por JOÃO PEDRO MONTEIRO*
Nota sobre la sociología de la praxis de Clóvis Moura
Pretendemos presentar el sentido de la sociología de la praxis en Clóvis Moura, entendiendo que esta es la noción central que vincula todo su proyecto teórico en una unidad metodológica. A través de esta noción, expuesta con más detalle en los primeros capítulos de su libro La sociología en entredicho, Clóvis Moura pretende fundamentar y vincular su proyecto teórico al mecanismo conceptual de la dialéctica materialista y, por tanto, podemos decir que busca vincularse a la tradición marxista.
Por lo tanto, la “sociología de la praxis” puede definirse tentativamente aquí como un nombre en clave para el marxismo; pero solo decir esto es sumamente abstracto, lo que realmente nos interesa es entender cómo Clóvis Moura construye este concepto y, luego, darle más contenido al marxismo al que se vincula.
El primer capítulo de La sociología en entredicho parte de la preocupación de presentar las razones sociales de la aparición de la sociología y, por tanto, se pregunta por la necesidad histórica de su surgimiento. Se asume entonces que la sociología, como proyecto científico, no pudo surgir en ningún período histórico y no puede confundirse con ninguna reflexión abstracta sobre la sociedad. La sociología aparece en el siglo XIX como un momento particular del proceso más general de constitución de la racionalidad burguesa, en un momento de destitución de las condiciones históricas que mantenían el modo de producción anterior, el feudalismo.
En este contexto, la sociedad europea se encontraba en un rápido proceso de transformación porque aquellas condiciones materiales que hacían posible la existencia de las instituciones feudales comenzaron a disolverse y transformarse. El momento histórico que demostró la posibilidad de la agencia humana fue el de la Revolución Francesa, en el último acto de la guillotina: la ruptura histórica que representó fue una pala concreta en la metafísica que establecía la imposibilidad de la transformación social, basada en la estabilidad divina, etc., porque a partir de ella, los hombres se conocieron como agentes históricos de transformación y se impuso a las filosofías posteriores la necesidad de abordar el problema de esta ruptura.
Entonces, a través del proceso de modificaciones estructurales de la sociedad feudal en desmantelamiento, se establece una necesidad histórica, o sea, la del hombre “conociéndose a sí mismo en proceso de devenir” (MOURA, 1978, p. 23), o sea, racionalmente comprender las condiciones de transformación de su propia realidad, proceso que se constituye como un proyecto de dominación, como veremos. No se trata, pues, de constituir conjuntos lógicos que se limiten a explicar esas transformaciones, sino de establecer un orden racional necesario de esas transformaciones aparentemente aleatorias y contingentes para que, de este modo, el hombre pueda cumplir la promesa de su libertad y actuar. en la historia conscientemente.
Es, pues, un movimiento en tres actos: primero, la conciencia inicial del hombre como Sujeto de la historia, la conciencia histórica. Desde esta conciencia, la búsqueda del conocimiento de las “leyes” que organizan el movimiento histórico, leyes que son para esta conciencia, leyes racionales, es decir, que pueden ser aprehendidas por el hombre para permitir el pensamiento de su acción consciente, planificada, racional. , en relación con la sociedad. Y en un tercer momento, se trataba de comprender la relación entre el hombre social y estas leyes, es decir, comprender la capacidad real de efectuarlas, lo que haría del hombre un agente efectivo en la historia.
Así, del mismo modo que la filosofía puede definirse conceptualmente como el proceso de reflexión del hombre sobre sí mismo, es decir, una reflexión sobre las condiciones en las que esta razón puede realizarse (y de ahí el proyecto kantiano de crítica de la razón pura, práctica la razón y el juicio, así como las filosofías posteriores que conforman el idealismo alemán, con su máximo desarrollo en la dialéctica hegeliana), la sociología puede definirse conceptualmente como el proceso de reflexión de la sociedad sobre sí misma. Este es el concepto inicial de la sociología: es, esencialmente, la reflexión de la sociedad sobre sí misma como otra de sí misma.
Esta reflexión inicialmente sólo puede ser crítica, porque acompaña la crítica a los fundamentos de las instituciones feudales. Sin embargo, esta crítica no puede llevarse hasta el final en su constitución: necesita que se le dé pronto una forma positiva, porque debe asentar sobre bases racionales las nuevas relaciones sociales en construcción en este período. Es en este sentido que también afirmamos que la sociología, en este momento, se constituye como un proyecto de dominación, porque son precisamente las relaciones burguesas las que se están estableciendo en el período –lo cual es evidente, dado que la burguesía europea se constituyó como la clase dominante en Europa, con el desarrollo de la industria, y en el mundo, con el proceso de colonización. Clóvis Moura llama a esto el “trauma de nacimiento” de la sociología.
Este movimiento está preñado de consecuencias. La identidad entre el proyecto racionalista y el positivista de la sociología buscará fundamentarse en los fundamentos de las ciencias naturales, cuya máxima formulación teórica es el proyecto de análisis funcionalista de Émile Durkheim. Lógicamente, para establecer la racionalidad positiva del sistema social, es necesario que la interpretación de esta sociología sobre el elemento negativo interno de la sociedad sea reintegrada como elemento positivo de su sistema teórico, para luego anular la contradicción interna de la sociedad. sociedad y cerrar la apariencia de totalidad de su interpretación, devolviendo esa contradicción como ya reconciliada o como reconciliable por intervenciones técnicas.
Pero esto no puede ocurrir a través del análisis inmanente de la sociedad, porque éste no permite esta positivización, “porque las leyes objetivas de la sociedad son revolucionarias” (ídem, p. 12). Así, existe una necesidad lógica de producir un presupuesto externo de su estabilidad funcional, dado por la analogía organicista. (cf. MONTEIRO, 2022) El análisis social se convierte entonces en un movimiento puramente descriptivo y justificativo: se trata de encontrar, en cada fenómeno social, su correlación con el todo que es inmediatamente la justificación de su necesidad, que aún hace conservar su carácter sistemático y , con ello, la aparición de la racionalidad y la universalidad.
Los fenómenos se convierten en “hechos sociales”, inmutables y necesarios, precisamente porque serían constitutivos de ese modelo de sociedad. Con ello se pierde la criticidad inmanente que constituía el proyecto inicial de la sociología y se construye exteriormente un modelo inmutable de sociedad, una inmutabilidad dada por el propio principio irracional de su constitución, supuesto básico de estabilidad “sui generis”. Ese ímpetu por comprender la acción humana en relación con la sociedad se convierte así en la justificación de la coerción social como necesaria; volvemos, por tanto, al punto de partida de la pasividad de los hombres, ahora con una supuesta ganancia explicativa que es ya la justificación misma de las condiciones sociales. Es a partir de este tipo de metodología que se constituyen las propuestas y herramientas sociales de dominación que garantizan el mantenimiento de las clases en el poder; también se basa en este supuesto organicista de que las nociones de raza se basan en la explicación de las relaciones sociales.
Desde el punto de vista del concepto de sociología, pasamos de un proyecto inicialmente crítico a la imposibilidad de la crítica porque tendía a la naturalización de las relaciones sociales. En otras palabras, la sociología, que inicialmente buscaba comprender las condiciones de transformación del mundo, se desconecta del movimiento de su objeto y proyecta sobre él una justificación inmovilizadora de su movimiento. Se establece entonces una contradicción interna en su concepto, una contradicción entre su esencia crítica, que mantenía su conexión inmanente y racional con el devenir objetivo de la sociedad, y este supuesto que produce su contenido como positivo que, al hacer inviable esa crítica, se constituye a sí mismo. en una conexión irracional con su objeto, porque pierde su movimiento inmanente.
Así, Clóvis Moura señala que, para retomar la posibilidad de un proyecto de sociología racional, es necesario retomar su proyecto crítico; sin embargo, no se trata sólo de desechar el constructo teórico irracional, sino de entenderlo como parte de su propio desarrollo histórico. Es decir, es la producción de una crítica interna de la sociología, es decir, la negación de estos contenidos positivos, porque constituyen latentemente la expresión ideológica de la dominación social. Es este giro de la crítica determinada de los objetos como ideología lo que constituye la sociología de la praxis para Clóvis Moura: es el movimiento en términos de ideas que expresa la lucha concreta que tiene lugar en el campo social, porque es el efecto de la misma contradicción que ahora está teniendo lugar.saber como tal. Es el proceso de toma de conciencia de la sociología como instrumento de dominación que, en consecuencia, puede convertirla en su opuesto, como instrumento de liberación.
Así, se concluye que la sociología de la praxis de Clóvis Moura no es una utopía idealista, sino un programa crítico establecido como una determinada necesidad histórica que nace con su procedimiento diseñado, porque el proceso de su emergencia es su propio método. De hecho, los pasos metodológicos que presentamos aquí constituyen la forma en que se lleva a cabo el desarrollo de la sociología misma; se produce aquí a partir de la síntesis dialéctica a través de la cual se realiza su potencial crítico. Así, la producción del momento de la sociología de la praxis, reflejo interno de la sociología en su inmanencia, es la forma necesaria de superación de la ideología burguesa interna a ella. La sociología de la praxis es, por tanto, el camino para llevar a cabo su crítica.
Como tratamos de mostrar en otra ocasión (cf. MONTEIRO, 2022, pp. 24-31), para Clóvis Moura, las nociones de raza son formuladas por la antropología como efectos del trauma del nacimiento de esta disciplina, lo que implica la concepción de que la antropología es una variación particular de la definición que él da de la sociología, porque la antropología se constituye como una reflexión sobre la sociedad. Siguiendo el movimiento conceptual que hemos expuesto, llegamos a la conclusión de que el fenómeno material del colonialismo tuvo como efecto teórico la producción de un supuesto externo de normalidad estable. Este supuesto parte de la noción de raza como clave explicativa estabilizadora e inmovilizadora del movimiento social.
En este sentido, para Moura, el racismo moderno nace de la “confluencia del capitalismo con las doctrinas biológicas de la lucha por la vida y la supervivencia del más apto” (MOURA, 1994): busca dar apariencia de ciencia a la justificación del proyecto dominante del capital. Como consecuencia de este movimiento tenemos que la raza es una categoría sociológica o antropológica y, por tanto, tiene su forma: tiene, en sí misma, la posibilidad crítica, pero sólo puede efectuarla desde la crítica de sí misma. Esta noción se constituye como un mecanismo ideológico que busca trasladar la contradicción entre clases sociales al campo de la naturaleza y, por tanto, implica la naturalización de la dominación social del capitalismo.
Una praxis negra, para constituirse, implica una crítica interna de sí misma, porque es necesariamente el proceso de convertirse en esta crítica: debe ser entonces una crítica de la noción de “negro” tal como funciona materialmente en la sociedad de clases (cf. . Injustiças de Clio; Negro: de buen esclavo a mal ciudadano; Sociología del negro brasileño; etc.) buscando su desnaturalización. Con ello se pretende superar la oposición abstracta entre negros y blancos que constituye su lógica, oposición homológica al irracionalismo que sólo afirma el fenómeno sin comprender su articulación sistemática y contradictoria en un mundo sistemático y contradictorio, es decir, el punto de vista de vista de la totalidad de la que habla Dennis de Oliveira.
“Negro” y “blanco” son una oposición ideológica que estructura las relaciones sociales del mundo colonial y lo constituye como estructura social, lo que implica que la crítica debe ser fuera de la oposición, es decir, una negación de la oposición como tal, con el objetivo de superarlo. No se podría tratar, entonces, de buscar una positivización inmediata de la noción de negro en relación con una negatividad inversa de la noción de blanco –que, dicho sea de paso, constituye precisamente la crítica de Clóvis Moura al Teatro Experimental do Negro–, sino de profundizar la negatividad negra como forma de constituir una nueva relación social.
Este proceso, obviamente, no puede darse en el ámbito de la teoría, sino de la práctica social. La teoría tiene su lugar en aferrarse a la crítica de las trampas ideológicas del lenguaje en el mundo de las clases y delinear instrumentos que informan la práctica de constituir lo nuevo y, en ese sentido, no tiene, ni puede tener, un carácter positivo, sino más bien lo caracteriza, si por la crítica corrosiva que impulsa al pensamiento a la formulación de una transformación consciente. Este es el núcleo lógico que subyace y organiza la propuesta de la obra de Clóvis Moura y que le permite pensar una “dialéctica radical” del Brasil negro.
*Joao Pedro Monteiro es estudiante de maestría en sociología en la Universidad de São Paulo (USP).
Referencias
MONTEIRO, Joao Pedro de Sa. La dinámica negra en Clóvis Moura. Finalización del trabajo de curso (Licenciatura en Ciencias Sociales) — Universidade Federal Fluminense, Niterói, 2022. Disponible enhttps://docs.google.com/document/d/1bJiQQbvvhEtI0U8KVbfG9gNoFjOSABG3DpnKxUAsM-M/>
MOURA, Clovis. La sociología en entredicho. São Paulo: Librería Editora Ciências Humanas Ltda, 1978.
MOURA, Clovis. El racismo como arma ideológica de dominación. En: Revista Principios, nº 34, p. 28-38, agosto/octubre de 1994. Disponible enhttps://www.marxists.org/portugues/moura/1994/10/racismo.htm
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