por KARL LIEBKNECHT*
Discurso de rechazo a la aprobación de los créditos de guerra en el Parlamento alemán en diciembre de 1914. Karl Liebknecht fue el único entre los 111 diputados del Partido Socialdemócrata Alemán que votó en contra de los créditos de guerra.
Justifico mi voto sobre la propuesta de hoy de la siguiente manera: esta guerra, que ninguno de los involucrados quería para sí misma, no estalló para el bienestar de los alemanes ni de ningún otro pueblo. Esta es una guerra imperialista, una guerra por la dominación capitalista del mercado mundial, por la dominación política de territorios importantes para el capital industrial y bancario.
Desde el punto de vista de la carrera armamentista, se trata de una guerra preventiva librada conjuntamente por los bandos alemanes y austriacos en la oscuridad del semiabsolutismo y la diplomacia secreta. Esta es una operación bonapartista para desmoralizar y destruir el creciente movimiento obrero. Los últimos meses lo han enseñado claramente, a pesar de la confusión general.
La consigna “Contra el zarismo” – similar a la actual consigna inglesa y francesa “Contra el militarismo” – tenía como objetivo movilizar los instintos más nobles, las tradiciones revolucionarias y las esperanzas del pueblo hacia el odio a los pueblos. Alemania, cómplice del zarismo, modelo de atraso político hasta el día de hoy, no tiene aptitudes para ser libertadora de pueblos. La liberación del pueblo ruso y también del pueblo alemán debe ser tarea suya.
La guerra no es una guerra defensiva alemana. Su carácter histórico y su rumbo hasta ahora impiden a cualquiera confiar en un gobierno capitalista cuyo propósito por el cual exige la fuerza es la defensa de la patria.
Hay que exigir una paz rápida, y de ningún modo humillante, una paz sin conquistas; todos los esfuerzos para lograrlo son legítimos. Sólo el fortalecimiento simultáneo y continuo de los movimientos por esa paz en todos los países beligerantes puede poner fin a la sangrienta matanza antes de la aniquilación completa de todos los pueblos involucrados. Sólo una paz cultivada sobre la base de la solidaridad internacional de la clase trabajadora y la libertad de todos los pueblos puede ser segura. Esto se aplica al proletariado de todos los países que aún están en guerra y que llevan a cabo una labor socialista por la paz.
Apruebo créditos de emergencia por el monto solicitado, lo cual, para mí, está lejos de ser suficiente. No voto por nada más que aquello que pueda aliviar la dura suerte de nuestros hermanos en el campo, los heridos y los enfermos, por quienes tengo la más sincera compasión; Tampoco aquí ninguna petición me bastará.
Sin embargo, en protesta contra la guerra, contra sus líderes y dirigentes, contra la política capitalista que la provocó, contra los objetivos capitalistas que persigue, contra los planes de anexión, contra la ruptura de la neutralidad belga y luxemburguesa, contra la dictadura militar, contra la crisis social y negligencia política de la que el gobierno y las clases dominantes todavía son culpables, rechazo los créditos de guerra solicitados.
*Karl Liebknecht (1871-1919) fue diputado en Alemania y líder del movimiento espartaquista.
Traducción: V. Souza, Sr. Nogueira & P. Mezquita.
Publicado originalmente en .
A medida que se acerca el 15 de enero –día en el que, en 1919, Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht fueron asesinados por agentes de policía del gobierno socialdemócrata alemán–, publicamos textos que recuperan el legado de estos importantes revolucionarios.
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