por FLAVIO R. KOTHE
Un poema inédito
De mi vientre embarazado saco
Con un cuchillo muy afilado
Este texto sangriento que grita
Segado en un campo plantado
Con trigo, cebada y cerveza
Campo de trigo que se extiende a tus pies
Y os pide por la paz del niño que está por nacer.
No hay ningún mal en lo que ahora pido.
Mi útero es tu útero
Tu sangre es mi sangre sin sangre:
Tenemos la fuerza del barro en el manglar
Lo que para otros es simplemente sucio
Es el alimento que nos queda.
Cangrejos con patas débiles.
En estos campos color miel
Y el sudor de los antiguos esclavos
Toman baños de sol y lluvia.
Nuestros días dictados por la physis
Rodando como las aguas del arroyo
Que a través de nosotros tiene su curso
Pero nos sobrepasa y se desvanece.
La noche cálida llega teñida
Por el espectro del sol rojo
Hecho de hollín y ardiendo:
Yo bebo el agua que redime y salva
De esta botella conservo a mi lado:
Corre por tu garganta como un arroyo.
Hecho de piedras y susurros.
El hermoso arroyo de mi infancia
Se convirtió en una cloaca, se convirtió en una cloaca.
Por el brazo de esta nefasta bestia
Tan pequeño, demasiado en la tierra.
Demonio que piensa que es progreso:
No tenemos ningún otro lugar donde ponerlo
Las piedras que cubren nuestro pecho.
Oh piedras que filtraron el agua
Cantando susurros cristalinos
Entre el follaje ondulante
Los helechos culantrillos de las historias antiguas
Vivida por nuestros bisabuelos
Dejando los paisajes intactos
Eso no lo verán nuestros nietos.
Chico, estaba buscando peces en el arroyo.
Lambaris de destello rápido
Jundiás que vivía bajo las rocas
Caras en pares de hermosos colores:
Déjalos vivir a todos, déjalos vivir.
Son mejores que nosotros
No estropeemos la transmisión.
Deja dormir por la noche, acepta
La visita que llega en silencio
El himno que nos desgarra el pecho
La extraña ola de los ausentes
La piedra que susurra en el agua
El pez que fue y ya no está
Acepta la noche que yace dentro de nosotros.
Entre los susurros de la noche
Escucha el discurso de los que están en silencio
Deja que la corriente siga su curso
En el limo de las piedras se lavan
Incluso las aguas que todo lo lavan
En ti me caliento y me olvido de mí mismo.
En la luz que la oscuridad arroja sobre mí.
* Flavio R. Kothe es profesora titular jubilada de estética en la Universidad de Brasilia (UnB). Autor, entre otros libros, de Alegoría, aura y fetiche (Editorial Cajuína). Elhttps://amzn.to/4bw2sGc]
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