por ILAN LAPYDA*
La idea bien entendida de la financiarización contribuye mucho a la comprensión del funcionamiento actual del capitalismo
1.
Durante más de tres décadas, la noción de “financiarización” (o términos alternativos, como régimen “financiarizado” o “financieramente dominante”) ha sido debatida, tanto en términos de su pertinencia o no como de su significado y conceptualización precisos. – dentro y fuera del marxismo, pero siempre de manera crítica.
Fue una grata sorpresa leer, en el sitio la tierra es redonda, artículo del reconocido profesor Eleutério FS Prado que retoma este debate, elogiando mi libro recientemente publicado (precisamente introduciendo la idea de financiarización).[i] El título del artículo es “Una crítica a la idea de financiarización”, que parece incoherente a primera vista. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, pese a cierto juego de palabras (ya que el artículo tiene un tono crítico en varios aspectos), la referida “crítica” es en el sentido académico, de “examen minucioso” y no de “desfavorable”. sentencia”.- tenga en cuenta que esta es una “crítica de” y no una “crítica de” la idea de financiarización. Esta iniciativa de Eleutério Prado me animó a continuar mi reflexión sobre el tema, comentando puntos de su texto.
2.
En primer lugar, estoy de acuerdo con la cita de Michael Roberts siempre que “el término [“financiarización”] se utiliza de manera tan amplia que proporciona muy poca aclaración adicional; o está especificado de tal manera que es teórica y empíricamente incorrecto”. Tanto es así que, ya en la presentación de mi libro, elimino lo que considero conceptos erróneos sobre la financiarización – retomados por Eleutério Prado, por lo que no es necesario repetirlos aquí. A veces es más importante aclarar qué no es “financiarización”, como podemos ver a continuación.
Todavía al comienzo de su texto, Eleutério Prado cita a autores “como Michael Roberts, que desconfían del significado real de este término [“financiarización”]. Pues parece que atribuye la crisis estructural del capitalismo a cierta anomalía producida por una política económica reaccionaria, promovida por las clases dominantes, y no a las contradicciones inherentes al capitalismo mismo”. Inmediatamente antes, Prado también cita un pasaje de mi libro, lo que puede sugerir que esta crítica se aplicaría a mi pensamiento, pero no es así.
Incluso se produjo “una política económica reaccionaria, impulsada por las clases dominantes”, porque la lucha de clases y entre fracciones de la clase capitalista existe. Sin embargo, tuvo lugar precisamente en el contexto de la intensificación de estas “contradicciones inherentes al propio capitalismo”: como él mismo afirma en el párrafo anterior, para mí la financiarización es fundamentalmente un producto de las contradicciones del capitalismo, especialmente la crisis de sobreacumulación. de capital. Así, cabe destacar que, al afirmar que la financiarización estuvo “asociada” con el advenimiento del neoliberalismo, no estoy sugiriendo que fue causada por este último, sino que el desarrollo de ambos fenómenos se produjo en la misma estela de la sobreacumulación de capital. capital, uno impulsando al otro. Es decir, la financiarización significó la expansión vertiginosa de la esfera financiera (multiplicación de los títulos financieros, es decir, del capital ficticio), pues el capital ya no tenía las mismas condiciones de rentabilidad que antes.
A continuación, la proposición expuesta por Mavroudeas de que “la hipótesis de la financiarización considera que el capital monetario se vuelve totalmente independiente del capital productivo”, no es correcta. O Mavroudeas malinterpretó la “hipótesis de la financiarización” o se basó en una versión equivocada de ella, ya que no depende de esta formulación. De hecho, en la obra de Marx, no hay nada que autorice la idea de crear nuevo valor fuera de la esfera productiva ("real"). Algunos autores, entre ellos François Chesnais, hablan de “autonomía relativa del ámbito financiero”,[ii] donde “relativo” es un intento (quizás no tan exitoso) de expresar la dialéctica entre la apariencia de autonomía y la dependencia de facto del ámbito financiero respecto del productivo.
En este sentido, frente a otra afirmación de Mavroudeas de que “la economía “real” (el sector productor) es el centro del circuito económico y el sistema financiero es una actividad necesaria pero subordinada”, es necesario definir el significado de “subordinado”. ”. El ámbito financiero está “materialmente” subordinado, ya que sin producción “real” no puede existir, ya que no crea valor. Sin embargo, esto no significa que la lógica financiera no pueda destacar en la conducta de las empresas y que los mercados financieros no puedan condicionar cada vez más el funcionamiento del capitalismo por la importancia que han adquirido. E incluso esta división no dialéctica entre las esferas financiera y productiva es algo problemática, ya que la circulación del “capital en general” pasa por ambas.
Eleutério Prado también menciona las dos corrientes de financiarización definidas (y criticadas) por Mavroudeas y Subasat. Uno de ellos es el de los ciclos de largo plazo. Aunque aporta importantes contribuciones, tampoco estoy de acuerdo con que el actual proceso de financiarización sea sólo otra fase de “expansión financiera”.[iii] como las que ocurrieron antes, porque tiene algunas características específicas: su persistencia, su grado de sofisticación técnica (que permitió un enorme crecimiento y fortalecimiento de los mercados financieros), el profundo cambio en el sistema monetario mundial con el abandono del patrón oro, la dificultad para iniciar otro gran ciclo de expansión del capitalismo.
En cuanto a la otra corriente, los citados autores afirman que esta “opción acaba suponiendo que el capitalismo ha recaído en una forma de extracción de plusvalía precapitalista, como en alguna que otra hipótesis que se ha denominado tecnofeudalismo”. No veo relación directa entre lo que defiende esta corriente[iv] y una visión “involucionista” del capitalismo. De todos modos, como Eleutério Prado, tampoco lo creo; por el contrario, como se dijo anteriormente, la financiarización es producto de la propia “evolución” del capitalismo, del desdoblamiento e intensificación de sus contradicciones.
En este sentido, la hipótesis del tecnofeudalismo tampoco me ha convencido todavía de su consistencia teórica –aunque, políticamente, puede tener cierta efectividad apelando al “tecno” y acusando al capitalismo de volverse “arcaico”, ya que el feudalismo no es suele ser muy popular. De nuevo, por tanto, me parece que o bien se trata de una mala interpretación, por parte de los autores, del significado de las características señaladas por esta corriente, o bien de un desarrollo erróneo basado en ellas.
3.
Volviendo a las consideraciones sobre mi libro, Eleutério Prado reconoce que no pertenezco a ninguna de estas corrientes criticadas, en la medida en que no apoyo la idea de involución/tecnofeudalismo ni de predominio o autonomía de la esfera financiera en el sentido de sustituir la esfera productiva en la generación de nuevo valor. Por lo tanto, hasta ahora estamos de acuerdo. Por tanto, procede comentar la supuesta “incoherencia” que señaló en Chesnais y en mi libro. Eleutério Prado sugiere el término “jurismo”, en contraposición a “alquiler”, para referirse a la forma actualmente dominante de apropiarse de la plusvalía, con el fin de mostrar su malestar con esta última. En mi opinión lo importante es saber de qué estamos hablando, definiendo bien los términos.
Por lo que a mí respecta, no uso “rentismo” en el sentido moral negativo o de manera restringida a la “renta de la tierra”, sino porque es la forma consagrada de referirme a fracciones de plusvalía distribuidas regularmente a diferentes agentes “externos” al proceso productivo mismo: en las obras de Marx, se entiende que, además de la ganancia (que queda en manos del capitalista industrial), la renta de la tierra se paga al propietario y el interés (y ahora también el dividendo) está destinado al capitalista monetario para el préstamo de su capital (o para la propiedad de la parte de la empresa).
En este sentido, entiendo la preocupación de Eleutério Prado de no dar lugar a las tesis "involucionistas" antes mencionadas, pero no equiparo la renta de la tierra (una forma de apropiación tal vez "arcaica" basada en el monopolio de la tierra) al interés (cuyo origen es antiguo, juega un papel central en esta “evolución” del capitalismo).
Por otro lado, hay que reconocer que Eleutério Prado es consistente con las afirmaciones que hace al final de su texto. Si lo que vemos hoy es la creciente colectivización de la propiedad del capital a través de sociedades anónimas, no tendría sentido pensar en este caso en agentes “externos” a la producción, ya que estos capitalistas se convierten cada vez más en accionistas. Ahora bien, la idea misma de financiarización contempla este fenómeno de “internalización” de lo externo, como dice François Chesnais, representado por la figura del accionista.
Esto es diferente del prestamista, que presta su capital a una tasa de interés estipulada y tiene que esperar el ciclo de reproducción para recuperarlo; él mismo es el dueño de la empresa (aunque no es el administrador) y es capaz de exigir el mayor pago de dividendo posible en el menor tiempo posible, además de poder desvincularse fácilmente de las acciones si los resultados no son a su favor. gusto. En principio, por tanto, no sería contrario al término “jurismo”, pero tendría que ser un “dividendismo-jurismo”, para ser exactos. Además, si sustituimos la figura del “rentista” por la del “jurista”, crearemos una querella con los colegios de abogados…
En resumen, la idea bien entendida de financiarización contribuye en gran medida a comprender cómo funciona el capitalismo hoy. El peligro está en adoptar proposiciones o desarrollos erróneos, como demuestra Eleutério Prado y sobre lo que advierte, así como en fetichizar el fenómeno, concibiéndolo como algo dado e inmutable.
*Ilan Lapyda es doctor en sociología por la USP y autor de Introducción a la financiarización: David Harvey, François Chesnais y el capitalismo contemporáneo (Editorial CEFA).
Notas
[i] LAPYDA, Ilán. Introducción a la financiarización: David Harvey, François Chesnais y el capitalismo contemporáneo. São Paulo: Editorial CEFA, 2023 (https://amzn.to/3KIiYsf).
[ii] CHESNAIS, François. (org.). Finanzas globalizadas: raíces sociales y políticas, configuración, consecuencias. São Paulo: Boitempo. 2005, pág. 45 (https://amzn.to/45eSK8K).
[iii] ARRIGHI, Giovanni. El largo siglo XX. Río de Janeiro: Contrapunto. São Paulo: Ed. UNESP. 1996 (https://amzn.to/3YG48Im).
[iv] Según Eleutério Prado, “destaca que cuatro características demarcarían la transformación del capitalismo industrial en un capitalismo dominado por las finanzas: (i) el sector financiero aumentó y pasó a ser preponderante en el PIB; (ii) se produjo una financiarización de las corporaciones no financieras, que comenzaron a servir a los intereses de los inversores ausentes –y ya no a expandir la producción y el crecimiento económico–; (iii) como nunca antes, ha habido una gran difusión de nuevos instrumentos financieros, como derivados, bancos paralelos, fondos múltiples, etc. lo que fomentó la especulación y la volatilidad y (iv) el crecimiento económico pasó a depender del endeudamiento de familias de todas las clases sociales”.
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