por VIANA SEGADA*
Las élites no pueden soportar ver a un partido popular en el poder
Para las figuras más destacadas de nuestra élite, una élite mayoritariamente blanca, con una fuerte influencia neoesclavista, imbuida de un fuerte racismo estructural, el sentimiento de la posibilidad de perder privilegios les basta para movilizarse en la oposición. Tener a Lula y al Partido de los Trabajadores en el poder es una señal de esto para esta élite.
La derecha y la extrema derecha, los neoliberales y los fundamentalistas religiosos unen fuerzas con la parte conservadora de la sociedad para socavar y sabotear todos los avances sociales. Atacan la distribución real del ingreso, atacan la tan necesaria reforma agraria, atacan las políticas de cuotas y agendas que abordan el tema de las orientaciones sexuales y sus derechos y la política relacionada con las drogas desde una perspectiva contemporánea y necesaria. Crean discursos para aterrorizar a las masas más desinformadas y, en consecuencia, más ignorantes. Agitan escenarios irreales donde el fantasma de un comunismo irreal dominará el país en todos los aspectos y sectores.
Lula y el Partido de los Trabajadores realmente molestan a estas elites. Se sienten incómodos porque realmente actúan y trabajan, incluso teniendo que trabajar con sectores más atrasados frente al presidencialismo de coalición, para revertir esta cruel situación. Lula y el PT tienen este significado para las masas, especialmente las formadas por los más pobres. La del rescate y el cambio.
Lula en la ONU “estampó” esta imagen real de que bajo el gobierno de Lula y el PT, Brasil seguirá avanzando en cuestiones sociales y ambientales. Este hecho ha sido insoportable para las élites que han intentado, sin éxito, deconstruir el éxito de Lula creando narrativas distorsionadas sobre el uso de la tarjeta corporativa y aprovechando la situación en Ucrania.
Estas élites, ante el hundimiento del líder de la derecha y de la extrema derecha, ahogado en acusaciones de corrupción y arbitrariedad, sin tener otro títere a quien sustituir, están enfadadas, irritadas y, como la realidad se superpone a sus discursos, intentan, en vano cambiar esta realidad a través de editoriales en los principales periódicos o en programas de análisis y comentarios políticos.
El Brasil de Lula y el PT no se detendrá. El proyecto de rescatar y recuperar el país y dignificar la vida de los más pobres es el mayor compromiso. Y se cumplirá.
* Segadas Vianna es un periodista.
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