JOSÉ DOMINGOS DE GODOI FILHO *
El mundo ha llegado a un punto sin retorno, con la sociedad humana contaminada por el apartheid, la guetización y el exterminio.
“En mi pared hay una escultura japonesa de madera \ Máscara de un demonio malvado, cubierta de esmalte dorado. \ Con comprensión observo \ Las venas dilatadas en la frente, indicando \ Lo cansado que es ser malo”
(Bertolt Brecht, La máscara del mal).
La guerra contra la vida es el legado que el 2023 dejó para el 2024. Se puede valorar que el mundo ha llegado a una situación de no retorno, con la sociedad humana contaminada por segregación racial, guetización y exterminio. La guerra contra la naturaleza, a pesar del cambio climático, la COP, la transición energética global, las dimensiones de la explotación de los recursos naturales y la mercantilización de la naturaleza en nombre de la “economía verde” y otras propuestas de “lavado verde”.
El legado más aterrador es el genocidio, mostrado en tiempo real, en Gaza, repitiendo lo denunciado por Edgar Morin,1 en 2002, como “Israel-Palestina: le Cáncer”: “Los judíos de Israel, descendientes de las víctimas de un segregación racial denominado ghetto, convertir a los palestinos en guetos. Los judíos que fueron humillados, despreciados, perseguidos, humillan, desprecian y persiguen a los palestinos. Los judíos, que fueron víctimas de un orden despiadado, imponen su orden despiadado a los palestinos. Los judíos, víctimas de la inhumanidad, muestran una terrible inhumanidad”.
Uno de los peores crímenes de este siglo se está produciendo en la Franja de Gaza, un genocidio generalizado (sin por ello eximir los crímenes cometidos por Hamás) que ya ha afectado, a finales de enero de 2024, alrededor de 25 muertes en Palestina, de las cuales más de 8600 niños, 310 profesionales sanitarios, 35 empleados de la defensa civil, 97 periodistas y aproximadamente 2 millones de desplazados, según datos recogidos por BBC Verify(2) y considerado confiable por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además, ocultas o poco informadas por los “mainstream media”, entre otros, las masacres que ocurren en África (Sudán y Sudán del Sur, Nigeria, Ruanda, Mali, Burundi, República Democrática del Congo y Angola); el apoyo dado por Estados Unidos y sus aliados al genocidio en Gaza; la financiación del gobierno neonazi de Ucrania para provocar a Rusia; escaramuzas con Hezbollah en la frontera con el Líbano; ataques de los hutíes de Yemen contra barcos militares estadounidenses en el Mar Rojo; los bombardeos en el enclave separatista de Nagorno-Karabaj, que supusieron la ruptura del alto el fuego entre Armenia y Azerbaiyán, complicando el complejo juego de intereses geopolíticos en el Cáucaso, además de poner en riesgo humanitario a la población civil de Karabaj, controlada por Azerbaiyán .
A finales de 2023 se registró el mayor número de conflictos armados desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Y, indiscutiblemente, como legado, también quedó en evidencia la farsa de las potencias occidentales, especialmente Estados Unidos y sus aliados, de servir a sus intereses y no de construir la paz.
La hipocresía y el fraude de estos países, ante un escenario de beligerancia global, alcanzaron niveles de pérdida de credibilidad sin precedentes; comprometiendo gravemente los principios del derecho internacional, el respeto a los derechos humanos y el orden mundial.
En el texto de 1984, de George Orwell, que merece ser reproducido, retrata bien la situación de los conflictos actuales y permite reflexionar sobre la necesidad de resistir y alterar el legado dejado por el año 2023: “El poder reside en infligir dolor y humillación. El poder está en destrozar los cerebros humanos y volver a unirlos de la forma que mejor le parezca. ¿Estás empezando a distinguir qué tipo de mundo estamos creando? Es exactamente lo contrario de las utopías hedonistas que imaginaban los antiguos reformadores. Un mundo de miedo, traición y tormento, un mundo que se volverá cada vez más despiadado a medida que se refine. El progreso en nuestro mundo será un progreso hacia un dolor mayor. Las antiguas civilizaciones proclamaban que estaban fundadas en el amor o la justicia. Lo nuestro se basa en el odio. En nuestro mundo no habrá más emociones que el miedo, la rabia, el triunfo y la autodegradación. Destruiremos todo lo demás, todo... No habrá amor excepto el amor por el Gran Hermano. No habrá risa excepto la risa de la victoria sobre el enemigo derrotado. No habrá arte, ni literatura, ni ciencia. Cuando seamos omnipotentes, ya no necesitaremos la ciencia. Ya no habrá distinción entre belleza y fealdad. No habrá curiosidad ni disfrute del proceso de la vida... Si quieres una imagen del futuro, piensa en una bota pisando un rostro humano, para siempre”.3
La parcialidad de los “grandes medios de comunicación”, incluso en Brasil, va más allá de la difusión de noticias, comportándose de manera parcial y sesgada hacia los intereses de Estados Unidos y sus aliados y secuaces. Así, tenemos entre nosotros “un Gran Hermano que nos vigila, que nos vigila. Día tras día, cuando encendemos la televisión (¿precursora de las telepantallas?), cuando leemos los periódicos, cuando nos conectamos a internet, percibimos la acción de un Ministerio de la Verdad invisible que termina por convencernos de que la guerra es paz, la libertad es esclavitud y la ignorancia es fuerza.4
Samuel Huntington5, en su instigación Choque de civilizaciones, presentó una “interpretación profética de la evolución de la política mundial después de la Guerra Fría” que ayuda a comprender la política mundial en el siglo actual. Preguntó: “¿si las mejoras en el nivel material de la civilización en todo el mundo fueran acompañadas de mejoras en las dimensiones morales y culturales de la civilización?”
Al analizar los años 90 del siglo pasado, indicó que hay muchos signos “de la relevancia del paradigma del 'caos puro' de los asuntos mundiales: un colapso mundial de la ley y el orden, estados fallidos y una anarquía creciente en muchas partes del mundo, una ola global de criminalidad, mafias transnacionales y cárteles de la droga, un número creciente de drogadictos en muchas sociedades, un debilitamiento generalizado de la familia, una disminución de la confianza y la solidaridad social en muchos países, predomina la violencia étnica, religiosa y civilizatoria y la ley del revólver en gran parte del mundo. En una ciudad tras otra –Moscú, Río de Janeiro, Bangkok, Shanghai, Londres, Roma, Varsovia, Tokio, Johannesburgo, Delhi, Karachi, El Cairo, Bogotá, Washington– la delincuencia parece estar aumentando vertiginosamente, y los elementos básicos de la Civilización están desvaneciendo."
Concluyó: “El ascenso de las corporaciones transnacionales que producen bienes económicos va cada vez más acompañado por el surgimiento de mafias criminales transnacionales, cárteles de la droga y bandas terroristas que están atacando violentamente a la civilización. La ley y el orden son el primer requisito previo de la civilización y en gran parte del mundo (en África, América Latina, la antigua Unión Soviética, el sur de Asia y Oriente Medio) parecen estar evaporándose, bajo serias amenazas en China, Japón y Occidente. . A nivel global, parece, en muchos sentidos, estar cediendo a la barbarie, generando la imagen de un fenómeno sin precedentes, una era oscura global, que se avecina sobre la humanidad”.
Los organizadores del Foro Económico Davos-2024 se alinearon implícitamente con el análisis de Huntington, cuando evaluaron que el legado de 2023 muestra la “fragilidad del estado de paz, seguridad y cooperación globales”. Señalaron que “una mayor división, una mayor hostilidad y un mayor conflicto están creando un escenario global desafiante. Que la humanidad está lidiando con múltiples problemas simultáneamente, incluido cómo revitalizar las economías, responder a la amenaza del cambio climático y garantizar que la Inteligencia Artificial se utilice como una fuerza para el bien. Los conflictos y su superación están agotando la energía humana, que de otro modo podría canalizarse para dar forma a un futuro más optimista”.
El Foro Económico coincidió en que “la actual ola de pesimismo no tiene precedentes”. Y lanza una advertencia a los medios globales: – “el poder y la presencia de los medios globales y la tecnología de las comunicaciones hoy significa que cada desafío y revés se amplifica, amplificando aún más la sensación de pesimismo”.
Y los organizadores del Foro Económico concluyen: – “es fundamental reconstruir la confianza en nuestro futuro. La pregunta es por dónde empezar, dadas las complejas circunstancias actuales…. Primero debemos identificar y abordar las causas profundas de nuestro malestar. Estamos en un momento crucial de la historia, pero todavía nos aferramos a soluciones obsoletas. Para complicar las cosas, nos enfrentamos a muchas cuestiones simultáneamente, todas ellas profundamente interconectadas y que se refuerzan mutuamente. No existe una solución rápida ni una solución única para todos. Se trata de abordar todos los síntomas de manera integral”.
Es necesaria la resistencia, para superar el legado pesimista que queda a finales de 2023. Y, Ortega y Gasset6 Puede ayudarte con tus reflexiones: “Es natural: la vida misma se ha vuelto equívoca y son tiempos de inautenticidad. Recordemos que el origen de la crisis es precisamente que el hombre se ha perdido porque ha perdido el contacto consigo mismo. Por eso pulula en estos tiempos una fauna humana muy equívoca y abundan los estafadores y los histriones; y, lo que es más doloroso, que no se puede estar seguro de si un hombre es sincero o no. Son tiempos turbulentos”.
Al mismo tiempo, señala que: “Todo extremismo fracasa inevitablemente, porque consiste en excluir, negar –salvo un punto– todo lo demás en la realidad vital. Pero ese descanso vuelve, siempre vuelve y se nos impone, nos guste o no. La historia de todo extremismo es una historia de una monotonía verdaderamente triste: consiste en tener que aceptar todo lo que pretendía eliminar... ¿Cuál es la perspectiva en la que el hombre sólo puede vivir? Hace un momento, como en cada momento de cada día, inexorablemente, se encontraron con los maestros que tenían que hacer algo, porque eso es vivir. Antes de ti, había diferentes posibilidades de hacer, y por tanto de ser, en el futuro”.
Reanudar 1984, de George Orwell, “es imposible fundar una civilización sobre el miedo, el odio y la crueldad. Nunca podría durar... No tendría vitalidad. Se desintegraría. Se suicidaría”.
Para no dejar que gane el escenario pesimista, que la resistencia sobreviva y fortalezca la generosidad humana, una provocación, basada en una de las más bellas fábulas de Giono,7 para que se encuentre cuanto antes el difícil camino de “por dónde empezar”: “Cuando considero que un solo hombre, reducido a sus meros recursos físicos y morales, fue capaz de transformar un desierto en una tierra de Canaán, pienso que, a pesar de todo, la condición humana es admirable. Pero cuando considero cuánta constancia en la grandeza del alma y perseverancia en la generosidad fueron necesarias para obtener este resultado…”.
La resistencia es esencial.
*José Domingues de Godoi Filho Es profesor de la Facultad de Geociencias de la UFMT.
Notas
(1) Morin, E. Israel-Palestina: cáncer. Disponible
https://www.mundomultipolar.org/2018/11/israel-palestina-cancer.html
(2) Thomas, M. 20 muertos en Gaza: lo que el número de víctimas revela sobre el conflicto. Disponible: https://www.bbc.com/portuguese/articles/clmergn9gmro#:~:text=Grande%20n%C3%BAmero%20de%20mortos&text=%E2%80%9CDentro%20da%20s%C3%A9rie%20de%20guerras,matan%C3%A7a%20indiscriminada%E2%80%9D%2C%20afirma%20Spagat.&text=Podcast%20traz%20%C3%A1udios%20com%20reportagens%20selecionadas.&text=O%20n%C3%BAmero%20de%2020%20mil,milh%C3%B5es%20de%20habitantes%20de%20Gaza.
(3) Orwell, G. 1984. São Paulo: Ed. Nacional, 1984.
(4) Mas t. Utopía, Belo Horizonte: Auténtica Editora, 2017.
(5) Huntington, SP El choque de civilizaciones y la recomposición del orden mundial. Río de Janeiro: Ed. Objetiva, 1997.
(¨6) Ortega y Gasset, J. Alrededor de Galileo. Petrópolis: Ed. Vozes, 1989.
(7) Giono, J. El hombre que plantó árboles🇧🇷 São Paulo: Ed. 34, 2018.
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