por ANDRÉ TADAO KAMEDA*
Comentario a la novela recientemente publicada de André Cunha
La prosa ágil y humorística es lo que inmediatamente emerge en las primeras páginas de este ¿Quién habló?, novela del escritor brasileño André Cunha. Una periodista de unos 30 años, Rebeca Witzack, cuenta en primera persona sus desventuras románticas en Florianópolis, en el sur del país, tras dejar una relación, relata con mucha burla e ironía –“sin drama”, como ella misma dice – , cómo empezó a salir con otro hombre y quedó embarazada de un tercero.
El primero, su exnovio, es un surfista al que reencuentra en una fiesta en Jurerê Internacional, un balneario para gente adinerada, tomándose fotos y coqueteando con un rival. Celosa tras ver la escena, Rebeca se marcha, pero pronto regresa a la fiesta, donde una amiga le presenta a un exitoso empresario del sector salud. Ella inicia una relación y comienza a vivir en una mansión con el empresario, quien se vuelve aún más rico debido a la pandemia. Pero pronto se aburre y lo engaña con un conductor de una aplicación, vecino de las afueras de Florianópolis y doble del actor Marcos Palmeira. Con una franqueza un tanto desconcertante, rayana en el cinismo, la narradora nos cuenta cómo pasó de una relación a otra, sin muchas preocupaciones morales.
Los apartados más entretenidos de la novela son aquellos en los que el protagonista analiza canciones famosas del cancionero nacional. Una de ellas es cuando Rebeca cuenta cómo su ex le envió un correo recordando una canción que le gustaba al periodista - todo el sentimiento, de Chico Buarque–, en una especie de chantaje emocional para volver a estar juntos. Pero ahora, con la distancia del tiempo, puede mirar la relación pasada con lucidez y escuchar la canción con un poco más de recelo.
En pasajes muy divertidos, que mezclan la vida sentimental con cuestiones existenciales, el narrador desentraña y cuestiona los versos de Buarc, derribando lo que, para cierto público, es un monumento ineludible de la cultura brasileña. Vea la mezcla de análisis literario, juicio independiente y consideraciones sobre el amor, todo aderezado con mucho humor: “(…) Mire el registro de malas conductas en esta parte: prefiero irme a tiempo para que nos deshagamos de cada uno otro. . ¿Eh? Si prefieres irte, vete, muy bien, pero no vengas con excusas. Peor es Chico cantando 'puder'. Es el poder el que habla, Chico Buarque. Deja de actuar como un paleto. Además, ¿qué se supone que significa esto? La persona ya entra en la relación prefiriendo salir, el abandono es premeditado, esto es prueba del delito. Astuto. Manipulador. Tóxico. Malo. (…) Aquí cito a Paulinho: Teje sus planes en secreto/ Se va sin despedirse. Esa es buena, pensé. De corazón alegre. Mucho mejor que Cada sentimiento. De hecho, creo que la autoestima de los hombres blancos es formidable. ¿No les parece, queridos lectores, un poco genérico? Imagina la escena: noble compositor, ¿de qué tratan tus nuevos versos? Sobre todo. ¿Todo lo que? Como se siente. ¿En qué sentido? (págs. 20-21)”
Pero que el lector no se equivoque: detrás de esta ligereza y humor, hay una complejidad que no se percibe a primera vista. Alternando las voces de los personajes sin previo aviso, yendo y viniendo en el tiempo, con el ojo (atento) en el móvil y el oído (distraído) en el interlocutor, el personaje-narrador va componiendo poco a poco un mosaico que nos da en qué pensar. sobre el mundo contemporáneo. Mezclando referencias de la cultura brasileña, el universo pop, la filosofía y la literatura, la periodista aborda temas como la pandemia, la salud mental, la automedicación, las relaciones virtuales, la desigualdad brasileña, etc.
Pero esta narrativa fragmentaria no es sólo un capricho: parece basarse, en gran medida, en el lenguaje del mundo digital, especialmente de las redes sociales, ya integrado en la subjetividad del narrador y, en consecuencia, en la forma del narrador. narrativa misma. Así, los juicios categóricos, los cambios repentinos de opinión y las exposiciones de intimidad se mueven con fluidez desde el entorno virtual hasta la propia vida del periodista. Jerga de Internet, idioma meme, vídeos que se vuelven virales (incluido un vídeo íntimo del protagonista), opiniones que cambian con la marea, conclusiones definitivas no son sólo contenidos externos, sino también materiales incorporados al tejido de la novela.
A esto se suma la propia salud mental de la periodista, cuya locura ella misma reconoce atribuyéndola a su endometriosis. La pandemia agrava este estado ya deteriorado de su psique, lo que hace que Rebeca tome aún más medicación. En cierto momento, ya no puede distinguir qué es ilusión y qué es realidad. Así, la subjetividad de este narrador converge con el entorno ya perturbado de Internet. Ambos, a su vez, convergerán en una tercera instancia, a saber, la cuestión brasileña: nuestro peculiar arreglo social, heredado de los tiempos de la esclavitud, que resultará en nuestra brutal desigualdad.
Así, la periodista navega con naturalidad por el abismo social tupiniquim, tanto entre los ricos y las celebridades, en Florianópolis y Balneário Camboriú, como entre los más pobres, en el vecino más humilde de São José, donde incluso vive el padre de su futuro hijo. Del mismo modo, alterna entre preocupación social e indiferencia burguesa, entre vacilaciones éticas y hacer la vista gorda ante delitos menores, entre orden y desorden, lo legal y lo ilegal, configurando nuestra ambivalencia típicamente brasileña. La volubilidad de este narrador, por tanto, no es un hecho entre otros, sino la marca misma de nuestra especificidad nacional. Es como si las tendencias estructurales de la sociedad brasileña se encontraran con las tendencias de Internet, estas de orden global, y ambas se encontraran en la ya loca subjetividad de nuestra heroína.
Combinando temas de este orden, André Cunha se alinea con una tradición en nuestras letras que combina ironía cortante, sensualidad descarada y realidad brasileña, junto a personas como Reinaldo Moraes, João Ubaldo Ribeiro, Dalton Trevisan. Disipando la seriedad y la dimensión psicologizante de gran parte de nuestra literatura contemporánea, centrada únicamente en la vida interior de los personajes, el autor demuestra que es posible decir cosas serias con humor, sin pedantería, con un alto voltaje literario. En el escenario actual, es un logro que hay que celebrar.
*André Tadao Kameda Es candidato a doctorado en Teoría Literaria y Literatura Comparada en la Universidad de São Paulo (USP).
referencia
André Cunha. ¿Quién habló? São Paulo, Penalux, 2023, 160 páginas. [https://amzn.to/3RSn5op]
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