Por Walnice Nogueira Galvão*
Se reanuda la temporada musical. Es hora de recordar un momento dorado de temporadas anteriores: el ballet musicalizado por Stravinsky Pulcinella, presentado en agosto de 2017 en el Theatro São Pedro.
Quienes tuvieron el privilegio de asistir al espectáculo combinado de ballet y ópera en el Theatro São Pedro se fueron con el alma renovada, flotando en la euforia. Para hacer justicia a la música divina del ballet en un acto de Stravinsky, Pulcinella, el coreógrafo (que nos llegó de Roma) Giovanni di Palma introdujo movimientos y gestos muy originales. Aunque es un ballet más clásico que moderno, está acostumbrado a la reinterpretación. Así, el vestuario es de un “clásico releído”, los hombres de traje mientras que las mujeres de amplia falda y armadas con varias enaguas, a modo de tutú semilargo, de color liso con lunares blancos, sin dos de el mismo color. Son versiones de prendas tradicionales tratadas con una ligereza moderna.
Todos, como es habitual en la São Paulo Companhia de Dança, que es una de las mejores del país, son hábiles bailarines. Los fondos, de color blanco, con columnas estilizadas apenas sugeridas en el fondo y en los laterales, muestran su parte más espeluznante en el techo, del que cuelgan numerosos globos luminosos de varios tamaños.
El ballet también incluye, además de la parte bailada defendida por el cuerpo de baile, tres cantantes, un tenor, un barítono y una mezzosoprano, que encarnan a Arlequim, Leandro y Colombina. Se destacan sobre el fondo uniforme del cuerpo de baile porque usan ropa específica para el Commedia dell'Arte, con trajes de diamantes multicolores y máscaras.
Esta combinación de danza, teatro y canto lírico enriquece la actuación. el estreno de Pulcinella en los Ballets Rusos de Diaghilev, en 1920 en la Ópera de París, con escenografía y vestuario de Picasso, fue histórico y trascendental. La coreografía estuvo a cargo de Leonid Massine, otro nombre que llegaría lejos en el ballet. En esa fecha Nijinsky, por desgracia, ya no era la estrella, como lo había sido desde 1909, cuando por primera vez llegaron a París los Ballets Russes, revolucionando el arte y conquistando el mundo.
No es fácil decir cuál de los muchos ballets que Stravinsky compuso para Diaghilev es su favorito. El ritual de la primavera apenas encuentra rival, y contó con coreografía de Nijinsky, quien la bailó. Más o Pájaro de fuego, ou Petrushka, ou historia del soldado no te quedes atrás.
Y no solo Stravinsky: Debussy compuso Prélude à l´après-midi d´un faune, sobre un poema de Mallarmé, para la misma compañía, en 1912. Y este fue uno de los mayores éxitos de Nijinsky en coreografía e interpretación, en el Théâtre du Châtelet.
Sin embargo, en el Theatro São Pedro, el espectáculo no quedó ahí, en esa primera parte con el ballet. La segunda parte, compuesta por una ópera en un acto de Ferruccio Busoni, arlequín, trajo la intriga habitual de la traición y el amor roto. Se mantuvo el mismo decorado, blanco y muy despojado, con casi solo indicaciones escénicas, y un balcón más que requería el entrecho. Una vez más, el vestuario es interesante y simbólico, pero los tres protagonistas de la Commedia dell'Arte. Y dos personajes más con nombres que son todo un programa, Abad Cospicuo y Doctor Bombasto.
Así como en el ballet intervienen los cantantes, en la ópera también intervienen los bailarines. Pero todo con extremo cuidado estético y en ese estilo desenfrenado del siglo XVIII en el que las parejas se intercambian y se destruyen. Al final, todo sale bien y, a pesar de tanta impertinencia, el amor gana en todos los ámbitos, excepto en el protagonista, que vigila los barcos mientras su mujer se escapa con otra.
El Theatro São Pedro, recientemente renovado, aunque más pequeño que el Theatro Municipal y la Sala São Paulo, es elegante y hermoso, con líneas y decoración severas. Desde hace algún tiempo alberga la Escuela de Ópera y su propia orquesta. Ese día y con este programa mostró la mayor competencia, bajo la batuta del maestro Ira Levin.
El espectáculo atrae por su exquisita concepción. Tanto el ballet como la ópera, como implican sus títulos, se basan en Commedia dell'Arte, musicalmente referente a la misma época del siglo XVIII, con homenajes a Pergolesi y al neoclasicismo.
*Walnice Nogueira Galvão Profesor Emérito de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la USP.