por MARIANA LINS COSTA*
La lectura materialista y anarquista de Emma Goldman sobre el fenómeno del patriotismo
“Lev Tolstoy, el mayor antipatriota de nuestro tiempo, define el patriotismo como el principio que justifica el entrenamiento de asesinos a gran escala; un negocio que requiere los mejores equipos para el ejercicio de matar seres humanos […]; un negocio que garantiza mejores rendimientos financieros y una gloria mucho mayor que en el caso de un trabajador promedio” (Emma Goldman, Patriotismo: una amenaza a la libertad”, 1910).
“Esta es nuestra bandera, que nunca será roja. Solo será rojo si se necesita nuestra sangre para mantenerlo verde y amarillo” (Jair Messias Bolsonaro, 38º presidente de Brasil, en su discurso de toma de posesión, el 1 de enero de 2019).
“Si perdemos esta batalla, ¿qué crees que pasará?
¿Vas a entregar las armas? ¿Y entonces qué van a decir? Hombre perdido. […]
Esta bandera puede ser hasta roja, pero con mi propia sangre” (el bolsonista Milton Baldin al llamar, el 26 de noviembre de 2022, a “agroindustria”, empresarios y CAC a “mostrar presencia” en la diplomacia de Lula).
“Esta es la intención: hacerte gastar la última munición que acaso (sic) tienen en casa, restringen el comercio incluso de insumos, rompiendo el sector y al final aún reservando el mercado nacional para alguna fábrica tipo prostituta” (el diputado federal Eduardo Bolsonaro, demostrando su peligrosa preocupación por la “ruptura del sector”, en su Perfil de Twitter, 03 de enero de 2023”.
1.
Precisamente en este momento cuando el bolsonarismo, que imaginábamos morir, transmutado en un movimiento patriótico autoproclamado capaz de hecho de invadir y destruir el Congreso Nacional, el Planalto y el Supremo Tribunal Federal y posteriormente conducir a la detención en flagrancia, paradójicamente, muy ordenada y respetuosa, de 1843 personas[i] – entre los que, como sabemos, aún no se encuentra la parte más significativa, que es la de financistas, organizadores y estrategas (aunque se están investigando investigaciones, detenciones, solicitudes de bloqueo de cuentas de sospechosos y denuncias en periódicos y medios diversos). progreso) curso insoportable); lo que parece haberse convertido, una vez más, en el caso de retomar la centralidad de la ciencia política en el intento de comprender este movimiento, dejando así en un segundo plano el recurso a la psicología de masas.
Pues si hasta el 08 de enero de 2023, el estudio de la psicología de masas pudiera parecer el más adecuado para una comprensión general (en lugar de específica) de los comportamientos “locos” de nuestros patriotas –como si confirmara el dicho que solo el bueno de Freud explica –; El hecho ya ineludible es que, independientemente del grado de delirio, perversión moral o estupidez, el movimiento efectivamente contaba con revolcarse en su histeria de guerra interna autotelevisada, nada menos que con el apoyo descarado de la policía, la confabuladora "omisión “de las autoridades políticas (como el gobernador y secretario de seguridad pública del DF y el ministro de Defensa, por decir lo menos), la adhesión activa, ya sea en discurso, financiación o presencia física, de los periodistas, ,, religiosos, militares, políticos, empresarios, agricultores, etc.; y lo que es más grave: todo eso, simplemente sin nada (salvo la determinación del ministro Alexandre de Moraes para el desmantelamiento de los campamentos)[ii] sacudir la continuidad del juego crepúsculo silencioso que ha sido el favorito de nuestra institución Fuerzas Armadas.
Que nuestros locos invasores llegaron escoltados y protegidos por la Policía Militar a la Praça dos Três Poderes,[iii] cuando la misma Policía Militar, horas después de los ataques, en otra acción aparentemente contradictoria, fue impedida, esta vez, por el Ejército de ingresar al campamento frente a su Cuartel General, donde parte de los patriotas habían regresado luego de la misión (o partido Selma ) había terminado ), son variaciones de los ya golpeados gaslighting aplicado a las masas por las Fuerzas Armadas- que, vale recordar siempre, como prueba el curioso caso de nuestro patriota George Washington, albergó, al menos hasta su desmantelamiento el 09 de enero, una célula terrorista frente a su cuartel general en la capital de Brasil[iv] Se trata de centrarnos en un retrato, por cierto bastante limitado, de los hechos que marcaron nuestro fatídico 08 de enero de 2023.
Ante una realidad nacional tan inmediata, quizás sería interesante volver, con la debida atención, a la lectura materialista y anarquista de Emma Goldman sobre este fenómeno del patriotismo. Pues, como se desarrollará en las líneas que siguen, según ella, se trataría de un fenómeno que ante todo debe entenderse como una especie de sentimiento (o ideología) artificial incitado deliberadamente en las masas no con los fines declarados de promover la solidaridad y cooperación mutua y esfuerzo colectivo (una incompatibilidad que incluso estamos presenciando), pero, eso sí, al menos en el primer estrato, a efectos del propio militarismo.
Cabe señalar que con esto ya tenemos aquí un primer indicio de que el hecho de que nuestros patriotas estuvieran, hasta anteayer, gritando a las puertas de los cuarteles “Fuerzas Armadas salven Brasil” o “Intervención Militar” puede representar una exageración en el quiebre del decoro (que marca, en general, nuestro tiempo en su conjunto), pero no precisamente una novedad histórica ni, mucho menos, una mera casualidad; pues, en cambio, es necesaria la relación entre patriotismo y militarismo. Es decir, a diferencia de lo declarado por nuestro Ministro de Defensa y Seguridad Pública, Flávio Dino, desde la perspectiva adoptada aquí, no hay nada antipatriótico en nuestros patriotas; que una parte de ellos se ha convertido en un tipo específico de terrorista, a los que podríamos llamar terroristas “naranjas” (aunque vestidos de verde y amarillo) –no, casualmente, entre los detenidos, unos cientos quedaron en libertad por “cuestiones humanitarias” , y no solo los ancianos y personas con problemas de salud, sino también los que se encuentran en situación de calle, además de las madres acompañadas de sus hijos –[V] es solo una adaptación a la situación actual.
El presente escrito consiste en aplicar el esquema interpretativo ofrecido por Emma Goldman –precisamente en sus textos “Patriotismo: una amenaza a la libertad” de 1910 y “Preparación militar, el camino hacia la masacre universal” de 1915– en la ordenación de ciertos hechos y datos (tomados de diarios, revistas y diversos medios) que conforman el rompecabezas que se ha convertido en nuestra realidad nacional inmediata. Un rompecabezas que, como en el caso de nuestro George Washington en el cuartel general de Brasilia, es más bien una bomba, que los más optimistas creemos que se ha auto-implosionado ante el bochorno internacional de nuestro Capitolio Tabajara. Que con los atentados del día 08 y el borrador del Golpe de Estado encontrado recientemente en la casa del exsecretario de Seguridad del DF y exministro de Justicia Anderson Torres (ahora detenido), Bolsonaro fue política y jurídicamente aniquilado, y Lula aún más grande y fuerte, como el verdadero baluarte de la democracia internacional, se ha convertido en nuestra nueva utopía.
Por un lado, el uso de la psicología de masas sirve efectivamente para esclarecer los movimientos psíquicos que han llevado, en los últimos años, a una parte significativa de la población adulta brasileña a subordinar, con una devoción cada vez más fervorosa, su individualidad y personalidad a una especie de megapersonalidad patriótica 5.0 en construcción; pero, por otro lado (y hay varios lados), el papel de Goldman es llevarnos de la mano a las causas materiales, o más propiamente, a la primera causa material del patriotismo. Así, una de las pretensiones de las líneas que siguen es explicitar y desarrollar la perogrullada de que, desde la perspectiva materialista y anarquista de Goldman, la ideología o psicología de las masas patrióticas, lejos de ser un fin en sí mismo, o un mero síntoma de una colectividad de enfermos psíquicos sirve a los intereses materiales de una minoría muy restringida; ya que el hecho de que pequeños y medianos empresarios estén involucrados en el financiamiento de los patriotas de acción directa, no es una prueba, como sabemos, de que sean ellos los estrategas, por lo que, quizás, la hipótesis de que hay terroristas naranjas no está tan lejos- buscado, también hay financieros naranjas, muchos de los cuales, siendo tan naranjas, son incluso capaces de sacar dinero de sus propios bolsillos, aunque ciertamente no con fines de altruismo universal, sino, más bien, casi como si pagaran una nueva especie. teología de la prosperidad financiera el diezmo ahora también patriótico.
Decir que la metodología de estas páginas consiste en aplicar el esquema interpretativo presentado por la anarquista a nuestros hechos y datos del momento gélido es emular, al menos en cierta medida, su estrategia argumentativa. Es una característica central del género panfletario realizado por ella que sus conclusiones generales se basan, aunque no exclusivamente, en premisas fácticas particulares, es decir, en un conjunto de información muy específica -como hechos históricos, estadísticas, políticas económicas, informes, leyes, etc. Así, el ejercicio que aquí se propone es establecer una relación de analogía entre algunos hechos y datos relacionados con este movimiento político que salió del huevo podrido del bolsonarismo (y que efectivamente no sabemos cuánto durará, si se vengará o no). o en qué se convertirá) y las que ofrece Goldman sobre su propio tiempo, en los textos aquí seleccionados.
En segundo lugar, la aplicación de su esquema interpretativo significa, sobre todo, asumir que las conclusiones generales a las que llegó en estos textos, o de las que partió, son igualmente susceptibles de ser concluidas por nosotros frente a nuestra realidad inmediata, tanto nacional como internacional. una situación de guerra civil intermitente, pero también internacional con la amenaza de una guerra nuclear, la última de todas las guerras.
Nótese que esta suposición a priori de las conclusiones generales de Goldman sobre el militarismo y el patriotismo, implica, por ejemplo, asumir los dos ya resumidos por ella en los títulos de los dos textos mencionados, a saber: que el patriotismo es posiblemente la amenaza más grave a la libertad, y que esa preparación militar si se incrementa (que es el caso) terminará conduciendo a la masacre universal. Vale la pena subrayar que la anarquista llegó a tales conclusiones hace más de cien años, y por tanto décadas antes de la carrera nuclear que, poco después de su muerte, vino a marcar el carácter de un nuevo tipo de guerra, la “fría”; cuando, en el contexto actual de la guerra ruso-ucraniana mediada por la OTAN, nos enfrentamos una vez más a la posibilidad inminente de una masacre universal, que ya no puede ser minimizada y descartada como una metáfora hiperbólica y apocalíptica, como todavía era posible en el tiempo en que ella que vivía. No se trata de entrar en el tema de los cataclismos ambientales actuales y anunciados, que según el líder político Davi Kopenawa deben entenderse nada más y nada menos que como “la venganza de la Tierra”.[VI]
Después de todo, tal vez no fue realmente por algún exceso de emoción que Emma Goldman, editora del fenomenal periódico anarquista Madre Tierra (cuyas publicaciones mensuales duraron desde principios de 1906 hasta su arresto en 1917), nombrada irónicamente por los periódicos liberales de su época como la “Suma sacerdotisa del anarquismo”, fue enmarcada por el primer director del FBI como “la mujer más peligrosa de América ”. Mucho más allá de proposiciones excéntricas, por utópicas y radicales, sobre cuáles deberían ser los parámetros y valores de la sociedad ideal de una “fiesta del futuro” anarquista, desarrolló efectivamente un método de denuncia, bastante efectivo en su didáctica, de los más problemas urgentes de su tiempo; con especial énfasis precisamente en el avance del militarismo en el contexto que culminó con la Primera Guerra Mundial - más allá de su condición de posibilidad: el patriotismo.
No es un mero detalle que su militancia fue mucho más antimilitarista y antibelicista que, como cabría esperar, su militancia, por así decirlo, proterrorista -porque, vale subrayar, formaba parte de una época en que la izquierda radical era la que propugnaba la acción directa violenta (como el asesinato de las principales “autoridades” económicas y políticas)[Vii] –, lo que la convirtió efectivamente en una “traidora” del Estado absolutamente indigna de cualquier perdón.[Viii] Es importante señalar que ambos textos, escritos cuando vivía en Estados Unidos y pronunciados en numerosas audiencias públicas, seguidas de cerca por policías y detectives,[Ex] manifestar la adhesión de Goldman al movimiento antimilitarista internacional iniciado en 1905 por el Asociación Internacional Antimilitariste des Travailleurs (o AIA), un grupo antimilitarista europeo creado en Amsterdam en el momento en que se estableció el servicio militar obligatorio en Francia; y que en los primeros meses de 1914, poco antes de la conflagración europea, ella misma fundó junto con Alexander Berkman, y otros radicales, la Liga Anti-Militar de Estados Unidos –en conexión con la AIA y toda una amplia red de organizaciones e individuos. A modo de ilustración de los peligros a los que se enfrentó al comprometer su militancia anarquista con la causa antimilitarista, basta mencionar que si bien el primer texto costó, digamos, la detención de un militar, William Bwalda, simplemente por asistir a una de sus audiencias públicas sobre patriotismo,[X] el segundo, como expresión directa de las actividades de la Liga Antimilitarista en EE.UU., se convirtió en una prueba documental más para componer el informe que culminó con su condena a prisión y, posteriormente, la deportación sin retorno.[Xi]
Lo que para nosotros, nostálgicos de una izquierda más agresiva, es quizás importante marcar en nuestra memoria, con hierro y fuego, es que la fuerza subversiva de su denuncia se concentra no en la invalidación moral de determinados actores políticos o económicos, y ni siquiera en la previsión de un futuro libertario que, una y otra vez, nos ha presentado, adornado con un profundo lirismo. La subversión, la contravención de su discurso, atañe más específicamente a la forma en que expuso, encadenó, informó y formó opinión pública sobre elementos materiales, jurídicos, sociales y económicos elementales. Es esta estrategia de argumentación histórica (y, en gran medida, periodística) la que buscaremos emular aquí, como si fuera algo nuevo. También porque, no parece exagerado sospechar que una de las principales estrategias en nuestro reciente escenario político electoral (ahora superado por la acción directa de los patriotas) fue invalidar moralmente a los opositores. Una invalidación moral que, dependiendo de la variación en el intercambio de valores morales en nuestra sociedad multicultural, llegó a paroxismos, como vimos, desde el diagnóstico psiquiátrico de psicopatía hasta el epíteto de encarnar al diablo en persona -que, seamos sinceros- , sería cómico si no fuera realmente trágico.
Y en este punto, quizás sea importante sacar una lección de la extrema izquierda del pasado con la vista puesta en un posible (y aún no descartado) giro a la extrema derecha en el futuro. Porque parte de los métodos de acción directa violenta (o terrorista) e incluso las banderas, como la libertad de expresión, están siendo sustraídas por la extrema derecha de nuestro tiempo a la extrema izquierda de la época de Goldman es tema más que suficiente para otro escrito y , además, requeriría una investigación diferente a la que aquí se presenta.
En todo caso, es importante tener en cuenta que la AIA, así como la Liga Antimilitarista de EE.UU., no fueron movimientos pacifistas, como a primera vista podría suponerse, sino internacionalistas. La negativa del movimiento antimilitarista no fue, por tanto, contra la guerra en su conjunto, sino contra cierto tipo de guerra. Como declaró el anarquista: “si alguna guerra está justificada, es exclusivamente la guerra contra la dependencia económica y la esclavitud política”. Volveremos sobre este aspecto más adelante, ya que esta inexorabilidad entre el movimiento antimilitarista y el internacionalismo (que no descarta, a priori, tácticas convencionalmente clasificadas como terroristas, vale la pena repetir), de las que esta sección pretende sustraer un recuerdo del pasado posiblemente importante para nuestro presente, en el que los reclamos contra la amnistía de los presos civiles se han convertido en gritos de guerra en boca de nuestros mayores libertarios, y en el que los goces colectivos con “Disciplinar y Castigar” encarnados en la figura alegórica del ministro Alexandre de Moraes, el “Xandão”, pasó a ser considerado como una de las más altas expresiones democráticas (que, por más justificable que sea, no puede ayuda, pero suena algo paradójico si se tiene en cuenta la guerra legal Lava Jatista que culminó con el arresto de Lula sin pruebas).
Cabe señalar que sacar a la luz este posible recordatorio no equivale, en modo alguno, a defender que los terroristas naranjas y no tan naranjas no deben ser vigilados y sancionados según la letra dura de la Ley; tampoco es lo mismo decir que los crímenes orquestados por una determinada cúpula de las Fuerzas Armadas –ya sea como “líderes” o como máximos intermediarios de otros “líderes”– deben ser “pacificados” mediante una amnistía a la francesa.
El recordatorio aquí es mucho más modesto. Solo es cuestión de enfatizar que, en nuestro afán de velar y sancionar a los bolsonaristas-patriotas-terroristas, no olvidemos considerar, en el caso de la elaboración de propuestas legislativas que fortalezcan la actuación institucional de los tres Poderes frente a “ acciones “terroristas”, que pueden pasar de ser nosotras, la izquierda ahora estatista, legalista e institucionalista –y también, ciertamente, humanista, ecologista, antirracista y feminista (aunque no anticapitalista)– a ser unos años más tarde, sujeto a las mismas leyes que podemos haber llegado a crear ahora en el celo del momento. Porque seguro, como todos sabemos, esa misma extrema derecha que ahora clama por los derechos humanos de sus actuales más de mil “presos políticos”, como ellos los llaman, no dudará en someternos a condiciones análogas a las de los campos de concentración. y gulags que en el delirio acusan de estar sometidos.
No podemos bloquear con nuestras manos democráticas los caminos que, en un futuro próximo o lejano, habrá que seguir, en caso de que la vieja y más encarnizada lucha internacionalista se vuelva no precisamente necesaria (pues ya lo es), sino la única alternativa de cara de una extrema derecha de nuevo en el poder, todavía encarnada en la figura de un Bolsonaro superficialmente más moderado y menos torpe, ya sea en la Mourão o Santos Cruz (sobre todo porque varios análisis sugieren que el movimiento de los patriotas ya es relativamente independiente de la figura de Jair Bolsonaro).
Para presentar las razones de tal recordatorio de preocupación, volvamos a la historia de la Liga Antimilitarista de Estados Unidos fundada por Goldaman y Berkman. Durante días después de que EE.UU. declarara la guerra a Alemania, el 18 de abril de 1917, como se sabe, en nombre de la defensa de la democracia y la libertad y los derechos de los ciudadanos de todo el mundo, se promulgó la ley que hizo el alistamiento militar de hombres del 21 a 30 años y enmarcaron las huelgas laborales como un acto de rebelión (sedición) contra la producción de artefactos bélicos (Ley de Conscripción) – que resultó en la transmutación de la Liga Antimilitarista en la Liga de No Conscripción.
Aunque en poco más de un mes que logró durar (precisamente entre mayo y junio de 1917),[Xii] la Non-Conscription League ha tenido éxito en agitar al menos tres grandes eventos masivos, la reacción violenta llegó casi tan rápido como un misil. Ya, el 15 de junio, el entonces presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, firmó otra ley, la Ley de espionaje, que iban desde multas de US$ 10.000 hasta penas de prisión de hasta veinte años por, entre otros “delitos”, “obstruir el alistamiento en las Fuerzas Armadas o causar insubordinación o deslealtad en las fuerzas militares o navales” (insubordinación provocada, en este caso , por la acción de la extrema izquierda, en lugar de la extrema derecha, como es nuestro caso).[Xiii]
El resultado fue que Goldman, Berkman y muchos otros activistas, editores, oradores, distribuidores de revistas, impresores o meros suscriptores de los periódicos prohibidos fueron arrestados el mismo día de la firma de la ley y hasta el Día del Armisticio en noviembre de 1918, todos los periódicos anarquistas y socialistas. en los EE. UU. fueron cerrados, más de 1800 personas fueron sentenciadas a largas sentencias por protestar y resistir la guerra, y al menos 6.000 críticos de la guerra fueron encarcelados bajo la ley federal, "mientras que las leyes estatales a menudo son aún más duras".[Xiv] La Liga de No Conscripción se formó precisamente para Liga de Amnistía, cuyos esfuerzos, a pesar de los buenos resultados que logró recaudar para muchos de los miles de presos políticos en suelo estadounidense, no pudieron evitar la deportación de Goldman y Berkman junto con otros 247 radicales a Rusia en diciembre de 1919.
Al mantener en la memoria reciente esta brutal represión del pasado operada por el gobierno de los Estados Unidos, en nombre de la guerra que supuestamente podría salvar la democracia, y vivida por el pensador y activista político cuyas conclusiones generales y estructura argumentativa se utilizarán aquí. – una represión, valga la pena repetir, que tuvo como resultado el aniquilamiento del movimiento anarquista y unionista en el país –, es realmente de cerebro, volviendo nuestra mirada al Brasil surrealista de hoy, donde los signos que conformaban la izquierda y la derecha de antaño, están, en muchos aspectos, más que intercambiados, absolutamente barajados. Que la extrema derecha bolsonarista haya sido capaz de convertir a algunos de nuestros máximos exponentes de la izquierda más radical en grandes defensores de la ley y el orden que aseguran las instituciones burguesas, podría ser el amanecer de un habermasianismo calentado que esta vez llegó para quedarse. pero también podría ser el presagio de una nueva tragedia.
Aunque las hipótesis son infinitas, es necesario considerar que la anulación del proceso fraudulento que llevó a Lula a la cárcel y al país a la convulsión, a pesar de ser indiscutiblemente justo y legítimo desde el punto de vista jurídico, sienta un precedente para su escenificación. luego como una farsa. . ¡Xandão como el nuevo Moro, Bolsonaro o alguna variación como el nuevo Lula! – como enseña el dicho popular, mientras se espera lo mejor, es necesario prepararse para lo peor. Si tuviéramos que tomar en serio lo que el periodista Glenn Greenwald y su amigo Elon Musk (el mejor publicista entre los darniks capitalistas), están insinuando en el ágora digital que es Twitter, estamos viviendo literalmente una variación de nuestro “si te quedas, el animal te atrapa y si corres, el animal come”, ya que mientras de un lado estaría un golpe de estado de los militares y compañía, en cambio, otro, estaría el del poder judicial y compañía.
Independientemente de qué lado esté la verdad, lo cierto es que la presidenta depuesta por el delito de pedaleo fiscal y posteriormente absuelta, Dilma Rousseff, ciertamente no fue ingenua (incluso dado su historial de presa política durante la dictadura) cuando, bajo su gobierno, la ley antiterrorista (13.260/2016) promulgada no incluyó la motivación política en la lista de motivaciones para actos calificados como terroristas.[Xv]
Con eso en mente –que se espera, en nombre del optimismo y la esperanza, sea una exageración de la imaginación–, veamos por dónde el presente intento (paradójicamente no especializado, al mismo tiempo excesivamente académico) de reactualizar el panfleto género como el elaborado por Goldman, y la propagación de sus conclusiones generales sobre el tema del patriotismo y el militarismo nos puede llevar, aunque mínimamente acertado.
Vale la pena repetir que aquí no hay una pretensión ingenua de llegar a algo así como la primera y última verdad sobre el estado actual de las cosas, sino sólo la de encajar, como quien juega con un rompecabezas cuyas piezas van llegando a una velocidad vertiginosa. , algunos de los hechos y datos que aparecen en nuestras revistas, periódicos y diversos medios de comunicación en un esquema interpretativo previamente dado. Que, al fin y al cabo, no sea más que un mero ejercicio ensayístico (ciertamente incompleto), no es precisamente un problema a la vista del objetivo propuesto y los límites declarados.
2.
Antes de profundizar en las causas materiales del patriotismo, es interesante señalar que estamos ante un lector muy asiduo de las teorías psicológicas que florecieron en la primera mitad del siglo XX (como las de Freud); y, por tanto, muy atentos a la importancia del papel que juega la psicología de las masas y no sólo en los procesos contrarrevolucionarios, sino también en los revolucionarios. En una de sus principales reflexiones sobre la revolución rusa, Goldman declara directamente que el factor más importante de una revolución social, mucho más que la cuestión industrial, es precisamente “la psicología de las masas de un determinado período histórico”. Si no fuera así, señala definitivamente en 1923, entonces seguramente ya se habrían producido una serie de revoluciones sociales en los países que entonces habían alcanzado “el grado de desarrollo industrial establecido por Marx como etapa culminante” –el caso de Estados Unidos, Francia y Alemania en ese momento; en lugar de en Rusia, “un país predominantemente agrario”.[Xvi]
Es interesante observar su explicación, estratégicamente didáctica, sobre la composición de la “psicología de masas eslava” – cuyo ardiente deseo de libertad fue, como sabemos, efectivamente capaz de encarnar simultáneamente en 150 millones de personas y conducirlas a la acción directa. Si la elaboración de una psicología de masas revolucionaria fuera algo así como una receta de pastel (como parece ser el caso de la psicología de masas contrarrevolucionaria), sería sin duda una opción interesante tomar nota de los ingredientes esenciales que en ella se enumeran.
En primer lugar, discrimina el anarquista, es una psicología que se nutrió de un siglo de agitación revolucionaria que permeó a todas las clases en Rusia, extendiéndose luego, sobre todo en la segunda mitad del siglo XIX, en un sinnúmero de células y políticos. hebras (hasta que fueron aplastadas por los bolcheviques, los, según ella, verdaderos traidores de la revolución).[Xvii]
Más detalladamente, esto significa que para nutrir una psicología de masas revolucionaria – además de tiempo y esfuerzo continuo – “ayuda mutua y cooperación libertaria” (teórica y práctica) entre los intelligentsia humanista y el pueblo, así como entre ambos y el intelligentsia técnica – aunque reconoce que esta última, por su posición estratégica para el desarrollo industrial y tecnológico, siempre ha estado, por regla general, asociada a los intereses burgueses.[Xviii]
Quizás valga la pena la digresión aquí. Porque la necesidad de esta “reunión” entre trabajadores altamente calificados y trabajadores poco calificados –que también incluye a los artistas– es considerada, por Goldman, nada menos que como la “gran lección de debacle ruso para el intelligentsia y para los trabajadores”. Al fin y al cabo, según su diagnóstico, lo que “la Revolución Rusa dejó muy claro” es “que tanto el cerebro como los músculos son indispensables para el trabajo de regeneración social”, que “el trabajo intelectual y el físico están íntimamente relacionados en el interior del tejido social”. cuerpo, como el cerebro y la mano, en un organismo humano”, que “uno no puede funcionar sin el otro”. Y de ahí su postulado de que sólo "en la medida en que estas dos fuerzas sociales aprendan a fusionarse en un todo armonioso", "los aspectos trágicos de la Revolución Rusa pueden eliminarse en gran medida".[Xix]
No es casual, por tanto, que Goldman –quien desde tiempos de Lenin se destacó por su incansable denuncia de las innumerables atrocidades cometidas en la Rusia posrevolucionaria– escogiera como primer “error fatal de los bolcheviques” la adopción de una política de “terror” total contra intelligentsia entendida como clase, lanzando contra ella una campaña de odio aún más atroz que la persecución de la propia burguesía”. Junto con otros factores (como el hecho de que las autoridades del Partido se vieron rápidamente obligadas a reconocer la dependencia de la intelligentsia técnica para el desarrollo industrial), fue precisamente esta campaña de odio y muerte, que tildó a todo intelectual de contrarrevolucionario y burgués, el factor responsable de crear, en Rusia, “un abismo entre el intelligentsia y el proletariado” y erigir “una barrera contra todo trabajo verdaderamente constructivo”.
Evidentemente, Goldman reconoció que la clase trabajadora tiene derecho a la educación y las calificaciones que desee –y que, de ninguna manera, debe permanecer en una condición de dependencia–; pero al final del día, antes de que ocurra la revolución: “El científico, el ingeniero, el especialista, el investigador, el educador y el artista creador, así como el carpintero, el maquinista y todos los demás trabajadores son parte del mismo colectivo fuerza que hará de la revolución el gran artífice de la nueva construcción social”.[Xx]
Es igualmente obvio que la autodenominada "mujer sin patria" sabía demasiado bien que no sólo en la Rusia bolchevique, sino "en todas partes, los demagogos manipulan la ignorancia de las masas, enseñándoles que la educación y la cultura son prejuicios burgueses". que los trabajadores pueden prescindir de ella, y que solo ellos son capaces de reconstruir la sociedad”. Una demagogia que en nuestro tiempo y país recuerda a charlatanes religiosos como Edir Macedo (hasta otro día, el “verdadero” rey Salomón de la comunicación de masas), quien en uno de sus últimos servicios, en 2019, explicó a los fieles, bajo el forma de sermón, porque no permitió que sus hijas (y herederas) asistieran a la educación superior;[xxi] o incluso la versión secularizada de los pastores de prosperidad financiera que son los entrenadores e , difundida en las redes (y fuera de ellas); sin mencionar el desmantelamiento sistemático de institutos y universidades federales llevado a cabo por el gobierno de Bolsonaro – y, supuestamente, “justificado” ante la opinión pública a través de una campaña difusa y continua de difamación de estas instituciones como antros de disturbios, sexo, drogas y la ideologización comunista (estrategia realmente pérfida, pero que, sin embargo, con el campo ya arado por la charlatanería religiosa, resultó asombrosamente eficaz- basta con considerar la ausencia de una reacción verdaderamente digna de nuestra parte, la intelligentsia Brasileño).
Siguiendo la receta ofrecida por Goldman para la demolición de esta “barrera contra todo trabajo verdaderamente constructivo”, por un lado, es necesario que la clase obrera se cure de la “enseñanza falaz” de que puede lograr su emancipación sin estar en asociación con artistas, intelectuales y trabajadores técnicos calificados; pero por otra parte, siendo esto aún más urgente, es necesario que el intelligentsia reconoce, de una vez por todas, su condición de proletario, que comprende, sin vacilaciones, “que sus verdaderos intereses son idénticos a los de las masas” y acaba con la insensatez de “considerarse una clase aparte y superior a la de los trabajadores”. Incluso sugiere como una estrategia "extremadamente importante" para crear este vínculo común, que el intelligentsia asumir la tarea de “dejar en claro a los trabajadores” la “rápida proletarización de los intelectuales en curso” –[xxii] lo que en nuestro caso inmediato (más de cien años después, siempre vale la pena recordar) puede ilustrarse con la bajísima remuneración de los investigadores de posgrado e incluso de los investigadores de reconocida excelencia, como los llamados becarios de productividad.[xxiii]
El segundo ingrediente esencial en la formación de la "psicología de masas eslava" —que, independientemente de su tergiversación posterior por parte de los bolcheviques, resultó en nada menos que una revolución— fue, según ella, que esta psicología fue "inspirada y intensificado durante la Revolución de Febrero”, a través de “lemas ultrarrevolucionarios como 'Todo el poder a los soviets' y 'Tierra a los campesinos, fábricas a los trabajadores'”, que poseían la invaluable cualidad de expresar “la voluntad semiconsciente e instintiva del pueblo, y sin embargo lleva consigo el significado de una completa reorganización social, económica e industrial de Rusia”.[xxiv] Según este activista, el poder de las consignas no puede ser subestimado en cuanto a su importancia para la psicología de las masas.
Una observación que definitivamente hace temblar cuando se aplica para entender consignas ultrarreaccionarias, como “Dios, patria y familia”, que en nuestro escenario político reciente parecen haber sabido, al menos, acomodarse a la voluntad semiconsciente. de algo así como casi la mitad de nuestro electorado.
Por otra parte, esta consideración hace que la Slogans excesivamente infantilizada y un tanto ajena a la realidad nacional e internacional de la que se hizo eco nuestra izquierda actual, al menos hasta el fatídico día 08 de enero, como “ganó el amor” celebrado en el “festival del futuro” que, ahora sabemos, se trataba de un futuro al borde de la guerra civil. En un mundo de guerras, miseria, pandemias, diversas formas de violencia, una insoportable concentración de riqueza, cataclismos ambientales, etc. etc. lo único, por aquí, que ganó recientemente, que ciertamente no es poca cosa, fue en las elecciones presidenciales, sobre todo porque en el caso del Senado, por no hablar de la situación en los estados de São Paulo y Rio Grande do Sul, como si supieras, no es posible decir lo mismo.
Publicidad de la llamada “posesión de la alegría” en Brasilia, que alcanzó el vértice de la desvinculación en un video difundido en el Twitter oficial del Partido de los Trabajadores de Brasil en el que aparece el rostro de Lula dentro del sol de los Teletubbies,[xxv] obliga, y pese a adherirse a la perspectiva anarquista que marca las presentes líneas, a estar de acuerdo con algo dicho por Lenin en el último de sus panfletos publicados en vida, Izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo; precisamente con su diagnóstico según el cual ya se había hecho evidente, en 1920, que los “'izquierdistas'” padecían la enfermedad de considerar “sus deseos y concepciones político-ideológicas, una realidad objetiva”.[xxvi] En cualquier caso, aunque excesivamente moderado, ciertamente demasiado insípido para la formación de algo así como una psicología revolucionaria de las masas (aunque, como es obvio, ese no era el objetivo del gobierno de Lula), sin duda, la eslogan “Unión y Reconstrucción” gana en sobriedad y seriedad, al sugerir un compromiso de trabajo arduo e incansable para mejorar las condiciones de vida de nuestro país profundamente dividido y devastado.
Si bien Goldman reconoció el papel jugado por la psicología de masas en los procesos reaccionarios, parece que previó en esta “modalidad” mucho más el resultado de una manipulación que de una expresión instintiva. De ahí que relaciona el progreso y la revolución con el “proceso de evolución natural”, como si fuera la máxima expresión social y colectiva de la propia pulsión de vida (y precisamente en el sentido freudiano);[xxvii] pero no asociar, por otra parte, al menos no dentro de una relación de exclusividad o como primera causa, los movimientos contrarrevolucionarios con la pulsión de muerte –que, en sus formulaciones posteriores, el padre del psicoanálisis, como se sabe, ensayó tan supuestamente tan innato como el pulso de la vida. Actualmente, incluso en esta aplicación recurrente de la psicología de masas para entender el bolsonarismo, se ha vuelto un lugar común invocar esta misteriosa e infame pulsión de muerte –que, según Freud, en el sentido biológico más técnico (y frío), no pasa del expresión psíquica de un impulso natural de devolver los organismos vivos al estado inanimado, a la descomposición; una especie de deseo innato de volver al estado inorgánico, que “en el sentido del mundo exterior” se manifiesta como un instinto de agresividad y destructividad”.[xxviii]
No hay duda de que “un instinto de agresividad y destructividad” estuvo a la vista en todo el gobierno de Bolsonaro para luego encarnarse, como de manera autónoma y orgánica, en los nuevos patriotas. Como sabemos, sin embargo, no puede decirse que la destructividad y agresividad de los terroristas dirigida contra la propiedad pública haya implicado la exigencia, en los hechos del día 08, del autosacrificio de la propia vida. Como se difundió ampliamente en los diarios y canales de izquierda, acudir a una manifestación pacífica de maestros por mejores salarios implicaba, por regla general, un riesgo mucho mayor para la propia vida que vestirse de verde y amarillo para salir a destrozar el Congreso Nacional. , el Planalto y el Supremo Tribunal Federal, quemando autos y autobuses (como sucedió con los hechos que marcaron la noche de la diplomacia de Lula) y cerrando carreteras, eso, por decir lo menos, y no sigue en una lista interminable.
Además, no se puede decir que en los campamentos de patriotas bajo la seguridad de las Fuerzas Armadas estuviera en juego la expresión de violencia y agresividad que exige el sacrificio o, en una versión más romántica, el heroísmo –como la propaganda bolsonarista e incluso las páginas oficiales de las Fuerzas Armadas ha venido incitando. En ese sentido, cabe destacar la “generosidad” de los financiadores de los campamentos con kilos, kilos y más kilos de la picanha prometida por Lula a los que pasan hambre, kilos y kilos que están ampliamente documentados en videos.
Sin embargo, en lugar de considerar este hallazgo como suficiente para degradar moralmente el “instinto de agresividad y destructividad” a la condición de barbarie y salvajismo –como si el salvajismo fuera en sí mismo algo negativo y la civilización en sí misma algo positivo– y entenderlo como excluyente, o circunscrito, a la psicología de las masas contrarrevolucionarias, vale la pena considerar uno de los tópicos desarrollados didácticamente por Goldman. Porque el anarquista sabía con suficiente autoridad que, en el plano político, la revolución y el progreso enfrentan invariablemente la resistencia y la oposición armada de las instituciones burguesas, lo que hace que la violencia y el derramamiento de sangre, incluso por parte de los revolucionarios, en efecto, en lugar del grado de industrialización preconizado de Marx-, el único paso ineludible hacia (como diría Álvaro de Campos) la verdadera historia de la humanidad. De ahí su profundo pesar de que la revolución rusa –que en el momento de su estallido, a pesar de su atraso industrial, disponía de todos los medios para conducir a la reconstrucción social– [xxix] había resultado en el estatismo y el reformismo en manos de los bolcheviques:
Lenin ocupa la silla Romanov, el Gabinete Imperial pasa a llamarse Soviet de Comisarios del Pueblo, Trotsky es nombrado Ministro de Guerra, y un obrero se convierte en gobernador militar de Moscú [...] simple cambio de nombres y personalidades políticas, entonces [la revolución ] simplemente no vale la pena. No vale la pena toda la lucha y el sacrificio, la pérdida inconmensurable de vidas humanas y valores culturales que resultan de cualquier revolución. Y aunque tal revolución trajera mayor bienestar social a la población en general (lo que, en todo caso, no ocurrió en Rusia), tampoco valdría la pena el terrible precio a pagar; porque se pueden lograr mejoras sin el inexorable derramamiento de sangre de la revolución. [xxx]
Incluso antes de la formulación freudiana, Goldman negó directamente que una pulsión de muerte "natural" fuera la primera causa de la psicología de masas patriótica o, en un sentido más general, negó que fuera la primera causa de cualquier variación de la psicología de masas contrarrevolucionaria. Es realmente curioso, como se puede inferir de una comparación entre sus textos sobre EE. psicología de masas o, si se prefiere, la psicología de masas del comunismo que realmente fue. Según su duro diagnóstico, la flor de la juventud comunista que floreció en la era estalinista estaría compuesta básicamente por dos tipos: “fanáticos ciegos, limitados e intolerantes, desprovistos de cualquier atisbo de sensibilidad ética, de cualquier sentido de la justicia y la equidad”, y los “ascensores sociales y arribistas”, “oportunistas educados bajo el dogma bolchevique 'el fin justifica los medios'”; aunque también hubo “un buen número de jóvenes profundamente sinceros, heroicos e idealistas” que ya habrían comprendido la traición de las masas por parte de los bolcheviques, y que, precisamente por eso, si aún viven y no están exiliados, por la en su mayor parte habitaron prisiones politicas sovieticas y campos de concentracion.[xxxi]
En este sentido, no hay riesgo de error al suponer que Goldman habría estado de acuerdo tanto con el acto erróneo del presidente Lula, cuando estableció una relación de analogía entre patriotas-terroristas y estalinistas, como con su corrección, al restituir la analogía exclusivamente a los fascistas. Desde la perspectiva que ella presenta, el fascismo debe entenderse también como una de las variantes, quizás la más esencial, de la psicología de masas contrarrevolucionaria y, por tanto, en este aspecto, su acuerdo con el presidente era mayor que el acuerdo de éste consigo mismo. Incluso cuando dijo:Esta gente, estos vándalos, que podríamos llamar nazis fanáticos, estalinistas fanáticos… O mejor dicho, no estalinistas, fascistas fanáticos, hicieron lo que nunca se ha hecho en la historia de este país”.[xxxii]
Vale recordar que los dos textos seleccionados aquí como hilo conductor (“Patriotismo: una amenaza a la libertad” y “Preparación militar, camino a la masacre universal”) traen consigo el testimonio de una época en que la psicología patriótica de las masas estaba surgiendo en varios países (mientras que el revolucionario surgía en Rusia), siendo esta vez el contexto inmediatamente anterior y durante la Primera Guerra Mundial. En buena medida, consisten en testimonios y denuncias de primera mano de la “modernización” y transformación radical del patriotismo americano heredado de los países fundadores –bajo el modelo, ¿quién diría?, prusiano! Esto se debe a que, según la genealogía anarquista, los alemanes fueron los pioneros en acoplar el militarismo al patriotismo de masas, innovación que, copiada por otras naciones de Europa y por los EE.UU., condujo, como se sabe, a los dos Grandes Guerras.
Y aquí llegamos finalmente a la cuestión que importa: si el patriotismo no tiene como causa primera una pulsión de muerte primitiva y desterrada, ¿cuál sería su causa? Y con ello llegamos también a la respuesta de Goldman, que no podía ser más directa: “Las masas europeas no fueron empujadas a las trincheras y campos de batalla por algún secreto, íntimo y profundo deseo de guerra; la causa de este fenómeno hay que buscarla en la frenética competencia por el mejor equipo militar, por ejércitos más eficaces, por buques de guerra más grandes, por cañones más potentes”.[xxxiii] Es decir: no hay naturalización de la autodestrucción de las masas, conocida como guerra (ya sea interna o externa). En un sentido mucho más prosaico, su apuesta es que la histeria de la guerra colectiva, el colmo de la psicología patriótica de masas, estaba siendo propagada deliberadamente por ciertos grupos de interés (vestíbulo de armas) con el fin último de la explotación internacional de magnates industriales, a través de la venta insoportable de sus bienes cada vez más mortíferos y que, por lo tanto, requerían una matanza cada vez mayor, incluso para probar su eficacia. Esta y no otra es la primera causa material de la psicología de masas patriótica.
Por supuesto, Goldman reconoció que los "emisarios" de este poderoso vestíbulo “trabajar en todas partes”, ejerciendo influencia directa sobre la prensa, la escuela, la iglesia, los políticos y militares del más alto rango, además de reconocer que, lejos de ser excluyentes, los intereses de los vestíbulo de las armas estaban directamente asociados con otros intereses capitalistas. Como formula en una de sus conclusiones generales más llamativas: “el militarismo es el baluarte del capitalismo”.[xxxiv] Una conclusión general que, con respecto a nuestra realidad nacional inmediata, remite directamente a la “obvia conclusión” a la que llegó el periodista Breno Altman, en un artículo reciente (12 de enero), para el diario Folha de S. Pablo: “La hidra del golpista está alojada en las Fuerzas Armadas, que ejercen la tutela del Estado desde la guerra de paraguay. […] Para implementar un programa ultraliberal, rehacer el realineamiento con Estados Unidos y embolsarse grandes privilegios, altos funcionarios se involucraron, directa o indirectamente, en ataques a la Constitución”.[xxxv] La diferencia de énfasis con esta “conclusión obvia” presentada por Altman sería que, desde una perspectiva anarquista, nuestros altos funcionarios involucrados en la implementación de un programa ultraliberal no son tan autónomos como parecen. Dado que, como nos enseña, que se profundizará en los siguientes apartados, el militarismo actúa como la parte sanguinaria de los grandes intereses económicos “a los que no les importa el patriotismo ni el amor al pueblo, sino que utilizan ambos para incitar a la guerra y embolsarse, en este terrible negocio, ganancias millonarias”.[xxxvi]
Y nota: que en nuestra coyuntura nacional inmediata (al menos, hasta que asumió Lula), esta venta insoportable de equipo mortífero favoreció a las llamadas milicias y al crimen organizado – como fue la principal línea de denuncia contra el gobierno de Bolsonaro hasta el fatídico enero 8º – no es, desde la perspectiva adoptada aquí, ni la causa primera ni el fin último, sino, por así decirlo, sólo parte del modus operandi para la guerra, cuando sea interna. En cuanto a nuestros patriotas-terroristas de verde y amarillo de los campamentos y ataques a las instalaciones de los Tres Poderes (en su abrumadora mayoría desarmados, vale recordar), una posibilidad es que consistan única y exclusivamente en uno de los frentes – el más ruidoso y menos peligroso. [xxxvii]
*mariana lins costa es investigadora posdoctoral en filosofía en la Universidad Federal de Sergipe (UFS)
Notas
[i]https://www1.folha.uol.com.br/poder/2023/01/pf-termina-depoimentos-e-1159-golpistas-ficarao-presos-no-complexo-da-papuda.shtml?utm_source=twitter&utm_medium=social&utm_campaign=twfolha
[ii] https://www.cnnbrasil.com.br/politica/moraes-determina-desocupacao-de-acompanhamentos-em-frente-a-quarteis/
[iii] https://noticias.uol.com.br/politica/ultimas-noticias/2023/01/08/pm-escolta-terroristas-bolsonaristas.htm
[iv] https://revistaforum.com.br/politica/2023/1/9/video-exercito-monta-barreira-impede-pm-de-desmontar-acampamento-terrorista-em-brasilia-129848.html
[V] https://noticias.uol.com.br/politica/ultimas-noticias/2023/01/10/pf-confirma-prisao-de-527-pessoas-por-atos-golpistas-599-foram-liberados.htm; https://www1.folha.uol.com.br/poder/2023/01/pf-termina-depoimentos-e-1159-golpistas-ficarao-presos-no-complexo-da-papuda.shtml?utm_source=twitter&utm_medium=social&utm_campaign=twfolha
[VI] https://sumauma.com/para-mim-o-termo-mudanca-climatica-significa-vinganca-da-terra/
[Vii] En su caso, más que defendiendo discursivamente la acción directa violenta, Goldman tuvo su nombre involucrado en algunos atentados, con énfasis en el intento fallido de asesinar al magnate industrial Henry Clay Frick, aunque nunca se encontraron pruebas suficientes para respaldarlo encarcelado.
[Viii] Salvo una visa de tres meses y lleno de restricciones de condicionamiento, en 1934, Goldman no obtuvo el derecho a regresar a los Estados Unidos.
[Ex] Goldman, como se sabe, nació en una provincia de Lituania entonces perteneciente al Imperio Ruso, el 27 de junio de 1869; y, a la edad de dieciséis años, en 1885, emigró a los Estados Unidos junto con sus hermanas y padres. En gran medida, la inmigración de la familia Goldman se puede atribuir al intento de escapar de las condiciones materialmente precarias y de opresión política y social resultantes de la autocracia zarista rusa de la época, cuyas políticas antisemitas (la familia era judía) se vieron especialmente agravadas con la ola de represión general que siguió al asesinato del Zar Alejandro II, por el grupo “Voluntad del Pueblo”, en 1881; grupo al que, por cierto, siempre ha rendido los más altos homenajes, reconociéndose como representante de la misma tradición, que es el llamado populismo ruso.
[X] En 1908, el soldado William Buwalda asistió a una conferencia de Goldman en uniforme, precisamente sobre el tema del patriotismo. El hecho de que, tras la conferencia estrechar la mano de Goldman, este fuera condenado a un consejo de guerra por el delito de traición a la patria y condenado a cinco años de trabajos forzados en la entonces prisión militar de Alcatraz -pena que luego fue reducida a tres años-. tenido en cuenta los 15 años de trabajo ejemplar de Buwalda en el ejército. En cualquier caso, diez meses después de su encarcelamiento en Alcatraz, el presidente Theodore Roosevelt concedió el indulto a Buwalda para evitar un mayor apoyo público a la campaña por su liberación, entonces protagonizada por Goldman y otros anarquistas. Al salir de prisión, Buwalda devolvió al gobierno las medallas militares recibidas por sus servicios en Filipinas y se unió al movimiento anarquista.
[Xi] En julio de 1917, Goldman fue condenada por el delito de traición a la patria por sus actividades contra la guerra, en particular contra el servicio militar obligatorio con la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra; y, en diciembre de 1919, ya detenida, fue juzgada nuevamente y condenada a la deportación a la nueva Rusia bolchevique –de la que cabe mencionar, desertó dos años después.
[Xii] Kathy E. Ferguson. “El movimiento anarquista contra el servicio militar obligatorio en los Estados Unidos”. En: Matthew S. Adams y Ruth Kinna (eds.). Anarquismo, 1914-18: internacionalismo, antimilitarismo y guerra. Manchester: Prensa de la Universidad de Manchester, 2017.
[Xiii] https://www.mtsu.edu/first-amendment/article/1045/espionage-act-of-1917#:~:text=The%20Espionage%20Act%20of%201917%20prohibited%20obtaining%20information%2C%20recording%20pictures,advantage%20of%20any%20foreign%20nation.
[Xiv] Ídem, pág. 207.
[Xv] https://www.planalto.gov.br/ccivil_03/_ato2015-2018/2016/lei/l13260.htm
[Xvi] “Epílogo del libro Mi nueva desilusión con Rusia". En: Emma Goldman. El individuo, la sociedad y el estado (en prensa), op. cit. Cabe mencionar que el título de su libro Mi nueva desilusión con Rusia –cuyo “Epílogo” se encuentra en la colección mencionada– no fue cedida por la autora, sino, sin su conocimiento, por la editorial Doubleday, Page & Co. (Garden City, NY) que publicó por primera vez los originales. Como relata en su autobiografía, Viviendo mi vida Goldman temía que esta modificación, sin su consentimiento, indujera a error al lector haciéndole creer que su desilusión sería con la revolución rusa y no, como fue el caso, "con los métodos pseudorrevolucionarios del estado comunista". En cuanto al título real elegido por ella, Mis dos años en Rusia, — cabe señalar que sólo pretendía indicar, y de la forma más prosaica posible, que se trataba de un relato de su experiencia en la Rusia bolchevique (de diciembre de 1919 a diciembre de 1921), tras su deportación de EE.UU.
[Xvii] En la “Introducción” a la traducción de El individuo, la sociedad y el estado (en prensa) Desarrollo la justificación de esta evaluación de Goldman.
[Xviii] Según el anarquista, durante la Revolución de Octubre, “la intelligentsia técnica […] se aferró con todas sus fuerzas –como en otros países– a las faldas de la burguesía. Incapaz de comprender el significado de los hechos revolucionarios, trató de contener la ola revolucionaria practicando el sabotaje en gran escala” – y en este sentido, incluso se le puede reprochar la virulencia con que fue perseguido por los bolcheviques, aunque nada justifica por qué se llevó a cabo la persecución. intelligentsia humanista. ("Epílogo". En: Emma Goldman. El individuo, la sociedad y el estado (en prensa), op. cit.).
[Xix] “Epílogo”. En: Emma Goldman. El individuo, la sociedad y el estado (en prensa), op. cit.
[Xx] Ditto.
[xxi] https://www.uol.com.br/universa/noticias/redacao/2019/09/24/edir-macedo-diz-que-so-deixou-filhas-fazerem-faculdade-apos-casamento.htm
[xxii] “Epílogo”. En: Emma Goldman. El individuo, la sociedad y el estado (en prensa), op. cit.
[xxiii] http://memoria2.cnpq.br/no-pais
[xxiv] epílogo”. En: Emma Goldman. El individuo, la sociedad y el estado (en prensa), op. cit.
[xxv] https://twitter.com/ptbrasil/status/1609489735914848257?s=20&t=pbNw1xnselICA_x-0_lE9w
Para más ejemplos ver:
(1) https://twitter.com/senadorhumberto/status/1602859271167016961?s=20&t=pbNw1xnselICA_x-0_lE9w ;
(2) https://lula.com.br/wp-content/uploads/2022/12/4bdc1cb3-WhatsApp-Image-2022-12-13-at-17.49.55-1-819×1024.jpeg
(3) https://pbs.twimg.com/media/FkcyI0xXoAcxNra.jpg:grande
(4) https://lula.com.br/wp-content/uploads/2022/12/3b64c657-WhatsApp-Image-2022-12-16-at-09.02.45-819×1024.jpeg
[xxvi] https://www.marxists.org/portugues/lenin/1920/esquerdismo/index.htm
[xxvii] Ditto.
[xxviii] Freud, S. “El malestar en la civilización”. En: S. Freud. La civilización y sus descontentos: nuevas conferencias introductorias y otros textos. Trans. Paulo César de Souza. São Paulo: Companhia das Letras, 2010, p. 55.
[xxix] Incluso enumera estos medios disponibles que “podrían haber movido montañas si hubieran sido guiados con inteligencia”: “una red de organizaciones laborales y cooperativas cubría toda Rusia, cerrando la brecha entre la ciudad y el campo; los soviets proliferaron en respuesta a las necesidades del pueblo ruso; y, encima de todo eso, estaba el intelligentsia” (“Epílogo”. En: Emma Goldman. El individuo, la sociedad y el estado (en prensa), op. cit.).
[xxx] “Epílogo”. En: Emma Goldman. El individuo, la sociedad y el estado (en prensa), op. cit.
[xxxi] "No hay comunismo en Rusia". En: Emma Goldman. El individuo, la sociedad y el estado (en prensa), op. cit.
[xxxii] https://www1.folha.uol.com.br/poder/2023/01/lula-comete-gafe-chama-golpistas-de-stalinistas-e-se-corrige.shtml
[xxxiii] “Preparación militar, el camino hacia la matanza universal”. En: Emma Goldman. El individuo, la sociedad y el estado (en prensa), op. cita
[xxxiv] “Patriotismo: una amenaza a la libertad”. En: Emma Goldman. El individuo, la sociedad y el estado (en prensa), op. cit.
[xxxv] https://www1.folha.uol.com.br/opiniao/2023/01/ninho-de-serpentes-esta-nos-quarteis.shtml
[xxxvi] “Preparación militar, el camino hacia la matanza universal”. En: Emma Goldman. El individuo, la sociedad y el estado (en prensa), op. cit.
[xxxvii] Este texto es, en parte, el resultado de la nueva traducción (en prensa) de la colección El individuo, la sociedad y el estado editado por Plinio Augusto Coelho para la editorial Hedra (otra traducción, en circulación, fue publicada por la misma editorial en 2007). Los principales aportes de la nueva edición y traducción realizada por mí se encuentran especialmente en los contextos históricos dispuestos en las notas al pie y en la “Introducción”; y de la cual el presente folleto es también, en parte, un resultado. Vale la pena agregar que uno de los principios fundamentales que guió mi trabajo de traducción fue que cierto conocimiento del contexto histórico es un requisito previo no negociable para comprender los textos de Emma Goldman, especialmente con respecto a su potencial subversivo: aprendible.
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