por FRANCISCO FERNANDES LADEIRA*
En el caso de Daniel Alves, resulta extraño, cuanto menos, que un vehículo (teóricamente) de izquierda publique un texto en el que se posiciona a favor del opresor y en contra del oprimido.
En los últimos días, la gran repercusión de la prisión preventiva del jugador Daniel Alves, acusado de agresión sexual, ha puesto el tema de la “violación” en el centro de los debates de la izquierda brasileña. Así, surgieron varios interrogantes sobre la vulnerabilidad de la mujer en determinados entornos y la permanente sensación de impunidad que aún se empeñan en tener algunos hombres públicos como el atleta brasileño.
En medio de las manifestaciones de sectores de izquierda sobre el caso, llamó la atención el artículo titulado “La detención de Daniel Alves se convierte en un pretexto para atacar al fútbol”, publicado en Diario Causa Operaria, del Partido Causa de los Trabajadores (PCO).
Según el (sesgado) texto, que parece haber sido escrito por un abogado del jugador, la prisión preventiva de Daniel Alves es un “acto medieval” y “una persecución del fútbol brasileño, al servicio de los intereses imperialistas, que ha el apoyo de la prensa mestiza en Brasil”.
En ningún momento del artículo se toman en cuenta los argumentos de la mujer que habría sido violada sexualmente por Daniel Alves. Por otro lado, hay fervientes elogios para el lateral derecho de la selección brasileña, calificado como “uno de los grandes jugadores de los últimos 20 años, que durante su carrera jugó en dos importantes clubes españoles”.
Aparentemente, es cuando menos extraño que un vehículo (teóricamente) de izquierda publique un texto en el que se posiciona a favor del opresor y en contra del oprimido. Sin embargo, quienes siguen el panorama político nacional saben que esto no es necesariamente una novedad. Cuando Robinho fue condenado por violación por la justicia italiana, el PCO, incluso ante todas las pruebas del delito, también salió en defensa del jugador.
Pero las posiciones equivocadas del partido no se limitan a defender a jugadores acusados de violencia sexual. En los momentos más críticos de la pandemia de la Covid-19, el PCO adoptó un discurso negacionista, que cuestionó la eficacia de las vacunas y se opuso a las medidas de distanciamiento social para evitar la propagación del nuevo coronavirus. Una postura que, en el terreno político, solo tuvo similar en el bolsonarismo.
No es raro encontrar Diario Causa Operaria artículos que exaltan los “logros” de los bandeirantes, describen a los talibanes como “representantes de los pueblos oprimidos” y acusan a Guilherme Boulos de ser el responsable de la derrota de la selección brasileña por 7-1 ante Alemania, en el Mundial de 2014.
También son notorias las defensas de figuras vinculadas a la extrema derecha, como Allan dos Santos, Monark, Roberto Jefferson y Daniel Silveira. Por otra parte, tanto en Diario Causa Operaria y en el canal del PCO en Youtube, son constantes los ataques a figuras públicas y vehículos de prensa del campo progresista, como el Diario del Centro del Mundo, Revista Foro y el comentarista deportivo Walter Casagrande.
Para el PCO, los individuos que participaron en los actos contra los tres poderes, el pasado 8 de enero, no son “golpistas”, “vándalos” o “terroristas”, sino sólo “manifestantes”. No es casualidad que el presidente del partido, Rui Costa Pimenta, en una entrevista con Folha de S. Pablo, dijo que “la alianza con bolsonaristas es natural en algunos puntos”.
Es difícil saber si los discursos del PCO son una forma de llamar la atención sobre el partido, atraer a los incautos, ganar compromiso digital y/o poner a prueba la lealtad de sus militantes (porque muchas veces tienen que "defender lo indefendible", una especie de comportamiento de la secta).
El caso es que las ensoñaciones del PCO alimentan a quienes gustan de citar la (falaz) "teoría de la herradura", atribuida al escritor francés Jean-Pierre Faye, que supone que la extrema izquierda y la extrema derecha, al contrario de ser extremos opuestos de un sistema lineal y espectro político continuo se acerca como el final de una herradura.
Ante esta realidad, es sumamente importante que las fuerzas progresistas trabajen para que las luchas reales (y urgentes) de la izquierda no se confundan con el accionar de un partido cuya única función en los últimos años parece ser la creación de “polémicas vacías”. ”.
*Francisco Fernández Ladeira es estudiante de doctorado en Geografía de la Unicamp. Autor, entre otros libros, de La ideología de las noticias internacionales (CRV).
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