por LUIS FELIPE MIGUEL*
Consideraciones sobre la situación electoral de los candidatos presidenciales en las elecciones de octubre de 2022
La candidatura de Luís Inácio Lula da Silva sigue viento en popa. La estrategia escogida por el expresidente es –para usar una palabra neutra– discutible, especialmente en cuanto a sus efectos postelectorales, pero eso es tema para otra reflexión. Desde que recuperó los derechos políticos ha logrado posicionarse como la antítesis de la pesadilla bolsonarista, convirtiéndose prácticamente en la única opción del centro a la izquierda. Aunque se viene otra campaña muy fuerte, desde el noticias falsas a la miniserie de TV Globo, cae como claro favorito.
En cuanto a Jair M. Bolsonaro, el mejor camino sería quizás renunciar a una improbable reelección e intentar un mandato parlamentario en Río de Janeiro, garantizando la inmunidad. Pero tal paso es contradictorio con el persona política que creó y con el mantenimiento de su base fanática (además de exigir la incompatibilidad del cargo). Debe, por tanto, seguir la senda de Donald Trump: perturbar el proceso en la medida de lo posible, apostar por maniobras de alto riesgo y mantener siempre una alta capacidad de disrupción, con el fin de inhibir medidas legales en su contra por parte de un futuro gobierno democrático.
João Doria sabe que sus chances en las elecciones son casi nulas. Pero mantiene su candidatura a seguir siendo el dueño del patrimonio del PSDB. Me imagino que priorizará la campaña de Rodrigo García en São Paulo, una disputa difícil, aunque el vicegobernador es el mayor beneficiario potencial con el retiro de la candidatura de Geraldo Alckmin. Para Doria, sobre todo, la victoria en São Paulo puede ser inocua. Como bien ejemplifica, el patrocinio de hoy no garantiza la lealtad de mañana.
La candidatura de Sérgio Moro está por las nubes. Incluso después del carnaval realizado en torno a su regreso a la carrera y con la simpatía no disimulada de los medios, muestra una tendencia a retroceder en las encuestas: ya no tiene la tercera posición aislada, está empatado con Ciro Gomes. Sigue siendo singularmente inepto en la expresión oral, lento de razonamiento, desinformado de la realidad. Comete errores estúpidos - por ejemplo, en la larga entrevista que le dio al Flow – por cierto patrocinado por un sitio que anuncia la prostitución – repetidos ataques contra Bolsa Família que la derecha brasileña ya abandonó hace más de diez años.
Cada semana, un nuevo revés judicial expone la farsa que fue la Operación Lava Jato. Finalmente, la relación muy peligrosa con la empresa Alvarez & Marsal muestra un costado demoledor. Su última carta es apalancarse gracias a una polarización con Lula, pero el PT tendría que ser muy ingenuo para caer en esa trampa. Es probable que ya esté pensando en cómo promover una retirada táctica y pasar a la carrera por el Senado por el estado de Paraná.
Ciro Gomes finalmente se dio cuenta de que no iba a seducir al centroderecha e intentó otro reposicionamiento de marca, nuevamente en el centroizquierda. Pero es poco probable que tenga éxito. Su comportamiento errático y oportunista a partir de 2018 ha generado profundos resentimientos. Y a pesar de la marketing competente, no puede dejar de ser una noticia vieja. Si fuera más racional, hoy estaría negociando el apoyo a Lula. Si no, es probable que 2022 sea para él lo que fue 2018 para Marina Silva: el final del camino.
Rodrigo Pacheco, Simone Tebet, Alessandro Vieira, André Janones, Felipe d'Ávila, todos son factoides. Pueden rendirse ahora, incluso pueden disputar, pero no son más que monedas de cambio, para la primera o la segunda vuelta.
El PSOL difícilmente lanzará su propia candidatura, incluso con los guiños cada vez más explícitos del PT a una composición con la derecha. Si apuesta, será difícil tener tracción para incidir en el debate, acercándose más al nicho de las candidaturas simbólicas de izquierda (PSTU, quizás PCB o UP) que al meollo de la disputa real.
Con las principales candidaturas presidenciales de extranjeros (Luciano Huck, José Luiz Datena, etc.) descartados el año pasado, parece que la elección de octubre realmente se configurará como un choque entre Lula y Bolsonaro.
*Luis Felipe Miguel Es profesor del Instituto de Ciencias Políticas de la UnB. Autor, entre otros libros, de El colapso de la democracia en Brasil (Expresión popular).
Publicado originalmente en la página de Facebook del autor.