por PIMIENTO ALEXANDRE MARINHO
Comentario al libro de Golondrina Ferreira
“En los intersticios de esta diapositiva gris, vislumbro una guerra de usura de muerte contra vida y de vida contra muerte. Muerte: los engranajes de la cadena de montaje, el deslizamiento imperturbable de los coches, la repetición de gestos idénticos, la tarea nunca terminada […]. ¿Y si nos dijeran que nada de esto importa, que basta con acostumbrarnos a hacer los mismos gestos de forma siempre idéntica, en un momento siempre idéntico, aspirando únicamente a la plácida perfección de la máquina? Tentación de la muerte. Pero la vida se rebela y resiste. El organismo resiste. Los músculos resisten. Los nervios resisten. Algo, en el cuerpo y en la cabeza, se defiende de la repetición y de la nada. […] Todo lo que, en los hombres de la cadena de montaje, grita en silencio: “¡No soy una máquina!” (Roberto Linhart, Huelga de fábrica).
“El proletariado pasa por diferentes etapas de desarrollo. Su lucha contra la burguesía comienza con su existencia” (Marx y Engels, manifiesto Comunista).
A finales del año pasado se publicó una nueva edición – la cuarta – del libro de Golondrina Ferreira, Poemas para no perderse. El libro está ilustrado con dibujos de Marco Antonio. Poemas para no perderse Es una obra que quizás podría incluirse en la nueva literatura marginal. Al fin y al cabo, el libro es de una editorial independiente, su autor es un trabajador y sus versos abordan la vida de los explotados de este país. En la presentación, el autor admite estar en la “trinchera de la poesía” de aquellos poetas “que nunca tuvieron protagonismo, ni nunca agradaron a los que tenían algo que perder”.
O incluso, el libro integraría las nuevas formas de realismo que hoy sitúan al proletariado en el centro de los esfuerzos literarios, por ejemplo con Luiz Ruffato. Una literatura proletaria contemporánea que utiliza la prosa y el verso para narrar las memorias y experiencias actuales de los trabajadores en Brasil.
Pero el mejor resumen y caracterización del libro lo dio la propia autora, en una entrevista reciente para el sitio web cien flores:[i] “poesía de lucha”. Esto se debe a que la descripción de situaciones de opresión propias de la vida proletaria que recorren los poemas, organizados en angustiosos días de la semana (lunes, martes, miércoles…), no sólo se intercalan con protestas formuladas en verso.
Protestas sencillas, por cierto, representativas del actual momento de retroceso de la lucha obrera, pero que hablan de que la lucha de clases se libra “sin interrupción, aunque de forma silenciosa y no visible desde fuera, al no estar consagrada”. por la legalidad existente, en todos los momentos de la práctica productiva y mucho más allá de esta práctica” (Althusser, 1999, p. 130). Actos de protesta que son el significado de todos los versos juntos, componiendo así un manifiesto político único, un arte como herramienta de movilización. Lo estético, en la obra de Golondrina Ferreira, sólo se logra para y a través de lo político. Como vuelve a decir el poeta, en una entrevista ya citada: “la poesía es la que teje la lucha y la falta de ella, puebla la segunda de la primera para ver adónde conduce”.
Los poemas de Golondrina Ferreira, por tanto, no sólo sirven para hablar de las vidas y dolores que se forjan en la producción de bienes y la valorización del capital. Poemas forjados en este mismo terreno, guardados en bolsillos “para no perderse”. La captura de esta realidad es concomitante con su intento de destruirla: que la clase trabajadora sea capaz de otra producción y reproducción de la vida, que ya no esté basada en la “esclavitud asalariada”, un sistema ya analizado por Marx.
El libro de Golondrina Ferreira, cuya primera edición es de 2019, aparece en otro período histórico en el que la clase trabajadora está amordazada, como dice Edelman (2016). Tanto en el exterior como aquí, sufre los efectos devastadores de las continuas transformaciones tecnológicas en la producción y las crisis económicas y sus respectivos paquetes y “reformas”. Al igual que las demás clases trabajadoras, ven cómo sus condiciones de vida y de trabajo empeoran en varios niveles. Hasta el punto de no saber exactamente qué es peor: sufrir el desempleo, la pobreza o el ritmo de trabajo enloquecedor que enferma, mutila y mata.
Aunque importantes y valiosas, ha habido pocas rebeliones en los últimos años, bajo una organización débil o casi nula. La mayoría de los movimientos obreros, los sindicatos y los llamados partidos obreros no están al servicio de nada que se acerque a una revolución, sino más bien al servicio de rondas interminables de ilusiones y acuerdos con el capital –acuerdos resumidos por Maiakovski (2001, p. 135). ) hace más de un siglo: “Para uno – el hilo, para otros – su agujero. / Aquí es donde se revela la república democrática”.
Es bajo estos escombros de la vida y la lucha del proletariado, en sus viejos y nuevos paisajes, que Golondrina Ferreira se atreve a cantar. Ejercicio de una autoría que no proviene de uno mismo, una identidad que se niega a encerrarse en un solo nombre. Como dice en la Presentación: “Agradezco y dedico la belleza y la fuerza a todos los que los produjeron indirectamente: a la militancia que ha sobrevivido a las últimas décadas de decadencia […]. A los intelectuales dentro y fuera de las organizaciones […]. A quienes se atrevieron a no aceptar las invitaciones a la conciliación […]. Lo que todavía puede ser, lo ofrezco a los personajes de este libro, a los trabajadores de mi fábrica, de mi país, y a tantos otros en Shanghai, Singapur, Chicago, Buenos Aires, Berlín…”.
El esfuerzo es decir lo que se ha afrontado en la lucha diaria en la situación actual, y también transformar en poesía lo que viven quienes trabajan.
En los poemas de Golondrina Ferreira, la primera dimensión de la lucha que aparece es entre el capital muerto y este extraño capital variable que se despierta temprano para ganarse el pan de cada día. La maquinaria, animada como está por el hambre infinita de aprecio, se convierte en un personaje. Como dice el poema que abre el libro: “La fábrica tiene hambre, / estuvo todo el día / con el estómago vacío. / Luego abrid vuestras bocas de trinquete / y pasamos por vuestros dientes / uno a uno”. O incluso en el poema Granja, donde el trabajador, frente a la máquina, “se entrega/ a su potencia y regularidad, / se somete/ a sus exigencias y tiempo”.
El proceso de consumo intenso de la fuerza laboral se retrata en varios poemas. O más bien, meditabundo, en su materialidad. Ya sea denunciando la brutal y cínica “libertad” que subyace a la contratación “libre” y al empleo asalariado; en última instancia, la libertad del patrón de reemplazar al trabajador como quien cambia una pieza.
Ya sea abordando la falacia de los llamados derechos laborales para las grandes mayorías, que no pueden quejarse, no pueden enfermarse, a veces ni siquiera hablar, en la dictadura insalubre que se llama producción. Ya sea en la descripción en verso de la cadena de montaje (“Uno más / Uno más / Uno más” o “Conectar / ajustar / alimentar”), o incluso la situación de los trabajadores, como en el poema Patrícia, donde se retrata el agotamiento físico y psíquico en el trabajo: “Sólo los ojos y las manos y los tendones entre ellos, sin detenerse, sin cerrarse, sin caer, ardiendo en nosotros indisolubles, sin nosotros…”.
De hecho, el sentimiento de los límites físicos, psíquicos y morales, y de su cruce cotidiano, en la fábrica, en la calle, en la casa, es lo que caracteriza la propia condición proletaria, como lo muestran los poemas de Golondrina Ferreira. “Vivir / es técnicamente inviable”, dice el poema Constancia. Los pensamientos del yo lírico y sus versos aparecen casi como una reacción corporal espontánea de asombro y resistencia ante tal situación de cansancio, pobreza y riesgo. Pensamientos y versos que hacen la pregunta: ¿hasta cuándo? El poema Diálogo de fin de turno dice: “¿Se ha ido? – pregunta el alemán. / Sería mejor, alemán, / sería mejor”.
Este mismo impulso que surge y luego desaparece, que a veces encuentra voz, a veces permanece en silencio, es tratado como material poético y político por el poeta. Esta insistencia en un cuerpo vivo, a pesar del proceso de mutilación y desubjetivación impuesto por el capital, es el punto de partida desde el que intentamos construir versos más explosivos. Versos que no sólo hablan del dolor y la necesidad de aguantar, sino de la fuerza y el odio que pueden ser armas, de la lucha que puede sacar algo adelante y de la posibilidad de otro mañana. En el poema Miércoles, resume la alegría y el poder que surge al golpear al enemigo: “Avisar a los supervisores / – más por emoción que por agenda – / ¡hemos parado la producción!”.
El dominio del capital, como se sabe desde hace mucho tiempo, es contradictorio. La guerra diaria y colectiva por la supervivencia también puede ser el puntapié inicial para construir otra guerra, que construya algo nuevo; la lucha de la clase burguesa contra el proletariado también alimenta su revés. Esta lucha desde abajo es hoy pequeña, prácticamente sin victorias, al fin y al cabo “el enemigo sigue siendo soberano”. Pero es a partir de este tiempo que partimos, y no de otros. Hoy “la tarea es silenciosa, subterránea / sin gloria”, dice el poema Folleto I.
La poesía combativa de Golondrina Ferreira es un simple alivio para quienes aún no han abandonado la bandera de la “abolición definitiva del sistema de trabajo asalariado”, como decía Marx. A quienes han soportado los últimos años de barbarie en este país de una sola nota, como decía la poeta Marighella. Sencillo, pero germinal, nos recuerda al poema Folleto II.
A quienes están desanimados, Golondrina insiste:
quisiera consolarte con un abrazo
y buenas noticias,
pero estás en lo correcto
– somos pocos y estamos cansados,
sin embargo nadie,
si no nosotros,
puedes hacerlo.
Nosotros, con todos nuestros defectos,
con nuestro cansancio,
con las marcas de la derrota,
con nuestros muertos para vengar.
*Alexandre Marinho Pimienta es estudiante de doctorado en Educación en la UnB.
referencia
Golondrina Ferreira, Poemas para no perderse. São Paulo, Editora Trunca, 2019, 126 páginas.
bibliografía
ALTHUSSER, Luis. acerca de la reproducción. Petrópolis, Voces, 1999.
EDELMAN, Bernardo. La legalización de la clase obrera. São Paulo: Boitempo, 2016.
FERREIRA, Golondrina. Poemas para no perderse. Brasil: Ediciones Trunca, 2022.
MAIAKOVSKI, Vladimir. Misterio-Bufo. São Paulo: Musa, 2001.
Nota
[i] https://cemflores.org/2023/01/06/entrevista-com-a-operaria-poeta-e-militante-golondrina-ferreira-por-cem-flores/
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