqueda paralela de vacunas, haciendo más evidente el cisma. El Gobierno Central se ve obligado a decidir: o la vacuna o la campaña sale por defecto.

El 17/12/2020, el Pleno del STF, por abrumadora mayoría - diez a uno - reconoció la competencia concurrente para la vacunación de los estados y municipios. Fue más allá: sancionó su obligación, pues autorizó la consolidación en una regla de medidas restrictivas y sanciones para los recalcitrantes, además de la medida cautelar que permitía, luego de 72 horas de retraso, a las entidades federativas comprar productos liberados en el extranjero, en caso de que la institución responsable falle. Al mismo tiempo, resolvió de acuerdo con repercusiones generales - efecto erga omnes – que los padres deben inmunizar a sus hijos, no pudiendo nunca negarse a hacerlo con subterfugios de “convicciones filosóficas, religiosas, morales y existenciales”, imponiendo una derrota política y simbólica a las sectas retrógradas.

Mientras tanto, la conspiración continúa. El representante protofascista desafió, en su vivir habitual los jueves, de manera perentoria, vacunación universal: “con todo respeto al Tribunal Supremo, se tomó una medida anticipada”. Continuó: “ni siquiera una vacuna”. Concluyó: “no habrá una vacuna para todos”. Además, utilizó palabras de agitación contra el plazo impuesto a la institución federal responsable, confesando prácticamente su intención de boicotear la lucha sanitaria. En un ambiente similar, en vísperas de Navidad, el Ministerio de Salud volvió a dar marcha atrás y anunció, a través de la voz de un secretario, que negociaba 100 millones de vacunas Coronavac, el mismo “antiviral” denominado chino o comunista por la ultra-reacción. También admitió haber iniciado el proceso de inmunización en enero.

La burocracia ministerial está recogiendo fichas no solo de la realidad que la abofetea, sino también de los notorios enemigos presidenciales. Se comporta como una cáscara de nuez que oscila en los mares de palacio o, más ampliamente, de intrigas, dilemas y desencuentros burgueses. Es por eso que la Campaña Nacional de Vacunación-Já, Universal y Gratuita, permanece en la agenda, como tema clave, con todos y cada uno de los inmunizantes seguros disponibles. Esta iniciativa se relaciona con la lucha política general, que incluye la conformación -en diversos espacios y sectores- de un frente democrático y progresista para frenar el retroceso, así como defender las libertades, la soberanía nacional y los derechos populares, con miras a colocar un final en el gobierno de Bolsonaro y sus políticas.

*Ronaldo Rocha Es sociólogo, ensayista y escritor. Autor de Anatomía de un credo (capital financiero y progresismo productivo).

 

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