por BOAVENTURA DE SOUSA SANTOS*
Las democracias europeas acaban de demostrar que gobiernan sin el pueblo
Por no haber sabido cómo hacer frente a las causas de la crisis en Ucrania, Europa está condenada a hacer frente a sus consecuencias. El polvo de la tragedia está lejos de haberse asentado, pero aun así, nos vemos obligados a concluir que los líderes europeos no estuvieron ni están a la altura de la situación que estamos viviendo. Pasarán a la historia como los líderes más mediocres que ha tenido Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Ahora están aceptando la ayuda humanitaria y no se puede cuestionar el mérito del esfuerzo. Pero lo hacen para salvar las apariencias ante el mayor escándalo de nuestro tiempo. Gobiernan los pueblos que en los últimos setenta años se han organizado y manifestado en contra de la guerra en cualquier parte del mundo donde se produzca. Y no fueron capaces de defenderlos de la guerra que, al menos desde 2014, se gestaba en casa. Las democracias europeas acaban de demostrar que gobiernan sin el pueblo. Hay muchas razones que nos llevan a esta conclusión.
Esta guerra estuvo siendo preparada durante mucho tiempo tanto por Rusia como por los Estados Unidos. En el caso de Rusia, es notoria la acumulación de inmensas reservas de oro en los últimos años y la prioridad dada a la asociación estratégica con China, concretamente en el campo financiero, con miras a la fusión bancaria y la creación de una nueva moneda internacional, y en el de los intercambios comerciales donde las posibilidades de expansión con la Iniciativa de la Franja y la Ruta son enormes en toda Eurasia.
En las relaciones con los socios europeos, Rusia demostró ser un socio creíble, al mismo tiempo que dejó claras sus preocupaciones de seguridad. Preocupaciones legítimas, si por un momento pensamos que en el mundo de las superpotencias no hay buenas ni malas, hay intereses estratégicos que hay que acomodar. Así fue en la crisis de los misiles de 1962 con la línea roja puesta por EEUU de no querer instalar misiles de medio alcance a 70 km de su frontera. No creas que fue solo la Unión Soviética la que cedió. Estados Unidos también renunció a los misiles de medio alcance que tenía en Turquía. Concesión recíproca, alojamiento, acuerdo duradero. ¿Por qué no fue posible lo mismo en el caso de Ucrania? Veamos la preparación del lado estadounidense.
La estrategia de EE.UU.
Ante el declive del dominio global que ha tenido desde 1945, EE.UU. busca consolidar a toda costa zonas de influencia, que garanticen facilidades comerciales para sus empresas y acceso a materias primas. Lo que escribo a continuación se puede leer en documentos oficiales y grupos de reflexión por lo que se descartan las teorías de la conspiración. la politica de cambio de régimen no pretende crear democracias, solo gobiernos fieles a los intereses de EE.UU.
No fueron los estados democráticos los que surgieron de las sangrientas intervenciones en Vietnam, Afganistán, Irak, Siria, Libia. No fue para promover la democracia que alentaron golpes que depusieron a presidentes elegidos democráticamente en Honduras (2009), Paraguay (2012), Brasil (2016), Bolivia (2019), sin mencionar el golpe de 2014 en Ucrania. Desde hace un tiempo, el principal rival ha sido China.
En el caso de Europa, la estrategia estadounidense tiene dos pilares: provocar a Rusia y neutralizar a Europa (principalmente a Alemania). A Rand Corporation, una reconocida organización de estudios estratégicos, publicó en 2019 un informe elaborado a pedido del Pentágono, titulado “Extendiendo Rusia”. Analiza cómo provocar a los países para que Estados Unidos pueda explotar la provocación. En lo que respecta a Rusia, se lee: “Analizamos una serie de medidas no violentas capaces de explotar las vulnerabilidades y ansiedades reales de Rusia como un medio para ejercer presión sobre el ejército y la economía de Rusia y el estatus político del régimen en el país y en el extranjero. Los pasos que analizamos no tendrían como principal objetivo la defensa o la disuasión, aunque podrían contribuir a ambos. Más bien, tales pasos se consideran elementos de una campaña diseñada para desestabilizar al adversario, obligando a Rusia a competir en campos o regiones donde Estados Unidos tiene una ventaja competitiva, presionando a Rusia para que se expanda militar o económicamente, o presionando al régimen perder prestigio e influencia a nivel nacional y/o internacional”.
¿Necesitas saber más para entender lo que está pasando en Ucrania? Rusia provocó que se expandiera solo para ser criticada por hacerlo. La expansión de la OTAN hacia el este, en contra de lo acordado con Gorbachov en 1990, fue la clave inicial de la provocación. La violación de los acuerdos de Minsk fue otra pieza. Cabe señalar que Rusia inicialmente no apoyó el reclamo de independencia de Donetsk y Lugansk después del golpe de 2014. Prefirió una fuerte autonomía dentro de Ucrania, como se establece en los acuerdos de Minsk. Estos acuerdos fueron rotos por Ucrania con el apoyo de Estados Unidos, no por Rusia.
En cuanto a Europa, el principio es consolidar la condición de socio menor que no se atreva a perturbar la política de las zonas de influencia. Europa tiene que ser un socio fiable, pero no puede esperar reciprocidad. Por eso, la UE, ante la ignorante sorpresa de sus líderes, fue excluida del AUKUS, el tratado de seguridad para la región de la India y el Pacífico entre EE.UU., Australia e Inglaterra. La estrategia de los socios más pequeños requiere profundizar la dependencia europea, no solo a nivel militar (ya garantizada por la OTAN), sino también a nivel económico, es decir, en términos de energía.
La política exterior (y la democracia) de EE. UU. está dominada por tres oligarquías (no solo hay oligarcas en Rusia y Ucrania): el complejo militar-industrial; el complejo gasífero, petrolero y minero; y el complejo bancario-inmobiliario. Estos complejos obtienen fabulosas ganancias gracias a las llamadas rentas monopólicas, situaciones privilegiadas de mercado que les permiten inflar los precios. Los objetivos de estos complejos son mantener al mundo en guerra y crear una mayor dependencia de los suministros de armas estadounidenses.
La dependencia energética de Europa de Rusia era inaceptable. Desde el punto de vista de Europa, no se trata de dependencia, se trata de racionalidad económica y diversidad de socios. Con la invasión de Ucrania y las sanciones, todo salió según lo previsto, y la inmediata apreciación de las cotizaciones de los tres complejos tuvo como resultado champán esperando por ti. Una Europa mediocre, ignorante y sin visión estratégica cae impotente en manos de estos complejos, que ahora les dirán los precios a cobrar. Europa está empobrecida y desestabilizada por no tener líderes a la altura. Además de eso, se apresura a armar a los nazis. Tampoco recuerda que, en diciembre de 2021, la Asamblea General de la ONU aprobó, a propuesta de Rusia, una resolución contra el “enaltecimiento del nazismo, el neonazismo y otras prácticas que promuevan el racismo, la xenofobia y la intolerancia”. Dos países votaron en contra, Estados Unidos y Ucrania!
En busca de la paz
Las conversaciones de paz en curso son un error. No tiene sentido estar entre Rusia y Ucrania. Deberían ser entre Rusia y EE. UU./OTAN/UE. La crisis de los misiles de 1962 se resolvió entre la URSS y los Estados Unidos. ¿Alguien se acordó de llamar a Fidel Castro a las negociaciones? Es una cruel ilusión pensar que habrá una paz duradera en Europa sin compromiso en el lado occidental. Ucrania, cuya independencia queremos todos, no debe ingresar en la OTAN. ¿Ha sido necesaria la OTAN hasta ahora para que Finlandia, Suecia, Suiza o Austria se sientan seguras y se desarrollen?
De hecho, la OTAN debería haber sido desmantelada tan pronto como terminó el Pacto de Varsovia. Solo así la Unión Europea podría haber creado una política y una fuerza de defensa militar que respondiera a sus intereses, y no a los de EEUU. ¿Qué amenaza existía para la seguridad de Europa que justificaría las intervenciones de la OTAN en Serbia en 1999, en Afganistán en 2001, en Irak en 2004, en Libia en 2011? Después de todo esto, ¿es posible seguir considerando a la OTAN una organización defensiva?
*Boaventura de Sousa Santos es profesor titular en la Facultad de Economía de la Universidad de Coimbra. Autor, entre otros libros, de El fin del imperio cognitivo (auténtico).
Publicado originalmente en el diario Público.