por CELSO FAVARETTO*
Comentario sobre la exposición, un hito histórico para las artes visuales en Brasil.
Más que una exposición de jóvenes y talentosos artistas brasileños y representantes extranjeros del “nuevo realismo”, la exposición de 1965 fue el momento en que los artistas plásticos volvieron a la “opinión”, artística y políticamente. Opuestas, casi todas, a la abstracción, se asociaron a las tendencias internacionales de una “nueva figuración”, de renovación de la imagen, incluso con resonancias pop. De manera más o menos explícita, en la mayoría de ellos la alusión al contexto sociopolítico manifiesta la actitud de inconformismo frente a la situación provocada por el golpe de 1964.
Como en otras áreas artísticas y culturales, estos artistas respondieron al imperativo del momento: articular lenguajes que pudieran manejar la rearticulación estética y las exigencias ético-políticas de la reacción al régimen militar. El imaginario de ruptura e invención entrelazaba lo artístico y lo político, al menos en las propuestas más efectivas: aquellas que, a diferencia de la politización directa de años anteriores, no distinguían entre renovación estética y crítica política.
El nombre del show-show, “Opinião”, de diciembre de 64, ya había creado una señal feliz: la canción de Zé Kéti, cantada por Nara Leão y luego por Maria Bethânia, marcaba el tono de la protesta: “¿Puedes arrestar yo/ Puedes pegarme/ No cambiaré de opinión”. Una opinión que, en todas partes, significó inconformismo y resistencia, ahora trasnochada. Aunque diversa en vigencia, el espectáculo del Teatro de Arena y la exhibición generaron rumbos para la mayoría de las manifestaciones que extendieron (y distendieron) el signo de la contestación hasta diciembre de 1968.
À opinión 65 seguido Propuestas 65, opinión 66, Nueva objetividad brasileña (1967) y otros. Heterogénea, sin constituirse, propiamente, en un movimiento con unidad de pensamiento, la actividad de los artistas plásticos constituyó una posición específica de la vanguardia brasileña, considerada por Hélio Oiticica “un fenómeno nuevo en el panorama internacional”.
Lo específico y lo nuevo se refieren a la forma en que la redistribución estética, procesada en todos los centros artísticos, se transfiguró culturalmente aquí, ya que, además de transmitir todo tipo de innovación, articuló la crítica del arte (y del sistema del arte) a la contestación política con particular eficacia. Es la propuesta de participación colectiva, que desintegra el objeto de arte e implica un redimensionamiento de los protagonistas (artistas y público), que en Brasil era nueva y singular. En opinión 65 ya había indicios de ello, al menos con los “parangolés” de Hélio Oiticica, aunque obras de Escosteguy, Vergara, Gerchman, Antonio Dias y Flávio Império, por ejemplo, también señalaron caminos decisivos para el arte de la época.
La exposición de 65 en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro fue concebida por el marchante de arte Jean Boghici, de Galeria Relevo, y la crítica de arte Ceres Franco, quienes vieron conexiones entre el trabajo de artistas brasileños interesados en el “retorno a la figuración” y algunos artistas franceses o los residentes en París que estaban en la misma dirección, incluidas las preocupaciones políticas y sociales. El objetivo de la iniciativa era actualizar el entorno artístico, combinando aporte estético y visión de mercado. Y esto también fue importante, ya que destacó a artistas desconocidos o poco conocidos e inició el proceso de “dialectización” del medio.
La confrontación sirvió para diferenciar claramente el “nuevo realismo” europeo de los experimentos brasileños, tanto en el trabajo con la imagen y en las formas de oposición al informalismo y al concretismo, como en la figuración (o alegorización) de lo político. Si bien la intención no era proponer una “perspectiva política”, como manifestaron en varias ocasiones Jean Boghici y los artistas participantes, el resultado no la contradijo, comenzando por la denominación de la exposición y traduciéndose en varias obras expuestas. Se expusieron diversas tendencias, desde el pop hasta el realismo mágico, desde el objeto neoconcreto y neodada hasta el figurativismo expresivo. Pero, en todo, se pretendía ser “anti” y “contra”.
*Celso Favaretto es crítico de arte, profesor jubilado de la Facultad de Educación de la USP y autor, entre otros libros, de La invención de Helio Oiticica (Edusp).