por Flavio Aguiar*
Las afinidades electivas entre Jair Bolsonaro y Viktor Orbán
1.
Actualmente dos hipótesis rodean esta cuestión que no quiere ser silenciada.
La defensa del expresidente Jair Bolsonaro afirma que durmió allí para “mantener contacto con las autoridades de ese país”. Seamos realistas, es una acusación inverosímil. Para mantener tales contactos ni siquiera necesitaría ir a la embajada y mucho menos dormir allí dos noches, en pleno Carnaval. Todo lo que necesita hacer es llamar, programar una llamada de Zoom, Skype o algo similar, incluso si está cifrado.
La otra hipótesis, más probable, dice que, con el pasaporte confiscado, realizó lo que en ajedrez se llama un “enroque preventivo”. En esos días de incertidumbre, temiendo ser arrestado, se retiró a un techo amigo, donde, de ser necesario, podría pedir asilo político.
Pero vamos: sea cual sea la hipótesis que se acepte, la respuesta a esa pregunta es: Viktor Orbán, el primer ministro de Hungría, su partidario de extrema derecha, con quien a menudo intercambia elogios.
2.
Pero al fin y al cabo, ¿quién es Viktor Orbán y qué quiere?
Para empezar, en el poder desde hace 14 años, Viktor Orbán es el segundo líder que más tiempo lleva en el poder en el continente europeo, sólo superado por Alexander Lukashenko, de Bielorrusia, en la presidencia de su país desde 1994.
Analistas de diversas tendencias señalan que se trata de un político que cuenta con una formación universitaria compleja y sofisticada y al mismo tiempo es capaz de gestos simbólicos como unirse a bomberos y trabajadores manuales para amontonar sacos de arena para detener una inundación.
También se destaca su capacidad para elegir objetivos fácilmente identificables como enemigos preferidos de su país. Uno de ellos, por ejemplo, fue el multimillonario y compatriota George Soros, al que caracterizó como una especie de Mago de Oz dispuesto a controlar Hungría desde detrás de escena de la política. Mediante esta maniobra, Viktor Orbán se opuso al liberalismo político que dominó el escenario europeo en el siglo XXI y consolidó la idea de que pretendía crear un régimen que caracterizó como “iliberal”.
A raíz de ello, avanzó su control sobre los medios de comunicación y el parlamento. Logró expulsar a Viena, Austria, la mayor parte de las actividades de la universidad que George Soros había financiado en Budapest, la capital húngara.
Viktor Orbán fundó el partido Fidesz, que todavía dirige hoy, incluso cuando era estudiante universitario, prometiendo luchar por la “libertad” tras el fin de los regímenes comunistas en Europa del Este. Sin embargo, sus críticos lo señalan como el líder autoritario y autocrático más destacado y de mayor éxito en la Europa actual.
Además de George Soros, Viktor Orbán señaló a su audiencia una serie variada de enemigos: el inmigrante o refugiado del “sur del mundo” y el musulmán, a quien a menudo acusó de traer “tendencias terroristas” a Europa. “Europa para los europeos, Hungría para los húngaros”, es uno de sus lemas favoritos.
Se presenta como un defensor de los valores cristianos y de la familia heterosexual, condenando cualquier otro tipo de relación sexual-afectiva.
Con tal historial de servicios, pretende convertirse él mismo y Hungría en una referencia internacional para las políticas de extrema derecha. Además de Jair Bolsonaro, es amigo de Benjamín Netanyahu y es considerado el líder europeo más cercano a Vladimir Putin, siendo crítico con el apoyo brindado por Occidente a Ucrania, argumentando que es incapaz de vencer a Rusia en la guerra que allí se libra. Asistió a la toma de posesión de Javier Milei en Argentina y es admirador de Donald Trump, a quien da consejos. Tiene al menos una ventaja sobre el norteamericano: a punto de cumplir 61 años, parece un “joven” frente a los 77 de Trump.
3.
Además de estas “afinidades electivas”, hay otro factor importante en la preferencia de Jair Bolsonaro por la embajada de Hungría. En noviembre de 2018, el ex primer ministro de la pequeña Macedonia del Norte, el derechista Nikola Gruevski, estaba a punto de cumplir condena de prisión, declarado culpable de actos de corrupción. El día que debía presentarse para cumplir su condena, no lo hizo. Tres días después apareció en Budapest, Hungría, y una semana después Viktor Órban le concedió asilo, que continúa hasta el día de hoy. Investigaciones posteriores demostraron que desde Macedonia del Norte hasta Hungría, Nikola Gruevski condujo a través de otros tres países, Albania, Montenegro y Serbia, siempre escoltado por diplomáticos húngaros.
En otras palabras: la embajada de Hungría sería efectivamente la vía más segura para que el ex presidente brasileño siguiera en libertad, si se ordenara su arresto durante esos días de carnaval. Incluso el dictador Augusto Pinochet en Chile y los golpistas de 1964 en Brasil respetaron este derecho de asilo en las embajadas, que es una tradición latinoamericana.
* Flavio Aguiar, periodista y escritor, es profesor jubilado de literatura brasileña en la USP. Autor, entre otros libros, de Crónicas del mundo al revés (boitempo). Elhttps://amzn.to/48UDikx]
Publicado originalmente en el sitio web de Francia-Radio Internacional.
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