reir para no llorar

Wolfgang Tillmans, Gota de papel, 2014
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por DANIEL BRASIL*

Lo que podría ser un hermoso homenaje a un importante compositor brasileño termina siendo más agua echada al molino de los errores

Un artista no siempre es dueño de su obra. No en el glorioso sentido de caer en el dominio público o convertirse en patrimonio de la humanidad, nobles categorías que suelen ocurrir después de la muerte, sino en el mezquino y cruel destino de no ser reconocido como un verdadero autor.

En Brasil, el caso del poeta Eduardo Alves da Costa, quien tuvo la (des)fortuna de bautizar uno de sus poemas como En el Camino con Mayakovsky. El estudiante de derecho de Mackenzie, en la década de 1960, que organizaba veladas poéticas en el Teatro de Arena, es autor de algunos de los versos más citados, reproducidos, copiados, impresos, impresos y recitados de rebeldía contra la dictadura, contra todas las dictaduras:

En la primera noche se acercan
y robar una flor
de nuestro jardín.
Y no decimos nada.

En la segunda noche, ya no se esconden;
pisotear las flores,
matar a nuestro perro,
y no decimos nada.

Hasta que un día,
el más frágil de ellos
entrar solo en nuestra casa,
nos roba la luz, y,
conociendo nuestro miedo,
saca la voz de nuestras gargantas.
Y ya no podemos decir nada. (...)

Citar a Mayakovsky en el título hizo creer a muchas personas que los versos eran del poeta ruso. Incluso el psicoanalista Roberto Freire reprodujo los versos en uno de sus libros, citando a Alves da Costa como traductor.

También común, ¡quién sabe de dónde viene la leyenda! – es acreditar la autoría de los versos a Bertolt Brecht. Quizás por la conexión entre el verdadero autor y el teatro y, por extensión, por la fuerte influencia que Arena absorbió de la estética brechtiana en espectáculos como Arena cuenta zombie.

En la música popular hay varios casos similares. Es común atribuir la autoría de una canción al intérprete, especialmente si es compositor. Una pequeña obra maestra de Geraldo Pereira, Sem compromiso, grabado por varios intérpretes hasta la década de 1970, vio borrado su autor tras ser cantado por Chico Buarque. No por culpa del ilustre hijo de Sérgio Buarque de Hollanda, que puso los créditos correctos en el disco, sino por una legión de fans que no leen los créditos de la portada del disco (cartel cerrado, 1974).

Este tipo de analfabetismo funcional se ha multiplicado con la llegada de Internet. Quien frecuenta las redes sociales se ve abrumado por decenas de poemas cursis y frases con profundidad de platillo atribuidas a Gabriel García Márquez, Fernando Pessoa, Clarice Lispector, Einstein, Freud y un sinfín de otros.

Volviendo a la música popular, otro gran error involucra a dos ilustres sambistas, Cartola y Candeia. El mangueirense grabó en 1976, en su segundo LP en solitario, la samba existencial de portelense. Hubo diez canciones de Cartola, y dos excepciones: “necesito encontrarme”, de Candeia, y “señora tentación”, de Silas de Oliveira, orgullo y gloria del Imperio Serrano.

El disco es un desfile exuberante de canciones antológicas, como El mundo es un molino, cuerdas de acero e las rosas no hablan. La melancólica samba de Candeia es mecida por un sorprendente arreglo, en el que destaca el fagot de Airton Barbosa, entonces integrante del quinteto Villa-Lobos. Entre tantas obras maestras de Cartola, acabó cambiando la autoría, aunque correctamente acreditada. (Por cierto, también se suele atribuir erróneamente el solo de fagot a Noel Devos, profesor de Airton Barbosa).

Más de una década después, la samba doliente recibió una magnética interpretación de Marisa Monte y se convirtió en un éxito nacional. De nuevo, el crédito está ahí mismo, en la contraportada del disco debut de la cantante, de 1989. Una portelense como MM, hija de un director de Portela, no haría el ridículo.

El concepto erróneo, sin embargo, persiste. Estreno en cines en 2022 otra producción brasileña, llévame fuera de la vista, una comedia de trama policial protagonizada por Cleo Pires. En la apertura, “Necesito encontrarme" se escucha en la voz rascante de Elza Soares, en magnífica interpretación. Sería genial que el material promocional de la película y las entrevistas del productor no acreditaran la canción a… ¡Cartola!

Lo que podría ser un hermoso homenaje a un importante compositor brasileño termina siendo más agua echada al molino de los errores.

Dejame ir
necesito caminar
ando buscando
Reír, para no llorar...

* Daniel Brasil es escritor, autor de la novela traje de reyes (Penalux), guionista y realizador de televisión, crítico musical y literario.

 

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