Renegociación constitucional

Imagen: Mitchell Luo
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por VINÍCIO CARRILHO MARTÍNEZ*

La reconstitucionalización del país implica la reanudación y revitalización de la Constitución Federal de 1988, en su objeto positivo

El texto corta dos áreas de un mismo análisis, la realidad, a saber: (i) Brasil avanzando hacia 2023 (2026); y, (ii) así, enuncia la necesidad de una reconstitucionalización (renegociación nacional) y expone el contexto anunciado por un proceso electoral que dividimos en cuatro actos – en un intento de observar algún procedimiento ya propugnado.

 

La urgente renegociación constitucional

En primer plano: ¿es correcto el análisis de que –para derrotar al fascismo, la extrema derecha (en las urnas, no en las ideas)– la izquierda renegoció con la derecha?

Si la respuesta es afirmativa, la siguiente pregunta apunta a la “reconstitucionalización” como reanudación de los vínculos del proceso civilizatorio, ya que el artículo 215, §1, de la Constitución Federal de 1988:

Arte. 215 El Estado garantizará a todas las personas el pleno ejercicio de los derechos culturales y el acceso a las fuentes de la cultura nacional, y apoyará y fomentará la valoración y difusión de las manifestaciones culturales.

& 1º El Estado protegerá las manifestaciones de las culturas populares, indígenas y afrobrasileñas, y las de otros grupos que participen en el proceso civilizatorio nacional.

Junto a ello, tenemos por delante la inmensa y urgente tarea global de renegociación nacional: (a) como Federación, especialmente en cuanto al alcance de la institucionalidad del poder - ya que el Estado quebrado (15 mil millones de negativos sólo en educación) tensiona a la Unión y presenta problemas que no serán pequeños; (b) en el sentido más amplio, en el que se puede ver el fuerte desempeño de la educación pública para combatir y desmantelar el profundo proceso de deterioro social y nazificación al que fuimos sometidos. Llamémoslo renegociación social con civilidad.

En medio de las urgencias, aún se destaca el hercúleo esfuerzo que se empleará en separar el Estado del gobierno, desmantelando las instituciones de intereses personales, partidistas, grupos nefastos, como se ha visto desde 2016. Esta promiscuidad entre intereses que no se pueden confesar públicamente ha ido corroyendo todos los signos y garantías de la República, la democracia, el estado de derecho. Brevemente resumido, este es el resultado que se obtiene cuando el Estado y el gobierno se entremezclan en un solo aparato autocrático de poder instituido. Evidentemente, el poder público se está extinguiendo, dándonos la urgencia depositada en la reconstrucción institucional del propio artículo 3 y de la cápita del artículo 37 de la Constitución Federal de 1988: Art. 37 - La administración pública directa e indirecta de cualquiera de los poderes de la Unión, los Estados, el Distrito Federal y los Municipios obedecerá a los principios de legalidad, impersonalidad, moralidad, publicidad y eficiencia...

El resultado más pragmático de esta reintroducción de institucionalidades mínimamente democráticas implica el funcionamiento del Estado de derecho y, en pocas palabras, significa aplicar el “máximo rigor de la ley” en la investigación y sanción de los autores de los más graves crímenes de lesa humanidad, visto notablemente desde la pandemia de 2020.

En este marco general, aún damos cuenta del destino de los militares bolsonaristas y del papel de las FFAA en el artilugio brasileño: ¿sobre qué base podremos articular la necesaria (y obvia) reconstitucionalización del país? ¿Será esta la fuerza de la ley para sacarnos de la condición de estado de excepción, de manera permanente, y con ello reducir el goce (tan necesario, en la actualidad) del estado de cosas inconstitucional?

¿Hasta dónde podremos avanzar o sólo podremos inhibir la retirada? Técnicamente, recuperaremos la civilidad del Principio de No Regresión Social -usado, cínicamente, como argumento favorable al proceso de acusación de 2016? ¿O iremos más allá en el proceso civilizatorio, construyendo las bases de un Estado plurinacional? Chile fue derrotado en su proyecto de Constitución. Y nosotros, ¿avanzaremos en este ideal?

La institucionalidad del Ministerio de los Pueblos Originarios es importante, será un hito de civismo, sin embargo, como todos los demás ministerios, su eficacia depende de la organicidad y salud pública del Estado; así como uno de los primeros y principales desafíos será desarticular la espuria unidad (fascista) que, al confinar Estado y gobierno en un solo aparato despótico, terminó por arruinar el Estado ambiental y ponernos en la cuneta como escoria y paria global. .

Subyace a esta perspectiva la perspectiva del desarme del poder público (mancillado por agentes públicos fascistas) y, al final de este choque político-institucional, el castigo ejemplar a quienes cometieron crímenes contra el pueblo, la democracia, la humanidad.

En términos generales, este es el contexto político-institucional de los primeros cuatro capítulos de esta larga telenovela que se llama elecciones de 2022 y que está lejos de terminar. Hoy solo veremos el resumen:

 

Elección en cuatro actos

Acto 1: muchas energías volátiles, especialmente para que no haya una segunda ronda. Los institutos de investigación se pelearon mucho entre sí, y la realidad luchó contra casi todos. Irónicamente, los “menos calificados” se acercaron más al resultado, es decir, pasaríamos al siguiente acto.

Acto 2 – La segunda ronda fue una batalla campal, con amenazas, vergüenza, violencia y muchas mentiras y engaños. La Policía Federal de Carreteras (PRF) no dejó votar a los electores. El perdedor lanzó un Auxílio Brasil de los días de la votación a pluma y tinta. Pero nada de eso funcionó, y su derrota fue el epicentro del tercer acto.

Acto 3 – A este tercer turno lo llamamos Transición, se está cosiendo una enorme colcha de retazos: la política es un arte de coser alianzas – negociación. Sin embargo, también es el momento de las amenazas golpistas, llamadas “intervenciones militares” (aberración en legis), temores concretos de futuro encarcelamiento o de La Haya. Esta fase es preparatoria del cuarto acto, es decir, como figura retórica, se puede decir que el 2022 pasará por las elecciones municipales del 2024 y recién terminará en el 2026. ¿Y en qué condiciones? Es una política de ajedrez, con peones enredados con reyes y reinas.

También se llama realismo político, porque eso es lo que tenemos hoy. La agenda es crear “gobernabilidad”. Por cierto, esta foto (además de la propia elección) ilustra muy bien cómo “la política es matemática”, sobre todo porque ya salimos de la condición de militancia electoral. Y con eso, se presenta el cuarto acto: “llegar al poder no es difícil, si se compara con mantenerse en el poder”.

Acto 4 – La cuarta vuelta de las elecciones de 2022 comenzará el 1 de enero de 2023: el día de la toma de posesión. Es el alto costo de la diplomacia del poder. En medio de todo el embrollo, la cuarta vuelta también nos impone la obligación necesaria de mantener vivo y activo un frente de izquierda; no como oposición sistemática, sino como resistencia.

Hay que poner presión, tensión, gobernabilidad de derecha, para no ceder en todo. Si los movimientos sociales permanecen latentes, capturados por el “sentido del poder”, como en el pasado cercano, entonces 2024 y 2026 no serán muy agradables.

Serán necesarios dos años iniciales de tregua, porque se destruye el Estado, pero sin que los movimientos sociales queden atrapados en el regateo de posiciones, sin el encarcelamiento de líderes con poder político, para que tengamos chances de retomar agendas importantes, como la de reforma laboral. Sin embargo, sin convertirse en una oficina pública. Esto ya pasó, y en el golpe de 2016 la resistencia civil tardó en organizarse.

Nuestra chance está en apretar la “curvatura de la vara”, sin capturar el liderato. La gobernabilidad conducirá a la derecha, la contienda y el giro a la izquierda dependerán de calles organizadas, para inclinar el propio Legislativo. En todo caso, no se ve otro camino que el de “programar” una resistencia desde la izquierda.

En cualquier relación de disputa de poder, es natural (obligatorio) cooptar o anular a la oposición, sin embargo, si volvemos a jugar este juego con los líderes de izquierda de los movimientos sociales, cada día seremos más y más rehenes del centrão, la derecha, la Faria Lima, de la agroindustria –la misma que sufre amenazas en el comercio exterior por la deforestación.

 

Sobre la recontratación del espacio público

En suma, la reconstitucionalización del país implica la reanudación y revitalización de la Constitución Federal de 1988, en su objeto positivo -inclusión, popularización, participación, emancipación- y, de manera muy pragmática, la proposición de un Estado social que sea más distante del liberalismo de mercado y más cercano a los grupos, capas, estratos y clases sociales subordinados por la miseria social. Este es el costo general de las elecciones de 2022 y su descarga no será fácil, al fin y al cabo, la lucha será contra el mercado financiero, los grandes medios tradicionales (reaccionarios por definición), las estratificaciones más altas del servicio público: la gerencia del Estado. castas que ni siquiera se autodenominan servidores públicos, algunos son “miembros”… como si fueran hermanos de casta superior.

Por una cuestión de principio, es obligatorio que renegociamos el Estado de derecho democrático y el gobierno con el pueblo, no sólo con el mercado, las élites, con los militares y ese caparazón del servicio público: especialmente el Judicial y el Público. La oficina del fiscal.

Todas las políticas públicas deben orientarse con miras a combatir la pobreza, el negacionismo y así promover lo que se ha llamado (históricamente) desnazificación: volver a colocar la civilidad en el eje de la renegociación societal. En este sentido, la educación pública formará un eje decisivo (o así debe orientarse), ya que los niños y jóvenes deben tener la oportunidad de recibir conocimientos de manera independiente.

Definitivamente necesitamos estudiar a fondo qué fue el fenómeno del nazi-fascismo, qué es el racismo estructural y esta sonada misoginia. Nuestras raíces históricas nos hablan de los residuos llamativos del pensamiento esclavista, el desprecio por la democracia y la imposición de ideales de dignidad humana autocráticos, elitistas y excluyentes. Esta es la tarea que siempre nos hemos propuesto y es la que esperamos impulsar a partir del 1 de enero de 2023. En definitiva, nuestras esperanzas deben ser realistas y pragmáticas.

*Vinicio Carrilho Martínez Es profesor del Departamento de Educación de la UFSCar.

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