por PEDRO DE SOUZA*
seis sonetos
1.
El viento trajo el polvo. El agua mengua.
En el cielo sin nubes se cierne un sol quimérico.
Redondo, gordo, lejos, nos duele co'os
sus ojos saltones. las malas lenguas
desfilan con sus trajes. anti-histeria
se compran en pubs donde la lengua
actuar sin control. forúnculos y golpes
hacer fila en las sienes. cadavérico
los perros ladran lunas, y mientras tanto
el polvo flota. eterno,
la suciedad se ablanda, consciente
del humo que trae consigo la limosna.
Por fin un palo de escoba viejo
barre los perros, los poemas y los mendigos.
2.
Las hojas amarillentas juntas
a la tierra negra piso, firme y serio,
como quien pisa los límites del imperio
de la noche. Demarcado, los muertos
mezclarse con el paisaje, inconexo
compañeros en el plácido misterio
de silencio lleno de funeral
pendors, voy al tilo y le pregunto:
En estas tumbas iguales, bajo tus frondas,
¿Está en el enigma la solvencia decaída?
El viento retumba y el árbol responde:
La muerte no te ilumina en absoluto;
eres igual, porque donde
buscas la muerte, solo encuentras vida.
3.
En los intangibles vitrales de las iglesias
de antaño veo ojos mutilados
de un dios agotado. Inútil, todos gritan
de descrédito: el dios silencioso jadea
en estos tintes y espumas de celia
en los portales brutales y olvidadizos.
Entre el óxido opaco y el aburrimiento
en el fondo flotan tus bendiciones
oraciones: ¡Créanme, humanos, crean!
¡Te tengo en mis planes! mi celo
¡es infinito y sostiene estos muros!
¡Ama el amor de piedra que exhalo!
Pero nosotros, ateos y creyentes sin saberlo,
solo sabemos rimar sus suspiros.
4.
Ser de piedra y tierra y nunca mas
amar sufrir: eso es todo. tener en brazos
músculos no medidos ni magros
amores, pero solo los abismales
el rocío arrulla. bastar,
ser bueno, ser bueno. En los lagos de lazo
recopilar duraciones: vueltas de sueño
y despertar cordilleras. en lo fugaz
viaje para ver el viento (viento
el viento sopla) y olvídate de las raíces
de dolor de toda carne. En las tormentas,
ser los ojos de las bestias y las estrellas
cosechar el vértigo. Y feliz
no solo ver las montañas, sino lamerlas.
5.
El niño sin nombre en mí dormía.
Durmió serenamente, sorda a los estribillos
de mi lira. quería a los malos
mi canto la levantó, pero no mil
canciones lograron este acuerdo.
Me di cuenta que tu sueño era mi templo
y que el descanso lo es todo. no contemplo
los ojos del niño, pero es lento
abrir. tu piel
plana guarda el silencio de los llanos
deshabitado mi trabajo es que el
no te desmorones La infancia va, madura,
plantando en mí sus rizos, y obliga
Que conserve la amplitud que murmura en mí.
6.
“Alles ist weit –, und nirgends schließt sich der Kreis” (Rilke)
Todo es distancia – y el círculo se cierra
en ningún lugar. De las estrellas solo nos queda
un mar de puntos de calma, pura grieta
de las puertas rotas. cada escapatoria
del tacto nos es ajeno, y nada nos deja
ser dueño de ti mismo El bosque es cultivado.
de las llamadas se cosechan las modestas
frutos de la indiferencia. en las ciruelas
y las manzanas y las cerezas no tiemblan
un río - las pulpas nunca son las ramas.
Damos vueltas, plantamos, damos vueltas
y cosechamos oportunidad, no vida.
A veces nuestra sangre fluye: piel
de pieles, no sabemos estar con él.
*Pedro de Souza é escritor.