por ANTONIO SERGIO ALFREDO GUIMARÃES*
Comentario sobre el primer libro de Frantz Fanon
Piel negra, máscaras blancas fue publicado originalmente en París, por Seuil, en 1952. Fanon, un joven médico de Martinica, condecorado por su trabajo en el ejército francés en la Segunda Guerra Mundial, tenía entonces 27 años y había recibido su doctorado en psiquiatría el año anterior en Lyon. La primera versión del libro, titulada Ensayo para la desalienación de los negros, había escrito el joven estudiante de psiquiatría con la intención de presentarla como tesis doctoral, lo que fue disuadido por su asesor, quien consideró que un estudio clínico convencional sería más adecuado.
Un año más tarde, Fanon envió el manuscrito a Francis Jeanson, un filósofo asociado con el Tiempos modernos, en busca de un prefacio. Jeanson acababa de publicar en esa revista una reseña demoledora de la Rebelde, de Camus, en lo que sería el primer paso de su ruptura con Sartre. Patrick Ehlen nos cuenta (Frantz Fanon: una biografía espiritual), que Jeanson recibió con entusiasmo el manuscrito y, para su desgracia, “cometió el error” de decírselo a Fanon, quien esperaba una crítica digna de sus esfuerzos.
La respuesta llegó humeante: "Lo que quieres decir es que, para un hombre negro, no está mal". La escena que siguió, con Jeanson señalándole la puerta a Fanon, convenció al joven médico de la sinceridad del filósofo, y fue el comienzo no sólo de una amistad, sino de una colaboración duradera, hasta su muerte en 1961, con el círculo íntimo de Sartre. basado en la crudeza y claridad de intención con que se expresaron las opiniones e ideas.
Después de ejercer la psiquiatría social (o institucional) en Saint-Alban, en la Francia metropolitana, Fanon se fue a Argelia, donde, en Blida, comenzó a ejercer una psiquiatría libertaria y anticolonial, para finalmente comprometerse, a partir de 1956, en el National Frente de Liberación. Recién en 1961, con la publicación de Los condenados de la tierra, se completa la aplicación político-científica del humanismo de Fanon, inspirado en Hegel, Marx y los existencialistas.
¿Cómo Piel negra, su primer paso, Fanon quiere liberar al negro de sí mismo. El negro quiere ser blanco y por eso se niega a sí mismo como hombre; aun cuando asume su raza, el negro no es hombre, nos dice Fanon, en una polémica superación de la negrura, porque su esquema mental queda colonizado; no le puede bastar recuperar el pasado o dedicarse a las civilizaciones africanas para reinventarse, debe crear el futuro. Es necesario ir más allá de la negritud y el psicoanálisis de Freud y Lacan para descolonizarse, ya que, para Fanon, el psicoanálisis no existe en abstracto, por encima y más allá de las estructuras sociales, las sociedades y la economía colonial.
La violencia del estado colonial despoja al hombre negro de la humanidad, lo despoja sistemática y racionalmente de humillaciones, palizas, torturas físicas y mentales, que generan neurosis coloniales. Este, como el estado metropolitano francés, es un estado racista. La liberación, que sólo puede ser obra de los oprimidos por el color, pasa por la negación del blanqueo, del racismo institucionalizado, de los estados coloniales y poscoloniales. En todos los casos, sólo la confrontación del racismo a través de la violencia revolucionaria puede liberar. Porque sólo luchando contra el colonialismo el hombre negro puede dejar de ser esclavo de la esclavitud.
Nada más claro, nada más crudo. Pero claridad, en este libro, no significa transparencia de pensamiento que evite la metáfora, la analogía y la constante referencia a hechos, ideas, autores e informaciones compartidas en el París de la posguerra, pero en gran parte desconocidas fuera de ella. Nuestro mundo literario y académico prácticamente ignoró la obra hasta hace poco tiempo, cuando los estudios culturales, los estudios subalternos y otras modas académicas anglosajonas aterrizaron en nuestras facultades de Comunicación, Ciencias Sociales y Letras. Tal recepción tardía merece atención y estudio, no limitado geográficamente a Brasil. Fanon ya estaba muerto cuando la izquierda del mundo lo descubrió.
Pero aun así, era el prefacio de Sartre a Los condenados de la tierra que circuló ampliamente entre los no negros, no sus libros. Fanon siguió siendo un revolucionario negro para el mundo europeo y americano (incluido el latino), con las máscaras blancas que le puso la cultura universalista europea. El hombre que dijo con tantas palabras que quería ser hombre y no negro difícilmente puede ser leído como hombre.
El recibimiento de Fanon tuvo al menos tres momentos decisivos, que recuerdo brevemente aquí. La primera tuvo lugar en la década de 1960, en medio de disturbios, en barrios en llamas, por los Panteras Negras. El estado estadounidense es un estado colonial, los estadounidenses negros son sujetos de una colonización interna, dijeron en ese momento. La guerra de liberación no sólo se daría en el Tercer Mundo, en Argelia, en Indochina, en Sudáfrica, sino en el seno del imperialismo. Lectura más que adecuada para Fanon. Entre nosotros, algunos jóvenes intelectuales exiliados, como Glauber Rocha y Paulo Freire, también lo entendieron así.
La segunda recepción de Fanon la hicieron, en Brasil, Abdias do Nascimento y los jóvenes estudiantes y profesionales negros de la década de 1970. El estado brasileño también es un estado colonial a pesar de su fachada ideológica de democracia racial. Todo su aparato de violencia, toda la parafernalia emocional y psíquica de blanqueamiento, tortura y deshumanización han permanecido intactos desde la Independencia; este estado colonial sólo fue apropiado por los brasileños blancos o aquellos que se definen como tales; tampoco hay lugar para los negros en él. ¿Hay un diagnóstico más fanoniano?
Una tercera recepción de Fanon es la que se da hoy en los estados metropolitanos poscoloniales, donde los inmigrantes de las antiguas colonias son subciudadanos, indígenas de la República, como se hacen llamar en Francia. Quizá ahora los franceses le oigan decir que la Francia republicana es racista sin considerarlo un hombre negro.
En fin, en USA, Europa, África o aquí, Piel negra es más actual que nunca.
*Antonio Sergio Alfredo Guimarães es profesor titular jubilado del Departamento de Sociología de la USP. Autor, entre otros libros, de Clases, razas y democracia (Editorial 34).
referencia
Frantz Fanón. Piel negra, máscaras blancas. Traducción: Sebastião Nascimento con la colaboración de Raquel Camargo. Sao Paulo, Ubú, 2020.