El pago va para pelear

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por WALNICE NOGUEIRA GALVÃO*

Fenómeno reciente en el panorama brasileño de la época, lo “normalista” abrió la perspectiva de la emancipación femenina a través del trabajo

A quien le gustan los libros y Pagu se siente recompensado forzando la publicación de parque Industrial,[i]parido por Linha a Linha, de São Paulo. La reedición conmemorativa cumple 85 años. cumpleaños.

Para empezar, el lector se complace con los gráficos extremadamente cuidados. La portada escarlata coincide bien con el contenido del libro y copia exactamente la portada de la edición original de 1933, con la excepción del color, que era un blanco y negro neutro. El subtítulo ahora se agrega debajo del título, sin disfraz: "Romance proletario". La portada original reproducida, del gran grabador Lívio Abramo, quien además de ser un artista de renombre, compartió las opciones políticas de Pagu, es muy modernista, con diagonales agresivas que se entrecruzan y oponen.

Contribuyendo al efecto general, el grabado no sólo opera visualmente el resumen de una fábrica, sino que, en toda su economía, logra sugerir el universo concentracionario que constituye. Este universo se hace presente verbalmente desde la contraportada, que cuenta con una cita formulista y muy vanguardista de Pagu: “En la gran penitenciaría social, los telares se levantan y marchan con un chillido”. Miguel Estêvão es responsable del diseño gráfico y maquetación.

La editorial tuvo cuidado de incluir, además del prólogo de Augusto de Campos, descubridor de Pagu, dos obras de manos extranjeras, pero especialistas: una del crítico norteamericano K. David Jackson, titulada “Una dialéctica Parque Industrial", que sirvió de presentación para la traducción al inglés firmada por él,[ii] y otra del francés Antoine Chereyre: “Excelente debut – la llegada de la novela proletaria a Brasil”. Este último es también el traductor de la versión francesa, y sus notas instructivas y aclaratorias se utilizan en esta edición.

El hecho de incluir a estos dos traductores/críticos da otro alcance a la obra de Pagu, ahora accesible en otros dos idiomas de primera importancia, ampliando su más que merecido impacto. También le debemos al crítico norteamericano una obra monumental, el estudio completo del periodismo de Pagu, que produjo cuatro volúmenes y será publicado próximamente por Edusp, la editorial de la USP.

La renovación del interés por esta gran libertaria data de hace unos años, cuando comenzaron a publicarse varios de sus dispersos e inéditos artículos. Tras el libro seminal de Augusto de Campos, Pago vida-trabajoen 1982[iii] recuerdos incompletos salieron a la luz; el álbum de 1929; los bocetos; las historias de detectives impresas en 1944 en la revista Detective, dirigida por Nelson Rodrigues; y la edición facsímil de El hombre del pueblo, periódico que produjo junto con Oswald de Andrade.

Una popularidad tardía y creciente dio lugar a estudios críticos, reediciones, fundación de centros culturales y de investigación, películas de ficción, documentales, espectáculos teatrales, programas de televisión, nombres de revistas y escuelas, canciones, tramas de desfile de carnaval, una exposición más amplia que completa. en el Museo Lasar Segall y numerosos eventos. Entre otras instancias, la Universidad Estadual de Campinas abrió un centro de investigación sobre género que lleva su nombre; y editar la revista Cuadernos Pagu.

Sus textos figuran en una antología del marxismo en América Latina, junto a Mariátegui, Luis Carlos Prestes, Fidel Castro, Che Guevara, Marighella y el subcomandante Marcos del Ejército Zapatista. Y es una entrada, entre otros íconos de las luchas sociales, como Caio Prado Jr. y João Pedro Stédile, en un Diccionario de Izquierda Latinoamericana,[iv]en preparación por los argentinos.

Sus dos hijos contribuyeron al rescate, editando textos, publicando material inédito, instalando un sitio web. Uno de ellos, Geraldo Galvão Ferraz, en colaboración con Lucia M. Teixeira Furlani, una entusiasta de Pagu, con una tesis doctoral y un libro sobre ella, también organizó una fotobiografía y el sitio web http://www.pagu.com.br . El otro, Rudá de Andrade, codirigió una película, el documental Pagu – libre en imaginación, espacio y tiempo (2001). Su nieto Rudá K. de Andrade, hijo, como su nombre lo indica, de Rudá de Andrade, habla de la extraordinaria trayectoria de su abuela en un libro reciente titulado El arte de devorar el mundo – Aventuras gastronómicas de Oswald de Andrade (2021).[V]

El abuelo, un gourmet cuyo paladar se había refinado en París, donde aprendió más que vanguardia, agradeció la rica mesa. El libro, que trae fotos de manjares y brinda recetas, agrega un aspecto hasta ahora inexplorado de los modernistas.

El autor se llama Rudá como su padre, excepto que el nombre completo de su padre es Rudá Poronominare Galvão de Andrade. Como se sabe, fue Oswald quien eligió los dos nombres indígenas.

Es fácil confundir hijo y nieto, dado que ambos son homónimos, llevando el mismo y raro primer nombre de Rudá. Los detractores contemporáneos de Oswald difundieron la villanía de que estaba tan loco que le había puesto a su hijo el nombre de “Lança-Perfume Rodo Metálico” –la marca más popular en los carnavales de la época, cuando el éter se esnifaba a voluntad, como se lee en el poemas de Manuel Bandeira. La ventaja del Rodo Metálico era el tubo blindado, como su nombre lo indica, mientras que los demás eran de vidrio y se hacían añicos en las picardías de la fiesta. Pero la calumnia se repite hasta el día de hoy.

Se sabe que los modernistas apreciaban la convivencia y frecuentaban, aparte de las residencias de unos y otros, los salones de sus patronos, que los recibían en un día señalado. La casa de Paulo Prado en la Av. Higienópolis estaba abierta para el almuerzo los domingos. El Pabellón Moderno, de Olívia Guedes Penteado en la Rua Duque de Caxias con el Conselheiro Nébias, en los jardines de su casa construida por Ramos de Azevedo, “tuvo su día”, como dijo Proust, los martes. Y en la Rua Domingos de Morais, Vila Kyrial de Freitas Valle mezcló pastistas y modernistas, al tiempo que promovía congresos y tertulias.

Paulista del interior, Pagu fue creado en la capital. En 1929 se graduó en la Escola Normal da Praça da República, diploma que le permitió enseñar a niños en la escuela primaria. Un fenómeno entonces reciente en el panorama brasileño, el “normalista” abrió la perspectiva de la emancipación femenina a través del trabajo. Las chicas acudían en tropel, adquiriendo un aura de costumbres menos rígidas y modales no tan corsés. La prohibición legal de casarse antes de obtener un diploma intensificó las fantasías masculinas e inspiró la música popular.[VI]

Su uniforme azul marino y blanco alegraba el paisaje urbano del centro. Las obras de los modernistas, especialmente las de São Paulo, están llenas de alusiones a ellos. El tema ya había dado lugar a una novela naturalista que bordeaba el sensacionalismo: el normalista (1893), de Adolfo Caminha. Al igual que en la literatura, la etiqueta de independiente y transgresora aplicada a estas jóvenes aparece en el carnaval, la música popular, las revistas, los dibujos animados y las caricaturas.

Pagu fue presentado por Raul Bopp a Tarsila do Amaral y Oswald de Andrade, figuras cimeras del Modernismo y su pareja más ilustre. Pagu sacude la escena modernista con su apariencia juvenil, su encanto y su comportamiento poco convencional. La exuberancia de su cabello, su boca regordeta, sus ojos muy abiertos -del famoso poema que le dedicó Raul Bopp, del que aquí se muestra una muestra- que se puede apreciar en fotos y dibujos, se convirtieron en su marca registrada:

“Pagu tiene ojos tiernos

Ojos que duelen (...)

Pasa y tírame con la mirada

más provocativamente

aro de hula shimmy

meterse con todos”

En 1929, Pagu y Oswald de Andrade comenzaron a vivir juntos. De esta unión, que duró cinco años, resultaría el hijo Rudá de Andrade. Pagu participará intensamente en la fase antropofágica del Modernismo y aportará dos dibujos al Revista de antropofagia.

La crisis económica de 1929 abrió el camino para una reconfiguración de fuerzas, con la radicalización de los intelectuales, de derecha e izquierda. Termina la década de surgimiento y esplendor del Modernismo, basado en una feliz fusión de vanguardistas con patronos cafeteros. En ese proceso, Oswald y Patrícia ingresaron al Partido Comunista en 1930 y se convirtieron en activistas de la revolución.

En el mismo año, Pagu hizo un rápido viaje a Buenos Aires, con la intención de buscar a Luiz Carlos Prestes, que vivía allí exiliado; pero sólo lo encontraría después en Montevideo. En el barco trabó amistad con Zorrilla de San Martín. Hizo contactos en el área literaria con el cenáculo de la revista. Sobre: Jorge Luis Borges, Victoria Ocampo, Eduardo Mallea.

En 1931, la nueva pareja fundó el tabloide el hombre del pueblo, que duró sólo ocho números. Hostigados por estudiantes de la vecina Facultad de Derecho, que invadieron la redacción e intentaron atascarla, terminó siendo prohibida por orden policial. Pagu escribió la columna “A Mulher do Povo”, en tono panfletario, en la que arremetió contra la burguesía y las instituciones, reservando mayor virulencia a las mujeres ricas y otras ociosas. Creó un cómic cuya protagonista era una chica revolucionaria llamada Kabeluda.

Su primer arresto ocurrió en 1931 en Santos, el mayor puerto de Brasil y salida de la principal riqueza de la época, el café. Trabajando como obrera en una fábrica, participó en una huelga de portuarios y fue detenida cuando ayudaba a un manifestante que había recibido un disparo.

En 1933 publicó la novela que aquí nos ocupa: parque Industrialromance proletario, bajo el seudónimo de Mara Lobo. Ejemplo de estética modernista, el texto se ordena en bloques de escritura, con destellos e instantáneas de síntesis extrema, lenguaje casi telegráfico e impactante, uso intercalado de lo coloquial. Su escenario es Brás, en São Paulo, un barrio obrero y bastión de la inmigración italiana. Pagu aprovecha la experiencia de su propia proletarización: en la literatura brasileña no hay nada parecido a su activismo feminista y comunista. El entrecho cuida a los trabajadores pobres, que se dejan seducir por la sirena de los donjuanes ricos, circulando en sus enormes coches de lujo, y que terminarán degradados a prostitutas.

Pronto iniciaría su gran viaje (1933-1934), que se convertiría en leyenda en la tradición oral, hasta que se publicaron sus memorias (parciales) en 2005. Visitaría Estados Unidos, Japón, China, de donde habría traído la primeras semillas de soja, según testigo Raúl Bopp en Pagu – Vida-Trabajo, Manchuria y Rusia. Luego iría a Europa, desde donde sería repatriada. En el itinerario, contactos con Freud, el último emperador chino Pu Yi, los surrealistas franceses.

Presa nuevamente en la represión que siguió al Levantamiento Comunista de 1935, cuando fue liberada cinco años después estaba exhausta y pesaba 44 kilos. Rompe con el Partido. De ese mismo año data su unión con Geraldo Ferraz, escritor y periodista, con quien viviría hasta el final de sus días. Otro hijo, Geraldo Galvão Ferraz, nació de la unión en 1941.

Un libro más, La famosa revista, Escrito conjuntamente con Geraldo Ferraz, sería publicado en 1945. Ya más alejado de la estética modernista, abandona el fragmento en favor del discurso continuo, manteniendo, sin embargo, un lenguaje innovador e incisivo, demoliendo lugares comunes. Sátira del Partido Comunista, denuncia sus vicios, como el autoritarismo, la burocracia y más el pretexto de la clandestinidad que encubre el personalismo, la deshonestidad y la manipulación ajena.

Retoma en 1942, para no abandonarlo nunca, el periodismo, su sustento y canal de expresión. Comienza a trabajar en la agencia de noticias France-Presse en 1945, donde permanece durante una década, y se une a la redacción de la vanguardia socialista, fundado por Mário Pedrosa, que reuniría a la flor y nata de la intelectualidad de izquierda antiestalinista.

Pagu se trasladó con sus ideales utópicos al pequeño Partido Socialista, por el que se postuló como candidata a diputada de Estado en 1950. Durante la campaña, publicó el folleto verdad y libertad, exponiendo las razones que la llevaron a romper con el Partido Comunista, ya criticado en términos ficcionales en La famosa revista.

A partir de entonces escribiría para varios de los principales diarios de prensa y terminaría instalándose en Santos, donde residiría hasta su muerte. Pero asistiría a la Escuela de Arte Dramático de São Paulo, a la que le legó su biblioteca teatral,[Vii] y acompañaría la escena cultural, visitando exposiciones, teatros, conciertos, leyendo nuevos y viejos libros, agua para el molino de sus escritos. Produciría crónicas, poemas, crítica literaria, traducciones de fragmentos, comentarios sobre artes plásticas y teatro, artículos sobre política nacional e internacional.

Seguiría siendo inconformista y fiel a la vanguardia, exigente, sarcástica, experta en fórmulas fulminantes. Por si fuera poco, siempre insumiso en la defensa de los avances modernistas y contestatario en la denuncia de los retrocesos, ya sean estéticos, políticos o conductuales. Una muestra de autores y obras abordadas revela una preferencia por poetas y dramaturgos -pero siempre poco convencionales: Arrabal, Ionesco, Rey Ubú por Alfred Jarry, Brecht, Lolita de Nabokov, cuya defensa Becket, Valéry, André Breton, Philippe Soupault, Octavio Paz, St. John Perse, Dylan Thomas, Artaud, Dürrenmatt, Ghelderöde, Ibsen, Fernando Pessoa, la Ópera de Pekín, el estreno brasileño de El ritual de la primavera, de Ígor Stravinsky. Escribe sobre música de vanguardia nacional y extranjera. Amplía el abanico de temas a la hora de empezar a registrar apuntes sobre televisión. Funda la Asociación de Periodistas Profesionales de Santos.

Tras la etapa modernista y militante, tras muchas detenciones y una experiencia tanto de proletarización como de clandestinidad, la autora comunista y feminista de la novela Parque Industrial, como hemos visto, rompería los lazos partidistas. Sin embargo, de espíritu libertario, seguiría empuñando la bandera del Modernismo y atacaría todo lo retrógrado, en el arte o en la vida.

*Walnice Nogueira Galvão Profesor Emérito de la FFLCH de la USP. Autor, entre otros libros, de Leer y releer (Sesc\Ouro sobre azul).

Publicado originalmente en la revista Opiniones, No. 2, 2023.

Notas


[i] Mara Lobo (Pagu), Parque industrial – novela proletaria. São Paulo: línea a línea, 2018 (https://amzn.to/45ekuur).

[ii] Parque industrial: una novela proletaria, trans. Elizabeth Jackson y K. David Jackson. Lincoln: Prensa de la Universidad de Nebraska, 1993 (https://amzn.to/3DYnwXN).

[iii] Augusto de Campos, Pago vida-trabajo. São Paulo: Brasiliense, 1982 (https://amzn.to/45b4CZn).

[iv] Diccionario de Izquierda latinoamericana. Buenos Aires: Planeta.

[V] Rudá K. de Andrade, El arte de devorar el mundo – Aventuras gastronómicas de Oswald de Andrade. São Paulo: doburro, 2021.

[VI] normalista, samba de Benedito Lacerda y David Nasser, grabación de Nelson Gonçalves.

[Vii] “A Pagu da EAD”, en Alfredo Mesquita, El teatro de mi tiempo, Nanci Fernández et al. (org.). São Paulo: Perspectiva, 2023 (https://amzn.to/3KG6qBp).


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