Psicoanálisis brasileño

Maurizio Cattelan, Aliento, 2023
Whatsapp
Facebook
Twitter
Instagram
Telegram

por MARCIO S. SARAIVA*

Comentario sobre el libro recién lanzado, organizado por Joel Birman y Fernanda Canavêz

El libro Psicoanálisis brasileño, organizado por Joel Birman y Fernanda Canavêz, es una obra seminal que propone un diálogo crítico y creativo sobre la práctica y el pensamiento psicoanalítico en Brasil. Más que una reflexión sobre el psicoanálisis como campo de conocimiento, el libro es una provocación: invita al lector a adentrarse en las múltiples voces, tensiones y complejidades que caracterizan la práctica del psicoanálisis en un territorio atravesado por desigualdades socioeconómicas, diversidad cultural/sexual. y la cruel historia de la esclavitud y la colonialidad.

Ya en la introducción, Fernanda Canavêz sitúa el nacimiento de la colección en una mañana lluviosa de Río de Janeiro, en el emblemático campus Praia Vermelha de la UFRJ. Este escenario carga de simbolismo: entre la proximidad del Pan de Azúcar y el patrimonio histórico de Brasil, surge el compromiso de pensar un psicoanálisis que no se limite a la repetición del legado europeo, sino que busque oscilar, mezclar y reinventar. El concepto de pretuguês, introducido por Lélia Gonzalez, se convierte en un poderoso eje de discusión, destacando la urgencia de un psicoanálisis que dialogue con los lenguajes y los cuerpos de la realidad brasileña.

“Un psicoanálisis que va más allá de la cita de términos en alemán o francés y se baña de portugués (González, 1984), atento a las tensiones del territorio en el que se practica, comprometido con la historia que esculpe los dolores y alegrías de la gente. Un psicoanálisis múltiple. Porque si hay aquí un psicoanálisis, ciertamente no es uno solo. Como mínimo, está formado por muchas voces, del centro y de los márgenes. Psicoanálisis brasileño. Si a veces nuestro campo no es tan plural como desearíamos, deberíamos seguir centrándonos en un psicoanálisis más polifónico, con muchos acentos y enfoques. (…) Los textos aquí reunidos son fruto de comunicaciones realizadas en el Encuentro Brasileño de Psicoanálisis. Mirando este material, tengo la tentación de decir que traen algo así como un manifiesto a favor de un cierto psicoanálisis brasileño, en el sentido de descolonizar el campo psicoanalítico en Brasil, liberándolo del mimetismo con el centro europeo”. (pág. 5)

El texto centraliza la idea de la descolonización como tarea fundamental. Como se señala a lo largo de los capítulos, el psicoanálisis en Brasil todavía enfrenta los efectos de su subordinación epistémica al centro europeo, además de su alianza con estructuras de poder, como el patriarcado y la blancura. Los autores rechazan tanto el mimetismo acrítico como la pretensión eurocéntrica de “pureza teórica” y llaman a los lectores a abrazar la complejidad y la multiplicidad hermenéutica que son parte de la práctica psicoanalítica en contextos periféricos.

Joel Birman, Fernanda Canavêz y otros colaboradores destacan el carácter pendular del psicoanálisis brasileño, que oscila entre contradicciones y resistencias, entre alianzas y subversiones. En este movimiento surge la noción de un psicoanálisis plural: no es uno, sino muchos, tejidos a partir de las experiencias de sujetos del centro y de los márgenes. Hay una valorización de la polifonía, de los acentos y de las historias de vida que componen Brasil, rechazando un psicoanálisis elitista, frío u homogeneizador.

Los capítulos analizan cómo el psicoanálisis brasileño puede afirmarse como una práctica viva, que se balancea y baila en respuesta a las particularidades locales. A partir de los aportes de autores como Eduardo Viveiros de Castro y Lélia Gonzalez, e inspirados en movimientos culturales como el Modernismo y la Tropicália, los autores desarrollan un psicoanálisis que se presenta como parangolé: híbrido, improvisado, dinámico. Este término, tomado de la obra de Hélio Oiticica, apunta a una práctica psicoanalítica que no se fija en dogmas, sino que se mueve al ritmo de las singularidades de nuestra identidad brasileña.

“No hay forma de hablar del psicoanálisis brasileño sin hablar de desigualdades, violencia, silenciamiento, colonialidad y blanquitud. Es sólo con un movimiento de descolonización del psicoanálisis en nuestro país, apoyado principalmente por gente no blanca y periférica, que esto empieza a tomar forma en la teoría y la práctica”. (pág. 17)

La colección también destaca la necesidad de abrirse a la pluralidad epistemológica, integrando las voces silenciadas de las mujeres, las personas negras, los indígenas, las personas LGBTQIA+ y otros grupos históricamente marginados. En este sentido, el trabajo no se limita a criticar el status quo; propone nuevos caminos, como la valorización del portugués y la incorporación de perspectivas amerindias, queer y decoloniales, para un psicoanálisis más inclusivo y ético, consciente de que “la psicología en Brasil, el caso del psicoanálisis es el ejemplo más emblemático, ha operado históricamente en la clínica de una manera que no atiende a la población negra. La clínica respondía a una demanda de la clase media blanca que se entendía a sí misma como norma, como el eurocentrismo axiomático del psicoanálisis originario, y era atendida por un clínico perteneciente al mismo origen de clase. En un segundo nivel, la llegada de la demanda negra a la clínica se debe a la mayor circulación y acceso de este grupo social en la última década. Por tanto, esta demanda ha requerido una amplia discusión de carácter ético y epistemológico por parte de los profesionales del cuidado”. (pág. 30)

En última instancia, Psicoanálisis brasileño Es una celebración de la posibilidad de pensar un psicoanálisis situado, que no renuncia a su diálogo con el legado freudiano, pero que se niega a ser su mera extensión colonial. El libro es, ante todo, un llamado a la transformación, que desafía a psicoanalistas y lectores a abrazar la hibridez, la indignación y la danza como marcas fundamentales de un psicoanálisis genuinamente brasileño. Al fin y al cabo, “soltar, aceptar mezclas y ensuciar un psicoanálisis llamado puro no implica la pérdida de sentido de nuestro trabajo. “Esto tampoco significa que estemos abandonando el psicoanálisis” (p. 67).

En otro momento importante de la obra, Eduardo Leal Cunha y Mariana Pombo abren un camino para un psicoanálisis a la brasileña, no sin antes lanzar una advertencia: “No habrá un giro decolonial en el psicoanálisis, ni la producción de un psicoanálisis contracolonial y periférico”. , si no reconocemos los vínculos históricos y genealógicos entre el psicoanálisis y ciertos regímenes de verdad y dispositivos de poder. Un psicoanálisis contracolonial será necesariamente un conocimiento localizado, centrado en subjetividades históricamente situadas y en el que no habrá lugar para categorías y clasificaciones universales”. (pág. 133)

Se trata de un compromiso epistemológico y político que exigirá a la comunidad psicoanalítica brasileña emprender un largo proceso de reconstrucción de sus referencias, percepciones, referentes y vínculos de clase históricos. Y esto requerirá que los analistas brasileños se sitúen dentro de las discusiones sobre los paradigmas que ocupan el espacio plural del psicoanálisis internacional.

Es en este sentido que Leopoldo Fulgencio (ver p. 182 y siguientes) aclara que los diferentes enfoques del pluralismo en el psicoanálisis reflejan diferentes maneras de abordar la diversidad teórica en el campo. Los psicoanalistas André Green y Robert S. Wallerstein defienden la existencia de una “un terreno común”, un núcleo común a los diferentes enfoques, basado en la experiencia clínica y en la (i) centralidad del inconsciente, (ii) la transferencia y (iii) la resistencia.

En contraste, el psicoanalista uruguayo Ricardo Bernardi propone que cada escuela psicoanalítica debe ser entendida como un paradigma autónomo, en sentido kuhniano, con presupuestos propios que hacen del diálogo entre ellos un desafío epistemológico. Ahora el "Comité de Proyecto sobre Integración Conceptual"De Asociación Internacional de Psicoanálisis (IPA) busca crear un lenguaje compartido para evitar la fragmentación excesiva del psicoanálisis, promoviendo una comunicación más efectiva entre diferentes tradiciones.

Un enfoque innovador es el del grupo italiano liderado por Fernando Riolo, que propone una comparación entre las teorías psicoanalíticas a partir de sus axiomas fundamentales, sin forzar una integración artificial. Esta metodología permite organizar las escuelas psicoanalíticas de forma más sistemática, resaltando sus diferencias estructurales sin distorsionarlas. En general, todas estas perspectivas reconocen que la pluralidad del psicoanálisis es una riqueza, pero también un desafío para su cohesión, requiriendo esfuerzos continuos para mantener un diálogo productivo entre diferentes enfoques teóricos. ¿Y cómo ven los profesionales de nuestro país este debate que nos llega moldeado por estos actores individuales y colectivos extranjeros? ¿Cómo vemos este pluralismo en el psicoanálisis?

Un psicoanálisis parangolés, defendido por Gustavo Henrique Dionísio y Daniel Kupermann, quizá pueda ayudarnos a profundizar en estas cuestiones. Se trata de un enfoque clínico más afectivo, corporal y relacional, acercándose a las ideas de Sándor Ferenczi. La centralidad de los afectos y del cuerpo expande el psicoanálisis más allá de la interpretación simbólica, abarcando tanto el sufrimiento como el potencial de creación subjetiva. Ferenczi ya destacó la importancia de la sensibilidad y la mutualidad del analista en la relación terapéutica, algo que resuena en la idea de rebajar la autoridad del analista y la carnavalización del lenguaje, inspirada en Mijail Bajtín, que propone una subversión de las jerarquías y una valorización de voces plurales.

Este enfoque, al integrar aspectos de la cultura brasileña, como la creatividad, la alegría y la corporalidad, propone un psicoanálisis menos rígido y más abierto a las singularidades de los analizados. El lenguaje analítico se vuelve flexible, permitiendo neologismos expresivos y nuevas formas de subjetivación. La relación analítica está marcada por una mayor simetría y empatía, alejándose del distanciamiento tradicional y acercándose a un modelo dialógico y horizontal. Así, el psicoanálisis de Parangolé se destaca por su enfoque en la afectividad, la revisión de la autoridad del analista y la concepción integrada de la subjetividad, incluyendo cuerpo, mente y contexto sociocultural. ¿Es un nuevo paradigma el que está surgiendo en el Sur?

Los autores de este libro fueron: Joel Birman, Daniel Coelho, Cristiane Oliveira, Eduardo Leal Cunha, Mariana Pombo, Isabel Fortes, Simone Perelson, Marta Rezende Cardoso, Monica Medeiros Kother Macedo, Leopoldo Fulgencio y Fátima Caropreso.

La obra constituye un hito importante en la literatura psicoanalítica contemporánea, al mismo tiempo un manifiesto y un laboratorio. Desafía a nuestro campo psicoanalítico a reconocer sus raíces coloniales y a buscar una práctica plural, situada y atenta a los dolores y fortalezas de nuestros pueblos. Se trata de una lectura imprescindible para psicoanalistas, estudiantes y todos aquellos interesados ​​en pensar y practicar un psicoanálisis que sea, de hecho, brasileño.

Marcio S. Saraiva Es sociólogo y doctor en psicosociología por la UFRJ..

referencia


Joel Birman y Fernanda Canavêz (orgs.). Psicoanálisis brasileño. 2024, 178 páginas. [https://amzn.to/4hjfF93]


la tierra es redonda hay gracias a nuestros lectores y seguidores.
Ayúdanos a mantener esta idea en marcha.
CONTRIBUIR

Ver todos los artículos de

10 LO MÁS LEÍDO EN LOS ÚLTIMOS 7 DÍAS

Ver todos los artículos de

BUSQUEDA

Buscar

Temas

NUEVAS PUBLICACIONES