por ALEXANDRE ARAGÃO DE ALBUQUERQUE*
Todo indica que los primeros movimientos de Donald Trump –en esta guerra por construir un nuevo orden hegemónico estadounidense– utilizarán a cualquier precio la tesis maquiavélica.
1.
El poder de las imágenes y los símbolos radica en su capacidad para transmitir ideas, valores y emociones, y se utilizan de forma muy efectiva para captar la atención de públicos específicos.
Pensadas y planificadas para transmitir un mensaje, las imágenes pueden desencadenar sentimientos debido a su capacidad de acción subliminal y emocional. Las estrategias de propaganda se utilizan a menudo para construir una opinión pública masiva, a través del poder de persuasión y convicción que las imágenes y los símbolos ejercen en la formación de la identidad social.
Los símbolos y las imágenes revelan significados de la experiencia de cada cultura, ya que las personas dan un nuevo significado a la realidad que viven a través de los símbolos, aplicando diferentes concepciones del mundo y comprensión que necesitan ser reinterpretadas constantemente.
Las imágenes y los símbolos controlan los medios que interesan al poder ideológico y su mantenimiento. En el mundo contemporáneo, la tecnología multimedia se utiliza ampliamente como una forma de seducción y dominación ideológica. No sin intención, una imagen transmitida en la red global fue la del primer pelotón de autoridades presentes en la toma de posesión presidencial de Donald Trump, el 20 de enero, integrado por los dueños de las cuatro mayores grandes tecnológicas de la comunicación digital occidental: Meta, Google, Amazon. y X.
En el movimiento nazi alemán existe históricamente una estrategia bien definida de vincular el símbolo de la esvástica –uno de los símbolos presentes en varias civilizaciones, incluso considerado un símbolo religioso- buscando popularizarlo en la fabricación de consensos, a través de una propaganda intensiva y repetitiva. , limitando y restringiendo la esvástica al significado peyorativo que alude al nazismo. El bolsonarismo brasileño siguió la misma dirección al querer vincular la camiseta amarilla de la selección brasileña de fútbol como símbolo nacional neofascista, como se vio en varias manifestaciones populares a lo largo del gobierno Bolsonaro y en el atentado del 8 de enero de 2023.
En su obra Mein Kampf, Adolf Hitler proclamó que es a través de la propaganda que se estimulan los fines del colectivo con la vehemencia de la comunicación social publicitada e incorporada a toda la organización corporativa, que no tiene en cuenta la veracidad, sino la capacidad de convencer. : “La propaganda debe atacar el alma de la multitud, explotar el fanatismo, intentar desarrollar una violencia histérica, dirigirse no tanto al cerebro como a los sentimientos de la masa humana”, afirmó el dictador alemán.
2.
Mantener a su base movilizada, por tanto, es uno de los objetivos trazados por Donald Trump en estos primeros días de gobierno. En su ceremonia de toma de posesión el 20 de enero, cuando anunció que cambiaría el nombre del Golfo de México por el de Golfo de América, el público presente se puso de pie y lo aplaudió durante largo tiempo.
Otra imagen internacional impactante de estos primeros días de la administración de Donald Trump es la de los migrantes latinoamericanos siendo detenidos, esposados y encadenados, y arreados como ganado en aviones de regreso a sus países de origen. Demostrando claramente uno de los aspectos de la ideología totalitaria según la cual todo está permitido contra el enemigo.
Hannah Arendt explica en su libro Orígenes del totalitarismo que una de las características fundamentales de un gobierno totalitario es la institución de procedimientos en los que se produce la degradación de la identidad humana. Uno de los fundamentos de la ideología totalitaria es que todo está permitido contra el enemigo. De esta manera se toleran las peores barbaridades. Las personas que han tenido alguna experiencia en estos regímenes totalitarios han experimentado la aniquilación y la pérdida de su identidad.
Las acciones del estado totalitario se llevan a cabo para promover el mayor tormento posible, psicológico y físico. El objetivo de esta ideología es destruir los derechos civiles de la población, que, después de todo, se considera fuera de la ley en su propio país, como apátridas y refugiados. La destrucción de los derechos humanos, la muerte de su persona jurídica, es la condición primera para su total dominación. Y esto no se aplica sólo a esas categorías especiales, sino a cualquier habitante.
En Barbarie y civilización, Tzvetan Todorov señala la enfermedad de los dogmatismos autoritarios porque se convencen de que tienen la exclusividad de la verdad y la justicia, imponiendo el mutismo y la invisibilidad a los demás, negándoles la plena humanidad, imponiéndoles la exclusión de la vida en la civilización. Para lograr tal dominación, estos fascistas actúan considerando a los demás como menos humanos.
3.
Sigue siendo importante recordar, en estos momentos en que el expansionismo nacionalista del imperio estadounidense regresa con toda su furia ante el fracaso del orden institucional internacional establecido en la posguerra, que tanto Adolf Hitler como Benito Mussolini – las máximas expresiones del nazismo-fascismo europeo en el siglo XX, inspiradas en el genocidio perpetrado por los EE.UU. contra los pueblos indígenas del continente norteamericano. Así que este tipo de horror no es algo que empezó con Donald Trump.
Se estima que más de 25 millones de seres humanos indígenas, originarios de ese inmenso territorio, que hablaban alrededor de dos mil lenguas diferentes, fueron diezmados por los americanos durante el siglo XIX, en una verdadera limpieza étnica.
Para el etnólogo Ward Churchill, de la Universidad de Colorado, fue caracterizado como un genocidio enorme, el más largo que la humanidad haya registrado. Los colonos estadounidenses solían invadir aldeas indígenas y secuestrar a niños y adolescentes para realizar trabajos esclavos. (Matanza de nativos americanos en California. Vídeo).
Finalmente, al anunciar una nueva etapa indiscriminada de la guerra de sanciones económicas, Trump rescata la política de Woodrow Wilson (1856-1924), 28. Presidente de Estados Unidos, para quien las sanciones eran una poderosa herramienta para asfixiar a un Estado, provocando escasez de alimentos y medicinas, entre otros problemas, a la población civil de los países sancionados, sin tener que recurrir a gastos militares ni a muertes innecesarias de soldados estadounidenses en los campos de batalla.
La ciencia política tiene a Maquiavelo como referente como agudo observador de la dinámica del poder. Al argumentar que las emociones humanas son volubles, pues las lealtades construidas en entornos políticos pueden ser fácilmente sacudidas por diversas dificultades y amenazas, el florentino defiende la tesis de que el Príncipe debe desear ser amado, pero si no puede serlo, es preferible ser temido. .
Todo indica que los primeros movimientos de Donald Trump –en esta guerra internacional por construir un nuevo orden hegemónico estadounidense– utilizarán a cualquier precio la tesis maquiavélica.
*Alexandre Aragão de Albuquerque Máster en Políticas Públicas y Sociedad por la Universidad Estatal de Ceará (UECE).
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