Por Josué Medeiros*
¿Cómo explicar la diferencia entre lo ocurrido el 15 de mayo y el paro nacional del 02 y 03 de octubre? En el 15M tuvimos eventos en más de 200 ciudades y en todos los estados, con la participación de más de un millón de personas, además de habernos convertido en el tema dominante en las redes sociales. Las movilizaciones del 02-03/10 se vaciaron. No existe un balance publicado sobre la capilaridad nacional. Se estima que habrá 20 manifestantes en Río de Janeiro y 5 en São Paulo. En las redes sociales, no fue un tema relevante.
¿Qué cambió en tan poco tiempo? ¿Por qué pudimos salir de la burbuja antes y por qué ahora estamos nuevamente aislados? ¿Por qué la educación básica entró en vigor en mayo, coloreando las calles con la diversidad y creatividad de la juventud, y en octubre las escuelas públicas y privadas se mantuvieron al margen?
Responder a esta pregunta es una tarea urgente y necesaria para que podamos retomar la energía 15M que permanece activada en la base. En la UFRJ, la movilización descentralizada es impresionante. La gente está realizando numerosas acciones en defensa de la universidad, como mantener la actividad académica al mismo nivel que antes a pesar de los recortes, promover debates, reuniones, asambleas locales, etc.
¿Qué impide que esta movilización cotidiana avance hacia la convergencia, adquiriendo mayor intensidad?
Sugiero dos hipótesis complementarias: (a) la gente está cansada de dejar de actuar. El sentimiento de que nada vale la pena es profundo y generalizado al menos desde 2015, cuando los hechos no impidieron el golpe; (b).la gente tiene miedo. No sabemos el alcance del autoritarismo bolsonarista ni si estaremos protegidos por las instituciones. Movilizar tiene un riesgo extra y nadie tiene la culpa de no querer pagar por verlo.
¿Qué hacer entonces? ¡Tienes que perseverar! Sin embargo, defender la universidad requiere una persistencia crítica y no religiosa (como “tenemos razón y vendrá el cielo”). Es fundamental reflexionar, en profundidad, sobre la estrategia de paros y manifestaciones callejeras. No tenemos respuestas preparadas para las preguntas del título, pero podemos probar diagnósticos y posibles caminos basados en las experiencias de AdUFRJ, para abrir el debate.
Enumere, a continuación, algunas prácticas que caracterizaron el paro nacional del 02/30/10 y que contribuyeron al fracaso de la movilización:
– La decisión se tomó de arriba abajo. Las direcciones nacionales de los movimientos fijaron la fecha y sólo después consultaron las bases. Los paros se confirmaron en asambleas vacías, sin adherencia efectiva.
– La agenda de movilización se decidió por el mismo método, sin conexión con ningún hecho inmediato de la coyuntura. El 15M salimos a la calle contra un recorte presupuestario anunciado días antes. En octubre, no hubo nuevos hechos.
– La dinámica de sumar varias agendas y demandas. En el 15M, la movilización se centró en el tema de la educación. Ahora el llamado también involucraba la defensa de Petrobrás, de la soberanía nacional, la lucha contra las privatizaciones, contra la reforma de la seguridad social. Estas son pautas legítimas e importantes. Sin embargo, crearon confusión al momento de la movilización.
– La sucesión de movilizaciones. El 15M fue nuestro primer viaje a las calles contra el gobierno de Bolsonaro. En octubre fue el quinto acto, siempre en número decreciente.
– Una estrategia de comunicación igualmente confusa, basada únicamente en “viejas herramientas” (informes sindicales, panfletos), sin el uso programado de las redes sociales, campañas que harían que el tema tomara cuerpo y aumentara su visibilidad. Muchos informaron que no sabían de la movilización o que desconocían la agenda de los actos.
Como alternativa, presento algunas propuestas para iniciar el debate:
– Tenemos que centrarnos como movimientos educativos en la agenda de la educación, la ciencia y el conocimiento. Las alianzas con otros movimientos, con sociedades científicas, son fundamentales para forjar un tejido de solidaridad. La movilización de nuestras bases debe hacerse siempre con un enfoque en la defensa de la educación y el conocimiento.
– Es urgente mapear lo que están haciendo positivamente las universidades y las IF y sistematizarlo en alguna plataforma. Hay un falso sentido común de que la Universidad no devuelve nada a la sociedad. Sabemos que no es cierto, pero no tenemos un desglose de lo que ofrecemos, directa e indirectamente, a la población. Nuestra falta de conocimiento sobre lo que producimos es impresionante. Así, muchas veces salimos a las calles y redes sin argumentos sólidos.
– Este mapeo no puede ser “online”. Necesitamos rotar las universidades, participar en reuniones de departamento, congregación, actividades de extensión, etc. Necesitamos activar la convergencia de las diversas iniciativas positivas que están en marcha.
– Es fundamental que hagamos actividades continuas en plazas, parques, escuelas, sacando la universidad a la calle en el día a día. No es necesario que la actividad sea enorme. Lo más importante es que sea regular y marque el territorio.
– Tenemos que buscar nuevas estrategias de comunicación. Podcasts, acciones en red, canal de YouTube, material para whatshapps, medios que complementan nuestros diarios y boletines.
Con este texto llamamos a nuestra categoría a un debate franco y democrático sobre cómo potenciar nuestras movilizaciones y entidades representativas. Estamos seguros que es posible construir un sindicalismo docente renovado y fortalecido, con mayor capacidad de movilización de la comunidad universitaria y de la sociedad en defensa de la universidad, los derechos y la democracia.
*Josué Medeiros Profesor de ciencia política y miembro del directorio de la Asociación de Profesores de la Universidad Federal de Río de Janeiro (AdUFRJ).
Este artículo fue publicado originalmente en el sitio web de AdUFRJ