por MARIO MAESTRI*
Comentario sobre la recepción de la obra de Domenico Losurdo
El intento de salvar a Domenico Losurdo por parte de los ideólogos del PCdoB ha sido miserable. Fernando García, cursando una Maestría en Historia, produjo una crítica de mi ensayo:Domenico Losurdo: un engaño en la tierra de los loros – lo que constituyó un verdadero “saludo a la bandera”. Como resalté en mi respuesta, se deslizó por los bordes y no respondió ni siquiera a una de las múltiples objeciones centrales que hice a los dos libros de referencia de Domenico Losurdo. Reparaciones que me permitieron calificar al italiano de farsante y farsante ideólogo.
Esta vez el ataque fue realizado por un miembro más antiguo y más conocido del PCdoB. El profesor João Quartim de Moraes, filósofo de profesión, ex profesor titular de la Universidad Estadual de Campinas de 1982 a 2005, me atacó con su artículo “Águila de caza del Besouro”, en el que el águila sería Losurdo y el Besouro sería yo, slack decir. Es decir, el PCdoB hace lo que puede, en defensa del italiano, utilizando su pequeña y gruesa artillería. Sirviendo también como adagio referente al reino animal, diría que la “montaña parió”, en este caso, “dos ratones”.
Mi crítico elogia sin restricciones a Domenico Losurdo como “uno de los autores marxistas más importantes de su tiempo”, es decir, ¡desde 1980 hasta hoy! Extraño. He visitado librerías italianas sin encontrar un libro del hombre expuesto. Y continúa haciendo una apología sumaria de las obras filosóficas del italiano. Como no soy filósofo, dejo esta crítica para quienes puedan e interesen. Pero me sorprendería que alguien con tanta laxitud intelectual, en las dos obras que analicé, fuera un pensador riguroso en otras áreas. Y recalco, nuevamente, que centré mi reseña en las dos obras de mayor influencia política del italiano – Stalin: historia critica de una leyenda negra. (Río de Janeiro: Revan, 2019) y marxismo occidentalal: cómo nació, cómo murió, cómo puede renacer (São Paulo: Boitempo, 2018.)
Y, tras el elogio filosófico, mi antagonista continúa coquetamente sin encarar la verdadera discusión, ahora alabando a su héroe en cursiva por la defensa que habría hecho de la URSS cuando fue “desmantelada”; por su denuncia de la OTAN; por su crítica al “universalismo de la ideología liberal” y las “discriminaciones étnicas y raciales del colonialismo”. Me disculpo por decir lo obvio. Sin entrar en el carácter de estas críticas, han sido y han sido formuladas radical y sensiblemente por literalmente miles de “marxistas occidentales”.
Sobre las “discriminaciones étnicas y raciales del colonialismo”, yo mismo he trabajado exhaustivamente durante los últimos cuarenta años, centrándome en Brasil, y siempre apoyado en documentación primaria, ¡que siempre es recomendable! Y publiqué mi producción, en forma de libro, en Brasil, Paraguay, Francia, Bélgica e Italia. No cito porque todo está disponible en Internet. Como tantos otros historiadores míos, que hicieron el mismo trabajo que yo o incluso mejor. Así que nada nuevo en el frente tampoco. Sólo “nariz de cera”, por no decir “calabacín” variado, del polemista que se resiste a abordar lo que importa.
Mi detractor también elogia la crítica coja de Domenico Losurdo al “marxismo occidental”, que habría practicado el “ocultamiento de la cuestión colonial” y suprimido la “cuestión nacional”. A esta pregunta dediqué todo el segundo capítulo de mi ensayo, publicado anteriormente de forma aislada. Destaqué allí la locura literal del italiano al liquidar a los autores referenciales del marxismo: Marx, Engels, Rosa, Lenin, Trotsky, etc. ¡Y esto, entre otras razones irrisorias, por haberse empapado -según él- de la tradición judeocristiana! Cosa
¡loco! ¡Sobre eso, neca beetle killer volante!
Y registré el ocultamiento de la solidaridad política y física de Domenico Losurdo con la lucha anticolonial y en defensa de los derechos nacionales en la mejor tradición “marxista occidental”, en la propia Europa. Y puse nombre a los bueyes. Resalté la astuta ignorancia del crítico lusodiano de toda la tradición marxista latinoamericana y de sus principales teóricos -José Carlos Mariateghi, Caio Prado, Guilherme Lora, Ernesto Che Guevara, Jacob Gorender, Rui Mauro Marini, Milcíades Peña, Mario Roberto Santucho, entre otros, tantos otros. Tradición que enfrentó, teórica y prácticamente, la lucha por la independencia nacional, la lucha antiimperialista y la lucha por el socialismo. Una lucha en la que miles de marxistas latinoamericanos se dejaron la vida. Para Losurdo, “tercermundista en el sabor eurocéntrico”, ¡América del Sur y Central simplemente no existen!
Unos gramos de integridad intelectual exigirían que los dos ideólogos del PCdoB aborden, al criticarme, lo que yo critico en Domenico Losurdo, destacando precisamente la extraña propuesta de la muerte del “marxismo occidental” y su salvación por el “oriental”. Esta última fue iniciada por Stalin, cuando forma el primero. También sobre todo esto, ni siquiera una línea mísera. En su elogio cuasi religioso, mi contrincante se arrodilla ante Losurdo por haber publicado, “a finales del siglo pasado, el artículo 'Panamá, Irak, Yugoslavia: Estados Unidos y las guerras coloniales del siglo XXI'” .
Siempre sin discutir la calidad de la crítica de Losurdo, dejo constancia de que la contestación a la acción imperialista también ha sido realizada de manera cualificada y astuta por miles de “marxistas occidentales”. Y hasta el escarabajo que les escribe, al calor de los acontecimientos, en la prensa, en la radio, en la televisión, en los libros, impugnó las iniciativas contrarrevolucionarias de los imperialistas en Afganistán, Polonia, la URSS, Yugoslavia, Siria, Libia, Corea del Norte. En defensa incondicional de esos Estados sin, por supuesto, apoyar a sus líderes y estadistas. Y esto de manera tan pionera que, en la década de 1990, cuando reinaba el “fin de la historia”, el escarabajo fue invitado a dar, a pesar de ser reconociblemente trotskista, un saludo en un congreso o convención regional… ¡del PCdoB, en RS! Un partido que, en esos años, coqueteó brevemente con el programa socialista, para luego abandonarlo y traicionarlo sin piedad. Por tanto, hasta aquí, sigue en “relleno de butifarra”, ¡con poca carne y mucho sebo!
Tras un largo encomio italiano, el exterminador de escarabajos se remite finalmente a mi ensayo, que se olvida de referenciar -como dicta la integridad intelectual, profesor-, tal vez acostumbrado al uso laxo de su ídolo peninsular en cuanto a las exigencias de la escritura seria. A tal efecto, retoma el artículo de su antecesor, que se refiere -eso sí- ¡correctamente! Allí, el maestro se apega al límite de lo visible. Da a entender que no leí los dos libros que comenté en detalle, citando las páginas de tropiezos, inventos, calumnias. Centra la crítica en el énfasis que le di al escaso enfoque de Marx y el uso de Hegel como una especie de passe-partout, en estalin. Lo que dio lugar a un craso error en el índice de nombres del libro. ¡La comida comenzó con un verdadero pastel de vento!
Y lo que estaba mal, empeoró. El siniestro ideólogo, ya sin el menor temor al ridículo, me acusa de comer “en manos de las “ideas imperialistas” por utilizar el término “globalización”. En mi ensayo de 163 páginas, con los dos capítulos principales dedicados a registrar, en forma y contenido, el carácter falso y farsante del ideólogo neoestalinista italiano, esto es lo que elijo resaltar. Me avergüenza tener que recordar que “globalización” es un término polisémico, que utilicé, como tantos otros, para definir la creciente integración y sometimiento de la sociedad mundial por parte del gran capital, especialmente después de la restauración capitalista en la URSS y China. El argumento ya sugiere un ratón temeroso que no quiere acercarse al escarabajo.
Y sigue al pedobista empujando con la barriga. Descubro que uso “el término 'nacional' peyorativamente, tratándolo como algo 'estalinista'”. Y que, a la “hora de atacar a China (…) él (o sea, yo, el escarabajo) redescubre los intereses nacionales para denunciar, intrépidamente, 'el gran capital imperialista chino'”. Es cierto que desafío la propuesta lusordiana de una “revolución nacional”, frente a la revolución obrera, socialista e internacionalista, base de la cosmovisión marxista y marxista, ineludible en el pasado y más aún en la “globalización” actual. .
No ataco a la nación china, a la que he defendido públicamente frente a la actual ofensiva del imperialismo hegemónico estadounidense. Pero, no siendo el “chico del cartel” del gran capital chino, Registro, apoyado en la categoría leninista de “imperialismo”, el carácter ya maduro del capital monopolista e imperialista chino. En 2019, China fue la cuarta nación del mundo en exportaciones de capital, con el 8,9% de las inversiones internacionales, después de Japón (17%); Estados Unidos (9,5%) y Holanda, 9,4%. Y defiendo que la inversión de capitales chinos en Brasil es tan perjudicial, desde el punto de vista de la población y de la nación, como las inversiones japonesas, americanas, holandesas, etc.
Y ahí termina el desafío a todo lo que cuestioné y denuncié en los dos libros de referencia de Losurdo. Cuando el hambriento comensal esperaba el plato principal, luego de ser servido a ráfagas de viento, el mesero pimpolho presenta la cuenta salada, alabando lo que no fue servido. No diría que el militante pecador no leyó mi ensayo Domenico Losurdo: un farsante en la Tierra de los Loros. Sólo él y su compañero de fiesta gestionaron de forma rústica y consciente el reto que les propuse, huyendo de él como huyen los ratones del gato y, en este caso, del escarabajo. Diría que es por eso que no hicieron referencia a mi libro. No querían dejar pistas para probar el relleno que llevaron a cabo.
Efectivamente. Ni una palabra sobre la “invención” literal de la Tierra plana de la Tercera Guerra Civil Soviética, del que sería “uno de los autores marxistas más importantes de su tiempo”. ¿Existió o no, se estima? ¿Fue un error, un invento o un descubrimiento revolucionario del italiano con nariz de Pinocho, estimado profesor? Ni una palabra sobre la fantasiosa organización de la "insurrección" trotskista de 1927 contra el estado soviético. ¡O los terroristas trotskistas! Ni hablar de la justificación de la destrucción del poder soviético, la dictadura burocrática, la masacre literal de las viejas y nuevas guardias bolcheviques practicadas por el estalinismo, la calumnia y destrucción de la memoria de miles de comunistas internacionalistas. Todo propuesto por Domenico Losurdo, sin pisar nunca un archivo, pontificando sobre la historia soviética sin saber ruso, confundiendo hechos y fechas, etc. Podríamos decir que las ratas no sacaron la cabeza de la madriguera por miedo a la picadura del escarabajo. O que, con tantos cadáveres del pasado y del presente en el armario del PCdoB, prefirieron mantener la puerta bien cerrada.
Los dos ideólogos de Peatón no escribieron literalmente una línea sobre mi crítica a la ridícula impugnación del marxismo revolucionario por parte de los italianos, a través de la liquidación del “marxismo occidental”, como se proponía. Todo para desplazar la centralidad del mundo del trabajo y del socialismo en la lucha contra el gran capital y así liquidarlo. Propuesta lusordiana a favor del sometimiento al capital de las clases populares y trabajadoras, no solo nacionales, para la formación de estados fuertes, lógicamente capitalistas, siguiendo el ejemplo de la Rusia capitalista de Putin y la China capitalista de Xi, que tanto amaba el italiano. Propuestas lusordianas que corroboran la capitulación propuesta hoy por el PCdoB a través de un “Frente de Salvación Nacional”, bajo la hegemonía de los peores enemigos del pueblo, los trabajadores y la nación brasileña.
En el presente artículo, los dos ideólogos del PCdoB me trataron como “bajo”, “mentiroso”, “hablador”, “vago”, “malandro”, “proimperialista”, etc. Todos los calificativos morales, no relacionados con la lucha política e ideológica. Nunca sugirieron mis razones para exponerme, criticando duramente a un ícono del neoestalinismo brasileño, que siempre tuvo y sigue teniendo el apoyo de fuerzas realmente poderosas. Pronto yo, un “escarabajo” sin partido, sin medios de comunicación, sin siquiera un pequeño grupo académico.
La respuesta es simple. Mi crítica a la grotesca construcción brasileña de Domenico Losurdo como pensador marxista es el resultado de mis esfuerzos de más de medio siglo por contribuir, dentro de mis posibilidades, a la lucha por el marxismo revolucionario y el socialismo. Algo cada vez más difícil en estos días, cuando el mundo del trabajo vive uno de los momentos más críticos de su historia, y el oportunismo invade la izquierda que gusta como nunca a la derecha. No obtengo nada más que garrotes de antagonistas lógicamente bien ubicados. Pero son los huesos del oficio elegido libremente.
No creo que a los ideólogos del PCdoB les falte inteligencia. La tergiversación rústica para no abordar lo esencial de la discusión es necesaria para defender la naturaleza y los objetivos del partido que abrazan y son abrazados por ella. Un partido que ha funcionado durante décadas como instrumento del capital dentro del movimiento social. Y los escuálidos argumentos que presentan repiten la mutilada defensa tradicional de todos los servicios que brinda el PC do B a las clases dominantes y al imperialismo –voto por Rodrigo Maia; apoyo a la disposición de la Base Alcántara; adulación del General Mourão; Voto por la amnistía de las corporaciones evangélicas, por mencionar sólo las últimas y más destacadas. Por no hablar de los espurios apoyos que tapizaron la trayectoria política del PCdoB en las últimas décadas –gobierno Sarney, Moreira Franco, Garotinho, Eduardo Paes, etc.
Por lo tanto, entiendo y asumo esta discusión tal como es. Lógicamente no se trata de una discusión académica, aún así se recomienda el respeto a sus prácticas. Tampoco es un debate entre compañeros y compañeras con posibles propuestas divergentes. Lo veo como un enfrentamiento ideológico normal con enemigos que buscan penetrar y asentarse en las trincheras del mundo del trabajo. Y como tales deben ser combatidos.
*mario maestri es historiador. Autor, entre otros libros, de Revolución y contrarrevolución en Brasil: 1530-2019.
[https://clubedeautores.com.br/livro/revolucao-e-contra-revolucao-no-brasil]