Octavio Brandao

Octávio Brandão/ Arte de Marcelo Guimarães Lima
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por GILBERTO MARINGONI & PAULO ALVÉS JUNIOR*

Palabra de Diccionario marxismo en América

Vida y praxis política

Octávio Brandão (1896-1980) nació y pasó sus primeros años en Viçosa, ciudad del interior de Alagoas, núcleo de una región productora de azúcar dominada por oligarquías agrarias y con escaso desarrollo social. Según sus memorias, su formación se produjo en el seno de una “pequeña burguesía urbana empobrecida”, que, aunque adherida a ideas progresistas, fue víctima del poder de los grandes terratenientes rurales “semifeudales”.

La muerte de su madre, cuando Octávio Brandão tenía apenas cuatro años, lo afectó mucho. A partir de entonces vivirá con un tío, en una pequeña casa típica de cabocla, en el molino de Barro Branco, y sólo regresará a Viçosa cuando su padre se vuelva a casar. Asistió a la Escola Silva Jardim, en la escuela primaria, donde tendría su primer contacto con las ideas evolucionistas, a través de un maestro.

En 1911, cuando ya vivía con otro tío en Maceió –estando matriculado en el Colégio Marista–, también quedó huérfano de su padre, un hombre de ideas republicanas y progresistas. A pesar de haberse criado en un ambiente católico conservador, rompió con la religión a los 16 años, influido por su educación paterna, que le inculcó el cuestionamiento de la hipocresía social; Éste fue un hito emocional e intelectual de esta etapa de su vida en la capital de Alagoas. Además, la percepción de la situación de pobreza de la mayoría de la población y el impacto de las noticias de la Revuelta del Látigo (1910) y de las huelgas obreras en el Sudeste atrajeron cada vez más la atención sobre los graves problemas del país.

Entre 1912 y 1914 vivió en la capital de Pernambuco, donde se graduó en la Facultad de Farmacia de Recife (actualmente dependiente de la Universidad Federal de Pernambuco). Poco después de graduarse, regresó a Maceió. Allí entró en contacto con las principales obras de la literatura universal y desarrolló un vivo interés científico, que le hizo volcarse hacia las ciencias naturales.

A los 20 años emprendió una serie de viajes por el interior de su estado para descubrir su formación geológica y riquezas naturales. A partir de estas investigaciones, en 1916 comenzó a escribir Canales y lagunas (publicado en 1919) – libro que describe el complejo hídrico Mundaú-Manguaba y puede ser visto como uno de los primeros estudios ecológicos brasileños. Sobre el tema, también dictó varias conferencias en Maceió, mostrando evidencias de la existencia de petróleo en la región y observando tempranamente la importancia que la prospección petrolera podría tener para la economía brasileña.

En 1918, comenzó a escribir para la prensa anarquista, colaborando con el Diario de Pernambuco y habiendo fundado el periódico El pueblo. En ese momento, también se vinculó a los movimientos de trabajadores urbanos y rurales, defendiendo la jornada de 8 horas y la reforma agraria.

Fue arrestado por primera vez en 1919. Luego de ser liberado, comenzó a ser perseguido, lo que lo hizo partir, ese mismo año, hacia Río de Janeiro – donde residiría hasta 1931, cuando se vio obligado a abandonar el país. .

En la capital de la República entró en contacto con el mundo intelectual y político, especialmente con Astrojildo Pereira (1890-1965) – quien se convertiría en uno de los fundadores del Partido Comunista de Brasil (PCB), en marzo de 1922. Allí , el alagoano quedaría impresionado por las movilizaciones obreras, habiendo profundizado en los estudios sobre la Revolución Rusa. Luego comenzó a escribir en periódicos anarquistas. un plebeyo, La Vanguardia y Revista de Brasil (de São Paulo, dirigida por Monteiro Lobato), colaborando también con el Espartaco y el Imparcial (Rio de Janeiro), además de la revista alemana Ekenntnis und Befreiung [Reconocimiento y Liberación].

Con tales actividades tuvo acceso a la literatura marxista que llegaba al país –y de esa época vino su desilusión con el anarquismo y su rápida adhesión a las ideas de Marx y Engels. En 1920 se incorporó al Grupo Comunista Brasileño Zumbi. Se casó con la poeta y su compañera de lucha, Laura Fonseca da Silva, al año siguiente.

Aunque no fue uno de los fundadores de PCB, Octávio Brandão siguió su desarrollo desde el principio. Ingresó al Partido, por invitación de Astrojildo, en octubre de 1922. Pronto se convertiría en líder (miembro del Comité Ejecutivo Central) y comenzaría a estudiar metódicamente los clásicos marxistas. Durante este período adquirió una pequeña farmacia, establecimiento que se convertiría en una especie de oficina y punto de encuentro de activistas populares. Su investigación sobre la Revolución Bolchevique de Octubre dio como resultado el libro Rusia proletaria, escrito en el mismo año.

En 1923, ya miembro del Comité Central del Partido, emprendió una tarea audaz: traducir al portugués el manifiesto Comunista, de Karl Marx y Friedrich Engels – de la edición francesa revisada por el propio Engels.

En julio del año siguiente, estalló una revolución en São Paulo que tenía como objetivo derrocar el gobierno del presidente Arthur Bernardes (1924-28), quien mantuvo un estado de sitio permanente durante todo su mandato. Perseguido por la represión, Octávio Brandão vivirá ilegalmente entre 1924 y 1926, atento a los acontecimientos. En un intento de dar respuesta a las cuestiones políticas planteadas por la insurrección, en 1924 escribió gran parte de su obra más importante, Agrarismo e industrialismo –elaborado en colaboración con la dirección del PCB–, que sería complementado y publicado dos años más tarde bajo el seudónimo de Fritz Mayer (usado para engañar a la policía).

En 1925, Octávio Brandão fue uno de los fundadores y el primer editor de A Classe Operaria, organismo oficial del PCB. En su momento, también impartió cursos de teoría política a grupos de trabajadores, en un paciente esfuerzo de formación, además de elaborar folletos y pronunciar varios discursos en manifestaciones públicas.

En 1927 se convirtió en redactor jefe del diario La Nación – que difundió ideas comunistas entre los trabajadores. Ese mismo año, con Astrojildo Pereira y otros líderes y activistas, fundó el Bloco Operário, una fachada legal del Partido (entonces escondido), una organización legal y de masas, cuyo nombre, en 1928, pasó a ser Bloco Operário e Camponês ( BOC). En pocos meses, la ciudad de Río de Janeiro crearía más de 60 comités del BOC; entre ellos, el Comité de Mujeres Trabajadoras, primera entidad femenina y socialista de masas en Brasil.

En las elecciones para alcalde municipal de Río, en octubre de 1928, resultaron elegidos los dos candidatos del BOC, Octávio Brandão y Minervino de Oliveira. Ambos ejercieron sus mandatos de manera combativa y articulada, librando luchas memorables contra representantes de la élite conservadora. Brandão intensificó así su labor de formación y contacto con los sindicatos de trabajadores; Minervino, un marmolista negro, se convertiría en el primer candidato del Partido a la presidencia de la República (en 1930).

Sin embargo, con el giro del PCB hacia el movimiento obrero –posición influenciada por la línea “clase contra clase” del VI Congreso de la III Internacional, en 1928–, los intelectuales de la asociación comenzaron a ser marginados. Brandão fue entonces acusado de “derechismo” y “menchevismo”, perdiendo su puesto en la dirección (junto con Astrojildo Pereira).

El 3 de octubre de 1930, con la llegada al poder de Getúlio Vargas, la Inspección Municipal fue cerrada, sus miembros perdieron sus mandatos y los dos representantes comunistas fueron arrestados.

El 18 de junio de 1931, Octávio Brandão fue sacado de prisión y deportado a Bremen, Alemania (la misma suerte que su esposa Laura y sus tres hijas). De allí logró pasar a la Unión Soviética, donde permanecería exiliado hasta 1946.

En la URSS trabajó en la radio. Moscú, produciendo y presentando programas en portugués, y trabajó junto a la dirección de la III Internacional, hasta su disolución en 1943. Sin embargo, su familia tuvo una estancia difícil, empezando por afrontar los rigores del invierno en un apartamento sencillo, sin calefacción, en un capital donde la temperatura en invierno alcanza los -10º C. Además, a partir de 1941, una década después de escapar –según sus palabras– “de las balas policiales en Río de Janeiro”, tuvo que sobrevivir “a las bombas de los aviones nazis en Moscú”.

En 1942, en la precaria situación del exilio, su esposa Laura murió de leucemia. Fue un fuerte shock en su vida y la de sus cuatro hijas. Al año siguiente se casó con Lúcia, hermana de Luís Carlos Prestes, con quien tendría dos hijas más.

Al regresar a Brasil, en 1946, fue reelegido miembro del Comité Ejecutivo del Comité Central del PCB, en el cargo de tesorero. Un año más tarde, durante el breve período legal del Partido (1945-1948), fue elegido concejal – en una elección en la que los comunistas obtuvieron el grupo más numeroso, obteniendo 18 de los 49 escaños. Con la revocación del partido, Octávio Brandão perdió arbitrariamente su segundo mandato popular.

Octávio Brandão viviría escondido hasta 1958, cuando, bajo el gobierno de Juscelino Kubitschek, pudo volver a la vida jurídica. En 1956, el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) estuvo marcado por fuertes denuncias contra Joseph Stalin, realizadas por el entonces secretario general, Nikita Khrushchev, que sacudieron y dividieron al movimiento comunista en todo el mundo. Desilusionado con la situación, Octávio Brandão se alejó progresivamente del PCB en los años siguientes.

Aunque con una actividad política enrarecida, pero marcado por décadas de militancia, Octávio Brandão tuvo que volver a esconderse tras el golpe militar de 1964. Luego vivió en la precariedad, reapareciendo en la vida jurídica apenas 15 años después, en 1979, ya con más de 80 años. – de los cuales 65 estaban dedicados a la causa de los trabajadores. Poco antes de su regreso a la legalidad, acusó una “conspiración” en torno a su vida, obra y lucha: “los intentan enterrar, como si nunca hubieran existido”.

Octávio Brandão falleció en la ciudad de Río de Janeiro, en 1980, a la edad de 83 años.

Aportes al marxismo

Octávio Brandão, junto con Astrojildo Pereira (1890-1965), formaron el núcleo pionero del pensamiento marxista y del Partido Comunista de Brasil (PCB), a partir de la década de 1920. Ambos se forjaron en las sucesivas movilizaciones y huelgas obreras de la década anterior. y realizaron la transición intelectual y política del anarquismo al comunismo a partir de la influencia global de la Revolución Rusa (1917) y la percepción de las insuficiencias de las direcciones políticas de los movimientos sociales de la época.

La vida, obra y lucha de Octávio Brandão son inseparables en su dilatada carrera: sirvió dos veces como concejal en la ciudad de Río de Janeiro (y en ambas ocasiones le revocaron el mandato), fue detenido 17 veces y vivió exiliado en la Unión Soviética durante 15 años. En sus memorias se define así: “escritor brasileño”, “indio caboclo del interior del Nordeste”, “patriota y humanista, demócrata y revolucionario”, “combatiente por la liberación nacional y social de Brasil y de la humanidad”. , “partidario del socialismo científico de Marx, Engels y Lenin” y “poeta realista, romántico y revolucionario”.

El espíritu pionero, la audacia y el coraje militante de Octávio Brandão a menudo se subestiman y olvidan; su marxismo es atacado una y otra vez como “antidialéctico” o “dogmático”. Estas valoraciones, sin embargo, son simplistas: se refieren a un intelectual pionero, formado en un país sin universidades, sin fuentes estadísticas y en el que el 65% de la población era analfabeta (según datos del censo de 1920).

Si bien en ese momento Brandão tenía poco acceso a la literatura marxista y casi no se disponía de datos estadísticos sobre Brasil, históricamente su aporte fue decisivo para la construcción del pensamiento marxista en nuestro país. Autodidacta en la materia, escribió un libro emblemático a los 28 años: Agrarismo e industrialismo: ensayo marxista-leninista sobre la revuelta de São Paulo y la guerra de clases en Brasil. Este es uno de los primeros intentos de leer la realidad brasileña a partir del materialismo histórico, una obra muy criticada, pero poco conocida, a pesar de haber tenido una fuerte influencia entre los socialistas en la primera mitad del siglo XX.

Una obra fundamental, el libro es una especie de esbozo de un programa de partido. Como comenta el propio Octávio Brandão en sus memorias Combates y batallas (1978), el texto “aún incompleto circuló en ejemplares mecanografiados, sirviendo de sustento a las tesis que Astrojildo Pereira presentó en el II Congreso del PCB (16 al 18 de mayo de 1925)”.

En su obra de la década de 1920, Octávio Brandão entiende la recién ocurrida Revolución de 1924 en São Paulo como un “episodio de lucha de clases en el sector brasileño de una batalla internacional”. A partir de ahí, se busca comprender los principales enfrentamientos globales en el periodo posterior a la Primera Guerra Mundial, cuando el imperio británico entró en su irreversible decadencia.

El análisis, a pesar de ser impresionista y precario –dada la falta de información disponible y la propia inmadurez intelectual del autor– busca escapar del tradicionalismo historicista de la época. Según Octávio Brandão: “La política es fatalmente agraria, la política de los cafetaleros instalados en el palacio de Catete”; “hay una oposición burguesa desorganizada y caótica”; y enmienda considerando que “el retraso político es tal que la burguesía industrial aún no ha formado su partido, mientras que el proletariado ya ha logrado forjar su partido desde 1922”. Su conclusión es que “el país está envenenado por el agrarismo católico, feudal y reaccionario”.

La base de su razonamiento es la dominación externa que imperaba en el país: “La época actual se caracteriza por el imperialismo”; “El imperialismo es la dominación mundial del capitalismo, la sustitución de la libre competencia por el monopolio, la formación de una oligarquía financiera”, “es la exportación de capitales”. Describe el imperialismo como la dominación de una “santísima Trinidad”, formada por “la industria pesada, los bancos y los ferrocarriles”. O incluso, como: “la unión de los políticos con los financieros”; “la unión de políticos con industriales”; “la internacionalización de las relaciones sociales”; “la división del mundo en zonas de influencia”; “la lucha por las fuentes de materias primas”; “la lucha por las esferas de aplicación del capital”; “la lucha por los mercados”.

Hay claras insuficiencias teóricas y metodológicas en el libro. La propia dialéctica del autor suena algo mecanicista y algunos conceptos que emanan especialmente de El imperialismo: la etapa superior del capitalismo (1917), de Lenin, se utilizan sin mucha mediación para el contexto brasileño. Además, la mención de un supuesto “agrarismo feudal”, no analizado en profundidad, revela una transposición mecánica de las formaciones sociales de Europa occidental, ya ampliamente estudiadas por los clásicos del marxismo. Una vez más, esta conclusión se debió más a la ignorancia que a cualquier investigación empírica. Este aspecto del trabajo le valió fuertes ataques dentro de la propia izquierda en las décadas siguientes. Aun así, su conceptualización permaneció en la línea oficial del PCB al menos hasta el V Congreso, celebrado en 1960 –en cuyas resoluciones se puede leer que “en su etapa actual, la Revolución Brasileña es antiimperialista y antifeudal, nacionalista y antifeudal”. y democrático”.

La controversia sobre la existencia o no de una etapa feudal en el desarrollo de la sociedad brasileña tendría un fuerte argumento contrario, especialmente a partir de 1966, cuando se produjo el lanzamiento de la La revolución brasileña, de Caio Prado Júnior, obra en la que el marxista paulista observa: “Se asumió desde el principio, y sin más investigaciones, que en Brasil el capitalismo fue precedido por una fase feudal, y que los restos de esta fase aún estaban presente en el momento actual"; con ello, “las raras huellas encontradas fueron inmediatamente enfocadas y puestas en protagonismo, sirviendo así para enmarcar todo lo demás que había pasado por esta forma, obligándolos a entrar en el esquema y el molde prefijado”.

Sin embargo, Agrarismo, obra fundamental de Octávio Brandão, supera sus deficiencias, en primer lugar, por la audacia de un joven investigador al aventurarse en tan alto vuelo teórico y emprender una tarea inédita en el país. Como se mencionó, el líder comunista hace el primer análisis consistente de la Revolución de 1924, rebelión que se produjo entre el 5 y el 28 de julio del mismo año en que se escribió la obra. El movimiento fue el resultado de una intrincada red de tensiones históricas. Sus raíces están en el agravamiento de los problemas sociales, en el autoritarismo de los gobiernos de la llamada Antigua República y en el descontento dentro de los militares (que ya había desembocado en el movimiento teniente, dos años antes).

Los barrios de Mooca, Belenzinho, Brás y Centro sufrieron bombardeos aéreos, algo sin precedentes en una capital brasileña. Tres semanas después de iniciada, la rebelión fue acorralada y de los 700 habitantes de la ciudad, alrededor de 200 huyeron hacia el interior, empujándose en los trenes que salían de la estación de Luz. El saldo de los 23 días de revuelta fue de 503 muertos, 4.846 heridos y el número de heridos. Las personas sin hogar superaron los veinte mil. Al final de la noche del 28, unos 3,5 insurgentes se retiraron de la ciudad con armas pesadas en tres trenes. Brandão califica el movimiento como “la segunda batalla que la pequeña burguesía nacional ha librado contra los cafetaleros, dueños de la nación”.

A pesar de las cualidades y el espíritu pionero de la obra, Brandão, décadas después, haría una dura autocrítica – en un artículo publicado en el periódico Prensa popular (“Una etapa en la historia de las luchas”, 1957). Después de enumerar una serie de victorias y actitudes encomiables del Partido, afirma: “Lamentablemente, el desarrollo y la consolidación del PC se vieron obstaculizados por desviaciones de derecha”; “A pesar de todos los esfuerzos e intentos, nuestro PC no logró comprender el carácter de la revolución, sus etapas y sus fuerzas impulsoras”.

Y añade: “El autor de estas líneas es sin duda uno de los responsables de estos errores –y sus raíces están en su obra Agrarismo e industrialismo”. Octávio Brandão también enumera lo que considera graves errores y desviaciones en su trabajo. Hay exageraciones ahí: Agrarismo e industrialismo sigue siendo una obra fundacional del marxismo y de la construcción de organizaciones de izquierda en Brasil.

Como se explicó, la lucha del pueblo alagoano por defender la “autonomía del pueblo brasileño” – “como resultado de la lucha por el petróleo y otras demandas sociales” – generó persecución, así como muchos años de exilio. Más tarde escribiría: “fue motivo de alegría ver que tantas luchas no fueron inútiles”. Con un activismo basado en convicciones, un amplio repertorio intelectual e integridad política y personal, su aporte a la construcción del pensamiento marxista en nuestro país dejó huellas de gran vigor.

Comentar la obra

Es difícil medir el alcance de la obra de Octávio Brandão. Una parte considerable de ella se perdió o fue destruida en la persecución policial, en la precaria situación de ocultamiento o incluso en el exilio en Rusia. Según su propia descripción, son notas y borradores de libros y artículos en los que trabajó durante años –y cuya conservación fue una ardua tarea para él. Sin embargo, lo que físicamente ha sobrevivido al tiempo es algo de la mayor importancia histórica.

Su obra principal es la ya analizada Agrarismo e industrialismo: ensayo marxista-leninista sobre la revuelta de São Paulo y la guerra de clases en Brasil (Río de Janeiro: sn, 1926). Para evitar la represión política de su autor, la primera edición está firmada con el seudónimo de Fritz Mayer y en la portada se indica la ciudad de Buenos Aires como lugar de publicación. El libro está dividido en tres partes. El primero, “Análisis”, así como el segundo, “Síntesis”, fueron escritos a mediados de 1924; el tercero, “La revuelta permanente”, fue elaborado entre 1925 y 1926. Con un texto claro e indignado, Agrarismo e industrialismo no es un libro largo; su segunda edición, lanzada por la Editora Anita Garibaldi, en 2006, 80 años después de la primera, tiene apenas 176 páginas.

A partir del análisis de dos acontecimientos entonces recientes –el tenentismo y la Revolución de 1924, en São Paulo–, la propuesta del autor es audaz: analizar el país, sus principales actividades económicas, las clases dominantes y la génesis y situación del proletariado y los pobres en general en un país periférico, preindustrial y socialmente atrasado. Entiende la Revolución de 1924 como un “episodio” brasileño de la lucha de clases internacional y analiza los conflictos globales posteriores a la Primera Guerra Mundial. A lo largo de la obra, Brandão intenta realizar un relevamiento de las principales facciones de la oligarquía agraria en todo el país.

Aquí tenemos una búsqueda constante por comprender los vínculos capilares del poder en cada unidad federativa y cómo las fracciones de las clases dominantes se articularon a nivel nacional, con la ayuda de la Iglesia Católica dentro del aparato del Estado. “Esto es Brasil” – afirma – “un país estupendo, donde los extremos chocan a diario, donde las cosas más increíbles son realizables, un país industrial semicolonial, semifeudal y semiburgués, un país del absurdo y del conformismo. , todo lo cual pesa mucho sobre nuestros hombros y trata de desorientar nuestro cerebro”.

Entre otras obras destacadas del comunista alagoano, se encuentra la traducción pionera de manifiesto Comunista, escrito en 1923. Hasta entonces, la única obra marxista traducida aquí fue El ciudadano y el productor, un folleto de Vladimir Ilich Lenin publicado también en 1923, en Recife, que contiene extractos de una entrevista entre el líder soviético y el coronel estadounidense Raymundo Robnis.

Canales y Lagunas (Río de Janeiro: edición del autor, 1919), escrita entre 1916 y 1918, fue redactada en dos volúmenes, pero sólo se completó el primero. Su segunda edición, publicada recién en 1949 (Rio de Janeiro: sn), trae un prefacio en el que el autor afirma que “el estudio de la Naturaleza es el punto de partida para descubrir las riquezas del país, para su desarrollo industrial” – para “la producción de los medios de producción”.

La obra – que recibió una edición póstuma (Maceió: EDUFAL, 2001) – es un registro poético de la naturaleza alagoana, en la que Brandão protesta contra la miseria y el abandono del pueblo y busca mostrar la importancia de su idea de “ teoría de la brújula”, es decir, una teoría como guía para la acción práctica. En sus palabras, el libro “estudia la geografía, mineralogía y geología de la región”, llamando la atención sobre “una serie de problemas teóricos y prácticos, naturales y sociales”.

Respecto a la Revolución Rusa, Brandão escribió, en 1923, Rusia proletaria (Río de Janeiro: Voz Cosmopolita), en el que se pronuncia en defensa de la Revolución de 1917. En el libro intenta por primera vez utilizar instrumentos marxistas para interpretar la realidad brasileña.

Ya Combates y batallas (São Paulo: Editora Alfa-Ômega, 1978) es un relato de su vida y su relación con los movimientos obreros. En él, relata sus experiencias en la vida obrera brasileña entre 1917 y 1931, haciendo un balance de las batallas que libró hasta ser exiliado por Getúlio Vargas. Más que un libro de memorias, es una obra de interpretación histórica, escrita en prosa ágil, en la que relata una vida sufriente y dolorosa, en la que tomó decisiones no sólo para garantizar su supervivencia en tiempos difíciles, sino para situarse en la cima. el lado que consideraba justo. Es una autobiografía contextualizada y un relato de los inicios de las luchas obreras en nuestro país.

Otra producción de Octávio Brandão merece ser mencionada, aunque no debe ser clasificada junto a sus obras principales: en 1958 publicó El nihilista Machado de Assis (Río de Janeiro: Organización Simões). La obra representa un contraste con la visión que Astrojildo Pereira tenía sobre el escritor y su época. Para Astrojildo, habría “una íntima y profunda consonancia entre la obra literaria de Machado de Assis y el significado de la evolución política y social de Brasil”.

Octávio Brandão no ve a Machado de Assis como alguien centrado en la realidad de su tiempo; lo considera apolítico y lo acusa de despreciar a los pobres y a los negros. El libro sufrió comentarios ácidos por parte de críticos literarios como Otto Maria Carpeaux, Franklin de Oliveira y Brito Broca, que pueden haber contribuido a acentuar el aislamiento intelectual de Octávio Brandão.

Autor con incursiones intelectuales en varios frentes, escribió dos artículos discutiendo temas relacionados con las letras y su importancia entre la clase trabajadora. La primera “Literatura sin ideología”, publicada en 1960 en Revista Brasiliense, habla de un género más cercano a los intereses de la clase trabajadora: “La literatura siempre tiene un contenido de clase”. Continuando con su obra anterior (“O nihilista Machado de Assis”), Octávio Brandão reconoce las cualidades de la escritura de Machado y su preocupación por describir “la podredumbre de la sociedad esclavista”, pero en un momento afirma que el escritor fue un “representante de la burguesía decadente”, más preocupada por tratar a personajes “decadentes”, “parásitos”.

En el texto “Por el realismo revolucionario”, también publicado en Revista Brasiliense (1961), el tema es la importancia del realismo, definido por el autor como “revolucionario”. Para Octávio Brandão, el realismo revolucionario, tal como aparece en “A Mãe” de Máximo Gorki: “es la representación real de la realidad, en el campo artístico y literario, en formas específicas – representación viva y fiel, en perenne movimiento y desarrollo, transformación y transfiguración revolucionaria”. La preocupación por las discusiones sobre el arte y, en particular, la literatura refuerzan el vigor de su producción intelectual. Sin abandonar nunca la perspectiva crítica y comunista, incluso con algunos límites, siempre estuvo atento a la perspectiva de la clase trabajadora.

Es importante destacar también sus textos de intervención, como “Brasil explorado y oprimido” y “O petróleo e a Petrobrás”, ambos de 1962, publicados en Revista Brasiliense. En ellos llama la atención sobre la acción imperialista estadounidense y su “base de apoyo” en la defensa de sus intereses en el petróleo nacional. Acusa a los “agentes del imperialismo en Brasil” de “aventureros y provocadores, como Carlos Lacerda”. También describe a los socios del imperialismo: “Los grupos más reaccionarios de las dos clases dominantes en Brasil: los grandes terratenientes rurales y la gran burguesía”, así como “los políticos vinculados a estos grupos”.

Entre sus artículos destaca también su autocrítica “Una etapa en la historia de las luchas” (Prensa popular, 20 de enero. 1957) – disponible en formato digital en el portal Marxistas (www.marxistas.org). En el escrito, considera que el partido “subestimó la importancia de los campesinos” y “sobreestimó el revolucionario pequeñoburgués en general y, en particular, la importancia de los rebeldes pequeñoburgueses de Copacabana, São Paulo y Coluna Prestes” – por lo tanto se valoraba más tener el “Bloque Obrero y Campesino” que “el propio PC”.

En línea, su trabajo se puede leer en portales como marxismo 21 (https://marxismo21.org) y en el citado portal Marxistas. Entre sus escritos digitalizados se encuentran: “Una ley sobre la prensa brasileña” (dic. 1923); “Reacción y represión: carta desde Brasil” (abril de 1924); “La penuria de la crítica” (1958); “¿Literatura sin ideología?” (1960); “La primacía de la naturaleza: Ciencia y Filosofía” (1961); “Por el realismo revolucionario” (1961); “Vida vivida: recuerdos” (1961); “Brasil explorado y oprimido” (1962); “El petróleo y Petrobrás” (1962); “Luchas de la clase trabajadora” (1963); “La clase trabajadora” (1978).

El acervo de Octávio Brandão está conservado en el Archivo Edgard Leuenroth (AEL) – vinculado a la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp) –, incluyendo libros, cartas y apuntes, entre otros documentos.

*Gilberto Maringoni Es profesor de Relaciones Internacionales y Economía Política de la Universidad Federal del ABC. Autor, entre otros libros, de El retorno del Estado planificador: el neoliberalismo en jaque (contracorriente).

*Paulo Alves Jr. Es profesor de Historia en la Universidad de Integración Internacional de la Lusofonia Afrobrasileña (Bahía). Autor de Un intelectual en las trincheras: José Honório Rodrigues, intérprete de Brasil (Editor dialéctico).

Publicado originalmente en el Núcleo de Praxis-USP

Referencias


BIANCHI, Álvaro, “Octavio Brandão y la confiscación de la memoria: una nota marginal en la historia del comunismo brasileño”. Crítica marxista, Campinas, 2012.

DEL ROIO, Marcos. "Octávio Brandão sobre los orígenes del marxismo en Brasil”. Crítica. marxista, São Paulo, v. 1, núm. 18, 2004.

FEIJÓ, Martín Cézar. el cordial revolucionario. São Paulo: Editorial Boitempo, 2002.

LACERDA, Felipe Castilho de, Octávio Brandão y las matrices intelectuales del comunismo en Brasil. Tesis (Maestría en Historia), Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de São Paulo, S. Paulo, 2017.

MANSILLA AMARAL, Roberto. Una memoria silenciada: ideas, luchas y decepciones en la vida del revolucionario Octavio Brandão (1917-1980). Tesis (Maestría en Historia), Instituto de Ciencias Humanas y Filosofía de la Universidad Federal Fluminense, Río de Janeiro, 2003.

MORAES, João Quartim de (org.). Historia del marxismo en Brasil. Campinas: Editora da Unicamp, 2007.

PEREIRA, Astrojildo, Hacha de Asís. São Paulo: Boitempo/Fundação Astrojildo Pereira, 2022.

PINHEIRO, Filipe. “Revisitando Canales y Lagunas, de Octavio Brandão”. argumentos (Unimontes), Montes Claros, v. 18, núm. 2, julio-dic. 2021.

PRADO Júnior, Caio. La revolución brasileña. San Pablo: Editora Brasiliense, 1978.


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