por JEAN PIERRE CHAUVIN*
Es tragicómico que haya “buenos” internautas que persistan en defender ciertos vehículos de la llamada prensa convencional.
Tiene la costumbre de “hojear” periódicos impresos o digitales; persona “tiene” un perfil (auténtico o falso) registrado en las redes sociales. Ambos amanecieron con la noticia de que la Policía Federal realizó el registro e incautación hoy, 29 de enero de 2024, al investigar lo que había en la (nada modesta) mansión de uno de los hijos del expresidente de la República.
Días antes había circulado información según la cual dieciocho alcaldes del Partido Liberal, todos elegidos en el Estado de Santa Catarina, fueron detenidos en un período récord de un año y dos meses.
No hace mucho se publicaron datos sobre el juicio de un ex juez y (todavía) senador, que hasta hace poco aparecía en las portadas de revistas “creíbles” vestido como un Superman canario; También protagonizó una película que se tomó a sí mismo en serio, como actor de la emisora mundial.
A estas alturas de los acontecimientos, sólo el descaro extremo, combinado con la mitomanía (dibujo: manía de mentir) y el oportunismo, puede justificar la existencia de apologistas de los seres que, desde el “gran acuerdo nacional”, anunciado por Romero Jucá en 2016, tomó por asalto esta neocolonia de los Estados Unidos de América.
Es tragicómico que haya “buenos” internautas que persistan en defender ciertos vehículos de la llamada prensa dominante, como si fueran periódicos y revistas incuestionables, imparciales, socialmente interesados e imparciales. Al repetir el mantra de la neutralidad, nos queda la duda de si el estribillo es producto de la ingenuidad o de la malicia: impuro y simple.
Obviamente, no sugiero que todo editor, reportero, columnista, escritor o invitado especial carezca de las mejores intenciones o no brille con buen carácter; sin embargo, hay que recordar la capacidad que tienen algunos vehículos (y sus mensajeros) de alternar la concavidad de la lupa y el rigor de los juicios, en función de los sospechosos y respectivos títulos involucrados (1) en las tramas investigadas; (2) en acciones ilícitas; (3) discurso de odio; (4) actitudes negacionistas; (5) en actos de corrupción (ya) probados; (5) en ataques contra la democracia, etc.
Cuando Fernando Haddad era alcalde de São Paulo, un reconocido semiótico sugirió (¿erróneamente?) que el color de las ciclovías aludía al color del Partido al que estaba afiliado. En 2018, hubo quienes sugirieron que era “muy difícil” elegir entre el innombrable y Fernando Haddad, a la hora de votar por uno de los candidatos presidenciales. Poco después, un reconocido historiador cuestionó por qué “nadie mató a esta jararaca”.
¿Qué nombre podemos darle a discursos de este estilo, estilo y virulencia? ¿Republicanos? ¿Honesto? ¿Sazonado?
¿Es legítimo, y jurídicamente aceptable, que, en nombre de la libertad de prensa, los expertos pretendan confundir el partidismo con el signo incrustado en los colores de una pancarta (que sigue teñiéndose de rojo en varias capitales de países capitalistas del planeta)?
¿Es justificable que, bajo la falacia de la polarización (que siempre ha existido, al fin y al cabo el país es desigual), el periódico equipare a un profesor universitario con un tipo cuya “especialidad es matar”, desconociendo el abismo que los distingue intelectual, cultural, ¿social y políticamente? ¿Es tolerable que un hombre que conoce tan bien la historia del país se haga eco, sin vergüenza alguna, del discurso de odio que se encuentra en los peores ejemplos que frecuentaron el parlamento?
¿Dónde está la credibilidad de los periódicos y revistas que suelen servir como “fuente confiable” para los argumentos más superficiales de sus lectores, incluidos los sectores más “intelectualizados” de la derecha neoliberal?
¿Qué diferencia hay entre artículos de este tipo y las barbaridades sin fundamento, replicadas por tipos huecos e hipócritas a través de aplicaciones de mensajería?
*Jean Pierre Chauvin Profesor de Cultura y Literatura Brasileña en la Facultad de Comunicación y Artes de la USP. Autor, entre otros libros de Siete discursos: ensayos sobre tipologías discursivas (Editor Cancionero) [https://amzn.to/3sW93sX]
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