por RICARDO MUSSÉ*
Consideraciones sobre el libro de Armando Boito Jr.
1.
Reforma y crisis política en Brasil reúne once artículos de análisis político y un apéndice en el que el autor responde a las críticas que se le dirigieron a sus tesis. Escritos y publicados entre 2007 y 2017, se han reproducido sin cambios en la versión original. Este hecho, raro en colecciones de textos destinados a comprender la situación histórica, da fe, por sí solo, de la calidad y actualidad del libro de Armando Boito Jr.
La actualidad de estos textos, escritos al calor del momento, se debe en gran parte al manejo riguroso de un marco teórico consistente, articulado con precisión con datos empíricos. El método adoptado en el libro, en la mejor tradición del marxismo, evita separar la política de la economía y la vida social. Tampoco ignora los antagonismos derivados de la división de la sociedad en clases.
Armando Boito Jr. no oculta sus fuentes. Reitera en varios pasajes que incorpora a su aparato teórico conceptos presentados y desarrollados por Nicos Poulantzas. En Reforma y crisis política en Brasil los dos conceptos más utilizados y decisivos son “bloque de poder” y consideración del juego entre “fracciones de clase”. No se trata, evidentemente, de una absorción mecánica, sino de una adaptación orientada según las peculiaridades del objeto de estudio.
El arco histórico abordado se extiende desde la asunción de Lula, en 2002, hasta el golpe de Estado que derrocó a la presidenta Dilma Rousseff en 2016. Armando Boito Jr. Enfoca, en las dos partes que componen el libro, temas distintos e interconectados: la acción de las clases sociales en los esfuerzos de reforma de los gobiernos del PT y la “naturaleza y dinámica de la crisis política de juicio político”.
2.
En los primeros artículos del libro, Armando Boito Jr. busca responder preguntas fundamentales del análisis político en los últimos años: ¿cuál fue la base social de apoyo a los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva? ¿Qué arreglos de poder les permitieron sobrevivir a los intentos de desestabilización, como el lanzado en 2005 durante la crisis del “mensalão”? A diferencia de la mayor parte de la literatura sobre el tema, la investigación no se preocupa por identificar la base electoral del PT. Después de todo, la pregunta no es cómo llegó Lula allí, sino cómo permaneció allí, a pesar de la desarticulación del campo popular en Brasil, factor que imposibilitó las movilizaciones en su defensa.
El procedimiento adoptado en estos artículos implica determinar la composición, durante el período señalado, del “bloque en el poder”. Este concepto asume, contrariamente a las ilusiones de la democracia, que el Estado capitalista prioriza en sus acciones los intereses del gran capital, aun cuando busca enfriar el conflicto de clases y estabilizar la dominación burguesa. Nicos Poulantzas la usó, en palabras de Armando Boito Jr., “para pensar la clase burguesa como la unidad (clase social) de las diversas (fracciones de clase) en sus relaciones con el Estado y el resto de la sociedad” (p. 22).
La tarea de nombrar y distinguir las fracciones de capital no se limita a enumerar los agentes representativos de las diversas áreas de la economía: banqueros, industriales, agricultores, comerciantes, etc. Exige la identificación de los intereses que unen a un determinado grupo frente a otras agrupaciones de capitalistas. Solicita, por tanto, el seguimiento y observación de la historia de propósitos y acciones, en general contradictorias, de los distintos sectores de la clase capitalista.
En este sentido, la dinámica del aparato estatal y la estructura del partido se explican a través del conflicto interno de la clase burguesa. La satisfacción de las demandas del capital, necesariamente desiguales, establece una especie de jerarquía entre las fracciones. El sector privilegiado por la política económica implementada por el Estado se denomina “fracción hegemónica”.
Un componente relevante del conflicto lo constituyen las relaciones de estas fracciones con las clases trabajadoras. Armando Boito Jr. aclara que la preferencia por el término “conflicto” – ya presente en el subtítulo del libro, “Conflictos de clase en los gobiernos del PT” – apunta a resaltar que la competencia gira en torno a la redistribución de la plusvalía producida. Reserva el término clásico, “lucha de clases”, para situaciones en las que la disputa tiende a poner en peligro el propio sistema capitalista.
Según Armando Boito Jr., el proceso de globalización, intensificado en las últimas décadas, no ha disuelto por completo, en los países de la semiperiferia del capitalismo, la combinación de intereses que permite discernir entre un “interno” y un “ “burguesía asociada”. Mientras que el primero aún basa la mayor parte de su proceso de acumulación en las estructuras locales, el segundo puede definirse como “el brazo local de la actual forma de dependencia” (p. 26).
La tesis que el libro propone probar afirma que a partir del gobierno de Fernando Collor, con la implantación del neoliberalismo en Brasil, la burguesía asociada se constituyó como fracción hegemónica. El gobierno de Lula, sin embargo, promovió el ascenso, dentro del bloque de poder, de la gran burguesía interna, aumentando su peso relativo en la determinación de las acciones del Estado.
En términos generales, Reforma y crisis política en Brasil Sostiene que el modelo neoliberal (que sucedió, a partir de la década de 1990, al modelo desarrollista), al promover el retroceso de las conquistas laborales y sociales, ganó el apoyo de la clase capitalista en su conjunto. Sus desarrollos, la liberalización comercial, la desregulación financiera e incluso la política de privatizaciones, sin embargo, contradecían los intereses de porciones significativas del capital nacional.
A partir de la segunda mitad de la década de 1990 se intentó un acercamiento, a través de esfuerzos y agendas conjuntas, entre patronales y centrales sindicales. Así, se abrió el camino para una convergencia que, tras la toma de posesión de Lula en la presidencia, resultó en la constitución de un “frente político neodesarrollista”, apoyo social a las políticas de crecimiento económico y transferencia de ingresos de los gobiernos del PT.
Este frente político estaba dirigido por la gran burguesía interna brasileña. Incluyó a la mayoría de los sectores populares en su amplio espectro: la clase media baja, la clase obrera, el campesinado y los trabajadores informales (nombrados en el libro, siguiendo una rica tradición de la sociología latinoamericana, como miembros de la “masa marginal”). . Surgió y se consolidó como contrapunto a la alianza hasta entonces hegemónica entre el gran capital financiero internacional, la fracción burguesa subordinada e integrada a ese capital, sectores de los grandes terratenientes y la clase media alta (estatal y privada).
Armando Boito Jr. no deja de llamar la atención sobre el hecho de que la participación política de las clases populares ha contribuido, a lo largo de la historia del capitalismo brasileño, a impulsar ciclos de desarrollo económico. Este movimiento se explica, en parte, por la debilidad de la burguesía interna frente a la fortaleza de la burguesía asociada. Añádase a esto la dificultad de la burguesía interna para conciliar y unificar los intereses contrapuestos de sus diversos sectores: la gran industria, la banca nacional, la agroindustria, las empresas estatales, etc.[i] La suma de estos factores, matriz de un equilibrio inestable, ayuda a comprender la naturaleza volátil de la acción política de la burguesía interna.
El libro utiliza el término “neodesarrollismo” para modular las diferencias entre el ciclo de crecimiento promovido en los gobiernos de Lula y Dilma Rousseff, y el viejo desarrollismo del período 1930-1980. El proyecto económico neodesarrollista designa, en términos más precisos, la posible política de desarrollo en el marco del modelo capitalista neoliberal periférico.
Armando Boito Jr. también hace uso de este arsenal teórico para abordar otras cuestiones presentes en la primera parte del libro, como, por ejemplo, la relativa recuperación de la capacidad de acción del movimiento sindical brasileño. En otro artículo, prueba el alcance y la eficacia de su teoría, mostrando que el cambio de política exterior en los gobiernos del PT se deriva de un cambio dentro del bloque de poder, habiéndose convertido rápidamente en una de las fuentes de fortalecimiento de la gran burguesía interna.
3.
la segunda parte de Reforma y crisis política en Brasil está íntegramente dedicada a analizar los gobiernos de Dilma Roussef y el golpe de Estado que la derrocó. Para comprender los hechos de ese período, Armando Boito Jr., con singular coherencia, moviliza el mismo marco teórico a partir de los conceptos de “bloque de poder” y “fracciones de clase”, demostrando que sirven tanto para explicar la estabilidad como la desestabilización del poder gubernamental.
La sucesión de hechos que culminaron con la deposición de la presidenta Dilma Rousseff se presenta como momentos de una “ofensiva restauradora” desatada por el capital internacional y por la fracción de la burguesía brasileña asociada a él. Para explicar el proceso que consolidó, sin mucha resistencia, el cambio de fracción hegemónica en el bloque de poder, Armando Boito Jr. hace referencia a algunos factores no destacados, aunque presentes, en el primer bloque del libro.
Destaca, por ejemplo, el papel que jugó la “clase media alta” en el proceso de destitución de Dilma Rousseff. Esta capa social, durante los dos gobiernos de Lula, se mantuvo alineada con la agenda de la política opositora comandada por la gran burguesía asociada. A partir de 2013, sin embargo, ganó mayor protagonismo, convirtiéndose en protagonista de movimientos decisivos para el éxito de la “ofensiva restauradora”. Los líderes de la operación Lava Jato son, al mismo tiempo, miembros y representantes de la clase media alta.
En estrecha colaboración con la parte de la burocracia estatal encargada de mantener el orden capitalista -miembros del Poder Judicial, del Ministerio Público, de la Policía Federal, etc. – desencadenó una serie de acciones que contribuyeron decisivamente a la erosión del gobierno y del PT. Además, la clase media alta participó activa y masivamente en las manifestaciones callejeras que legitimaron el golpe de agosto de 2016.
Estas acciones dieron sus frutos en un campo minado, la inestabilidad crónica del presidencialismo, la representación política y la democracia actual en Brasil. Sin embargo, frente a la ejecución, durante los gobiernos del PT, de una política económica que contempló casi en su totalidad las demandas de la gran burguesía interna, ¿cómo explicar su adhesión al programa contrario, al neoliberalismo ortodoxo?
Esta conversión, la subordinación pasiva de la gran burguesía interna a la hegemonía e intereses de la burguesía financiera asociada, deriva, según Armando Boito Jr., de las contradicciones internas del frente neodesarrollista. Con el recrudecimiento de la crisis económica y política, adquiere protagonismo el conflicto, siempre latente, entre el gran capital interno y la clase obrera.
La agenda de reivindicaciones de la gran burguesía interna –priorizada en los gobiernos de Lula y en los primeros dos años del mandato de Dilma Rousseff–, contraria a los intereses del capital internacional y financiero, da paso a una agenda en sintonía con la práctica política neoliberal. Las distintas fracciones de la clase capitalista convergen, reiterando en un mismo mantra, imperativas exigencias: reforma laboral, reforma de la seguridad social, ajuste fiscal basado en la reducción del gasto social, etc.
Reforma y crisis política en Brasil, en su análisis del bloque gobernante y las bases sociales de los gobiernos del PT, otorga especial relevancia a los movimientos internos de la gran burguesía. Para ello, sigue las oscilaciones de este sector del capital en las últimas tres décadas. En la década de 1990, la gran burguesía interna se desplazó paulatinamente, presentándose como una oposición selectiva al neoliberalismo recién implantado y hegemónico.
A partir de 2003, durante los dos gobiernos de Lula y el primer mandato de Dilma Rousseff, ascendió al estatus de fracción dirigente del frente neodesarrollista. Con el recrudecimiento de la crisis económica, alimentada por una crisis política provocada por los grupos derrotados en 2014, la gran burguesía interna se adhirió al bloque golpista, alineándose, con pocas reservas, a las reformas neoliberales llevadas a cabo durante el gobierno de Michel Temer .
*Ricardo Musse Es profesor del Departamento de Sociología de la USP. Autor, entre otros libros, de Émile Durkheim: hecho social y división del trabajo (Revuelve).
Publicado originalmente en la revista Crítica marxista No. 48.
referencia
Armando Boito Jr. Reforma y crisis política en Brasil: conflictos de clases en los gobiernos del PT. Campinas\São Paulo, Unicamp\Unesp, 336 páginas (https://amzn.to/44bZJhz).

Nota
[i] En su participación en el lanzamiento del libro Brasil bajo los escombros, Armando Boito Jr. señala que, en los últimos años, el “agronegocio” ha transitado de la condición de “burguesía interna” a la de “burguesía asociada”. Cf. https://www.youtube.com/watch?v=BlJvmH51E98.
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