Potsdam

Imagen: Sidorela Shehaj
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por FLAVIO AGUIAR*

La conferencia de extrema derecha alemana en Potsdam y el racismo en la Unión Europea

La ciudad de Potsdam, junto a Berlín, es famosa por varios motivos. Alberga el Palacio de Sans Souci, donde veraneaba el rey Federico II el Grande de Prusia, una perla en términos arquitectónicos e históricos.

Hoy también alberga el Museo Barberini, inaugurado en 2017 en el palacio restaurado que también sirvió como residencia temporal de Federico II, con sus maravillosas exposiciones, actualmente con obras del pintor expresionista noruego Edvard Munch.

En el puente entre Potsdam y Berlín, durante la Guerra Fría, se produjeron intercambios de prisioneros entre las potencias occidentales, Alemania Occidental, y la Unión Soviética y Alemania Oriental. Ver la película por cierto. Puente de los espías, con Tom Hanks y un gran reparto.

Potsdam también se hizo mundialmente conocida por acoger la conferencia que, reuniendo a Joseph Stalin (URSS), Harry Truman (EEUU), al conservador Winston Churchill sustituido más tarde por el laborista Clement Atlee (Inglaterra), definió entre el 17 de julio y el 2 de agosto de 1945 el división de Alemania, Austria, Viena y Berlín entre las potencias triunfantes de la Segunda Guerra Mundial: además de esas tres, la destrozada pero renacida Francia de Charles De Gaulle.

Pues bien, este enero de 2024 Potsdam volvió a ganar notoriedad a escala mundial gracias a una nueva conferencia, aunque no tan rotunda como la de 1945.

Se reveló a mediados de la segunda semana del mes que, en noviembre del año pasado, se celebró una conferencia secreta en uno de sus palacios. Esta vez, allí se reunieron representantes del partido. Alternativa für Deutschland (AfD), de extrema derecha, algunos empresarios también partidarios de la misma tendencia política, y el invitado especial, el austriaco Martin Sellner, líder del Movimiento Identitario Austriaco.

Expuso su proyecto para la “repatriación” de varios millones de refugiados e inmigrantes que llegan a Alemania y Europa desde el “sur del mundo”, fuera del continente europeo. Destino: algún lugar del norte de África. "Repatriación"? Expulsión, deportación, rechazo u otra palabra menos decorativa. En definitiva, para llamar las cosas por su nombre, otro proyecto de “limpieza” étnica y social de una Europa “pura” “amenazada” por “impurezas” de más allá del mar.

La noticia causó furor en Alemania y en otros lugares, incluso en Brasil. La AfD está siendo investigada por las agencias de seguridad alemanas, sospechosas de albergar a neonazis. Si se convierten en acusaciones formales y se confirman, el partido podría ser prohibido y, por tanto, cerrado. Al mismo tiempo, ocupa ahora el segundo lugar en términos de intención de voto en el país, sólo por detrás de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y superando con creces a los tres partidos que forman el actual gobierno, el Partido Socialdemócrata (SPD) de la canciller. Olaf Scholz, los Verdes y el liberal FDP (una especie de viejo PFL brasileño sin el coronelismo arcaico del progresista Noreste de hoy).

El revuelo que se apoderó de los medios alemanes dejó fuera un aspecto fundamental del acontecimiento. Aunque original en su composición, la conferencia de Potsdam sigue una tendencia hoy extendida en el continente y Alemania no es una excepción. O al contrario: lo dicta la extrema derecha, porque viene guiando, con sus propuestas xenófobas, la política europea en su conjunto.

Desde hace más de un año, el gobierno británico del conservador Rishi Sunak intenta poner en marcha un programa para enviar refugiados e inmigrantes no deseados a Ruanda a cambio de una remuneración. El programa no salió adelante sólo porque los tribunales británicos se han resistido a aceptar su legalidad.

A mediados del año pasado, la Unión Europea, representada por su presidenta Ursula von der Leyen, acompañada por la primera ministra italiana (extrema derecha) Georgia Meloni, por el entonces primer ministro holandés Mark Rutte, firmó en Túnez un acuerdo genérico con la El presidente de Túnez, Kavi Saled, supondrá una cantidad de ayuda e inversiones en el país africano de mil ciento cincuenta y cinco millones de euros, que prevé, entre otros dispositivos, una contención de los inmigrantes africanos que intentan allí y a través del Mediterráneo llegar llegar al continente europeo.

El acuerdo generó mucha polémica, pero sigue flotando sobre las oleadas de africanos que intentan escapar de las duras condiciones de vida de sus países para buscar un alivio utópico en una Europa cada vez más hostil hacia ellos y al mismo tiempo acoge a los refugiados con abierta libertad. armas Ucranianos porque, después de todo, son "europeos iguales".

Para empeorar esta complicada situación, Alemania y la Unión Europea han mantenido una posición complaciente ante la continua y cruel agresión del gobierno de Benjamin Netanyahu contra la población palestina en Gaza y Cisjordania. También se habla de la posibilidad de deportar a millones de palestinos de Gaza a Egipto, en otra operación de “limpieza” étnica, social y política.

Para completar esta ya reprobable depuración, tales actitudes recuerdan la primera propuesta que circuló entre los gobernantes del Tercer Reich para resolver el “problema judío”. Conocido como “Plan Madagascar”, formulado oficialmente en julio de 1940 por Franz Rademacher, jefe del Departamento Judío del Ministerio alemán de Asuntos Exteriores, preveía la deportación de un millón de judíos a esa isla del Océano Índico.

El bloqueo naval británico impidió que se llevara a cabo. Acabó siendo enterrada de una vez por todas en la conferencia de Wannsee, en enero de 1942, en la que se confirmó la opción nazi por la “Solución Final” para “resolver” el “problema judío” y otros (gitanos, “discapacitados”, homosexuales, testigos de Jehová, comunistas, prisioneros de guerra, disidentes, etc.), es decir, el Holocausto.

Por cierto: el barrio de Wannsee está en Berlín, pero al otro lado del lago que lo conecta con Potsdam.

* Flavio Aguiar, periodista y escritor, es profesor jubilado de literatura brasileña en la USP. Autor, entre otros libros, de Crónicas del mundo al revés (boitempo). Elhttps://amzn.to/48UDikx]


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