por MATEUS FIORENTINI* e MARIA LUISA BATTEGAZZORE**
Entrada del “Diccionario de marxismo en América”
Vida y praxis política
Rodney Arismendi (1913-1989) fue un destacado líder político uruguayo. Hijo de Etelvina Carrasco y Tibaldo Arismendi, nació en el estado de Cerro Largo, en la frontera con Brasil. Su familia proviene de fundadores de la ciudad de Montevideo, con antecedentes de actividad política con el Partido Colorado -especialmente con los grupos denominados listas de batalla, identificado con el legado del expresidente uruguayo José Batlle y Ordoñez. Fue en la biblioteca de su padre donde Rodney Arismendi comenzó sus primeras lecturas literarias y políticas.
A la edad de 15 años, Rodney Arismendi deja a su familia para continuar sus estudios, mudándose a la ciudad de Melo, también en Cerro Largo. Durante sus años en la escuela secundaria de la ciudad, solo y viviendo con los escasos recursos que le enviaba su familia, entró en contacto con obras relacionadas con el marxismo. Allí se reunía en grupos dedicados a la obra de Gorki y Marx, además de escribir poemas.
En la Facultad de Derecho, en Montevideo, se incorporó a la organización estudiante rojo y, en 1931, se unió a la Partido Comunista de Uruguay (UCP). En el movimiento estudiantil, tuvo un papel protagónico en la resistencia a la dictadura de Gabriel Terra (1933-1938), marcada por el enfrentamiento de este gobierno con el Ejército y los estudiantes universitarios –que terminó reuniendo a estudiantes y militares. Arismendi, quien entonces trabajaba en el Ministerio de la Defensa Nacional, fue designado por el PCU como titular de la Comisión Militar del partido, con el objetivo de fortalecer los vínculos con los miembros de las Fuerzas Armadas. Su participación en las luchas estudiantiles lo llevó a prisión en dos ocasiones durante esta dictadura.
Como representante de la juventud comunista en el movimiento de solidaridad con la República Española, Rodney Arismendi colaboró con los latinoamericanos que formaron parte de las Brigadas Internacionales de Solidaridad en la Guerra Civil Española (1936-1938). Considerando el contexto uruguayo, estas manifestaciones de apoyo se convirtieron en un fuerte punto de encuentro en defensa de la democracia, en el que Arismendi se convirtió en un personaje destacado, lo que le permitió establecer vínculos con importantes referentes del marxismo y del movimiento comunista internacional. Bajo la dirección de la PCU, realizó varias conferencias por todo el país, con el objetivo de combatir la campaña antisoviética promovida por la prensa corporativa uruguaya, ocasión en la que elaboró el texto La justicia soviética defiende al mundo. (1938), folleto editado por el partido.
A principios de la década de 1940, Rodney Arismendi asumió la dirección de Justicia, un periódico de la PCU y luego de la Diario Popular – un periódico antifascista de actuación relevante para la creación de la Unión General de Trabajadores (UGT), en 1942. Entre 1941 y 1945, perseguido por su actividad periodística, se exilió en Chile y Argentina, antes de regresar clandestinamente a Uruguay. Recién volvió a una actuación legal tras la intensa campaña Libertad para Arismendi (lo que resultaría en su amnistía, otorgada por la Cámara de Diputados).
Fue durante este tiempo entre el exilio y la clandestinidad que se produjo la maduración intelectual de Rodney Arismendi –cuyos primeros frutos se verían con la publicación de los ensayos La Filosofía del Marxismo y el Señor Haya de la Torre (1945), y Por un récord de dólar (1947).
En 1946, el comunista uruguayo asumió como diputado nacional, iniciando una trayectoria de 27 años consecutivos como parlamentario, interrumpida únicamente por el golpe de Estado de 1973 (que instauró la dictadura militar que duraría hasta 1985). Como parlamentario se convirtió en vocero de las demandas populares de los movimientos sociales; Reconocido como un gran negociador, se destacó por su defensa de los trabajadores de los mataderos y por su participación en el Comisión de Asuntos Financieros y Bancarios de la Cámara.
En 1955, en el XVI Congreso del PCU, Arismendi asumió la secretaría general del partido, inaugurando un período de renovación. Durante estos años, que duraron hasta el golpe de 1973, el PCU, bajo su dirección, experimentó un importante crecimiento, convirtiéndose en la principal fuerza de la izquierda uruguaya. La obra del marxista se centró en temas relacionados con la organización del partido y la profundización de los debates en torno a la construcción de la unidad en el campo popular y socialista del país -que luego culminaría con la fundación de la coalición frente ancho. Además, buscó renovar la interpretación partidaria de la formación social uruguaya y latinoamericana, desarrollando su “Teoría de la Revolución Uruguaya”.
Bajo su dirección, el PCU trabajó por la unificación del movimiento obrero y social, cuyo punto culminante fue la realización de la congreso del pueblo, en 1965. Este espacio de construcción de agendas unificadas de los movimientos sociales y populares sirvió de base para organizar la Convención Nacional de Trabajadores (CNT), encargado de unificar el movimiento sindical en el país (proceso que se desarrolló entre 1964 y 1966).
En Uruguay, las décadas de 1950 y 1960 estuvieron marcadas por los diálogos con el Partido Socialista (PS) y la construcción de experiencias de gasolineras: como la Frente de Liberación de Izquierda (FIDEL), creado por iniciativa de la UCP; y el Unión Popular (ARRIBA), por PS. Con el fracaso de la UP, en las elecciones de 1962, y la adopción de medidas represivas -a partir de 1968, por el gobierno de Jorge Pacheco Areco (Colorado), conocido como Medidas de seguridad inmediatas –, la estrategia unitaria del PCU galvanizó apoyos en el campo de la izquierda uruguaya. Tal perspectiva de unidad del campo democrático y popular ganaría amplitud con la incorporación de la Partido Demócrata Cristiano (PDC) a los debates. Así, en 1971, con una acción concertada entre PCU, PS, PDC y sectores de los partidos Nacional y Colorado, la frente ancho.
En ese contexto, especialmente luego del triunfo de la Revolución Cubana (1959), Rodney Arismendi se dedicó a formular lo que llamó “vías y caminos” de abordar la revolución socialista. Jugó un papel importante en acercar al gobierno revolucionario cubano y la URSS, construyendo relaciones cercanas en ambos países, lo que impactaría las discusiones políticas a nivel nacional y regional.
Destacan la visita del Che Guevara a Uruguay en 1961, con motivo de la reunión de la Organización de los Estados Americanos (OEA); Durante su estancia, el Che participó en un acto promovido por las asociaciones socialistas del país, en Universidad de la República (UDELAR). Allí, el líder de la revolución cubana reforzó la perspectiva defendida por el PCU, frustrando las expectativas de los simpatizantes del foquismo – como fue el caso de Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T). Además, el evento estuvo marcado por el primer atentado contra la vida del comandante de la Revolución Cubana (que resultó en la muerte de un maestro – Arbelio Ramírez)
Otro momento a destacar fue la participación de Rodney Arismendi en la conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), realizada en 1967, en La Habana. El encuentro estuvo orientado por la defensa de la guerra de guerrillas, como principal instrumento para llevar a cabo las revoluciones socialistas en América Latina. En su intervención, Arismendi defendió que la organización reafirma la autonomía de cada país para adoptar el camino que más convenga a las singularidades de sus propias formaciones sociales; además, el autor discutió con organizaciones que boicotearon el evento, especialmente el Partido Comunista Brasileño (PCB) y el Partido Comunista Argentino (PCA).
Con el golpe de Estado de 1973, Rodney Arismendi vivió un breve período en la clandestinidad, pero pronto fue detenido y expulsado del país (1975); exiliado a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Durante este tiempo, el autor se dedicó al trabajo político internacional y continuó liderando la oposición de los comunistas uruguayos a la dictadura, actuando junto a movimientos de solidaridad y en debates en el ámbito del marxismo –desde la perspectiva de la dirección única del PCU. y el mantenimiento del rendimiento de frente ancho. Su vida en el exterior se caracterizó por la profundización de sus estudios marxistas (como las lecturas sobre Antônio Gramsci) y por las numerosas discusiones en las que se vio envuelto –especialmente sobre la experiencia de Allende, en Chile, además de las fructíferas polémicas con los italianos en torno a la corriente que defendía la democracia como valor universal. A partir de estos debates, Rodney Arismendi desarrollaría su interpretación de la necesaria destrucción de las estructuras burguesas del Estado, las distinciones entre caminos pacíficos y democráticos hacia el socialismo, y el concepto de “democracia avanzada”, creado por él.
Rodney Arismendi regresó a su país en 1985, dedicándose a crear un movimiento llamado Democracia avanzada. Incluso llegó a ser elegido senador por la frente ancho, pero acabaría muriendo, en 1989, antes de asumir el cargo.
Aportes al marxismo
El período de mayor impulso de la producción intelectual de Rodney Arismendi coincide con su llegada a la Secretaría General de la PCU, durante el XVI Congreso de la organización (1955). Este fue un momento convulso para el movimiento comunista internacional, impactado por el “informe secreto” con acusaciones contra Stalin, presentado por el entonces líder soviético, Nikita Khrushchev (1956) – que conduciría a la escisión de muchos Partidos Comunistas.
Sin embargo, las acusaciones de Jruschov no produjeron el mismo efecto en Uruguay, siendo suavizadas por las polémicas internas que marcaron el XVI Congreso del PCU. Durante este evento, el dirigente Eugenio Gómez (1892-1973) fue destituido de sus funciones, bajo acusaciones de “culto a la personalidad”, “burocratización” y “sectarización”, además de “rigidizar” el partido por parte de su familia. En este delicado momento de la historia del PCU, Arismendi lideró un proceso de renovación política y teórica del partido, buscando minimizar los traumas organizacionales. De esta forma, se buscó reducir la influencia del estalinismo en el PCU, evitando, sin embargo, la execración de la imagen de Stalin (práctica que difería de la de muchos partidos y organizaciones en todo el planeta).
En cuanto a la elaboración intelectual de Rodney Arismendi, la política fue tanto su punto de partida como su punto final. Entiende que las estructuras políticas surgidas de los procesos de emancipación nacional, ocurridos a lo largo del siglo XIX, crearon democracias limitadas, con representaciones partidarias elitistas y autoritarias. Esta percepción de las sociedades latinoamericanas llevó al autor a defender el “carácter continental de la revolución”.
Sin embargo, si bien su nación platino estaba en sintonía con este fenómeno, había una particularidad: el país había transitado durante muchos años en medio de lo que Rodney Arismendi llama “democracia burguesa” (aunque la distingue de una “democracia real”). , habiéndose creado así una institucionalidad política más sólida, a diferencia de la mayoría de los países de la región; con esta experiencia, considera que en Uruguay se habría desarrollado una “mentalidad nacional-reformista, democrática, liberal avanzada, laica, civilista”.
Este proceso tomaría fuerza en los primeros años del siglo XX, bajo el liderazgo de José Batlle y Ordoñez (lo que vino a llamarse batllismo). Tal modelo, que reconciliaba una democracia liberal estable con un relativo bienestar social, fue calificado por Rodney Arismendi como “nacional-reformista”. Sin embargo, si bien este fenómeno había producido una modernización y diversificación de la sociedad uruguaya, comenzó a mostrar signos de agotamiento a partir de mediados de la década de 1950 –cuando el autor identifica el surgimiento de nuevos segmentos sociales, especialmente sectores medios urbanos como funcionarios, estudiantes , maestros, médicos, abogados, entre otros. Según él, estos estratos sociales, fracciones de clase y otros campos de la sociedad componían un caótico movimiento de renovación, que entraba en conflicto con las estructuras sociales, económicas y políticas del “nacional-reformismo” -expresado, en términos políticos, por el equilibrio entre los partidos Nacional y Colorado.
En este contexto, Rodney Arismendi vislumbró una crisis del bipartidismo uruguayo y, por ende, una perspectiva de ruptura de este modelo y consecuente creación de nuevos actores políticos. También señaló los cambios ocurridos en la composición de la burguesía uruguaya ante la proyección del capital financiero sobre la industria. Para él, este fenómeno acentuó la asociación y dependencia del capital nacional con la “oligarquía financiera”, formando “la amenaza” – expresión con la que designa a la “alianza reaccionaria en torno a la cumbre de la oligarquía financiera”.
Para Rodney Arismendi, la gran contradicción que marcaba a la sociedad uruguaya era la que oponía “oligarquía” y “pueblo”. El autor definió a la oligarquía como el sector representado por las élites agrarias y los grandes grupos económicos nacionales, más o menos dependientes de los monopolios imperialistas. Los banqueros, entrelazados con los latifundios, con el comercio de importación y exportación que, entrelazados con el sistema financiero internacional, conforman “la amenaza”. Ante ello, se buscó identificar las diferencias entre segmentos, capas y fracciones de las clases dominantes del país, especialmente en el ámbito de la fracción entonces denominada "burguesía nacional".
El autor reconocía la existencia de una “gran burguesía” dividida en dos fracciones: la “gran burguesía vendida”, totalmente asociada al gran capital y al imperialismo; y la “gran burguesía comprometida”, dotada de contradicciones con el imperialismo, pero incapaz de romper con las relaciones de dependencia y con el latifundismo. La “burguesía media”, a la que llamó “nacional”, producía para el mercado interno y sufría la competencia de los productos multinacionales. Aún quedaba la “pequeña burguesía”, con quien las contradicciones con el imperialismo serían más agudas.
Del otro lado estaba el pueblo, conformado por la gran mayoría de la población, conformada por la clase obrera, campesinos, asalariados urbanos, maestros, profesionales liberales, funcionarios, una gran masa que padecía la dominación imperialista. También hay un significado político en esta definición, ya que Rodney Arismendi entiende que personas son todos aquellos que “se oponen al imperialismo y la amenaza”- ya sea por sus intereses o afinidades políticas.
Rodney Arismendi no ahondó en los debates -que se intensificaron en el ámbito del marxismo- sobre la existencia o no de una “fase feudal” en la formación de las sociedades latinoamericanas. Al mencionar la palabra “feudal”, se refería más bien a los persistentes remanentes de la sociedad colonial en el capitalismo uruguayo, no teniendo, por su parte, una rigidez conceptual o metodológica al emplear el término. Lo más destacado de la comprensión de Rodney Arismendi residía más en la identificación de un proceso conflictivo y contradictorio que superponía distintos y dispares niveles de desarrollo en un mismo contexto.
En el caso de Uruguay, hubo un fenómeno de gentrificación de la élite terrateniente y proletarización de los campesinos, lo que llevó al PCU a definir en su programa que la revolución socialista sería “agraria de liberación nacional”, o “democrática de liberación nacional”. ” – entendidos como términos equivalentes. Entiende que los procesos de independencia de los países latinoamericanos promovieron rupturas parciales en las estructuras sociales, económicas y políticas de la región, provocando, a mediados del siglo XX, que coexistan legados coloniales, capitalismo industrial y un proceso de franca financiarización de las economías globales. . .
La interpretación de Rodney Arismendi de las dinámicas que marcan los procesos de transformación nacional uruguaya, su cultura política y realidad social, son la base sobre la que sustentó lo que denominó "Teoría de la revolución continental". Su objetivo corresponde a la construcción de un "Ccamino uruguayo al socialismo", caracterizada por la relación dialéctica entre los intereses nacionales y latinoamericanos. Identifica que, si bien existe una “comunidad de tareas entre las revoluciones uruguaya y latinoamericana”, también existe una clara “singularidad nacional”. Al dialogar y analizar los fenómenos que marcaron a toda América Latina a mediados del siglo XX, por ejemplo, Rodney Arismendi vislumbró un contexto de ampliación de las vías y caminos que cada pueblo encontraba para alcanzar el socialismo.
Su pensamiento estuvo especialmente influido por la Revolución Cubana (1959) y la experiencia chilena, a partir de la llegada de Salvador Allende al gobierno en 1970. Luego de la invasión estadounidense a la playa cubana de Girón (1961) y el anuncio del carácter socialista de la revolución (1962), Rodney Arismendi observó que la revolución cubana rompió con dos pilares de la herencia colonial latinoamericana: el latifundismo y la dominación imperialista. Ante ello, el líder uruguayo identificó en ese proceso una revolución en el sentido “popular” y “avanzada”, configurando una etapa transitoria que apuntaba a la construcción de una nueva formación social. Además, el autor entendió que la Revolución cubana insertó la guerra de guerrillas en la antesala de los instrumentos y caminos para llegar al socialismo, superando todas las fórmulas de la “sabiduría presumida”.
Asimismo, la elección de Salvador Allende, en 1970, a la presidencia de Chile, mostró la “vigencia de la lucha política combinada con la acción múltiple de las masas y el pleno aprovechamiento de las posibilidades legales” para llegar al gobierno. Para Rodney Arismendi, “la diametral diferencia de formas de los procesos revolucionarios en Chile y Cuba –que aplasta todo culto a la prescripción y al dogmatismo–, y la aguda singularidad nacional y los caminos entre uno y otro, pasan a un segundo plano frente a la similar contenido histórico”, es decir, la llamada “Revolución latinoamericana”. Ambos fenómenos incidieron en el fortalecimiento de las tesis de la “Revolución Continental”, defendidas por el autor.
Este escenario, que marcó las décadas de 1960 y 1970, llevó a Rodney Arismendi a debatir con los defensores de la perspectiva conocida como foquismo, desarrollada por el francés Regis Debray, defensor de una vía armada al socialismo. Uno de los casos más famosos de toda América Latina se originó en Uruguay, con la experiencia de Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), lo que permite decir que, para Arismendi, este se ha convertido en un tema recurrente. El movimiento guerrillero Tupamaros consistió en un frente armado, formado por la escisión de sectores de varios partidos, desde el PCU hasta el PN, con énfasis en ex militantes del Partido Socialista (PS) y grupos nacionalistas blancos (PN).
Rodney Arismendi consideró que, en gran medida, las organizaciones guerrilleras terminaron sustituyendo el liderazgo político por el mando militar, convirtiendo la vía armada en su única herramienta. Señala el autor que estas organizaciones transformaron lo que sería un “método” en una “doctrina”, reduciendo la dirección política y el trabajo teórico simplemente a su aspecto militar. En cuanto al caso específico de los tupamaros, analiza que, en su mayoría, están conformados por sectores medios de la sociedad y su mayor error habría sido la ausencia de una “teoría revolucionaria coherente”, algo que limitó su programa a un “socialismo nacionalista”. Tales límites se materializan en una lectura defectuosa de la correlación de fuerzas en el país y las condiciones para la instalación de un movimiento guerrillero en Uruguay. Para el líder comunista, los tupamaros se distanciaron de las masas populares, en lugar de movilizarlas y organizarlas, por no comprender del todo la dinámica que definía la singularidad de la sociedad uruguaya.
Aun así, cabe señalar que las oposiciones en cuanto al análisis de las vías para llegar al socialismo no impidieron en muchos momentos una colaboración mutua entre el PCU y los tupamaros. A mediados de la década de 1960, el debate sobre la unidad del campo popular y la cooperación entre grupos socialistas se encontraba en una avanzada etapa de madurez. Esta perspectiva fue denominada por Rodney Arismendi “la unidad militante del pueblo”.
Rodney Arismendi también participó en el debate en torno a lo que se denominó puesta en escena (concepto que tuvo una gran difusión a mediados del siglo XX). Desde este punto de vista, teóricos vinculados a la llamada corriente desarrollista defendían que el “desarrollo capitalista” nacional sería un instrumento para la superación de las preocupaciones coloniales -expresadas en el latifundio, la desigualdad social y la dominación imperialista. Este pensamiento influyó en innumerables intelectuales marxistas, quienes comenzaron a sostener la tesis de que, en los países coloniales, la revolución se daría en dos etapas: “democrática burguesa”, primero, y “socialista”, después.
Así, en toda la región surgieron visiones exageradamente optimistas sobre el papel de la llamada “burguesía nacional” en la lucha por el socialismo, identificando incluso, entre esta fracción de clase social, sectores que serían “revolucionarios”. Para Rodney Arismendi, sin embargo, el proyecto desarrollista debe ser visto como “regresivo y utópico”; entiende que la aparición revolucionaria de figuras como Juan Domingo Perón “disfraza la presencia de clases”, poniendo a las masas trabajadoras al servicio del proyecto de la gran burguesía.
En el entendimiento del marxista uruguayo existen contradicciones entre las burguesías de los países periféricos y las de las naciones centrales, aunque admite que, en ciertas etapas del proceso, las llamadas “burguesías nacionales” podrían asumir la dirección. del movimiento de emancipación nacional. Sin embargo, percibe los límites de estos grupos, incapaces de liderar la revolución socialista en América Latina. Ante la necesidad de superar las relaciones capitalistas para construir proyectos de sociedad efectivamente independientes, Arismendi señala que las élites nacionales prefieren someterse al imperialismo antes que promover proyectos legítimamente emancipadores.
El diálogo del autor con la perspectiva escénica se da en la medida en que acepta que la revolución sería el resultado de un proceso histórico marcado por fases, que no aparecerían de repente, oponiéndose así a las llamadas corrientes idealistas, cuyas posturas inmediatistas negaban la materialidad de lo histórico. procesos Sin embargo, buscó superar las “visiones esquemáticas de las dos etapas”, señalando la “interrelación dialéctica entre la etapa democrática de liberación nacional y la socialista”. A la luz de este debate, rescató el concepto de revolución ininterrumpida de Lenin al afirmar que “la primera se convierte en la segunda, la segunda resuelve los problemas de la primera de paso, y sólo la lucha determina en qué medida la segunda logra vencer a la primera”. ".
En cuanto a Uruguay, el autor afirma que “las revoluciones democrática y socialista” serán, en su país, “dos fases de un proceso histórico único y continuo”; para él, la revolución debe ser socialista desde el principio, desarrollando así una relación dialéctica entre el carácter socialista y antiimperialista de la liberación nacional en América Latina.
En el contexto regional, el autor considera que, independientemente de los métodos y enfoques del socialismo, la cuestión central radica en la unidad de los pueblos en torno a la lucha antiimperialista, en el sentido de una “democratización radical” de las sociedades. Estos son elementos universales que, según él, caracterizan la unidad latinoamericana de procesos. Sin embargo, sostiene que la trayectoria específica de cada pueblo está marcada por la idiosincrasia de cada formación social: no existe un camino único para llegar al socialismo. Además, prevé un entrelazamiento de posibilidades, según cada escenario o circunstancia que origine el propio proceso.
Rodney Arismendi también distinguió la noción de “camino al socialismo”, “vías de acercamiento” y “paso al socialismo”. Por “camino al socialismo”, entiende las cuestiones más estratégicas y estructurales para la unidad del pueblo, que marcan el rumbo hacia donde se quiere llegar, teniendo un sentido fundacional; el concepto parte de una interpretación de la formación social nacional, la cultura política, las características de los grupos económicos y dinámicas históricas que marcan los procesos de transformación y disputa de narrativas sobre la identidad nacional. Las “vías de acercamiento” tienen un carácter coyuntural, consistente en las tácticas adoptadas para forjar la unidad del pueblo, tomar el poder y allanar el camino para un período de transición.
A nivel nacional, este proceso supone la construcción de lo que llamó el “bloque social de los cambios”, es decir, la unidad de todas las clases y estratos sociales en un gran bloque dirigido por la clase obrera, en alianza con los campesinos y demás sectores sociales. segmentos comprometidos con el apoyo a las demandas democráticas y antiimperialistas. El hilo conductor que unifica a los amplios sectores se materializaría a través de un “programa democrático avanzado”, destinado a exigir cambios “democráticos radicales”, cuyo objetivo es abrir camino a transformaciones estructurales.
La unidad en torno a este “programa” configura una “síntesis política” de los intereses de la gran mayoría del pueblo, que, si bien aún no tiene “carácter socialista”, se propone instituir un “poder democrático avanzado”, con una visión de acumular fuerzas para el momento del “paso al socialismo”. Para él, el frente ancho es la expresión política de este bloque histórico, entendido como la “fuerza social de la revolución”.
Sin embargo, aunque no descarta la vía parlamentaria y pacífica para llegar al socialismo, el autor considera que, dada la formación social de la gran mayoría de los países y el frecuente autoritarismo que marca a nuestro continente, la construcción del socialismo no sería posible sin una ruptura de carácter armado radical y probablemente violenta. Al afirmar el camino democrático para la construcción del socialismo, presupone la democratización de las relaciones económicas, sociales y políticas a partir de reformas radicales que conduzcan a la transformación estructural de la sociedad uruguaya, que no se dará sin enfrentamientos ni violencia.
Según Rodney Arismendi, el proceso de “aproximación” al socialismo estaría marcado por un profundo cambio en la correlación de fuerzas políticas y sociales en el país. En este período de “acumulación de fuerzas”, definido por la disputa por las hegemonías dentro del bloque histórico constituido, el marxista destaca la necesidad de formar “un gran Partido Comunista”, que pueda asumir el papel de corriente principal de la movimiento popular y sindical.
Comentar la obra
Rodney Arismendi comenzó a escribir a una edad temprana. En 1938, a pedido de la UCP, escribe el cuadernillo La justicia soviética defiende al mundo (Montevideo: Ediciones Unidad, 1938), en el que denuncia la campaña de la derecha uruguaya contra la URSS.
Poco después produciría sus primeros trabajos de mayor profundidad teórica en el ámbito del marxismo: La Filosofía del Marxismo y el Señor Haya de la Torre (Montevideo: Editorial América, 1945), publicado como folleto (y, al año siguiente, reeditado en Buenos Aires por Editorial Ateneo); Es Por un récord de dólar (Montevideo: Edic. Pueblos Unidos, 1947). En la primera, de contenido filosófico, el autor se dedica al debate con el líder de la Alianza Popular Revolucionaria Estadounidense (APRA), el peruano Víctor Raúl Haya de la Torre; para ello, reivindica las críticas de Mariátegui a los planteamientos del líder aprista, identificando su pensamiento como “relativista” y de esencia “pequeñoburgués”, producto de su incomprensión de la dialéctica marxista (que Haya entendió superada); por otro lado, acusa al líder peruano de “grosero mecanicismo”, al intentar restar vigencia al marxismo a partir de aspectos geográficos (el aprista argumentó que el marxismo sería un pensamiento que viene de “afuera”, y por lo tanto no congruente con realidad del Perú). El segundo trabajo, de contenido económico, reúne artículos producidos en el exilio y resultado de su labor como miembro de la comisión de asuntos económicos de la Cámara de Diputados; se centra en investigar el papel del dólar en la política imperialista estadounidense, así como el carácter dependiente de la economía uruguaya; en el ensayo, polemiza con la corriente revisionista conocida como broderismo (elaborado por el estadounidense Earl Browder), analiza la entrada de capital extranjero al país, el carácter de la dominación imperialista y las posibilidades de desarrollo autónomo que se le presentan a Uruguay.
Intelectuales y el Partido Comunista (Montevideo: PCU, 1948) es un libro que reúne sus discursos pronunciados durante actividades con intelectuales. Es un embrión de las ideas que sustentarían su Teoría de la Revolución Uruguaya, desarrollado posteriormente. De esta primera fase, también se puede enumerar: El congreso de los constructores del comunismo.; y Sobre la obra de Stalin: 'problemas económicos del socialismo en la URSS' (Montevideo: Edic. Pueblos Unidos, 1953).
La concepción de Rodney Arismendi sobre el “camino uruguayo al socialismo” aparece más madura en Problemas de una revolución continental (Montevideo: Pueblos Unidos, 1962), libro en el que desarrolla su “Teoría de la Revolución Continental”. En la primera parte, analiza la Revolución Cubana como expresión del carácter estructural de las luchas por la emancipación en toda América Latina; también aborda los desafíos de las luchas anticoloniales en todo el mundo, la necesaria ruptura con los legados coloniales y la lucha contra el imperialismo, como caminos hacia el socialismo. En la segunda parte, el autor señala los elementos que le atribuyen singularidad al proceso uruguayo. Reivindica un análisis marxista de la realidad uruguaya y discute el papel de la burguesía nacional en la lucha antiimperialista.
Ya en Lenin, la revolución y América Latina (Montevideo: Ediciones Pueblos Unidos, 1970), el líder marxista profundizó sus lecturas sobre la teoría de la Revolución Continental, situando los preceptos teóricos de lo que llamó formas de abordar el socialismo. Así, es posible afirmar que este trabajo pretende ubicar históricamente el “camino uruguayo al socialismo” en el contexto de la Revolución latinoamericana.
Tras su exilio en la URSS, a raíz del golpe militar en Uruguay, Rodney Arismendi se dedicó, en gran medida, al debate teórico en el ámbito del marxismo. Publicó artículos y discursos en Revista Estudios, revista teórica de la PCU, o libros como Marx y los desafíos de la época: y cinco obras más (Montevideo: La Hora, 1983), que tuvo su origen en una conferencia dictada en la Escuela Superior Karl Marx, en el Berlín “Oriental” (República Democrática de Alemania), y luego recibió el título de doctor honoris causa. En 1987 publicó “Apuntes sobre Gramsci” (Estudios,Montevideo, 1987), publicado en formato de folleto de la revista, en el que presenta reflexiones sobre la obra de este fundador del Partido Comunista Italiano (PCI).
Los pensamientos de Rodney Arismendi también están registrados en artículos y discursos publicados por Revista Estudiosy en compilaciones. Para seleccionar las reflexiones del intelectual platino se dieron a conocer las siguientes: La revolución latinoamericana (Lisboa: Edições Avante/PCP, 1977), y La construcción de la unidad izquierda. (Montevideo: Granfinel, 1999), con textos producidos entre 1955 y 1989.
También cabe mencionar la entrevista autobiográfica de Rodney Arismendi (por Álvaro Barros-Lémez), titulada forjar el viento (Montevideo: Monte Sexto, 1987); Es La unidad de América Latina (Montevideo: Fondo. Arismendi, 2013), que trae sus textos publicados entre 1970 y 1989.
Numerosos trabajos del marxista uruguayo están disponibles electrónicamente, basados en el trabajo de distintas organizaciones que buscan difundir su pensamiento, como el PCU (www.pcu.org.uy) y la Fundación Rodney Arismendi (http://fundacionrodneyarismendi.org) – portales donde los lectores pueden seguir el proceso de digitalización de libros y revistas con artículos y discursos de Rodney Arismendi.
* Mateo Fiorentini Es profesor de la red de enseñanza de Rio Grande do Sul y doctorando en historia por la UPF.
*María Luisa Battegazzore es profesor jubilado de historia en la Facultad de Derecho de la Universidad de la República (Udelar). Autor, entre otros libros, de El pensamiento radical burgués en la revolución inglesa [1640-1660] (Fundación Cultura Universitaria).
Publicado originalmente en el Núcleo de Praxis-USP
Referencias
BATTEGAZZORE, María Luisa.El concepto de democracia avanzada en Rodney Arismendi. En: III Congreso Internacional 'La obra de Carlos Marx y los retos del siglo XXI', 2013, Montevideo. disipar: http://biblioteca.clacso.edu.ar.
______. “Encuentros y Desarrollos con Nuestro Pasado”. Revista Estudios, Montevideo (edición especial “100 años de Arismendi”), jun. 2013. Disp.: https://www.pcu.org.uy.
FIORENTINI, Mateo. Camino uruguayo al socialismo: el pensamiento de Rodney
Arismendi y la unidad de la izquierda (1955-1971). Disertación (Maestría), Universidad de São Paulo, São Paulo, 2019.
LEIBNER, Gerardo.Camaradas y compañeros: una historia política y social de los comunistas de Uruguay. Montevideo: Trilce, 2011.
Rico, Álvaro. El problema de la revolución social en la obra de los marxistas uruguayos. Tesis (doctorado), Universidad Estatal de Moscú, Moscú, 1985.
______. “Una aproximación a la 'Teoría de la Revolución' en la obra de Rodney Arismendi”. Revista Estudios, Montevideo, 1990.
SCHVARZ, Niko. José Carlos Mariátegui y Rodney Arismendi: las cumbres del marxismo en América Latina. Montevideo: Granfinel, 1998.
VIIRA, Eduardo. La contribución de Arismendi al desarrollo del leninismo en América Latina.Montevideo: Fundación Rodney Arismendi, 1994.
YAFFE, Carlos. Sobre el proceso de construcción del Partido Comunista del Uruguay.Montevideo: Ediciones PCU, 2013.
la tierra es redonda existe gracias a nuestros lectores y seguidores.
Ayúdanos a mantener esta idea en marcha.
CONTRIBUIR