por ANDRÉ LUIZ DE SOUZA & JEFFERSON FERREIRA DEL NASCIMENTO*
Mientras la derecha ofrece un conservadurismo moral y se posiciona como desafiadora del sistema, la izquierda acabó asociándose a un proyecto que favorece el conservadurismo socioeconómico.
En los últimos años, el crecimiento electoral de la derecha y la extrema derecha, especialmente el bolsonarismo, ha generado varias hipótesis explicativas. Uno de ellos, propuesto por Alysson Mascaro, aborda la politización del pueblo brasileño por parte de la derecha, exigiendo una reflexión crítica sobre los cambios recientes en el escenario político. Alysson Mascaro sostiene que, en las últimas décadas, la conciencia política de la población ha sido impulsada por un sesgo conservador, influenciado por las crisis económicas y políticas y la manipulación mediática, además del uso estratégico de las redes sociales.
Este análisis resuena con los trabajos de teóricos como Antonio Gramsci y Jürgen Habermas. A nosotros prisión cuadernos (1929-1935), Antonio Gramsci destacó el papel de la hegemonía cultural en la formación de la conciencia política. Jürgen Habermas, en Cambio estructural en la esfera pública (1962), critica la manipulación de la opinión pública, argumentando que los medios de comunicación pueden dirigir el debate político de forma sesgada. En este contexto, el pueblo, en busca de respuestas a sus frustraciones, se politizó por valores conservadores, consolidando las estructuras de poder existentes, como también lo analiza Alysson Mascaro en sus obras. Estado y forma política (2013) y crisis y golpe (2018).
La crisis política y económica que siguió a las protestas de 2013 generó una fuerte polarización y abrió espacio para el crecimiento de discursos conservadores. Este momento de crisis fue un punto de inflexión, en el que sectores de la sociedad, inicialmente críticos con el sistema, fueron gradualmente capturados por narrativas de derecha. El malestar social e institucional generado por la crisis creó un terreno fértil para que las fuerzas conservadoras ocuparan el vacío político, presentándose como alternativas viables.
Los discursos conservadores, a menudo simplistas, apelaban a sentimientos de inseguridad, frustración e inestabilidad. En lugar de análisis en profundidad de las causas estructurales de las crisis, las soluciones ofrecidas se basaron en promesas de orden, recuperación económica y lucha contra la corrupción. La derecha, en este contexto, se apropió del descontento popular y lo canalizó en su agenda, como analiza Alysson Mascaro en crisis y golpe (2018), donde describe cómo la derecha construyó un discurso de salvación nacional tras la crisis de 2016 y el impeachment de Dilma Rousseff.
Este ascenso de la derecha se vio fortalecido en gran medida por mecanismos de control ideológico y manipulación de la opinión pública. Como sostiene Gramsci, la hegemonía cultural es el principal instrumento a través del cual las élites aseguran su posición de poder, controlando las ideas dominantes en la sociedad. En este caso, la derecha logró captar las frustraciones populares y transformarlas en un consenso ideológico favorable a sus políticas conservadoras. Este fenómeno se manifestó en el discurso de que la solución a la crisis pasaba por la restauración de los valores tradicionales y la desconfianza hacia las políticas progresistas.
Además, el papel de los medios de comunicación y las redes sociales fue central en la difusión de estas ideas. Jürgen Habermas analiza cómo la esfera pública, que debería ser un espacio para el debate inclusivo y racional, ha sido capturada por intereses privados que manipulan la opinión pública. En Brasil, tanto los medios tradicionales como las nuevas plataformas digitales se utilizaron ampliamente para difundir narrativas simplificadas, favoreciendo a la derecha y, a menudo, apelando al miedo y la desinformación. Esto ayudó a construir un imaginario colectivo en el que el giro conservador era visto como una solución a las crisis, mientras que la izquierda y los movimientos sociales se convertían en enemigos internos.
El fenómeno de la politización de derecha, como sostiene Alysson Mascaro, no fue un proceso espontáneo, sino el resultado de una combinación de factores estructurales e ideológicos. La crisis económica y política, combinada con la hegemonía cultural conservadora y el uso estratégico de los medios de comunicación, crearon un escenario en el que la gente, en busca de respuestas, se dirigió hacia una politización que perpetúa las desigualdades y refuerza las estructuras de poder.
Si bien este análisis es valioso, resulta insuficiente al no enfatizar la responsabilidad de las organizaciones de izquierda en este proceso. De hecho, los líderes de la izquierda institucional, en lugar de enfrentar esta tendencia, optaron por mantener la statu quo. Defendiendo un orden desigual y sus instituciones, dejaron de lado la construcción de un programa de transformación social y crítica estructural.
Mientras la derecha ofrece conservadurismo moral y se posiciona como desafiadora del sistema, la izquierda terminó asociándose a un proyecto que favorece el conservadurismo socioeconómico; en algunos casos desplazando el foco hacia debates sobre valores y moral, en otros adoptando posiciones y discursos ad-hoc en determinadas elecciones, como fue el caso de Lúdio Cabral (candidato a la alcaldía del PT en Cuiabá-MT).[i]
El abandono de las políticas clasistas también contribuyó al debilitamiento de la izquierda.[ii] Como advirtió Tiaraju, Pablo D'Andrea, coordinador del CEP (Centro de Estudios Periféricos), en entrevista con el portal UOL: “Hubo hegemonía de izquierda en las periferias cuando las políticas públicas eran más efectivas en estos territorios, cuando había un mundo donde los derechos laborales tenían más sentido, cuando se amplió la CLT. En este mundo, el discurso de la izquierda tenía más sentido”.[iii]
La lucha por el reconocimiento es innegablemente importante, pero no puede existir sin la lucha por la redistribución. Por tanto, es necesario subrayar que la fragmentación y flexibilidad del mundo del trabajo no elimina las contradicciones de clase, cuyo contexto actual alerta de la intensificación del trabajo precario y la degradación de las condiciones de vida de la clase trabajadora.
Finalmente, la izquierda se ha ido distanciando de la cultura popular, mientras la derecha recluta líderes de movimientos como el funk, grupos de aficionados organizados, fútbol inundable, asociaciones de vecinos, etc.
Ante este escenario, los resultados de las Elecciones Municipales 2024 son ilustrativos. El electorado creció un 5,4% respecto a 2020, mientras que los votos válidos aumentaron un 9,6%, en parte por la reducción de la abstención y de los votos en blanco y nulos. Estos datos nos proporcionan una visión inicial para analizar los resultados. Si bien el avance de partidos conservadores y de derecha en varias ciudades brasileñas es evidente, es crucial analizar los números para entender las tendencias, veamos la tabla 1:
Tabla 1: Votos totales para la Legislatura de partidos registrados como Centro-Izquierda e Izquierda (2020 y 2024) o vinculados por Federación (en millones) | ||||
partido | 2024 | 2020 | Variación (en millones) | Variación (%) |
PT | 7,13 | 5,68 | 1,45 | 26% |
PDT | 4,86 | 5,42 | -0,56 | -10% |
PSB | 6,61 | 5,00 | 1,61 | 32% |
PCdoB | 0,88 | 1,70 | -0,82 | -48% |
PCB | 0 | 0,02 | -0,02 | -100% |
PSTU | 0,02 | 0,02 | 0 | 0% |
UP | 0,04 | 0,03 | 0,01 | 33% |
PSOL | 1,70 | 1,71 | -0,01 | -1% |
Red | 0,71 | 0,72 | -0,01 | -1% |
PV | 1,24 | 1,90 | -0,66 | -35% |
PCO | 0 | 0 | 0 | 0% |
Total | 23,19 | 22,2 | 0,99 | 4,5% |
Fuente: EET. Nota: los partidos con 0 obtuvieron menos de 10 mil votos. |
Los partidos de izquierda y asociados obtuvieron juntos casi 1 millón de votos en las elecciones de 2024 en comparación con 2020. Sin embargo, el crecimiento (4,5%) fue menor que el aumento del electorado (5,4%) y que el crecimiento de los votos válidos (9,6%). Así, la proporción de los partidos de izquierda en el número total de votos válidos cayó del 22% en 2020 al 21% en 2024. Leve Sin embargo, la caída relativa resultó en la pérdida de 557 escaños de concejales.
Hay un movimiento coherente con la dirección de las reformas electorales posteriores a 2015: el fortalecimiento de los partidos más grandes. En este sentido, el PT creció hasta neutralizar la reducción de los demás partidos de la Federación Brasileña de la Esperanza (PCdoB y PV). El PSB, con su gran “amplitud” (o flexibilidad) ideológica, tuvo un mayor aumento de votos que las pérdidas combinadas de los partidos de izquierda o partidos asociados fuera de la Federación Brasileña de la Esperanza.
Sin embargo, en los concejales electos la situación es diferente. Aunque PT, PSB y Rede habían compensado las pérdidas del PCdoB, PSOL y la propia Rede, la retirada del PDT (pérdida de 927 escaños) sólo fue parcialmente compensada (el bloque en su conjunto perdió, incluido el PDT, perdió 557).
La situación del PDT es particularmente compleja. El partido perdió votos y concejales, incluso teniendo acceso a una cantidad significativa de recursos del fondo del partido, del fondo electoral y de enmiendas parlamentarias individuales (RP6), incluidas las llamadas “enmiendas Pix”. Una posible explicación para este desempeño negativo reside en la errática postura ideológica del partido, especialmente debido al desacuerdo entre el grupo de Ciro Gomes y sus seguidores cercanos al PT. En ciertos casos, los dirigentes del PED incluso apoyaron a los candidatos de Bolsonaro, lo que provocó una fuerte reacción pública de Carlos Lupi (ministro de Trabajo y presidente autorizado del partido).
Es necesario evaluar el crecimiento de los demás subtítulos, ver tabla 2:
Tabla 2: los seis partidos que obtuvieron más votos para la Legislatura municipal (en millones) | ||||
partido | 2024 | 2020 | Variación (en millones) | Variación (%) |
MDB | 11,34 | 8,62 | 2,72 | 32% |
PSD | 10,54 | 7,93 | 2,61 | 33% |
PP | 10,19 | 7,52 | 2,67 | 36% |
PL | 10,10 | 5,32 | 4,78 | 90% |
Unión | 9,34 | 9,68 | -0,34 | -4% |
republicanos | 8,17 | 5,48 | 2,69 | 49% |
Total | 59,68 | 44,55 | 15,13 | 34% |
Fuente: EET. Nota: União Brasil nació de la fusión entre PSL y DEM. Por lo tanto, para medir los votos de 2020 se sumaron los votos de los partidos antes mencionados. |
Una conclusión obvia es que los seis más votados son de derecha o de centroderecha, no necesariamente partidarios de Bolsonaro. Entre ellos, solo União Brasil obtuvo menos votos que en 2020. En esas elecciones, antes de la fusión que creó el partido, el PSL también compitió con muchos candidatos asociados al entonces presidente Jair Bolsonaro y sus aliados, aunque la brecha entre ellos fue ya en marcha. Por el contrario, el PL se ha consolidado como el partido de Jair Bolsonaro y sus principales líderes, lo que puede ayudar a explicar su crecimiento.
Estos vínculos con el bolsonarismo nunca pueden desvincularse del acceso a los recursos. El PL es el partido con mayor representación en el Congreso y, por lo tanto, con mayor acceso a fondos partidistas y electorales, así como a enmiendas individuales de la RP6 (incluidas las enmiendas de Pix). Es decir, la ideología cuenta, pero no puede ser una variable aislada de las condiciones institucionales (dinero, capilaridad, estructura de campaña, etc.). Para demostrar este argumento, veamos la tabla 3:
Tabla 3: Número de votos para la Legislatura Municipal por partidos, excepto los seis más votados y los partidos de Izquierda, Centroizquierda y vinculados (en millones) | |||||
partido | 2024 | 2020 | Variación (en millones) | Variación (%) | |
Podemos | 5,60 | 6,83 | -1,23 | -18% | |
PSDB | 4,78 | 6,70 | -1,92 | -29% | |
PRD | 3,51 | 6,26 | -2,75 | -44% | |
Adelante | 3,30 | 2,37 | 0,93 | 39% | |
Solidaridad | 2,98 | 4,66 | -1,68 | -36% | |
Nuevo | 1,70 | 0,71 | 0,99 | 139% | |
DC | 1,41 | 0,74 | 0,67 | 91% | |
Actuar | 1,29 | 0,92 | 0,37 | 40% | |
Ciudadanía | 1,17 | 3,1 | -1,97 | -63% | |
moviliza | 1,05 | 0,75 | 0,3 | 40% | |
PRTB | 0,67 | 1,03 | -0,36 | -35% | |
PMB | 0,66 | 0,41 | 0,25 | 61% | |
Total | 28,12 | 34,52 | -6,4 | -19% | |
Fuente: EET. Nota: Podemos incorporó al PSC, Solidariedade incorporó al PROS, União Brasil nació de la fusión del PSL y DEM y el PRD de la fusión del PTB y Patriota. Por lo tanto, para medir los votos de 2020 se sumaron los incorporados y/o fusionados. | |||||
El mismo movimiento destacado en relación al PT y al PSB se produjo en la derecha: la migración de votos hacia los partidos más grandes. Sin embargo, la derecha logró avanzar junto con el crecimiento del electorado, atrayendo la mayoría de votos válidos adicionales en comparación con 2020. En números: los seis partidos más votados ganaron alrededor de 15 millones de votos, los otros dieciocho partidos perdieron 6,4 millones. Pero ¿por qué este proceso de concentración de votos en los partidos más grandes es un hecho más fuerte que el simple crecimiento de la derecha?
Volvamos al sociólogo Tiaraju Pablo D'Andrea: “Cuando hacemos un análisis reducido de que la izquierda es algo fuera de la periferia, cometemos el error de decir que la izquierda está muerta. No es cierto que no tenga nada que decir a las periferias. Quizás los que no tienen nada que decir sean una clase media intelectualizada cuyas propuestas se han agotado […] Hay mucha gente sindicalizada en las afueras, que se organiza a través del mundo del trabajo, que se dice de izquierda. Hay muchas personas que están dispersas y que también tienen la sensación de que la izquierda acepta mejor su propuesta mundial”.[iv]
Pero entonces, ¿cómo entender los resultados?
Hay una fuerte presencia de iglesias neopentecostales en las afueras, que ayudan a la población cuando lo necesita. Después de la cuestión material viene el discurso conservador: antiizquierdista, familiar, patriarcal, antifeminista […] La derecha sabe operacionalizar mejor las redes sociales y hay mucha gente de derecha en Brasil que recibe financiación del exterior para aumentar la capilaridad. en el país.[V]
Nótese que no es posible disociar la politización en la izquierda de la capacidad de proporcionar recursos (sin duda mayor en los partidos de derecha). Esto se refleja en la asimetría de las condiciones competitivas entre las partes. Para completar el panorama, de los partidos de izquierda, centroizquierda y sus aliados, cuatro no eligieron ningún concejal y juntos obtuvieron sólo alrededor de 60 mil votos. Por otro lado, el partido más pequeño de derecha o centroderecha obtuvo 97 escaños en los Ayuntamientos, y todos los partidos de este espectro eligieron al menos un alcalde, obteniendo el partido menos votado más de 660 mil votos.
En otras palabras, sólo siete partidos de izquierda, centroizquierda y sus asociados son competitivos frente a 18 partidos de derecha y extrema derecha. Este panorama ayuda a comprender por qué la izquierda y sus aliados ganaron sólo 746 alcaldías de las 5.544 definidas en la primera vuelta (13,5%). Este dato se contextualiza mejor cuando sumamos el número de candidaturas: “[…] de las 8.089 candidaturas lanzadas por los cinco principales partidos del país, sólo el 82,54% de ellas eran de partidos de derecha o centroderecha”. En el mismo artículo que presenta este número, el investigador de Ipespe analítico, Vinícius Alves, destaca que, históricamente, los partidos de derecha tienen mayor ventaja en las elecciones municipales que los partidos de izquierda.[VI]
Es obvio que la pérdida relativa de los partidos de izquierda sugiere un análisis de los éxitos de la derecha en las elecciones municipales. Sin embargo, es importante considerar que se están dando dos movimientos simultáneamente: uno de carácter institucional y otro de carácter ideológico.
A nivel institucional, las reformas electorales implementadas a partir de 2015 apuntaron a fortalecer a los partidos más grandes, con medidas como la cláusula de desempeño, la cláusula de barrera y nuevos criterios de acceso a los fondos electorales y partidistas. Esta disparidad se vio incrementada por los cambios en las reglas que rigen las enmiendas obligatorias a partir de 2019. El presupuesto secreto y las enmiendas individuales drenaron recursos del Ejecutivo federal, limitando su capacidad para implementar políticas públicas y realizar obras en los municipios, al mismo tiempo que aumentaban el capital. político de los parlamentarios, quienes pudieron distribuir estos recursos a cambio de apoyo.
Este movimiento fortaleció a los partidos más grandes, cuyo mayor número de parlamentarios amplió su alcance. Además, el uso de enmiendas individuales, especialmente con la opacidad de las llamadas enmiendas “Pix”, planteó dudas sobre la falta de transparencia y la mayor posibilidad de uso político de los recursos, con menos requisitos impersonales.
A nivel ideológico, Alysson Mascaro observa que la politización de la derecha se produjo en un escenario de agotamiento y crisis del proyecto de izquierda en Brasil, agravado por el impeachment de Dilma Rousseff en 2016. El gobierno de Dilma Rousseff estuvo marcado por turbulencias políticas y económicas, asociado a una fuerte campaña mediática de deslegitimación, que provocó que gran parte de la población viera a la izquierda como ineficaz o corrupta.
Tradicionalmente asociada con la defensa de los derechos sociales y las políticas redistributivas, la izquierda vio debilitada su capacidad de articulación política, creando espacio para que la derecha capitalizara la insatisfacción popular.
En este vacío político, la derecha supo explotar el resentimiento colectivo, consolidando una narrativa de oposición a establecimiento político. Paradójicamente, esta narrativa, aunque presentada como una ruptura con el sistema tradicional, a menudo defendió los intereses de sectores conservadores y empresariales, que históricamente controlan las estructuras de poder. Este discurso movilizó a amplios sectores de la sociedad, combinando la crítica al gobierno anterior con la promesa de una restauración moral y del orden económico.
Como señala Alysson Mascaro, esta politización de la derecha está asociada al fortalecimiento de discursos autoritarios, antidemocráticos y excluyentes. En lugar de promover la participación popular y la inclusión social, la conciencia política que surgió en este proceso refuerza las desigualdades y deslegitima las agendas relacionadas con los derechos humanos, la pluralidad y la justicia social.
Esta forma de politización a menudo se basa en soluciones simplistas y punitivas, que ven la represión y el conservadurismo como respuestas a los problemas sociales. Alysson Mascaro critica esta tendencia como un retroceso para la emancipación popular, ya que la “conciencia de derecha” adquirida por el pueblo no promueve la autonomía crítica ni la construcción de una sociedad más justa, sino que reafirma la dominación de grupos ya privilegiados y limita el espacio. para un debate plural e inclusivo.
Por lo tanto, la politización de la derecha no debe verse como un proceso espontáneo o natural, sino como el resultado de fuerzas estructurales que moldearon la percepción colectiva y canalizaron las demandas populares en proyectos políticos que preservan las desigualdades y refuerzan la igualdad. statu quo. Este fenómeno hace referencia al concepto de hegemonía cultural de Gramsci, que explica cómo las élites logran moldear el sentido común de las masas para mantener su dominación. La derecha, al presentarse como la solución a la crisis, ha consolidado una hegemonía política que dificulta la organización de alternativas populares.
En este sentido, la politización de la derecha debe entenderse como parte de un movimiento más amplio que reafirma un modelo excluyente de sociedad, donde el mantenimiento de las desigualdades se justifica por discursos de orden, seguridad y moralidad.
* André Luiz de Souza Doctor en Sociología por la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS).
*Jefferson Ferreira do Nascimento es dDoctor en ciencias políticas por la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar) y profesor del Instituto Federal de São Paulo (IFSP).
Referencias
GRAMSCI, Antonio. prisión cuadernos, volumen 3: Maquiavelo, notas sobre el Estado y la política. Río de Janeiro, Civilización Brasileña, 2017.
HABERMAS, Jürgen. La transformación estructural de la esfera pública. Cambridge: Polity Press, 1962, 1994.
KATZ, Claudio. Neoliberalismo, neodesarrollismo, socialismo. São Paulo: Expressão Popular/ Perseu Abramo. 2016.
MAIR, Pedro. Gobernando el vacío: el vaciamiento de la democracia occidental. Londres: Verso, 2013.
MASCARO, Alysson Leandro. crisis y golpe. São Paulo: Boitempo, 2018.
MASCARO, Alysson Leandro. Estado y forma política.. São Paulo: Boitempo, 2013.
SAAD FILHO, Alfredo & MORAIS, Lecio. Brasil: neoliberalismo versus democracia. São Paulo: Boitempo, 2018.
MADERA, Elena M. La retirada de las clases: un nuevo socialismo “verdadero”. Londres/Nueva York: Verso, 1998.
Notas
[i] Dos libros profundizan en este tema, ver Katz (2016) y Saad Filho & Morais (2018)
[ii] Esta crítica no es exactamente nueva. Ellen Meiksins Wood ganó el Premio en memoria de Isaac Deutscher en 1986 haciendo esta critica a la izquierda (de izquierda). Véase Madera (1998).
[iii] Ver el artículo en https://noticias.uol.com.br/eleicoes/2024/10/20/entrevista-sociologo-periferias-sao-paulo-eleicoes.htm
[iv] Ver el artículo en https://noticias.uol.com.br/eleicoes/2024/10/20/entrevista-sociologo-periferias-sao-paulo-eleicoes.htm
[V] Ídem
[VI] Ver el artículo: https://www.bbc.com/portuguese/articles/cqjrgd2v4jxo
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